La desobediencia fatal de Adán y la obediencia triunfante de Cristo

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English: The Fatal Disobedience of Adam and the Triumphant Obedience of Christ

© Desiring God

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Por John Piper sobre Imputado & Pecado Original
Una parte de la serie Spectacular Sins and Their Global Purpose in the Glory of Christ

Traducción por David Acuña Astorga


Romanos 5:12–21.

"Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron; pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa cuando no hay ley. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir. Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos. Tampoco sucede con el don como con lo que vino por medio de aquel que pecó; porque ciertamente el juicio surgió a causa de una transgresión, resultando en condenación; pero la dádiva surgió a causa de muchas transgresiones resultando en justificación. Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos. Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia, para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor”.

Jesús es supremo

Uno de los objetivos de esta serie es imprimir en nuestras mentes el hecho de que Jesucristo es la persona más importante del Universo, aunque no más importante que Dios el Padre o que Dios el Espíritu. Junto a ellos, son iguales en valor, en belleza, en sabiduría, en justicia, en amor y en poder. Sin embargo, es más importante que todas las otras personas, ya sean ángeles, demonios, reyes, comandantes, científicos, artistas, filósofos, atletas, músicos o actores, que existen, que existieron o que existirán. Jesucristo es supremo.

Todas las cosas para Jesús, incluso el mal

Además, esta serie está diseñada para mostrar que todo lo que existe (incluso el mal) está ordenado por un Dios infinitamente santo y sabio con el fin de hacer que la gloria de Cristo brille en mayor medida. Esta semana, algunos de nosotros acabamos de leer, en el plan de lectura de nuestra Biblia, Proverbios 16:4: "Todas las cosas hechas por el Señor tienen su propio fin, aun el impío, para el día del mal". Dios ha hecho esto en Su propia manera misteriosa que conserva la responsabilidad del impío y la falta de pecado de su propio corazón. Hace dos semanas, vimos que todas las cosas fueron hechas a través de Cristo y para Cristo (Colosenses 1:16). Y Pablo dice que esto incluye "los tronos, los dominios, los poderes y las autoridades" que Cristo derrotó en la cruz. Fueron hechos "para el día del mal". Y, en ese día, se mostró el poder, la justicia, la ira y el amor de Cristo. Tarde o temprano, toda rebelión contra Él terminará en ruina.

El Dios que está allí

Además, la serie tiene el objetivo de solidificar la convicción de que el Cristianismo no es un mero conjunto de ideas, de prácticas y de sentimientos diseñados para nuestro bienestar sicológico, ya sea diseñado por Dios o por el hombre. Eso no es el Cristianismo. El Cristianismo comienza con la convicción de que Dios es una realidad objetiva exterior a nosotros mismos. Nosotros no le hacemos lo que es al pensar en Él de una cierta forma. Como lo dijo Francis Schaefer, Él es el Dios que está allí. Nosotros no le hacemos a Él. Él nos hace a nosotros. Nosotros no decidimos cómo va a ser Él. Él decide cómo vamos a ser nosotros. Él creó el Universo y éste tiene el significado que Él le da, no el significado que nosotros le damos. Si le damos un significado diferente al suyo, somos unos tontos. Y nuestras vidas terminarán trágicamente. El Cristianismo no es un juego, no es una terapia. Todas sus doctrinas fluyen de lo que es Dios y de lo que Él ha hecho en la historia. Corresponden a hechos concretos. El Cristianismo es más que hechos. Existe fe, esperanza y amor, pero no flotan en el aire. Crecen como grandes árboles de cedro en la roca de la verdad de Dios.

Y la razón por la que hago de éste uno de nuestros objetivos para esta serie se debe a que la Biblia me convence profundamente de que tu alegría, tu fortaleza y tu santidad eternas dependen de la solidez con la que esta visión de mundo pone la fibra fuerte en la espina de tu fe. Visiones de mundo cobardes hacen cristianos cobardes y éstos no sobrevivirán los días que vienen. El “emocionalismo” sin raíces que trata el Cristianismo como una opción terapéutica será barrido en los Últimos Días. Quienes permanecerán serán quienes han construido su casa en la roca de la verdad grande y objetiva, con Jesucristo como su origen, su centro y su meta.

