La oración de un viejo santo

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English: The Prayer of an Old Saint

© Desiring God

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Por John Piper sobre Ministerio
Una parte de la serie The Old and Young Shall Dream Together

Traducción por José Manuel Puerto Cabeza


Salmos 71 (LBLA)

En ti, oh Señor, me refugio; jamás sea yo avergonzado. 2 Líbrame en tu justicia, y rescátame; inclina a mí tu oído, y sálvame. 3 Sé para mí una roca de refugio, a la cual pueda ir continuamente; tú has dado mandamiento para salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza. 4 Dios mío, rescátame de la mano del impío, de la mano del malhechor y del implacable, 5 porque tú eres mi esperanza; oh Señor Dios, tú eres mi confianza desde mi juventud. 6 De ti he recibido apoyo desde mi nacimiento; tú eres el que me sacó del seno de mi madre; para ti es continuamente mi alabanza. 7 He llegado a ser el asombro de muchos, porque tú eres mi refugio fuerte. 8 Llena está mi boca de tu alabanza y de tu gloria todo el día. 9 No me rechaces en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando me falten las fuerzas. 10 Porque mis enemigos han hablado de mí; y los que acechan mi vida han consultado entre sí, 11 diciendo: Dios lo ha desamparado; perseguidlo y apresadlo, pues no hay quien lo libre. 12 Oh Dios, no estés lejos de mí; Dios mío, apresúrate a socorrerme. 13 Sean avergonzados y consumidos los enemigos de mi alma; sean cubiertos de afrenta y de ignominia los que procuran mi mal. 14 Mas yo esperaré continuamente, y aún te alabaré más y más. 15 Todo el día contará mi boca de tu justicia y de tu salvación, porque son innumerables. 16 Vendré con los hechos poderosos de Dios el Señor; haré mención de tu justicia, de la tuya sola. 17 Oh Dios, tú me has enseñado desde mi juventud, y hasta ahora he anunciado tus maravillas. 18 Y aun en la vejez y las canas, no me desampares, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a esta generación, tu poderío a todos los que han de venir. 19 Porque tu justicia, oh Dios, alcanza hasta los cielos, tú que has hecho grandes cosas; oh Dios, ¿quién como tú? 20 Tú que me has hecho ver muchas angustias y aflicciones, me volverás a dar vida, y me levantarás de nuevo de las profundidades de la tierra. 21 Aumenta tú mi grandeza, y vuelve a consolarme. 22 Y yo te daré gracias con el arpa, cantaré tu verdad, Dios mío; a ti cantaré alabanzas con la lira, oh Santo de Israel. 23 Darán voces de júbilo mis labios, cuando te cante alabanzas, y mi alma, que tú has redimido. 24 También mi lengua hablará de tu justicia todo el día, porque han sido avergonzados, porque han sido humillados, los que procuran mi mal.

Contenido

La enseñanza de la Biblia sobre la "Brecha generacional”

La brecha generacional no sólo tiene cosas malas; algunas de las diferencias entre jóvenes y mayores son buenas. Por ejemplo, en el caso de las bujías, la separación tiene que ser exacta para que salte la chispa que acciona el pistón y ponga el motor en funcionamiento. De hecho, la Biblia no trata de eliminar la brecha generacional, sino que nos enseña cómo entender ese hueco y cómo cruzarlo con respeto.

Santos antiguos, santos jóvenes y los que están en medio

En Bethlehem existen santos viejos y santos jóvenes, y algunos de nosotros en la franja de los cuarenta y cincuenta tenemos un pie en cada barco. Lo que creo que el Señor quiere que haga en estas tres próximas semanas es aplicar la Palabra de Dios a estos grupos y buscar la sabiduría y el poder del Espíritu de Dios, para unirnos por el gran trabajo que tenemos que hacer como personas de Dios en esta ciudad y en todo el mundo.

El mensaje de hoy se llama “Oración de un Santo Anciano”. La semana que viene se llamará “No me digas, ‘que soy solo un Joven’”, sobre Jeremías 1. Y dentro de dos semanas, al entrar en el horario de Otoño de tres servicios y el nuevo diseño SPAN II para el ministerio, el título será “Los mayores y los jóvenes soñarán juntos”, sacado del texto en Hechos 2: “vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñaran sueños”. Y en cada una de las celebraciones de la tarde continuaremos con lo que empezamos por la mañana, con más exposiciones, historias y aplicaciones prácticas. Posteriormente, la tarde del 10 de Septiembre nos reuniremos en nuestro santuario al aire libre, y soñaremos al unísono con lo que Dios quiere hacer a través de nosotros, a medida que crecemos juntos.

