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English: The Hardest Season of All

© Desiring God

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Por Josh Squires sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Andrea Llave Nuñez


Contenido

Cómo luchar por mantener la alegría en invierno

Mientras caminaba apresurado por el centro de la ciudad una fría mañana de enero, le hice a mi amigo, y abogado de la familia, una pregunta típica de cualquier conversación:"¿Cómo andan las cosas en el trabajo?". “Es el momento más duro del año,” él respondió, “así que me estoy volviendo loco”. —" ¿De verdad?" —le dije. "La verdad, me sorprende". “Esta semana vuelven a la escuela los chicos luego de las vacaciones, nuestra oficina se llena de consultas por divorcios”, dijo con tristeza.

Al principio, estaba sorprendido. Luego de pensarlo un poco más, me di cuenta de que su experiencia como abogado de familia se parecía a la mía, como consejero y pastor. La bandeja de entrada de mi correo electrónico, mensajes de texto y correos de voz se saturan en los días y semanas posteriores al año nuevo. Antes de darme cuenta, si alguien necesita un encuentro de consejería, ya está reservado en primavera.

Cinco sombras de un enero nostálgico

¿Por qué mucha gente se siente desanimada después de las fiestas? ¿Por qué mucha gente se siente triste, enojada y confundida luego de una época marcada generalmente por la alegría, la paz y la ilusión? En mis acompañamientos, pastoreo, y por propia experiencia con mi corazón, he encontrado por lo menos cinco razones por las que enero puede golpearnos tan duro.

AGOTAMIENTO

Primero, algunas personas se agotan solo porque se terminan las vacaciones. Hicimos planes y vamos a fiestas. Recibimos regalos. Hicimos compras a las apuradas por olvidar el regalo de alguien de la lista, o porque nos dimos cuenta de que uno de los niños recibiría pocos regalos. El calendario de la iglesia, de forma abrumadora, se llenó de servicios y encuentros de adoración desde el día de Acción de Gracias a las vísperas de Año Nuevo, la mitad de los cuales requirieron cierta ayuda práctica extra o una mano adicional. El paso de estas responsabilidades y oportunidades, especialmente en contraste con el resto del año, puede parecer vertiginoso, y lleva a una sensación de agotamiento hasta la coronilla cuando llega la segunda semana de enero.

DESESPERANZA

En segundo lugar, los días de fiesta pueden convertirse en la razón de nuestra esperanza más que apenas una expresión de alegría. Podemos disfrutar lo que vemos y oímos, la gente y los regalos, en vez simplemente de disfrutar abrir esos regalos. Esperar con ilusión los sabores y villancicos preferidos, la gente amada, y que eso que anhelamos sea nuestra nueva posesión preferida puede impulsarnos en estos tiempos difíciles. Pero cuando la comida se acaba y se canta el último villancico, cuando la gente regresa a su vida normal y los regalos resultan ser solo más cosas para llenar nuestros hogares, nuestro espíritu puede estrellarse mientras que nuestra esperanza parece evaporarse.

OSCURIDAD

Tercero, no subestime el poder de la oscuridad. No estoy hablando metafóricamente sobre Satanás y sus secuaces; me refiero a la oscuridad real. En el hemisferio del norte, los días cortos y las noches largas pueden afectar de manera significativa nuestro humor y nivel de energía. Este cambio es justo lo que sucede cuando comienzan las fiestas, pero como salimos de las vacaciones, las noches son largas y frías, los días son a menudo aburridos, y el mundo alrededor nuestro parece llano y sin vida pues el invierno ha dado su efecto. Toda la naturaleza parece reflejar algo de nuestra valoración interna, que la vida es un asunto triste, deprimente.

SOLEDAD

Cuarto, si bien que, las fiestas, los servicios de adoración, y las oportunidades del servicio pueden ser exigentes, nos mantienen alrededor de otros constantemente. Por el contrario, una vez que las fiestas de fin de año pasen y la vida regrese a la normalidad, muchos de nosotros nos encontraremos con que vivimos en un aislamiento relativo. No más de grupos de gente que ríe y celebra - en su lugar, un día nos lleva a otro mientras que nos aislamos en nuestros domicilios, y las voces de amigos y familiares se sustituyen por las voces digitales de nuestros personajes favoritos de la pantalla.

DECEPCIÓN

Por último, mientras que las fiestas de fin de año pueden ser una época de alegría y entusiasmo exuberantes, para muchas otras personas se vuelve otro tiempo de decepción. Las relaciones familiares son difíciles y dolorosas. Los esposos y las esposas que esperan que las fiestas traigan fin a algún tiempo de amargura y desprecio, descubren nuevas ocasiones para que esas sensaciones crezcan más fuertes. La prisa de estar ocupados puede querer tapar una soledad desesperada. Las películas, las canciones, y los especiales televisivos muestran cuán feliz se supone que esta época tiene que ser, y puedes sentir cualquier cosa menos eso.

Restauración para nuestras almas

Si los días de fiesta pueden dejarnos la sensación de agotamiento, desesperación, oscuridad, soledad y decepción, ¿qué podemos hacer? Alabe al Señor, Él no nos deja solos para atravesar la nostalgia de enero. Con su palabra, Él nos da la dirección para restaurar nuestras almas.