La gloria de Jesús planeada en el pecado de Adán

El enfoque de hoy está en el pecado espectacular del primer hombre, Adán, y cómo aquello preparó la escena para el contragolpe más espectacular de Jesucristo. Volvamos a Romanos 5:12–21. En el verano del año 2000, pasamos cinco semanas en estos versículos. Hoy, el enfoque es diferente a cualquier cosa que hayamos tratado esas semanas.

Quiero que nos enfoquemos en la gloria de Cristo como el propósito principal que Dios tenía en mente cuando planeó y permitió el pecado de Adán y, con él, la caída de toda la humanidad al pecado. Recuerda lo que dije la semana pasada: Lo que sea que Dios permite, lo permite por una razón. Y Sus razones siempre son infinitamente sabias y llenas de propósito. Él no tenía que dejar que la Caída sucediera. Podría haberla detenido, de tal manera que podría haber detenido la caída de Satanás (como vimos la semana pasada). El hecho de que no lo haya hecho significa que Él tiene una razón, un propósito para eso. Y Él no crea los planes en el camino. Lo que sabe para ser sabio siempre lo ha sabido. Por lo tanto, el pecado de Adán y la caída de la raza humana con él al pecado y a la miseria no tomaron a Dios por sorpresa, sino que son parte de su plan general para mostrar la plenitud de la gloria de Jesucristo.

Una de las formas más claras de mostrar esto en la Biblia (y no entraremos en detalles aquí) es observar los lugares en donde se muestra que el sacrificio de Cristo que venció el pecado ha estado en la mente de Dios desde antes de la creación del mundo. (Para más detalles, ver el mensaje "El Sufrimiento de Cristo y la Soberanía de Dios"). Por ejemplo, en Apocalipsis 13:8, Juan escribe acerca de "todos los que moran en la tierra, cuyos nombres no han sido escritos, desde la fundación del mundo, en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado". De manera que, había un libro antes de la fundación del mundo llamado "el libro de la vida del Cordero que fue inmolado". Antes de que se creara el mundo, Dios ya había planeado que Su Hijo fuera inmolado como un Cordero para salvar a aquellos cuyos nombres están escritos en el libro. Podríamos recurrir a diversos textos como este (Efesios 1:4–5; 2 Timoteo 1:9; Tito 1:1–2; 1 Pedro 1:20) para ver que la visión bíblica de que los sufrimientos y la muerte de Cristo para limpiar el pecado no fueron planeados después del pecado de Adán, sino que antes de eso. Por lo tanto, cuando el pecado de Adán tuvo lugar, Dios no se sorprendió, sino que ya lo había hecho parte de Su plan, que es, en concreto, un plan para mostrar Su paciencia, Su gracia, Su justicia y Su ira en la historia de la redención y para, luego, en el clímax, revelar la grandeza de Su Hijo como el segundo Adán superior en todo sentido al primer Adán.

Ahora, observamos Romanos 5:12–21, esta vez teniendo en mente que el pecado espectacular de Adán no frustró los propósitos de Dios para la exaltación de Cristo, sino que, por el contrario, sirvió para eso. Esta es la forma en que observaremos estos versículos. Hay cinco menciones explícitas de Cristo. Una de ellas establece la forma en que Pablo piensa sobre Cristo y sobre Adán. Y las restantes muestran cómo Cristo es más grande que Adán. Dos de ellas son tan similares que las agruparemos. Lo que significa que observaremos tres aspectos de la superioridad de Cristo.

Jesús, "el que vendría"

Primero, observemos cómo se menciona a Cristo en el versículo 14 y leamos los versículos 12 y 13 para tener el contexto: "Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron; pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa cuando no hay ley. Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir". Allí está la mención a Cristo: "el que había de venir".

El versículo 14 establece la forma en que Pablo piensa en el resto del pasaje. Se menciona a Adán como una "figura" del que había de venir, es decir, una figura de Cristo. Cabe notar la primera cosa más obvia: Cristo "había de venir". Desde el principio, Cristo era "el que vendría". Pablo muestra que Cristo no es una idea de último momento. Pablo no dice que Cristo fue concebido como una copia de Adán. Él dice que Adán era una figura de Cristo. Dios trató con Adán de una forma que le hiciera una figura de la forma en que planeaba glorificar a Su Hijo. Una figura es una anticipación de algo que viene después y que será como la figura, aunque más grande. De manera que, Dios trató con Adán de una forma que le hiciera una figura de Cristo.

