Orad Por los Reyes y por Todos los que Están en Autoridad

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English: Pray for Kings and All in High Positions

© Desiring God

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Por John Piper sobre Oración

Traducción por Manuel Bento Falcón

1 Timoteo 2:2

El apóstol Pablo tiene una palabra de Dios que necesitamos oír siempre, pero especialmente el Domingo antes de una inauguración presidencial. La palabra se encuentra en la primera carta a Timoteo, capítulo 2, versículos 1-4:

Exhorto, pues, ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad.

El punto principal del texto es la orden para la oración, y Pablo menciona tres cosas acerca de esta orden a orar que deberíamos escuchar con mucho cuidado. Primero, menciona su vital importancia: “Exhorto, pues, ante todo que se hagan rogativas” Segundo, menciona la anchura de su visión: “Orad por todos los hombres, especialmente por los reyes y por los que están en autoridad.” Tercero, menciona el contenido y objetivo de esas oraciones: incluyen la acción de gracias y el pedir que nuestras vidas pasen en paz y tranquilidad para que los hombres puedan ser salvados y vengan al conocimiento de la verdad.

Oremos para que Dios haga que su Palabra penetre en nosotros esta mañana.

Padre, concede, te pido, que nadie aquí hoy tenga un corazón duro e impenetrable. Saca nuestro corazón de piedra y ponnos el corazón de carne tierno y sensible, y haz que oigamos tu amor y tu instrucción y caminemos en ella sin quejas-con todo nuestro corazón. Concédenos un sentido de la vital importancia de la oración por otros, y ayúdanos a tener corazones lo bastante grandes para acoger su tremenda visión y lo bastante puros para orar las cosas correctas con la motivación correcta. En el nombre de Jesús oramos. Amen.

Contenido

La Oración es de Primera Importancia

Primero, centrémonos en la vital importancia de la orden de orar por otros. El por qué Pablo piensa que esto es de primera importancia se vuelve claro cuando miramos el contexto anterior. Fijaos en la palabra “pues” o “por tanto” en el versículo 1: “Exhorto, pues (o por tanto), ante todo que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres.” Esa palabra nos alerta del hecho de que la orden de Pablo para orar por todos los hombres es una inferencia o conclusión que se desprende de algo que acaba de decir. En los versos que preceden (1:18-20) Pablo encarga a Timoteo “pelees la buena batalla, guardando la fe y una buena conciencia.” Y advierte a Timoteo que, si rechaza la buena conciencia, naufragará en la fe, como hicieron Himeneo y Alejandro. Una buena conciencia es una conciencia que no te condena por las cosas que haces o no haces. Y, por tanto, lo que Pablo está diciendo es que para que tu barco de fe se mantenga a flote, necesitas asegurarte de no hacer cosas que tu conciencia condene o dejar sin hacer cosas que tu conciencia demande.

Creo que todos podemos entender esta conexión entre una conciencia limpia y una fe vibrante si pensamos simplemente en nuestra propia experiencia. Al menos mi experiencia lo confirma. Si caigo en un hábito que mi conciencia condena, lo que acaba pasando es que mi conciencia comienza a decir, “Piper, todo lo que estás hablando acerca de confiar en Cristo es un montón de aire caliente, porque si de verdad confiases en él, no continuarías con tu comportamiento o con esa actitud.” Y entonces la mala conciencia comienza a taladrar sus pequeños agujeros en el vientre del barco de la fe hasta que una de estas dos cosas pasan: o bien confirmamos lo genuino de nuestra fe cambiando nuestro camino y tapando los agujeros de la mala conciencia, o demostramos que nuestra fe nunca fue digna del mar y nos hundimos en la incredulidad y la blasfemia como Himeneo y Alejandro. Así que, el encargo de Pablo a Timoteo para que mantenga la fe guardando una buena conciencia es tremendamente importante, y cualquier ayuda que Pablo nos de sobre como mantener una buena conciencia debería ser recibida con los brazos abiertos.

