El Poder que Empuña el Arma

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Finalmente, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor se extienda rápidamente y sea glorificada, así como sucedió también con vosotros; y para que seamos librados de hombres perversos y malos, porque no todos tienen fe.</blockquote>
Finalmente, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor se extienda rápidamente y sea glorificada, así como sucedió también con vosotros; y para que seamos librados de hombres perversos y malos, porque no todos tienen fe.</blockquote>

Revisión de 08:58 7 jul 2012

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English: The Power that Wields the Weapon

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Por John Piper sobre Oración

Traducción por Manuel Bento Falcón


2 Tesalonicenses 3:1-2 (LBLA)
Finalmente, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor se extienda rápidamente y sea glorificada, así como sucedió también con vosotros; y para que seamos librados de hombres perversos y malos, porque no todos tienen fe.

Recordaréis que en Efesios 6:17-18 Pablo dijo, “Tomad la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios...con oración.” La oración es el poder que empuña el arma de la palabra. La semana pasada consideramos la verdad de que el arma sirve al poder que la empuña.

Sin embargo -y esta es la magnificencia de la oración- Dios ha puesto su palabra en la mano de la oración. Él mismo sigue siendo la fuente y el objetivo de todas las cosas, pero ha escogido hacer de la oración el poder que empuña el arma de su palabra. Él sigue siendo la fuente de ese poder, pero concede el uso y el privilegio y el gozo de ser el instrumento de su poder en la oración.

Contenido

Un Deseo Universal de Reflejar a Dios

Creo que todos en algún lugar dentro del corazón quieren ser los instrumentos del poder de Dios y por tanto, incluso aunque no lo sientan ahora así, tienen enterrado en algún lugar del subconsciente el deseo de ser un hombre o mujer de oración ferviente y efectiva.

La razón porque confío en esto es que cada uno de vosotros fue creado a la imagen de Dios. Cada uno de vosotros fue creado para ser un espejo consciente de la imagen de Dios. Fuisteis creados para reflejar de forma consciente su gloria como un espejo de la imagen de Dios. Creo que antes de que el pecado apareciera en el mundo, Adán y Eva tenían un deseo imperioso de ser utilizados por Dios para mostrar la imagen de su poder y sabiduría y amor en el mundo. Querían ser espejos de su gloria.

Y ese es un anhelo profundo dentro de toda persona hoy día, pero ha sido distorsionado por el pecado. En cierto sentido, la distorsión es ligera; pero la diferencia es como del día a la noche Es la diferencia entre querer reflejar su rostro y querer tomar su lugar.

La gloria de un espejo es poner su rostro hacia la luz y dejar que la luz brille. Para eso es para lo que están hechos los espejos. Ese es el anhelo profundo del corazón. Pero el pecado entró al mundo y la primera manifestación fue que Adán y Eva sintieron descontento por ser espejos. Comenzaron a querer ser su propia fuente de luz. Comenzaron a sentir que los espejos simplemente son vidrio con una ligera capa negra de mercurio y estaño.

De repente fueron conscientes del hecho de que para ser un buen espejo hay que girarse hacia cualquier lugar que la luz se mueva. No puedes ser tu propio amo. Así que escogieron ser su propia fuente de luz; giraron sus brillantes caras de espejo para no encarar a Dios, y ahora todo lo que pueden hacer es bloquear su luz y proyectar una sombra sobre el mundo.

Pero lo que quiero que veáis es que el deseo de Adán y Eva de ser la luz es una distorsión de un anhelo legítimo, es decir, reflejar la luz. La Biblia enseña que toda la gente nace con esos mismos deseos distorsionados desde la caída de Adán y Eva. Llegamos al mundo con el anhelo de ser Dios. Queremos que el mundo gire alrededor de nuestros intereses.

Queremos decidir por nosotros mismos hacia que lugar girar nuestros rostros. Queremos que la gente nos estime y que nos admire y que nos haga cumplidos. No nos gusta la idea de ser un espejo que no tiene otra belleza que la del objeto que refleja. No nos gusta la idea de tener que girar la cara hacia donde quiera que vaya la luz. Queremos ser nuestra propia luz. Queremos ser Dios.