Desmintiendo los estereotipos

Cuánto más pienso en este asunto, más convencido me siento de que Cristo nos está llamando para desmentir algunos estereotipos sobre las generaciones. ¿Cuál es el llamado de Dios para un Santo más anciano? ¿Es el mismo llamado que ofrecen las compañías de seguros, planes de pensiones y comunidades de jubilados? ¿Es el mensaje de Dios el mismo que el de ellos? ¿Cuán temprano en la vida busca Dios a un ministro visionario y responsable de entre nuestros jóvenes? ¿Es idea de Dios el hecho de que hemos llegado a que nos parezca normal e inevitable el estilo de la conciencia excesiva, la falta de respeto, el egoísmo y la indiferencia que a menudo acompaña a la adolescencia? Con el paso de los años, ¿Nos hemos conformado poco a poco en la Iglesia Americana con el denominador común más bajo para las personas mayores, y con lo que se espera de los jóvenes? ¿Nos hemos adentrado en las Escrituras para conocer cuál es la voluntad de Dios para las personas mayores? ¿Hemos buscado en las Escrituras para conocer lo que Dios pretender hacer de un adolescente o de las nuevas generaciones? O, ¿simplemente adquirimos los modelos de los medios de comunicación?

Tal vez podamos hacer un buen progreso juntos en las próximas semanas, adentrándonos en las Escrituras. Creo que lo que Dios puede hacer y quiere hacer con los mayores y los jóvenes en esta congregación les parecerá emocionante y alentador.

Los hechos notables de hacerse mayor

Ahora, vamos a imaginarnos esta mañana que pertenecemos al extremo superior del espectro de edad. El mundo se está haciendo mayor. La semana próxima conoceremos algunas cifras impresionantes de la inmensa cantidad de gente joven en el mundo. Pero hoy nos centraremos en los hechos asombrosos del envejecimiento.

Cuanto más desarrollado está un país, más tiempo viven sus habitantes. El país con la esperanza media de vida masculina más baja hoy en día es Afganistán, a los 37 años. La más alta está en Japón a los 75 años. En Guinea se sitúa en los 39 años; En Etiopía 40; Camerún 49; India 56; Polonia y China 67; y EE.UU. 72.

En EE.UU., 210 norteamericanos llegan a cumplir la edad de 100 años cada semana. 56.000 personas en EE.UU. con más de 65 años se casan cada año, y 10.000 se divorcian. Se espera que la población de personas mayores de 60 años se triplique en los próximos 40 años.

La bondad de la brecha generacional

Y esa brecha entre los ancianos y los jóvenes no es del todo mala. La Biblia no intenta eliminar esa diferencia. Por ejemplo, Pablo le escribió al joven Timoteo, “No reprendas con dureza al anciano, sino, más bien, exhórtalo como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos, a las ancianas, como a madres; a las más jóvenes, como a hermanas, con toda pureza” (1 Timoteo 5:1–2).

Si Pablo hubiese querido destruir la brecha generacional, le hubiese dicho a Timoteo, “No establezcas diferencias en la manera que tratas al anciano y al joven. Trátalos a todos por igual”. Pero eso no fue lo que dijo. Dijo: Reconoce la diferencia entre un anciano y un joven; toma conciencia de la brecha, y trata al anciano de una manera, como a un padre; y al joven de otra, como a un hermano.

Si quisiéramos acabar con la brecha generacional, anularíamos algunas Escrituras muy importantes. Algunas de estas Escrituras solo pueden cumplirse mediante el reconocimiento de esta brecha entre generaciones y de las cosas buenas que representa.

Tres comentarios sobre las personas mayores

Me gustaría aclarar mi discurso con un texto de Levítico 19, pero antes, permítanme que les introduzca un esquema del resto de mi mensaje. Quiero decirles tres cosas sobre las personas mayores, y para ello he elegido palabras que riman, con la esperanza de que las puedan recordar fácilmente y orarlas en Bethlehem.