Esto es lo que creo que Pablo hace en el versículo 1 del capítulo 2. Ya que debes mantener una buena conciencia para no naufragar la fe, por tanto os apremio a primero que todo orar por todos los hombres. En lo alto de la lista de cosas de Pablo que debemos hacer para mantener una conciencia limpia está el orar por otras personas. Para ver por qué el fallar en orar por la gente puede llevarnos a una mala conciencia y destruir nuestra fe, tenemos que preguntar, “¿Qué es lo que se punza la conciencia del cristiano en sus relaciones con otras personas?” La respuesta a esa pregunta está clara en toda la Biblia. Toda la instrucción de Dios se resume en esto: Ama a Dios con todo tu ser, y ama a tu prójimo como a ti mismo. Por tanto, cualquier cosa que hagamos a la gente que sea contrario al amor punzará nuestra conciencia y amenazará nuestra fe. Fundándonos en eso podemos comenzar a ver por qué la oración por otras personas está en lo alto de la lista de Pablo de cosas que debemos hacer para mantener una conciencia limpia.

¿Qué Hace la Oración Tan Importante?

Veo tres razonoes por las cuales la oración por otros es de primera importancia en mantener una conciencia limpia, en vista de la enseñanza de Jesús sobre que el amor es nuestro mayor deber. Primero, la oración toma del poder de Dios por el bien de otros. Podemos intentar ayudar a otros, incluso a los presidentes y congresistas y gobernadores y alcaldes y concejales y jefes de policías, sin orar por ellos. Y, juzgándolo desde una perspectiva muy limitada, podríamos hacer un poco de bien de esa manera. Pero el pequeño bien que pudiésemos hacer con nuestro pequeño poder no merece ser comparado al gran bien que Dios puede hacer por la gente a la cual nos pone para que trabajemos por ella. Así que si queremos lo mejor para la gente, si de verdad la amamos, las oraciones en su favor son de primera importancia. La primera cosa que haces por una persona, si la amas, es pedir a Dios que obre por ella. Por supuesto, la respuesta de Dios a tu oración incluirá casi siempre tu trabajo en amor, pero también incluirá mucho más de lo que tú solo podrías llevar a cabo.

Una segunda razón por la cual la oración es de primera importancia en mantener una conciencia limpia es porque es el paso más fácil de amor. Ni siquiera tienes que salir de la cama para orar por los reyes y todos aquellos que están en autoridad. No requiere sacrificio financiero ni un gran esfuerzo físico. De todas las formas que el amor por otros puede tomar, la oración es la más fácil. Y ¿Acaso no es verdad que si no quieres hacer algo fácil por el bien de otros, entonces es muy poco probable que quieras hacer algo difícil por ellos? Así que tiene sentido que Pablo, al apremiarnos a mantener nuestras conciencias limpias, primero nos apremie a ejecutar el acto de amor más fácil, orar por la gente.

Y la tercera razón por la que la oración es de primera importancia en mantener nuestras conciencias limpias es que llega más lejos en sus efectos que cualquier cosa que podamos hacer. Antes de que los satélites estuviesen orbitando alrededor de la tierra podíamos emitir un programa de TV en directo a través del país pero no alrededor del mundo. Pero ahora es fácil alcanzar la otra cara del mundo con una emisión en directo enviando nuestra señal al espacio y haciéndola rebotar en un satélite.

Así sucede con la oración. Sin ella podemos influenciar las cosas que están cerca, y si esperamos lo bastante, nuestra influencia puede esparcirse por el mundo. Pero la influencia de Dios está en todas partes y es inmediata, así que podemos enviar nuestras señales a él, podemos alcanzar todo el mundo en un instante. Si un emisor quiere hacer llegar un mensaje a la mayor cantidad de gente posible en la cantidad más pequeña de tiempo, lo enviará primero lejos de la gente hacia un satélite. Si un Cristiano quiere hacer el mayor bien posible a la mayor cantidad de gente en el corto tiempo que tiene, recurrirá primero a Dios, cuya influencia llega, sin interrupción, a cada molécula y cada mente en el universo.

