Valientes Como León y Mansos Como Cordero: Los Esposos Cristianos como Cabeza, Parte 1
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Matrimonio
Una parte de la serie Marriage, Christ, and Covenant: One Flesh for the Glory of God
Traducción por Desiring God
Efesios 5:21-33
...sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo. 22 Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. 23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo. 24 Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres , así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella , 26 para santificarla , habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra , 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada . 28 Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; 30 porque somos miembros de su cuerpo . 31 Por esto el hombre dejara a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. 33 En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.
Si el Señor quiere, tanto hoy como la semana que viene nos enfocaremos en el significado que tiene para un hombre casado ser cabeza de su esposa y de su hogar. Estaremos orientándonos hacia este asunto por dos razones. Una es que la Biblia dice en Efesios 5:23: “el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia”. Necesitamos saber qué quiere decir la Biblia con esta declaración de manera que podamos gloriarnos en ella y obedecerla.
La otra razón es que hay pocas cosas más destruidas en nuestros días que el patriarcado y el liderazgo del hombre en relación con las mujeres y las familias. Y el precio de esta destrucción es enorme e impacta casi cada faceta de la vida. Así que, por el bien de una fiel exposición y exaltación bíblica, y con el fin de recobrar el patriarcado bíblico y las estructuras familiares que exaltan a Cristo, utilizaremos (Dios mediante) dos semanas en este importante asunto del liderazgo.
Primero lo primero
Nuestro énfasis en estas semanas, hasta ahora ha sido que estar casados no es fundamentalmente un asunto de amor, sino de guardar el pacto. En un momento determinado sí llegamos a decir que la posibilidad de estar profundamente enamorados durante cuarenta años es mucho mayor precisamente por la preservación de este pacto inquebrantable, de lo que lo fuera si usted creyera que la tarea del matrimonio es principalmente permanecer enamorados. Dar prioridad a lo primero hace que lo segundo sea mejor. Permanecer enamorados no es la tarea fundamental del matrimonio. Es un resultado feliz de la preservación del pacto por amor a Cristo.
Hasta ahora, hemos dedicado la mayor parte de nuestro esfuerzo en estos cinco mensajes, a la reflexión sobre los fundamentos de la perseverancia en el pacto conforme Cristo mantiene su pacto con nosotros. Hemos mirado hacia el matrimonio como a la vitrina de la gracia que guarda el pacto en una combinación de perdón y tolerancia. Y la semana pasada, nos ocupamos de responder la pregunta: ¿podemos ayudar a que la pareja cambie? Y si es así, ¿cómo podemos hacerlo con gentileza?
El Liderazgo Visto A La Luz Del Evangelio
Hasta ahora hemos dedicado poco tiempo a los diferentes roles del esposo y la esposa –el liderazgo y la sumisión. Esto fue intencional. Es necesario conocer los fundamentos en el evangelio antes de que estas verdades puedan resplandecer con la belleza que realmente tienen. No hay nada horrible o indeseable en estas distinciones de liderazgo y sumisión cuando son vistas a la luz del evangelio de la gracia.
Así que ahora la cuestión que nos presiona es: ¿Qué es ser cabeza del hogar? Y ¿Qué es sumisión? El plan es analizar el liderazgo en el hogar en las próximas dos semanas y luego, después de la Pascua ver la sumisión y otros asuntos relacionados al matrimonio.
Esta semana hablaremos en gran medida acerca del fundamento del liderazgo del hombre en el hogar, y la próxima semana, hablaremos mayormente, acerca de su aplicación ¿Cómo será en la práctica?
El Misterio Revelado
Veamos en este texto el verso 31. Es una cita tomada de Génesis 2:24: “Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”. En el verso siguiente (v.32) Pablo dice algo sobre esta cita: “Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia”.
