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Por John Piper sobre Misión de Iglesia
Una parte de la serie 1 Corinthians: The Present Power of Christ Crucified

Traducción por Maria del Carmen Zanassi


Contenido

La Muerte y la Prioridad de Dios en Nuestras Vidas

En muy poco tiempo – para algunos de nosotros dentro de un año, para otros en cinco años, para unos dentro de diez años y para otros en cincuenta – en muy poco tiempo, con una exhalación, en una mañana fresca de febrero, solo una cosa va a importar, la presencia o ausencia de Dios. Cuando morimos, todo los que importa es Dios. ¿Nos vamos a dejar absorber por su gloria o por los tormentos de la oscuridad externa? En muy poco tiempo, lo único que va a importar es la presencia o ausencia de Dios.

Yo pregunto: ¿implica algo esto con respecto a la prioridad de Dios en nuestras vidas?

La Condición de Nuestra Era

O, si carecen del don saludable de imaginar su propia muerte y el momento trascendental de una entrada irreversible a la eternidad, entonces consideren un artículo del sitio del Condado de Sumter, Carolina del Sur: en St. Louis, una de cada diez niñas en las escuelas públicas quedan embarazadas antes de la mayoría de edad.

El año pasado, en las escuelas de Boston, expulsaron a 55 estudiantes por llevar armas. Más de 2.000 estudiantes en libertad condicional deben reportase a los oficiales por sus delitos pasados.

El administrador de una escuela de Filadelfia escribe: “La gente viene a clase de alto nivel, no solo alumnos sino también maestros; baños sucios, intimidación de pandillas, sin lugar donde colgar los abrigos donde no los roben”.

Un panfleto ampliamente usado en las escuelas públicas sugiere a los jóvenes: “Acepten el sexo por lo que es, por cualquier placer que les pueda dar”. Continúa para referirse a la “antigua mitología” de tener sexo para casarse, admitiendo que esto está bien para algunos, mientras que “no molesten a aquellos que quieren algo más”.

O consideren el desmembramiento sangriento de miles de diminutos, bien formados bebés cada año, no específicamente en una crisis trágica para salvar la vida de las madres, sino en una maniobra política de los valores, lo cual hace que el derecho de la mujer a eliminar el embarazo sea superior al derecho del bebé a que no lo maten.

La estructura de la familia que Dios diseñó, para la seguridad y crianza de niñas y niños humildes, disciplinados, nobles, justos, inteligentes y compasivos, ha dejado en claro hasta ahora que una red de seguridad, debajo de los niños que son víctimas, es escasamente equitativa, mucho menos lo es un resguardo para la formación de mentes y corazones jóvenes.

Pregunto nuevamente ¿implica algo esto acerca de la prioridad de Dios en nuestras vidas?

La Ausencia del Dios Bíblico en Nuestras Vidas

¿Tiene relación el colapso de nuestra vida social y moral con la ausencia, casi total, del Dios bíblico en nuestro esparcimiento, en las películas, el humor, la música, el arte, el drama, los deportes, la publicidad, la ciencia, los negocios, los viajes, los hobbies, la medicina, el asesoramiento y aún en la religión – la ausencia completa de la más grande realidad del universo, la realidad de la que depende todo, la realidad por la que todo existe, la realidad que es más hermosa, poderosa, inteligente, sabia, amorosa y espectacular que cualquier otra realidad – ignorada, desconsiderada, desechada por casi todas las empresas en Norteamérica?

¿Hay alguna conexión acá con nuestra declinación hacia el barbarismo?

No creo que sea simplemente mi opinión personal, sino más bien una percepción profundamente bíblica (a la que voy a tratar de referirme en un momento), decir que es la ausencia de la importancia crucial del Dios bíblico, respecto a todo en la vida, que conduce al colapso de nuestra civilización. Es muy fácil imaginar que el barbarismo puro se puede encontrar a la vuelta de la esquina.