Así que, si no queremos naufragar en la fe, debemos guardar una buena conciencia. Y por tanto, os apremio primero que todo a completar el mandamiento de amor orando por todos los hombres, porque la oración toma del poder de Dios a favor de ellos, la oración es el primer y más fácil paso para amar, y la oración alcanza más lejos en sus efectos buenos que cualquier cosa que podamos hacer.

So, if we would not make shipwreck of faith, we must keep a good conscience. And therefore, I urge you first of all to fulfill the love command by praying for all men, because prayer taps the power of God on their behalf, prayer is the first and easiest step of love, and prayer reaches farther in its good effects than anything else we can do.

Orad por Todos los Hombres

Y esto nos lleva a nuestro segundo mayor tema, es decir la amplitud o alcance del mandamiento de Pablo a orar. “que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en autoridad.” ¿Alguna vez te has sentido tentado a orar así? “Dios, bendice a todo el mundo de la mejor manera posible. A ti sea la gloria. Amen.” ¿Eso lo cubre todo, verdad? Un texto como este, que nos ordena a orar por todos los hombres, puede tentarnos a orar barriendo con generalizaciones como esa, ya que no puedes empezar a nombrar a todos los hombres. Pero Dios no nos a enseñado a orar de esa forma, y podemos estar seguros de que Jesús no pudo haberse pasado noches completas en oración si esa es la forma en la que oró. Es una gran bendición si cada día tenemos nuestro pan diario. Es una bendición si nuestras trasgresiones son perdonadas. Es una bendición si no somos llevados a tentación sino librados del mal. Pero Jesús no nos enseña a decir, “Bendice al Señor.” Nos enseña a decir, “Danos nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y no nos metas en tentación sino líbranos del mal.” No hemos sido enseñados a orar en generalidades grandes amplias, como, “Dios bendice a los misioneros.” Se nos ha enseñado a orar sobre tipos de problemas particulares. Y cuando Pablo necesita ayuda, la pedía de forma particular para sí mismo. Por tanto, no creo que la demanda de 1 Timoteo 2:1 sea satisfecha orando, “Dios bendice a todos los hombres en todas partes. Amen.”

Si le damos una lectura comprensiva a Pablo, lo que parece estar diciendo es esto: “Timoteo, empuja las barreras de tu preocupación. No dejes que tus oraciones se limiten a ningún grupo de gente o tipo de gente. Agranda la circunferencia de tu amor. No seas provincial, sectario, nacionalista, elitista, o racista en tus oraciones. Deja que tus oraciones abarquen a todo tipo de gentes: Altas y bajas, blancas y negras, demócratas y republicanos, primeros ministros Soviéticos y Ayatolahs Iraníes. Agranda tu corazón hasta que abrace al mundo. Ve a la escuela del Calvario hasta que puedas odiar la intolerancia y el racismo del Ku Klux Klan y los neo-Nazis, pero puedes orar con anhelante amor en tu corazón por esos hombres y mujeres.

¿No es el punto de Pablo el mismo que el de Jesús cuandao dijo,?

Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo." Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos.

Para ponerlo de otra forma, no hay ninguna categoría de gente de la que se pueda decir, “No deberías orar por ellos.” ¡Es un mensaje para este tiempo, verdad! La década de los 80 está en camino de convertirse en la década del odio y, O, que fácil es para nosotros, extranjeros y exiliados en la tierra, ser absorbidos en un grupo y comenzar a odiar el otro. Jesús nos advirtió en Mateo 24:11 (LBLA), “Y se levantarán muchos profetas falsos, y a muchos engañarán. Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará.”

Algunos dicen que el mundo acabará con fuego
Algunos dicen con hielo.
Por lo que he probado del deseo
Me inclino a aquellos que proponen el fuego.
Pero si tuviese que perecer dos veces.
Creo que se lo bastante del odio
Como para decir que para la destrucción el hielo
También es grande Y sería suficiente.

