El ocaso de los ídolos

De Libros y Sermones Bíblicos

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English: Twilight of the Idols

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Por R.C. Sproul sobre Verdad
Una parte de la serie Right Now Counts Forever

Traducción por Dorval A. Lara Riveroll


Friedrich Nietzsche, filósofo del siglo XIX, es conocido por su declaración “Dios ha muerto”. Este breve dictamen no da cuenta de la historia completa. Según Nietzsche, la causa del fallecimiento de Dios fue la compasión. Dijo: “Dios está muerto; murió de piedad”. Pero antes de que Dios, que era el Dios del Judeo-Cristianismo, pereciera, Nietzsche dijo que existía una multitud de deidades, tales como las que residían en el Monte Olimpo. Es decir que, en un tiempo, hubo una pluralidad de dioses. Todo los demás dioses desaparecieron cuando, un día, el Dios judío, Yahweh, se puso de pie en la reunión y dijo: "No tendrás otros dioses delante de mí”. Al escuchar esto, siguiendo el resumen satírico de Nietzsche, el resto de los dioses y diosas murieron. Murieron de risa.
En nuestro tiempo, en el que predomina el pluralismo en la cultura, puede hallarse tanta hostilidad hacia la idea de un Dios único como en la sátira de Nietzsche. Sin embargo hoy, la repugnancia hacia el monoteísmo no es un asunto gracioso. En la cultura del pluralismo, la virtud principal es la tolerancia, esto es, la idea de que todas las visiones religiosas deben ser toleradas, todas las perspectivas políticas deben ser toleradas. Lo único que no puede ser tolerado es la afirmación de exclusividad. Existe una antipatía intrínseca, inherente, a todas las aserciones de exclusividad. Decir que existe un solo Dios, es repulsivo para los pluralistas. Decir que un Dios no se ha revelado a sí mismo en una pluralidad de avatares a lo largo de la historia, es también repugnante. Un único Dios con un solo Hijo, es una deidad que genera desde ofensas hasta perjuicios, al proclamar un hijo exclusivo. No puede existir sólo un Mediador entre el hombre y Dios. Según los pluralistas actuales, debería haber varios. Igualmente, entre los pluralistas, también es una perogrullada la idea de que si hay un camino hacia Dios, entonces debe haber muchos caminos hacia Dios, y ciertamente, no puede aceptarse que haya uno solo. Las afirmaciones de exclusividad del cristianismo en términos de Dios, en términos de Cristo, en términos de la salvación, no pueden coexistir pacíficamente con los pluralistas.
Además de la pregunta acerca de la existencia de Dios y su Hijo, y sobre la particular manera de salvación, también existe un rechazo a cualquier afirmación sobre la posesión de una fuente única de revelación divina. En el tiempo de la Reforma, fueron afirmadas las llamadas solas de la Reforma. Se decía que la justificación es por la sola fe (sola Fide), que es solo por Cristo (solus Christus), que es solo por la gracia (sola Gratia), y que es solo por la gloria de Dios (soli Deo Gloria). Pero quizás, el precepto de sola Scriptura, es el más repugnante para los pluralistas. La idea de sola Scriptura se refiere a la existencia una sola fuente escrita de revelación divina, que nunca puede ser ubicada en el mismo nivel que las declaraciones confesionales, los credos, o las tradiciones eclesiásticas. Solo la Escritura tiene la autoridad para limitar la conceincia, justamente porque sólo la Escritura es la revelación de Dios todopoderoso. Para el pluralismo, son muchas las implicaciones de sola Scriptura. La siguiente, no es la menor de ellas: este principio conlleva una negación fundamental del carácter revelador de todos los libros de cualquier religión. Un partidario de sola Scriptura no cree que la palabra de Dios se encuentre en la Biblia y en el Libro de Mormón, en la Biblia y en el Corán, en la Biblia y en los Upanishads, en la Biblia y en el Bhagavad Gita; mas aún, la fe cristiana se basa en la afirmación acerca de la singularidad y exclusividad de que la Biblia, y sólo la Biblia, revela la palabra escrita de Dios. 
El lema de los Estados Unidos es e pluribus unum. Sin embargo, desde el surgimiento de la ideología del pluralismo, el verdadero Unum de ese lema ha sido arrancado desde sus raíces. Lo que mueve al pluralismo es el antecedente filosófico del relativismo. Toda verdad es relativa; por lo tanto, una idea o fuente únicas, no pueden ser vistas como portadoras de ningún tipo de supremacía. La idea de la igual tolerancia bajo la ley de todas las religiones, ha sido incorporada en nuestro sistema legal. En el pensamiento de la gente, el pasar de igual tolerancia ante la ley a igual validación, no es más que un pequeño paso. El principio de que todas las religiones deberían ser tratadas de la misma manera ante la ley y que deberían gozar de iguales derechos, no implica, necesariamente, la inferencia de que entonces, todas las religiones son válidas. Hasta un examen somero y comparativo de las religiones del mundo, deja ver puntos radicalmente contradictorios entre ellas, y a menos que uno esté preparado para afirmar la verdad equivalente de las contradicciones, uno debe ser capaz de rechazar esta aserción errónea.
Lamentablemente, con una filosofía del relativismo y una filosofía del pluralismo, la ciencia de la lógica no interesa. La lógica es acompañada a la puerta y echada enérgicamente fuera de la casa hacia la calle. No hay espacio para la lógica en ningún sistema de pluralismo y relativismo. En efecto, es inapropiado llamar a cualquiera de ellos un sistema, ya que es la idea de una perspectiva consistente y coherente sobre la verdad, lo que es inaceptable para los pluralistas. El hecho de que la gente rechace las afirmaciones sobre una verdad exclusiva no invalida esas aseveraciones. Es el deber del cristiano el mantener firme la singularidad de Dios y Cristo, y no comprometerse con los partidarios del pluralismo.


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