Esto viene con nuestra humanidad caída. Es la misma esencia del pecado. Si eres honesto, admitirás que te has sentido de esa manera. Pero esta experiencia universal del pecado es la distorsión que Satanás hizo de algo maravilloso. Y lo maravilloso es el anhelo puro y justo de ser utilizado por Dios para reflejar su gloria al mundo.

No está mal querer ser significativo. Está mal querer que tu significación resida en ti mismo en lugar de en aquel a quien reflejas. No está mal querer ser importante. Lo que está mal es querer que tu importancia esté en ti mismo en lugar de en aquel a quien reflejas. No está mal gloriarse, sino “¡El que se gloria, gloríese en el Señor!”

Escondido en lo profundo, más allá de nuestro orgullo y nuestra ansia por la estima y nuestro amor por el poder y la influencia hay algo bueno que ha sido distorsionado, esto es, el deseo de ser un espejo de Dios. Ser un espejo de Dios es el más grande honor al que una criatura puede aspirar. Y lo más ridículo del mundo es ver alguien que fue creado espejo girándose lejos de la luz de Dios e intentando por si mismo crear una pequeña chispa para iluminar la sombra que proyecta hacia el mundo.

Reflejamos a Dios a través de la Oración

Puede que hayas perdido la pista sobre que tiene que ver esto con la oración, así que deja que reencamine tus pasos. Lo que he estado intentando mostrar es que cada uno de vosotros, si no conscientemente, al menos subconscientemente quiere ser una persona de oración ferviente y poderosa. Es decir, queréis tener un lugar significativo en los propósitos de Dios. Queréis ser el instrumento para cumplir con algo que valga la pena.

Mi argumento para esto es que tras el deseo universal por ser Dios hay un deseo distorsionado por ser un espejo de Dios -por tener la significación e importancia de reflejar la gloria de Dios. Pero mi suposición aún no mencionada es que orar es la forma que tenemos de reflejar a Dios.

Seguramente es fácil verlo. Un espejo mira afuera de si mismo hacia la fuente de luz de forma que pueda tener alguna utilidad en el mundo, y la oración sale de si misma hacia Dios para poder ser de utilidad en el mundo. Un espejo está diseñado para recibir luz y canalizarla para el bien de otros, y la oración está diseñada para recibir gracia y canalizarla hacia el bien de otros.

El valor de un espejo no está en sí mismo, sino en su potencial para dejar que se vea alguna otra cosa. Y el valor de la oración no está en si misma, sino en su potencial para hacer que el poder y la belleza de Dios se vean. Un espejo depende completamente de la fuente de luz que está fuera de él, y la oración es la posición de los que son como niños, completamente dependientes de los recursos y amabilidad del padre Celestial.

Así que orar es la forma de reflejar a Dios. Y si estoy en lo correcto en cuanto a que cada uno de vosotros, a la imagen de Dios, tiene un deseo profundo de reflejar a Dios, entonces también es verdad que, incluso aunque ahora no os sintáis así, hay enterrado en algún lugar de vuestros subconscientes un anhelo de ser un hombre o mujer de oración ferviente y efectiva.

Es mi oración que Dios utilice este mensaje para traer ese deseo a la superficie y hacerlo insaciable durante todo el 1985.

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2 Thessalonians 3:1-2

Finally, brothers, pray for us, that the word of the Lord may speed ahead and be honored, as happened among you, and that we may be delivered from wicked and evil men. For not all have faith.

You recall from Ephesians 6:17-18 that Paul said, "Take the sword of the Spirit, which is the word of God ... praying." Prayer is the power that wields the weapon of the word. Last week we pondered the truth that the weapon serves the wielding power.

Nevertheless—and this is the magnificence of prayer—God has put his word into the hand of prayer. He himself remains the source and goal of all things, but he has chosen to make prayer the power that wields the weapon of his word. He himself remains the source to that power, but he grants to use the privilege and joy of being the instrument of his power in prayer.

A Universal Desire to Mirror God

I believe all of you somewhere within your heart want to be the instruments of God's power, and therefore, even if you don't feel like it now, there is buried somewhere in your subconscious the longing to be a man or a woman of fervent and effective prayer.