Ahora, cabe notar más de cerca dónde, en la corriente de su pensamiento, Pablo elige decir que Adán es una figura de Cristo. Versículo 14: "Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir". Pablo elige decirnos que Adán es una figura de Cristo justo después de decir que incluso las personas que no habían pecado de la forma en que Adán lo había hecho tenían que cargar con el mismo castigo. ¿Por qué dijo Pablo, en este punto, que Adán era una figura de Cristo?

Jesús, nuestro representante.

Porque lo que acababa de decir se encuentra en la misma esencia de en qué se asemejan y se diferencian Cristo y Adán. Aquí está el paralelo: las personas cuyas transgresiones no eran como las de Adán murieron como Adán. ¿Por qué? Porque estaban conectadas a Adán. Él era el representante de su humanidad y se cuenta su pecado como el pecado de todos, debido a la conexión de todos con él. Esa es la esencia de por qué se menciona a Adán como una figura de Cristo: porque nuestra obediencia no es como la obediencia de Cristo y, aun así, tenemos vida eterna en Cristo. ¿Por qué? Porque estamos conectados a Cristo por fe. Él es el representante de la nueva humanidad y Su justicia se cuenta como nuestra justicia, debido a nuestra conexión con Él (Romanos 6:5).

Existe un paralelo implícito en la mención de Adán como figura de Cristo:

Adán > Pecado de Adán > Humanidad condenada por él > Muerte eterna

Cristo > Justicia de Cristo > Nueva humanidad justificada en Él > Vida eterna

El resto del pasaje explica cuánto más grande son Cristo y Su trabajo de salvación que Adán y su trabajo de destrucción. Ten en mente lo que dije al principio. Lo que vemos aquí es la revelación de las realidades de Dios que definen el mundo en que vive toda persona. Todos en este mundo están incluidos en este texto, pues Adán fue el padre de todos. Por lo tanto, toda persona que se pueda conocer en Estados Unidos o en cualquier otro país de cualquier identidad étnica debe enfrentar lo que dice este texto. La muerte en Adán o la vida en Cristo. Este es un texto que abarca todo el mundo. Que no se te olvide eso. Esta es la realidad que define a toda persona que puedas conocer. Visiones de mundo cobardes producen cristianos cobardes. Esta no es una visión de mundo cobarde. Se extiende durante toda la historia y por toda la Tierra. Afecta profundamente toda persona en el mundo y todo titular en Internet.

Celebrar la superioridad de Jesús

Ahora, observemos las tres maneras en que Pablo celebra la superioridad de Cristo y de Sus obras por sobre Adán y sus obras. Se pueden resumir en estas tres frases: 1) la abundancia de la gracia, 2) la perfección de la obediencia y 3) el reino de la vida.

1) La abundancia de la gracia

Primero, el versículo 15 y la gracia abundante. "Pero no sucede con la dádiva (en concreto, la dádiva de la justicia, como se aprecia en el versículo 17) como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos”. El tema aquí es que la gracia de Dios es más poderosa que la transgresión de Adán. Eso significan las palabras "mucho más": "mucho más, la gracia de Dios... abundaron para los muchos". Si la transgresión de un hombre trajo muerte, cuánto más vida traerá la gracia de Dios.

Pero Pablo es más específico que eso. Específicamente, la gracia de Dios es "la gracia de un hombre, Jesucristo". "Mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos". Estas no son dos gracias diferentes. "La gracia de un hombre, Jesucristo", es la encarnación de la gracia de Dios. Esa es la forma en que Pablo habla de ello, por ejemplo, en Tito 2:11: "Porque la gracia de Dios se ha manifestado (en Jesús), trayendo salvación a todos los hombres...". Y en 2 Timoteo 1:9: "según la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús". La gracia que está en Jesús es la gracia de Dios.