Ahora ¿por qué la unión entre un hombre y una mujer para formar una sola carne es llamada misterio? Misterio en el Nuevo Testamento no significa algo tan complejo, o profundo, u oscuro, o distante que los humanos no lo pueden entender. Un misterio es un propósito oculto que Dios tiene y que ahora es revelado para nuestro entendimiento y disfrute. Pablo explica que el misterio está en el verso 32. La unión matrimonial es un misterio, dice, porque su significado más profundo ha sido encubierto por Dios durante la historia del Viejo Testamento, pero ahora está siendo abiertamente revelada por el apóstol, a saber, que el matrimonio es una imagen de Cristo y la iglesia. Verso 32: “hablo con referencia a Cristo y a la iglesia”.
Así que el matrimonio es como una metáfora, o una imagen, o una representación, o una parábola, o un modelo que simboliza a algo más que un hombre y una mujer volviéndose una sola carne. Simboliza la relación entre Cristo y la iglesia. Ese es el significado más profundo del matrimonio. Está diseñado para ser una representación en vivo de cómo Cristo y la iglesia se relacionan.
El Paralelo Entre Un Cuerpo Y Una Carne
Usted puede ver como esto es confirmado en los verso 28-30. Aquí se describe el paralelo entre Cristo y la iglesia siendo un solo cuerpo, y el esposo y la esposa siendo una sola carne. Verso 28-29: “Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida...”. En otras palabras, la unión en una sola carne entre un hombre y su esposa significa que, en un sentido, son un solo cuerpo, de manera que el cuidado que el esposo tiene por su esposa, lo tiene por sí mismo en la misma acción. Ellos son uno. Lo que hace para ella lo hace para sí mismo.
Entonces, Pablo compara esta situación con el cuidado que Cristo tiene por la iglesia. Verso 29-30: “Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia 30 porque somos miembros de su cuerpo”. Vea el paralelo: Cristo cuida y sustenta la iglesia porque somos miembros (es decir, brazos, piernas, y manos, y pies) de su cuerpo. Y los esposos cuidan y sustentan a sus esposas “como a sus propios cuerpos”. Nadie ha aborrecido alguna vez a su propio cuerpo”. Así como el esposo es un cuerpo con su esposa, así también Cristo es un cuerpo con la iglesia. Cuando el esposo cuida y sustenta a su esposa, se sustenta y cuida a sí mismo; y cuando Cristo cuida y sustenta a la iglesia, se sustenta y cuida a sí mismo.
Todo esto subraya lo que Pablo llama un misterio “grande” –que el matrimonio, en su significado más profundo, es un duplicado de Cristo y la iglesia. Si usted quiere entender cuál sea la intención de Dios para el matrimonio, tiene que comprender que estamos lidiando con la copia de un original mucho más grande, con una metáfora que ilustra de una realidad mucho más grande, y con una parábola que representa a una verdad mucho más grande. El original, la realidad, la verdad es el matrimonio de Dios con su pueblo, o como lo vemos en el Nuevo Testamento, el matrimonio de Cristo con la iglesia. Y el duplicado, la metáfora, la parábola es el matrimonio humano entre un esposo y una esposa. Geoffrey Bromiley dice: “Como Dios hizo al hombre a su propia imagen, así hizo el matrimonio terrenal a la imagen de su propio matrimonio eterno con su pueblo” (Dios y el Matrimonio, pg. 43). Creo que esto es correcto con toda exactitud. Y esta es una de las verdades más profundas que se puede decir acerca de la vida humana.
Los Roles son Diferentes
Algo de lo que aprendemos a partir de la revelación de este misterio es que los roles del esposo y la esposa en el matrimonio son diferentes. Considere la forma en que Efesios 5:22-25 explica el papel del esposo y el papel de la esposa en el misterio del matrimonio como copia de Cristo y la iglesia: “Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. 23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el Salvador del cuerpo. 24 Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella”. Los esposos son comparados con Cristo; las esposas son comparadas con la iglesia. Los esposos son comparados con la cabeza; las esposas son comparadas con el cuerpo. A los esposos se les ordena amar como Cristo amó; a las esposas se les ordena someterse como la iglesia está sometida a Cristo.