Confrontando Nuestra Cultura en Dos Niveles

Cuando pienso en estas cosas relacionadas con mi insignificante vida, y con los 20 o 30 o tres años que haya vivido antes de estar con Dios para siempre, siento una profunda sensación al llamado y a la urgencia de ser una clase de persona, y conducir una clase de iglesia, que confronte nuestra cultura en dos niveles. Un nivel que casi todo el mundo entiende. El otro nivel muchos no lo entienden – aún en la iglesia.

1. Preocupación por las Víctimas

El primer nivel es el nivel de preocupación por las víctimas de los que ignoran a Dios y los que lo denigran en nuestra era. Y cuando digo esto, no quiero decir que las víctimas sean ateas. Muchos de ellos son cristianos, y algunos muy buenos cristianos. Quiero decir que la parte de la sociedad, separada de la que se centra en Dios, destruye miles de patrones morales protectores, suposiciones nobles sobre la vida, comportamientos respetables, sólidas restricciones con respecto al mal y puntos de vista de conocimiento estables.

Y cuando toda esta vida social, firme, protectora, centrada en Dios se desmorona, hay pérdidas emocionales, físicas y espirituales en todos lados – dentro y fuera de la iglesia. Los pecados de los padres recaen sobre los hijos. Y cuando Dios no existe en la educación, en el hogar, en los negocios, en el comercio, en el arte y en la habilidad de gobernar, todos pagan, aún los más devotos.

El nivel donde me siento limitado para confrontar nuestra cultura y por el que anhelo que nuestra iglesia la confronte es el nivel de preocupación por las víctimas. Este es el nivel que casi todos valoran en un pastor y en una iglesia. Y para muchos esto es todo lo que esperan de un pastor y de una iglesia. Y si todo esto es para lo que nosotros estamos, no sería un llamado minúsculo, sino algo grandioso.

2. Buscar la Causa Detrás de las Víctimas

Me siento obligado por mi conciencia y, creo, por la Palabra de Dios, a confrontar la vida norteamericana en otro nivel– aunque solo sea en un pequeño rincón de Minneapolis. Mi visión de lo que debemos ser como iglesia incluye también la confrontación.

Me imagino que algunos dirán: ¡Amén! Luchemos no solo por las víctimas de la pornografía; salgamos de nuestra ciudad. Estoy de acuerdo, pero esa no es la confrontación en la que estoy pensando. Otros van a decir: ¡Amén! No solamente proporcionemos un lugar decente para los bebés muertos y asesoramiento psicológico después del aborto, detengámoslo. Estoy de acuerdo, pero no es la confrontación que tengo en mente.

Lo que tengo en mi mente es el esfuerzo de ir a la raíz del árbol echado a perder – encontrar la mano que está desmoronando toda la estructura moral de nuestra cultura – retroceder por el río de la vida social al origen de la polución y descubrir por qué la última generación ha venido acompañada de una inundación de adicciones a la droga, la pornografía, al alarde de la homosexualidad, al alcoholismo, la depresión, la infidelidad, el divorcio, el abuso, a los desórdenes alimenticios, la inseguridad, el resentimiento, la apropiación del poder y la ambición.

Creo que la raíz del árbol echado a perder, la mano que desmorona y el origen de la polución es ignorar a Dios en toda su grandeza y gracia bíblica. Puede resultar hostil en la forma de ateísmo o islamismo, o condescendiente en el modo de relativismo secular (ustedes tiene su Dios; nosotros tenemos nuestro Zen; ¡vivan y dejen vivir!); puede resultar ingenuo como cristianos que creen en la Biblia y que aseguran conocer a Dios, pero que adquieren sus valores más de la televisión que de la Biblia.

La falta de tener una radical centralización en Dios, en todo lo relacionado con la vida, es la raíz del problema de nuestra cultura. Y mientras evalúo cómo invertir mi vida de la forma más útil, para la gloria de Dios y por el bien eterno de la gente, pregunto: ¿Quién en nuestra cultura no solo va a preocuparse por las víctimas, sino también buscar la causa que está detrás de las víctimas?

Y estoy pensando en algo más profundo que las familias disfuncionales. ¿Cómo llegaron a ser de esa manera? ¿Qué fuerzas en nuestras almas y en nuestra cultura engendraron esta clase de familia? ¿De dónde provienen estas fuerzas?