  1. Las personas mayores han de ser VALORADAS
  2. Las personas mayores han de ser MOVILIZADAS
  3. Las personas mayores han de ser EVANGELIZADAS (esta parte no la comentaremos hasta esta noche)

Las personas mayores han de ser VALORADAS

En esta parte es donde quería citar Levítico 19, específicamente el verso 32: “Delante de las canas te pondrás de pie; honrarás al anciano, y a tu Dios temerás; yo soy el Señor.”

Sólo por el hecho de ser mayores, hay muestras de respeto y honor que pertenecen a los ancianos. Dios les ha otorgado el regalo de vivir muchos años; temeréis a Dios honrando a los hombres y mujeres que llevaron su imagen hasta la vejez.

Respetando a la gente mayor y temiendo a Dios

He aquí la razón por la cual es tan importante no destruir la brecha generacional. Este texto ordena a los jóvenes de entre nosotros que no den zancadas presuntuosamente y sin cuidado en la presencia de una persona mayor, como si no hubiera ninguna diferencia o como si fueran colegas a los que no hay que prestarles especial respeto y honor. “Delante de las canas te pondrás de pie; honrarás al anciano”

¿De qué manera? Actitudes respetuosas, formas respetuosas de dirigirse a ellos, respeto al sentarse y ponerse en pie. Forma de vestir respetuosa. Todo esto no se refiere solo a costumbres y modales antiguos y arbitrarios. El texto dice: “honrarás al anciano, y a tu Dios temerás”. Las costumbres de respeto hacia los ancianos tienen su fundamento en Dios y en el temor a Dios. Y la pérdida de estos modales de respeto de las nuevas generaciones y adolescentes está estrechamente relacionada con su pequeña percepción de Dios y de la extrañeza contemporánea de la idea del temor de Dios. Si Dios se ha convertido en un colega para ellos, difícilmente se puede esperar que la gente se levante del sitio cuando un anciano entre en la habitación.

Por tanto, debemos aprender a temer al Señor en la humildad y responsabilidad, y que después esa responsabilidad y esa humildad y ese temor se muestren en respeto y honor por las personas que el Señor ha creado para llevar su imagen durante mucho tiempo en la tierra. Esto es lo que quiero decir cuando digo que las personas mayores han de ser VALORADAS. Cualquier cosa que muestre despreocupación, o que de a entender que la pérdida de fuerza significa pérdida de honor, está equivocada.

Una prueba de fe

La manera en la que tratamos a nuestros ancianos es una prueba de fe. Tiene que ver con la reverencia a Dios. Pablo dijo en el 1 Timoteo 5:4,8: “pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos primero a mostrar piedad para con su propia familia y a recompensar a sus padres, porque esto es agradable delante de Dios... Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo”.

Dicho con otras palabras, valoraremos a la gente mayor de la forma que deberíamos cuando valoremos a Dios de la forma que debemos. Cuando estamos de pie frente a una persona mayor, la cuestión es: ¿Se sentirá Dios reverenciado por la manera en la que trato a esta persona? Ahora bien, esto también tiene implicaciones para la persona mayor. Significa que ella existe para Dios. Y esto nos lleva al segundo punto que vamos a tratar esta mañana.

2. La gente mayor ha de ser MOVILIZADA

Pasemos ahora al Salmo 71. Mientras lo buscan, escuchen estos hechos: Al cambiar de siglo, el hombre medio en América pasaba el 3% de su vida en la jubilación; en esta década este hombre pasará el 20% de su vida como jubilado. Casi 2/3 de todos los trabajadores se jubilan antes de los 65. Más de la mitad de la gente con más de 85 años afirma no tener ninguna enfermedad física.

La implicación bíblica de todo esto no se reduce meramente a que cada día hay más personas mayores para ser valoradas, sino que cada día hay más y más ancianos para ser movilizados.

Por tanto, esto supone dos cosas. Primero, que hay gente que moviliza, gente que equipa, líderes que esperan que la gente mayor sirva activamente a Cristo mientras vivan, del modo que su salud les permita. Y segundo, implica que hay gente mayor que espera servir activamente a Cristo mientras viva, del modo en que su salud les permita hacerlo.