Es sorprendente como muchas personas no lo ven así cuando estudian este pasaje. O, viéndolo, lo niegan. Tengo en mente a los llamados igualitaristas –quienes niegan la idea de que los hombres han sido llamados para ser líderes del hogar. Ellos ponen todo el énfasis en el verso 27 y la enseñanza de la sumisión mutua. Todos estamos de acuerdo con que el verso 21 es el clímax del verso 18 donde Pablo nos ordena ser llenos con el Espíritu. Verso 18b-21: “Sed llenos del Espíritu , 19 hablando entre vosotros con salmos , himnos y cantos espirituales , cantando y alabando con vuestro corazón al Señor ; 20 dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre ; 21 sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo."
Así que someternos unos a otros es como una expresión de ser llenos con el Espíritu Santo. Los esposos y esposas llenos del Espíritu Santo se servirán el uno al otro. Se humillarán y decrecerán para que el otro sea levantado y encontrarán modos de someter sus preferencias inmediatas para consolar la necesidad del otro. ¡Amén a eso! ¡Que suceda cada vez más! No tengo ninguna intención de minimizar la mutualidad de la sumisión y el servicio.
Sumisión Mutua y Roles Diferentes
Pero el problema es que los igualitaristas parecen detenerse en la sumisión mutua, como si fuera todo lo que se necesitase decir acerca de los roles en el matrimonio, o como si eso fuera todo lo que el texto tiene que decir. Y cuando se detienen allí, la mayoría de las personas de hoy se sienten una gran ambigüedad y confusión acerca de los roles apropiados del esposo y la esposa. Una vez que usted explica a las personas que un esposo y una esposa deben ser mutuamente humildes, y que deben igualmente estar listos para servirse el uno al otro, y que deben anhelar con igualdad satisfacer las necesidades del otro y edificar al otro –una vez que todo eso ha sido dicho, aun permanece una gran incertidumbre sobre cuáles, si algo los distingue, son los roles del esposo y la esposa. ¿Los roles solo son distinguidos por el don biológico de la maternidad? ¿O hay algo más profundo?
Lo que es más sorprendente es que los igualitaristas no aceptan lo que cualquier lector ordinario puede ver en Efesios 5. Después de declarar que hay una sumisión mutua en el verso 21, Pablo dedica doce versos para explicar la diferencia en las formas en que el esposo y la esposa deberían servirse el uno al otro. Usted no necesita negar la sumisión mutua para afirmar la importancia del rol distintivo del esposo como cabeza y el llamado específico a la esposa para someterse a su liderazgo.
Jesús, El Desposado, Sirvió A Su Esposa
La manera más simple de ver esta verdad es recordar que Jesús mismo se ciñó una toalla e inclinó al suelo para lavar los pies de sus discípulos (el desposado, sirviendo a la novia), pero ni por un minuto algún apóstol en aquella habitación dudó de quién fuera el líder en ese momento. En otras palabras, la mutualidad de la sumisión y el servicio no cancela la realidad del liderazgo o patriarcado. El servicio no anula el liderazgo; lo define. Jesús no deja de ser el León de Judá cuando se vuelve manso como un cordero al servir a la iglesia.
Después de enfatizar la mutualidad de la sumisión o el servicio en el verso 21, Pablo dedica todo el pasaje, a través del verso 33, para diferenciar los roles del esposo y la esposa (entre el amoroso liderazgo de un esposo que toma su ejemplo de Cristo, y la espontánea sumisión de una esposa que toma su ejemplo de la iglesia que sigue a Cristo).
Hoy no solo necesitamos escuchar de este texto un llamado a la sumisión mutua que deja a los jóvenes buscando a tientas qué significa ser un esposo, y a las muchachas indagando el significado de ser una esposa. Necesitamos es escuchar qué es liderazgo y sumisión ¿Cuáles son las implicaciones positivas, prácticas de haber sido llamado cabeza que dan al hombre este rol distintivo en el matrimonio? No es suficiente decir someteos unos a otros. Eso es cierto de Cristo y su iglesia, ellos se someten mutuamente. Pero no se someten de la misma forma. Cristo es Cristo, nosotros somos la iglesia. Hablando doctrinal y espiritualmente, confundir las diferencias sería algo devastador. Así que el hombre es el esposo que muestra a Cristo, y la mujer es la esposa que muestra a la iglesia. Y confundir estas diferencias establecidas por Dios, o abandonarlas, resultará en más desilusión, y más divorcios, y más devastación.