The reason I am confident of this is that every one of you is created in God's image. Each one of you was created to be a conscious mirror of God's image. You were created to consciously reflect his glory like a mirror of God's image. Before sin entered the world, I think Adam and Eve had an overwhelming longing to be used by God to image-forth his power and wisdom and love in the world. They wanted to be mirrors of his glory.

And that longing is deep within every person today, but it has been distorted by sin. In a sense, the distortion is only slight; but it is the difference between day and night. It is the difference between wanting to reflect his face and wanting to take his place.

The glory of a mirror is to put its face to the light and to let that light shine. This is what mirrors are made for. This is the deep longing of the heart. But then sin entered the world and its first manifestation was Adam and Eve's discontent with being mirrors. They began to want to be their own source of light. They began to feel that mirrors are just glass with a thin black coating of tin and mercury.

They suddenly became conscious of the fact that to be a good mirror you have to turn whichever way the light moves. You can't be your own master. So they chose to be their own source of light; they turned their brilliant mirror-faces away from God, and now all they can do is block his light and cast a shadow across the world.

But I want you to see that the longing of Adam and Eve to be the light is a distortion of a legitimate longing, namely, to reflect the light. The Bible teaches that everyone since the fall of Adam and Eve is born with these same distorted longings. We come into the world longing to be God. We want the world to revolve around our interests.

We want to decide for ourselves which way to turn our faces. We want people to esteem us and admire us and compliment us. We don't like the thought of being a mirror which has no beauty except in the thing it reflects. We don't like the idea of having to turn our face wherever the light wants to go. We want to be our own light. We want to be God.

This comes with our fallen humanity. It is the very essence of sin. If you are honest, you will admit that you have felt this way. But this universal experience of sin is Satan's distortion of something wonderful. And the wonderful thing is the pure and righteous longing to be used by God to reflect his glory in the world.

It's not wrong to want to be significant. It's wrong to want your significance to reside in yourself instead of in the one you reflect. It's not wrong to want to be important. It's wrong to want your importance to be in yourself instead of the one you reflect. It's not wrong to boast, but "Let him who boasts, boast in the Lord!"

Concealed deep beneath our pride and our craving for esteem and our love of power and influence is a good thing that has been distorted, namely, the longing to be a mirror of God. To be a mirror of God is the highest honor to which a creature can aspire. And the most ludicrous sight in the world is a created mirror turning away from the light of God and then trying on its own to make a little spark to brighten the shadow it casts on the world.

We Mirror God Through Prayer

Now you might have lost track of what this has to do with prayer, so let me try to retrace our steps. What I have been trying to show is that each of you, if not consciously, at least subconsciously wants to be a person of fervent and powerful prayer. That is, you want to have a significant place in the purposes of God. You want to be his instrument in accomplishing something worthwhile.

My argument for this has been that behind the universal desire to be God there is a distorted longing to be a mirror of God - to have the significance and the importance of reflecting the glory of God. But my unspoken assumption so far is that praying is the way we mirror God.

Surely that is easy to see. A mirror faces away from itself to its source of light so that it might have some use in the world, and prayer faces away from itself toward God so that it might be of some use in the world. A mirror is designed to receive light and channel it for the good of others, and prayer is designed to receive grace and channel it for the good of others.

The value of a mirror is not in itself, but in its potential to let something else be seen. And the value of prayer is not in itself, but in its potential to let the power and beauty of God be seen. A mirror is utterly dependent on the source of light from outside itself, and prayer is the posture of the childlike, utterly dependent on the resources and kindness of the heavenly Father.

So praying is the way we mirror God. And if I am right that each of you, in the image of God, has a deep desire to be a mirror of God, then it is also true that, even if you don't feel like it now, there is buried somewhere in your subconscious the longing to be a man or a woman of fervent and effective prayer.

My prayer is that God will use this message to bring that desire to the surface and make it insatiable all through 1985.

La Palabra de Dios Triunfa a Través de la Oración

Uno de los textos que han hecho esto por mi propio deseo de orar es 2 Tesalonicenses 3:1-2. Es corto, pero está lleno de incentivo para aquellos de nosotros que quieren tener un papel significativo en los propósitos de Dios: “Finalmente, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor se extienda rápidamente y sea glorificada, así como sucedió también con vosotros; y para que seamos librados de hombres perversos y malos, porque no todos tienen fe.”