(Robert Frost)

Que no pueda decirse de la Iglesia Bautista Bethlehem que hemos contribuido a la destrucción del mundo a través de un odio helado. Sino que se diga, “¡Mira como se aman unos a otros! ¡Mira como hacen bien a aquellos que los odian, y bendicen a aquellos que los maldicen, y oran por aquellos que abusan de ellos (Lucas 6:27 sgtes.)! ¡Mira la anchura de la visión de su oración!” Y entonces la gente verá que hay un Dios de gracia en el cielo y que tiene en la tierra un pueblo peculiar que no se conforma a esta época o esta década.

Orad Por Los Reyes Y Por Todos Los Que Están En Autoridad

Después de que Pablo haya enfatizado que oremos por todos los hombres, señala a los reyes “y todos los que están en autoridad” para asegurarse de que los incluimos. ¿Por qué? Está claro en los versículos 4-7 que lo que Pablo quiere enfatizar es que nadie debe ser excluido de nuestra buena voluntad, porque nadie está más allá de la gracia de Dios. ¿Por qué entonces los reyes y las autoridades reciben una mención especial? Puedo ver al menos dos razones.

La primera es que esta gente tiene características que hacían especialmente difícil para los primeros Cristianos (y para nosotros) el orar por ellos. Por ejemplo, estaban tan distantes, tan remotos, si no en millas reales, al menos en accesibilidad. Es difícil orar seriamente por alguien que no conoces, y especialmente difícil orar por alguien que nunca ves. Sin embargo, esta dificultad debe vencerse, dice Pablo. Debes orar por ellos: emperadores como Nerón, procónsules como Gayo, gobernadores como Pilato, reyes como Herodes. Pueden parecer remotos e inaccesibles, pero recuerda, no son remotos e inaccesibles para Dios. Y mediante oración te puedes acercar tanto como uno de sus íntimos consejeros.

Otra característica que hace que sea difícil orar por los gobernantes es que a menudos son hombres impíos, insensibles a los avisos del Espíritu Santo. Esto era verdad de forma casi universal en los días de Pablo. Y en la mayoría de los países a lo largo del mundo hoy creo que aún sería verdad. Incluso en nuestro propio país donde el Chrysler Imperial es llamado el “coche nacido de nuevo,” no me entusiasmo de forma automática cuando un político dice haber tenido una experiencia religiosa. No importa donde o cuando hayamos vivido, obedecer el mandato de Dios a orar por todas las autoridades nos implica a orar por mucha gente indiferente u hostil a nuestra fe.

Pero esto no debe hacer que dudemos ni un momento en orar por ellos, primero, porque Dios puede salvarlos y traerlos al conocimiento de la verdad, y segundo, porque Dios utiliza a los gobernantes para cumplir sus propósitos ya sea que crean en él o no. Cuando Dios quería castigar a su pueblo rebelde, Israel, convirtió al altivo rey de Asiria en la vara de su ira (Isaías 10:5) y lo incitó a atacar Israel. Una vez Nabucodonosor, el gran rey de Babilonia, se dijo a sí mismo:

¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado como residencia real con la fuerza de mi poder y para gloria de mi majestad? (Daniel 4:30, LBLA)

Y Dios le quito su razón y lo hizo comer hierba como a un buey hasta que aprendió esta leción (Daniel 4:34, 35):

Porque su dominio es un dominio eterno, y su reino permanece de generación en generación. Y todos los habitantes de la tierra son considerados como nada, mas El actúa conforme a su voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra; nadie puede detener su mano, ni decirle: "¿Qué has hecho?"

Ningún rey, ni presidente, ni primer ministro, ni Ayatolah puede parar la mano del Señor cuando se ha propuesto hacer algo. “Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; El lo dirige donde le place” (Proverbios 21:1, LBLA) . “Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del SEÑOR permanecerá.” (Proverbios 19:21, LBLA).