Roles no son Arbitrarios ni Reversibles
Una de las verdades más evidentes en Efesios 5 es que los papeles del esposo y la esposa en el matrimonio no son asignados arbitrariamente y no son reversibles, como tampoco lo son los roles de Cristo y la iglesia. El papel del esposo y la esposa están enraizados en los roles únicos de Cristo y su iglesia. La revelación de este misterio es la recuperación de la intención original del pacto del matrimonio en el Jardín del Edén.
Usted lo puede ver con más claridad cuando reflexiona en lo que el pecado hizo al patriarcado del hombre y la sumisión, y al contemplar cómo la enseñanza de Efesios 5 está tan perfectamente preparada para remediar esa corrupción. Cuando el pecado entró en el mundo, arruinó la armonía del matrimonio, no porque hubiera producido liderazgo y sumisión, sino porque convirtió el liderazgo amoroso y humilde del hombre en la dominación hostil en algunos hombres o la indiferencia perezosa en otros. Y desvirtuó la sumisión inteligente, espontánea, feliz, creativa, y acoplada de la mujer, convirtiéndola en la adulación manipuladora, o servilismo de algunas mujeres, o la insubordinación insolente en otras. El pecado no creó al liderazgo y la sumisión en el matrimonio; al contrario: lo arruinó, lo distorsionó, y lo convirtió en algo desagradable y destructivo.
Recuperando Los Roles Del Matrimonio Desde Los Destrozos Que Pecado Nos Dejó
Ahora, si esto es cierto, entonces la redención que anticipamos con la venida de Cristo no es el desmantelamiento del orden original y creado de liderazgo amoroso y la sumisión espontánea, sino su recuperación de entre los destrozos que el pecado nos dejó. Y eso es exactamente lo que encontramos aquí, en Efesios 5:21-33. ¡Esposas, permitan que la sumisión desvirtuada sea redimida según la imagen del propósito de Dios para la iglesia! ¡Esposos, permitan que el patriarcado destrozado sea redimido según la imagen del propósito de Dios para Cristo!
Por tanto, el liderazgo no es el derecho de controlar, abusar o descuidar. (El sacrificio de Cristo es el modelo). Al contrario, es la responsabilidad de amar como Cristo a medida que guiamos, protegemos y proveemos para nuestra esposa y familia. Y la sumisión no es la esclavitud, coerción, o cobardía. Esa no es la manera en que Cristo quiere que la iglesia responda a su liderazgo, protección y provisión. Quiere que la sumisión de la iglesia sea libre, espontánea, alegre, refinada, y fortalecedora.
En otras palabras, Efesios 5:21-33 hace dos cosas:
Nos advierte de los abusos del liderazgo al decirle a los esposos que debemos amar como Jesús.
Y nos advierte de corromper la sumisión al decirle a las esposas que respondan como la iglesia a Cristo.
Definiendo El Liderazgo Y La Sumisión
Permítanme por tanto, terminar por ahora con unas breves definiciones del liderazgo o patriarcado y la sumisión, para luego volver la próxima semana, Dios mediante, con aplicaciones prácticas acerca de cómo debe ser, en particular, este liderazgo.
Liderazgo, es el llamado divino a los esposos de tomar la responsabilidad fundamental de ser semejantes a Cristo, con un liderazgo servil, al brindar protección y provisión en el hogar. (Vea el mensaje de la próxima semana para analizar las bases bíblicas de las palabras: “liderazgo, protección, y provisión”).
Sumisión, es el llamado divino a las esposas a honrar y afirmar el liderazgo de sus esposos y ayudarle a llevarlo según sus dones como esposa.
Hay mucho en riesgo aquí. Espero que usted reflexione con seriedad, sea casado o soltero, anciano o joven. De ello depende no solo la estructura de la sociedad, sino el testimonio del Cristo y la iglesia fieles al pacto.
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