Esta gracia es una gracia soberana que conquista todo a su paso. En un momento, veremos que tiene el poder del rey del Universo. Es una gracia reinante. Esa es la primera celebración de la superioridad de Cristo sobre Adán. Cuando la trasgresión de Adán y la gracia de Jesucristo se enfrentan, Adán y su transgresión se pierden. Cristo y la gracia vencen. Eso es una muy buena noticia para quienes pertenecen a Cristo.

2) La perfección de la obediencia

En segundo lugar, Pablo celebra la forma en que la gracia de Cristo conquista la trasgresión de Adán y la muerte a través de la perfección de la obediencia de Cristo. Versículo 19: "Porque así como por la desobediencia de un hombre (Adán) los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno (Cristo) los muchos serán constituidos justos". La gracia de uno, Jesucristo, evita que Él peque y le mantiene obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:8), de manera que ofrece una obediencia completa y sin fallas al Padre de parte de todos los que están conectados a Él por fe. Adán fracasó en su obediencia. Cristo tuvo un éxito perfecto. Adán fue la fuente de pecado y de muerte. Cristo fue la fuente de obediencia y de vida.

Cristo es como Adán, el que fue una figura de Cristo. Ambos son los representantes de una antigua y de una nueva humanidad. Dios imputa el fracaso de Adán a su humanidad e imputa el éxito de Cristo a Su humanidad, debido a cómo estas dos humanidades están unidas a sus respectivos representantes. La gran superioridad de Cristo no se debe sólo a que Él tiene éxito al obedecer perfectamente, sino que a que lo hace de tal manera que se cuenta a millones de personas como justas debido a Su obediencia. ¿Estás conectado tú solamente a Adán? ¿Eres tú sólo una parte de la primera humanidad condenada a muerte? ¿O también estás conectado a Cristo y eres parte de la nueva humanidad destinada a la vida?

3) El reino de la vida

En tercer lugar, Pablo no sólo celebra la abundante gracia de Cristo y Su perfecta obediencia, sino que, finalmente, el reino de la vida. La gracia lleva al triunfo de la vida eterna a través de la obediencia de Cristo. Versículo 21: "...para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor". La gracia reina a través de la justicia (es decir, a través de la perfecta justicia de Cristo) hasta el gran clímax de la vida eterna. Y todo eso es "mediante nuestro Jesucristo nuestro Señor".

O, como vemos una vez más en el versículo 17, el mismo mensaje: "Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia". El mismo patrón: la gracia a través de la dádiva de la justicia lleva al triunfo de la vida y todo eso es mediante Jesucristo.

Anteriormente, señalé que la gracia de Dios en Cristo que Pablo menciona en estos versículos es una gracia soberana. Aquí es donde se ve eso, en concreto, en el verbo "reinar". La muerte tiene una especie de soberanía sobre los hombres y reina sobre todos. Todos mueren. Pero la gracia conquista el pecado y la muerte. Ésta reina en vida aún sobre los que alguna vez estuvieron muertos. Esta es una gracia soberana.

La obediencia espectacular de Jesús

Esta es la gran gloria de Cristo: eclipsa enormemente al primer hombre, Adán. El pecado espectacular de Adán no es tan grande como la gracia y la obediencia espectaculares de Cristo y como el regalo de la vida eterna. En efecto, el plan de Dios desde el principio, en su perfecta justicia, era que Adán, como el representante de la humanidad, fuera una figura de Cristo como representante de una nueva humanidad. Su plan era que, mediante su comparación y su contraste, la gloria de Cristo brillara en la mayor medida posible.

El versículo 17 te pone el asunto de mantera más personal y urgente. ¿Qué lado eliges? "Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia". Pon atención en las palabras de forma muy cuidadosa y personal: "los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia".

Palabras valiosas para los pecadores

Estas son valiosas palabras para los pecadores: la gracia es gratuita, la dádiva es gratuita, la justicia de Cristo es gratuita. ¿Las recibirás como la esperanza y el tesoro de tu vida? Si es así, "reinarás en vida por medio de uno, Jesucristo". Recíbelas ahora. Da testimonio de ello en el bautismo y vuélvete una parte viviente del pueblo de Cristo.


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