Por tanto, tenemos un fuerte estímulo para orar por los reyes y todas las autoridades, ya sea que sean o no creyentes, porque nuestro Dios reina, y ¡nadie puede parar su mano! Una implicación de lo que acabo de decir es que nuestras oraciones por aquellos en autoridad van más allá de orar por su conversión o incluso su santificación. Por eso debemos orar, o desobedeceremos a nuestro Señor Jesús. Pero ahora sabemos también que Dios puede hacer sus buenos propósitos incluso a través de gobernantes que permanezcan impenitentes.

Esta es la segunda razón por la que creo que Pablo enfatizó que debemos orar por los reyes y todas las autoridades, es decir, porque a través de ellas Dios puede hacer mucho bien por otros, tanto si los reyes lo saben como si no. El pensamiento de Pablo parece ser algo como esto, “Si queréis que vuestras oraciones hagan el mayor bien para el mayor número de personas, aseguraos de incluir en vuestras oraciones a aquellas personas cuyas decisiones crean las condiciones en las cuales los propósitos del evangelio prosperan.” Es importante orar por los líderes porque las condiciones que ellos crean o bien avanzan o impiden el evangelio.

Orad con Acción de Gracias por la Expansión del Evangelio

Podemos confirmar que eso es lo que Pablo pensaba cuando tomemos nuestro tercero y mayor punto final, es decir, el contenido de nuestras oraciones por los reyes y las autoridades. Solamente mencionaré brevemente que de acuerdo al versículo 1 nuestras oraciones deben incluir acciones de gracias. Incluso un mal rey es mejor que la anarquía. Cuando Pablo escribió esto, estaba probablemente bajo arresto domiciliario en Roma, esperando antes del juicio ante Nerón que finalmente lo ejecutó. Por tanto, Pablo no es un ingenuo cuando dice “Exhorto...que se hagan acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en autoridad.” El ve las cosas en una perspectiva mucho más grande que meramente en relación con su propia vida o incluso su propio ministerio. El mismo emperador que ejecuta a Pablo mantiene la paz en las provincias donde el evangelio se está esparciendo como la pólvora. Así que nuestras oraciones por los reyes deben ser sazonadas con agradecimiento.

Pero el punto principal que Pablo menciona como contenido de nuestra oración por los reyes y aquellos que están en autoridad es “para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad” (versículo 2). Tomado por si sola, esta petición puede parecer que se opone a a todo lo que hemos dicho hasta ahora. ¿Es verdad en este último análisis que en realidad todo lo que nos importa al orar por nuestros líderes es la paz y la tranquilidad? O, ¡cuántos que profesan ser cristianos parecen pensar que es así!

Pero eso sería una malinterpretación terrible de la Palabra de dios. Los versículos 3 y 4 delimitan el enfoque de lo que Pablo realmente busca. ¿Por qué orar para que los gobernantes mantengan la paz? Porque “Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad.” Dios aprueba nuestras oraciones por paz y tranquilidad porque el aprueba el avance del evangelio. La paz no es lo principal; la salvación es lo principal. La tranquilidad no es el objetivo; el conocimiento de la verdad de Dios, ese es el objetivo.

Que nunca olvidemos, hermanos y hermanas en Cirsto, que nosotros también somos extranjeros y exiliados en esta tierra. No estamos en casa en América o Rusia o Israel o en ningún otro lugar en este mundo. No oramos simplemente por la prosperidad de ningún territorio. Oramos por el magnifico avance de los propósitos salvadores de Dios en cada territorio. Y para eso decimos, “Dios Todopoderoso, gobernante del cielo y la tierra, concede al presidente electo Reagan, al Gobernador Quie, al Alcalde Fraser, y a los miles de otras personas en autoridad que las decisiones que hagan creen las condiciones en las cuales las buenas noticias de Jesucristo traigan el mayor fruto para la salvación de los hombres y para tu gran gloria. Amen.”


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