Provienen de la ignorancia y de la rebelión contra el Dios bíblico de gracia y gloria. Se engendran al poner al hombre donde pertenece Dios. Esa es la esencia de los primeros capítulos de la Biblia y del resto de sus páginas, que incluye nuestro texto de hoy.

Los Dos Niveles de Confrontación en la Predicación

La manera en la que funciona esta confrontación de dos niveles en la predicación es el mayor desafío de mi vida.

Por un lado, siento la necesidad de expandir la palabra de Dios para ayudar a las víctimas (que somos la mayoría de nosotros, una semana o la otra), para que sobrevivan otra semana en la fe, sientan esperanza en Dios, crean que Dios está con nosotros en el medio de una aflicción penosa.

Por otro lado, siento la gran responsabilidad de proveer una visión de Dios que, para la mayoría de ustedes, es atacada por el aire secular que respiran durante 100 horas de su vida cada semana. Siento la responsabilidad de advertir cuánto, nosotros los evangelistas, absorbemos del mundo que ignora a Dios sin siquiera saberlo.

Sé que esta exaltación profética de Dios, como gran necesidad de nuestra cultura, la pueden tomar las víctimas, en cualquier mañana de domingo, significando, simplemente, que si ellos solo creyeran en la soberanía de Dios, todos sus problemas se disiparían. Pero, en realidad, el punto no es tan simple e individualista. El punto es que si muchas personas – esposas y maridos, hijos e hijas, hermanos y hermanas, empleados y empleadores, maestros y estudiantes – empezaran a formar sus vidas alrededor de la realidad prevalente de la gracia y de la gloria del Dios bíblico, brotaría un jardín de sanación y la cadena de las penas se rompería para las generaciones futuras.

Por eso, creo que una de las grandes misiones de nuestra iglesia es rearmar la estructura de las vidas y las familias centradas en Dios – para reconstruir la base de la prevalente presencia e influencia de Dios en sus vidas, en las vidas de sus hijos, en las de los hijos de sus hijos y los que vendrán, y en tantos como puedan en nuestro mundo.

Volviendo a nuestro texto de hoy, no voy a dales una explicación detallada de cada parte. Simplemente, voy a señalar lo que provocó todos estos pensamientos en este texto.

Siete Afirmaciones sobre Pablo, Apolos y Dios

En Corintios 3:3-4, Pablo señala que los corintios actúan como simples hombres, personas sin el Espíritu Santo, sin Dios. Versículo 3: existen “celos y contiendas”. Específicamente, en el versículo 4, ellos hacen alarde de sus maestros: “¡Yo soy de Pablo, yo soy de Apolos!”.

¿Qué rastrea Pablo del origen de estos celos, contiendas y jactancia? Eso es lo que tratan los versículos 5-9.

La respuesta en una palabra es que él lo identifica en el poner al hombre donde pertenece Dios o en no darse cuenta de la soberanía de Dios. Lo que hace Pablo es poner al hombre en el lugar más bajo y a Dios en un lugar de exaltación. Voy a tratar de resumirlo en siete afirmaciones que Pablo hizo sobre sí mismo, Apolos y Dios.

1. Nosotros Somos Servidores, pero Solo Dios es el Amo

Versículo 5: “¿Qué es, pues, Apolos? ¿Qué es Pablo? Servidores, no dueños, no amos. ¿Quién entra a una casa y empieza a organizar a las criadas y a los camareros haciendo alarde? No nos vanagloriemos en nosotros mismos. Vanagloriémonos en Dios, el Amo de los Servidores. (Ver 2 Corintios 11:23; 4:1).

2. Dios es el Objeto de Nuestra Fe, no Nosotros; Nosotros Nos Centramos en Él

Versículo 5: “¿Qué es, pues, Apolos? ¿Qué es Pablo? Servidores mediante los cuales habéis creído”. Cuando recibimos una carta de la persona que amamos, no tenemos que enamorarnos del cartero. Dios es el único que tiene que ser valorado, no Pablo y Apolos.