Este texto da una significación tremenda a la oración en los propósitos victoriosos de Dios. Podríamos afirmar la doctrina de esta forma: A través de la oración la palabra del Señor vence los obstáculos y alcanza una victoria gloriosa.

La palabra del Señor es representada como un atleta que corre una carrera para obtener un premio de gloria. Un atleta es glorificado cuando gana y es reconocido y aclamado como superior a todos los demás en la carrera. Así la palabra del Señor está corriendo en el mundo. Un día ganará la carrera de las palabras -la carrera de las filosofías y teorías y visiones del mundo. Será reconocida y aclamada como superior a todas las otras palabras y filosofías -¡SI oramos! “Orad por nosotros, para que la palabra del Señor se extienda rápidamente y sea glorificada.”

Pensemos en ello. El Todopoderoso Dios ha hablado. Si él es Dios, es seguro que su palabra cumplirá todos sus propósitos. La verdad de Dios debe ganar la carrera de las palabras, pero el texto dice, “¡Orad para que la palabra sea glorificada!” Tomo esto como que Dios desde luego hará que su palabra sea glorificada, pero no tiene la intención de ganar la victoria sin oración. O para ponerlo de la manera más asombrosa, no tiene intención de ganar sin darte una parte en la victoria.

Es simplemente asombroso. El propósito de la creación y la redención de Dios pende del éxito de su palabra. Jesús dijo que el evangelio debía ser predicado primero a todas las naciones (Marcos 13:10) antes de que viniese el fin. Al final habrá gente en el reino de cada lengua y tribu y nación (Apocalipsis 5:9). Si el propósito de Dios tiene que cumplirse, la palabra debe correr triunfante a esas gentes. Si la palabra falla, si existen obstáculos insuperables, entonces la nueva tierra y el nuevo cielo serán abortados.

Por tanto, como Dios no tiene la intención de ganar la carrera de las palabras sin las oraciones de su pueblo, el mismo propósito de Dios en la creación y la redención depende de tus oraciones.

La Verdadera Significación viene a Través de la Oración

Si estás hambriento de significación -de una significación eterna y definitiva, y no una pequeña significación nacional de 50 años de duración- entonces dedícate a la oración para que la palabra de Dios corra y sea glorificada, porque a través de la oración la palabra del Señor será victoriosa y tú con ella.

Decimos que la gente es grande en proporción a si han producido algo grande, así que algunos anhelan escribir una gran novela, y otros anhelan construir un negocio que pueda rivalizar con IBM o Mobil Oil, y otros anhelan ser el entrenador de un equipo campeón de la Super Bowl, y otros sueñan con dirigir un brillante batallón hacia la victoria, y algunos sueñan con descubrir una nueva forma de energía.

En unos dos segundos, todos ellos y nosotros mismos vamos a reunirnos delante del tribunal de Dios. Santiago dice que tu vida aquí es como una neblina que aparece durante un instante y luego se va. La vida en la tierra es como las respiraciones que viste en el aire cuando caminabas hacia aquí esta mañana -unos dos segundos. Así que la única grandeza que vale la pena perseguir es la grandeza que va a perdurar en el siglo venidero. Nadie se conmueve con dos segundos de grandeza. ¿Habría alguien que lo escogiese si Dios ofreciera sentir la grandeza de ser el jefe ejecutivo de IBM durante dos segundos a cambio de su vida?

Así que todos estaremos allí ante el tribunal de todos. La novela se fue, IBM se fue, la Super Bowl se fue, el batallón se fue, y la nueva forma de energía es como un trabajo de ciencia de primaria en el cielo. Pero lejos, al lado de este grupo de antiguos grandes, está Don Nadie Cristiano el cual había pasado 30 minutos al día de su vida de rodillas orando, pidiendo que la palabra del Señor corriese y fuese glorificada.

Y tras él, alargándose más allá de lo que el ojo puede ver, hay una fila de gente de cada tribu, lengua y nación alabando a Dios y gritando, “Digno eres tú, Señor Dios Todopoderoso, porque pusiste en el corazón de Don Nadie Cristiano el orar, y su oración causó que la palabra corriese y fuese glorificada por nuestra fe. ¡Larga vida al Rey! ¡Larga vida a Don Nadie Cristiano!¡Grande es el Señor y grande es el espejo de su gloria!”