DESCANSO

Si el agotamiento es uno de los principales culpables de nuestro desánimo luego de las fiestas de fin de año, uno de los antídotos es un descanso genuino. Por genuino, no me refiero a que las actividades simplemente terminen, ya que eso ayuda al desánimo. En vez de eso, me refiero a involucrarse intencionalmente en actividades que restauren el alma, traigan paz, y refuercen la seguridad que tenemos bajo del yugo que da descanso en Cristo (Mateo 11: 28-30). Al postrarnos a los pies de Cristo - con adoración, oración, meditación en las escrituras, la camaradería, los cantos, e incluso en servicio- se consolidan intencionalmente nuestras almas y traen vida.

Al mismo tiempo, el descanso no es solo una realidad espiritual, sino también física. Cuando iba huir, Elías estaba agotado, tan cansado que deseaba su vida lejos, y Dios le concedió los regalos físicos del sueño y del alimento (1 Reyes 19: 4-8). Las fiestas de fin de año traen consigo muchas tareas agregadas, noches hasta tarde, y desbalance en las comidas. Si tienes una sensación de agotamiento en esta época, no prohíbas a tu cuerpo, así como tampoco a tu alma la oportunidad de descansar.

RE-ENFOCARSE

Las fiestas de fin de año son días de alegría, y con razón. Pero cuando una alegría pasajera se convierte en la razón de nuestra esperanza, nos preparamos para la decepción, el daño, y la desesperación. Si no puedes encontrar esperanza tras las fiestas de fin de año, puede ser hora de reajustar el foco de tu corazón más allá de los las fiestas en sí.

La estrella brillante de Belén nos dirige a la tumba vacía en Jerusalén: lo que comenzó en un pesebre de madera se completa en una cruz de madera. Solo cuando nuestros corazones rebosen de esperanza en nuestro Salvador resucitado y victorioso, las fiestas de fin de año dejarán de ser el final de nuestra alegría y serán solo el comienzo.

RECUPERAR LA LUZ

A medida que la oscuridad de este tiempo persiste, y nuestros cuerpos y almas parecen languidecer, muchas personas necesitamos ser más intencionales en encontrar la luz. Al igual que con el descanso, esta verdad es tanto espiritual como física. El trastorno afectivo estacional (TAE) - y el trastorno afectivo estacional subsindromal más común (SSAD por sus siglas en inglés) - puede parecer algo tonto para algunos, pero muchas personas que viven en regiones donde la luz del sol es escasa conocen sus efectos. Recuperar la luz físicamente puede incluir salir al exterior mientras aún hay sol afuera, usar lámparas de luz diurna e incluso tomar vitaminas.

En lo espiritual, recuperar la luz significa derramar sobre nuestras almas la belleza que brilla del evangelio. Isaías suplica con sus oyentes: "Casa de Jacob, venid y caminemos a la luz del Señor“(Isaías 2:5) - y Jesús, dos veces en el evangelio de Juan, afirma, “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12; 9:5). Algún día, cuando regrese para estar con su pueblo, viviremos en una ciudad que no conoce la oscuridad: “La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera” (Apocalipsis 21:23). Esa lámpara abolirá el TAE y toda la tristeza impulsada por la oscuridad. Hasta ese día, nuestras almas necesitan al Hijo tanto como nuestros cuerpos necesitan al sol. No dejes que la oscuridad este tiempo te robe la luz de encontrarte en adoración.

RECONECTAR

Si sientes desánimo porque las fiestas de fin de año han terminado, y la vida ha vuelto a ser solitaria y normal, esfuérzate por reconectarte de maneras significativas. Por más que las reuniones por las fiestas son divertidas, han limitado la capacidad de dar apoyo “unos a otros” de la forma en que dicen las Escrituras (véase, por ejemplo, Romanos 12:10; Gálatas 6: 2; 1 Tesalonicenses 5:11).

Dios nos hizo pertenecer a un grupo de creyentes con los que podemos sincerarnos en las alegrías y tristezas, en el estrés aplastante y el aburrimiento de la vida. Localizar estas comunidades puede ser difícil. Conectarse con ellas puede ser incómodo. Y reunirse puede no ser fácil. No obstante, la comunidad cristiana genuina es la realidad a la cual el resto de las reuniones pueden apuntar.

REMODELAR

Muchos de nosotros luchamos por mantener nuestras expectativas bajo control cuando estamos inundados con el mensaje de que las fiestas deben ser la época de mayor alegría y satisfacción. Ninguna realidad, en este lado de la gloria, puede alcanzar tal cuento de hadas. Mientras que este tiempo puede traer algunas alegrías especiales, para la mayoría, la vida y la gente continuarán siendo como eran antes de las fiestas. Las relaciones conflictivas probablemente continuarán siendo así pues la vida no se puede satisfacer por las cosas de esta tierra, y volverán a su nivel normal del descontento.

Pero no hemos sido llamados a la frustración, al daño, o incluso al aburrimiento. Pablo escribe en su carta a los Filipenses:

" He aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad". (Filipenses 4:11-12)

¿Cómo logra Pablo tal resiliencia personal? Consolidando su relación con Jesucristo y fijando sus expectativas en una vida que refleja el carácter de Cristo, incluso en el hambre y la necesidad (Filipenses 4:13). La clave para no sentir tal desánimo en un tiempo decepcionante como el de las fiestas es formar de nuevo nuestros corazones para encontrar la última satisfacción no en las pequeñeces de este mundo, variable y frágil como es, sino en la gloria venidera. Porque allí, y solo allí, nuestras expectativas serán no solo completas, sino también ampliamente superadas.


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