3. No nos Hicimos Servidores Nosotros Mismos o los Convertimos a Ustedes, Dios lo Hizo

Versículo 5: “¿Qué es, pues, Apolos? ¿Qué es Pablo? Servidores mediante los cuales habéis creído, según el Señor dio oportunidad a cada uno”. Puede significar que le dio a cada uno un papel especial como servidor, o puede significar que le dio a cada uno el fruto de su trabajo. Ambos son ciertos y el sentido es: No se vanaglorien en los hombres, sino en el que es el verdadero amo y señor. ¡Dios!

4. Apolos y Yo Plantamos y Regamos, pero Solo Dios Puede Crear la Vida Espiritual

Versículo 6: “Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento”. En otras palabras, tanto la autoridad que da vida y como el poder de Dios, únicos y soberanos, lo ubicó tan por encima de nosotros que nuestros roles subordinados nos no tienen que impresionar en absoluto, comparados con quien es Dios y lo que puede hacer. De hecho…

5. Apolos y Yo No Somos Nada Comparados con Dios

Versículo 7: “Ni el que planta ni el que riega significa algo, sino Dios que da el crecimiento” ¿Qué quiere decir respecto a que no son nada? ¿No había dicho que eran plantadores y regadores? ¿Y no dice él, en el versículo 9, que son colaboradores de Dios? Es importante, ¿no?

Sí, en un sentido lo es y Pablo no subestima su llamado. Pero tenemos que aprender cómo hablar de nuestro valor y el valor de Dios relacionados uno con otro.

En la actualidad, toda la lógica va en una dirección: como Dios se digna a usarme, realmente soy alguien. Pero, en el pensamiento de Pablo, la lógica va en otra dirección. Vean 1 Corintios 1:28-29. Este es un buen comentario sobre 3:7 y la idea de que Pablo y Apolos no eran nada: “Lo vil y despreciado ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es, para que nadie se jacte delante de Dios”.

En otras palabras, la tendencia del siglo 20th es decir:”Dios eligió usarme, entonces soy alguien”. Y la tendencia de Pablo es decir: “Dios eligió usarme, entonces ¡Él es alguien!”. Dicho de otra manera, la gracia soberana crea de la nada personas que plantan y riegan, no para que ellos se sientan entusiasmados por el valor de su condición, sino por el valor de la gracia de Dios.

6. Apolos y Yo no Somos Competidores, sino Aliados con un Objetivo Común; al Fin y al Cabo Dios nos Va a dar la Recompensa, no Ustedes.

Versículo 8: “El que planta y el que riega son una misma cosa [uno], pero cada uno recibirá su propio salario [recompensa] conforme a su propia labor”. Puede haber diferencias entre Apolos y yo en nuestro trabajo, pero solo Dios puede revelar los designios escondidos de los corazones (4:5). Déjenle a Él todo lo determinante.

7. Nosotros Somos Trabajadores de la Granja y del Edificio, pero Dios es el Dueño y También de Nosotros

Versículo 9: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios”

En resumen, entonces, la respuesta de Pablo a por qué había orgullo, jactancia, celos y conflictos en Corintios es que ellos ponían al hombre donde Dios pertenece y no veían la soberanía dominante de Dios.

Finalizo sacando una conclusión sobre “S*P*A*N the Nineties” [1]. Si es la voluntad de Dios que construyamos un nuevo santuario, entonces podemos saber, sin la menor duda, que la intención de Él es ser todo en esta edificación. Y podemos asumir que va a hacer que nuestros esfuerzos prosperen, solo desde el momento en que le demos ese lugar de glorificación en nuestros corazones, en nuestros hogares y en nuestra iglesia y si hacemos que nuestra misión no solo sea preocuparnos por las víctimas de la cultura que denigra a Dios, sino también trabajar para que Dios sea el centro de todo en nuestras vidas.


  1. [1] “SPAN the Nineties”: SPAN por sus siglas en inglés Spreading Praise to All Nations. “SPAN the Nineties” fue un proyecto de construcción en la Iglesia Bautista Bethlehem (donde John Piper era el pastor) con el fin de recaudar dinero para construir un nuevo santuario en la iglesia en la década de los 90.

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