Buscar ministrar mientras vivamos

Quiero promover estas dos suposiciones. Y creo que la mejor manera para hacerlo es dirigir vuestra atención al verso 18 del Salmo 71. El anciano oraba de la siguiente manera:

Y aun en la vejez y las canas, no me desampares, oh Dios, hasta que anuncia tu poder a esta generación, tu poderío a todos los que han de venir.

Mi padre cumplió 70 años el sábado pasado. El viernes pasado estaba previsto que se sometiera a su segunda operación de cadera. La mañana del viernes llamé a su casa para comprobar cómo estaba. Mi madrastra contestó al teléfono y respondió que no iba a poder operarse debido a una infección grave de próstata. También dijo que la infección y la cadera le producían un dolor insoportable. Yo le pregunté: “¿Dónde está papá?” Ella dijo: “Oh, está abajo grabando mensajes del evangelio para una radio en Filipinas. Dice que le duele más cuando está tumbado y que es también capaz de trabajar”. Hace mucho tiempo, mi padre me dijo que su intención era no dejar de predicar, y que su oración era morir en el púlpito.

Creo que este es el espíritu del verso 18. Aquí tenemos a un anciano con pelo canoso rogando a Dios que lo respalde en su avanzada edad para que pueda continuar con su ministerio. Esto es lo que Dios quiere en Bethlehem: Gente mayor que diga: “Bueno, si mi sociedad dice que mi profesión se termina a la edad de 65 pero mi Dios me dice que mi ministerio se terminará cuando yo muera, entonces entre los 65 y los 95 estaré disponible para Dios a jornada completa”

¿Cómo terminarás el verso?

Mirad de Nuevo el verso 18 conmigo: “Y aun en la vejez y las canas, no me desampares, oh Dios . . .” Ahora en esa frase quiero que completéis vuestro ministerio. Todos los cristianos tienen dones y son llamados para el ministerio. (Efesios 4:11, 1 Pedro 4:10; 1 Corintios 12:7), y no hay limitación de edad. Tu ministerio cambiará los diferentes capítulos de tu vida. En la cima de sus poderes físicos mi padre predicó más de 200 veces al año. Ahora los dolores le incapacitan para viajar, por eso graba mensajes y escribe lecciones del estudio de la Biblia y se relaciona con los jóvenes cristianos de todo el mundo desde su estudio en Easley, Carolina del sur.

En Camerún, Noël y yo conocimos a una misionera de la Wycliffe americana que se llamaba Olive Shell. Era especialista en lingüística y tenía 76 años. Había estado allí 7 años, después de servir en Perú durante 35 años. Entonces su plan era marcharse y apuntarse a un cursillo de repaso en Norma, Oklahoma, para posteriormente comenzar otra nueva tarea. Querían darle una placa o algo, pero alguien les recordó que ella solo viaja con el equipaje que pueda llevar en dos manos; por eso decidieron no cargarla con mucho peso.

No toda la gente mayor está llamada a ser misioneros o evangelistas como Olive Shell o mi padre. Pero todos somos llamados al ministerio, y cuanto más tiempo libre tengamos, más ministerio estamos llamados a hacer. Por tanto, ¿Cómo terminarías el verso: “Y aun en la vejez y las canas, no me desampares, oh Dios . . . ”?

Si estáis dispuestos, Dios os enseñará cómo tenéis que terminar la frase en el verso 18 de manera que se adecue a vuestra fuerza y vuestros dones.

Tengo mucho más que decir, por tanto continuaremos esta noche desde aquí. Hay más historias que contar, hay mucho más que ver en este Salmo, y hay una tercera cuestión tremendamente importante. No solo hay que valorar y movilizar a las personas mayores, también tenemos que evangelizarlas.

Dos preguntas para terminar

Para concluir, os animo a que busquéis en vuestro corazón con estas dos preguntas:

  1. ¿Hay alguna persona mayor que no haya VALORADO de la manera que debería hacerlo? ¿Me he levantado con respeto ante las canas?
  2. ¿He caído en una forma no cristiana de pensar en mi jubilación, abandonando el sueño de Dios para mí en estos años tan importantes? ¿Qué ministerio y qué servicio espera Dios de mí este otoño?
Oh Dios, nuestra ayuda en épocas pasadas
Nuestra esperanza por los años venideros,
Sé tú nuestro guía mientras la vida dure,
Y nuestro hogar eterno.

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