Para aquellos de nosotros que anhelan significación eterna y tienen hambre de verdadera grandeza, 2 Tesalonicenses 3:1 es un texto apasionante. Dios ha asignado la oración como el medio por el cual tenemos un papel en sus propósitos de salvación, lo cual es mayor que cualquier grandeza que la tierra pueda ofrecer. Solamente tenemos que ver las cosas como Dios las ve.

Dios será debidamente glorificado cuando el conocimiento de su gloria llene la tierra como las aguas llenan el mar. Y la tierra será llena con el conocimiento de su gloria cuando la palabra del Señor corra y sea glorificada. Y la palabra del Señor corre y es glorificada a través de la oración.

Hermanos y hermanas, este es un gran llamado. Lo creáis o no, este es el tipo de grandeza y el tipo de significación que estáis anhelando -¡ser un instrumento en las manos de Dios para causar que la palabra del Señor se extienda rápidamente en triunfo!

Un Desafío a Orar

Estamos al final de la semana de oración y al comienzo de 1985. Hemos comenzado de la forma que debíamos. El ministerio de la palabra correrá y será glorificado en la Iglesia Bautista de Bethlehem este año en la medida en que nos mantengamos fieles a la palabra de Dios y en la medida que oremos por su victoria. Todo lo que tiene significación eterna sucede por la palabra y la oración.

Dejadme lanzaros un desafío. ¿Querríais uniros a mí en comprometeros a orar esta oración cada día de este año? “Señor, haz que tu palabra corra y sea glorificada en los ministerios de nuestra iglesia y en las misiones que sostenemos.”

Esto implica orar para que la palabra de Dios gane conversos a Cristo en medio de nosotros. Implica orar para que la palabra de Dios conquiste hábitos pecaminosos en nuestras vidas. Implica orar para que la palabra de Dios se levante y envíe de en medio de nosotros ministros de la palabra en casa y en el extranjero. Implica orar para que los maestros de la iglesia sean guardados del maligno y se mantengan en la verdad y sean llenos con poder espiritual para proclamar y explicar la palabra de Dios.

Pero todo lo que pido es si haréis la promesa. Con la ayuda de Dios, oraré cada día de 1985 esta simple oración. Señor, haz que tu palabra corra y sea glorificada en los ministerios de nuestra iglesia y en las misiones que sostenemos.

Antes de pediros que toméis esta decisión, dejadme cerrar con una ilustración del tipo de disciplina y perseverancia en oración que puede inspiraros.

Ilustración y Estímulo para Orar

David Howard, cuyo hijo enseña en nuestro seminario y que es el director general de La Comunidad Evangélica Mundial, contó recientemente en el Misiones Evangélicas Cuatrimestral cómo un gran movimiento de oración había tenido lugar en la Universidad Wheaton cuando él y Jim Elliot estuvieron allí en 1946.

Jim Elliot -el misionero asesinado por los Indios Auca en Ecuador- organizó un círculo de oración alrededor del reloj en todo el campus de forma que los estudiantes oraban por el movimiento de las misiones en cada periodo de 15 minutos. Uno de los estudiantes llamado Art Wiens fue conmovido en esa semana a orar sistemáticamente por el directorio de la Universidad, orando por 10 estudiantes por su nombre cada día. Siguió haciéndolo fielmente durante sus años en la universidad.

David Howard dice que no volvió a ver a Art Wiens de nuevo hasta 1974, unos 25 años después, en el Congreso de Evangelización Mundial de Lausanne en Suiza. Mientras renovaban su amistad, Art le preguntó a David Howard si recordaba los grandes momentos de oración que solían tener. Luego dijo, “Sabes, Dave, aún sigo orando por 500 de nuestros contemporáneos en la universidad que están en el campo misionero.” David le preguntó como sabía que había tantos sirviendo. Él dijo, “Me mantengo en contacto con la oficina de alumnado y averigüé quién se iba de misionero, y aún oro por ellos.”

Dave quedó tan atónito que le preguntó si podía ver la lista de oración. Al día siguiente se la trajo -un cuaderno viejo y maltratado que comenzó en sus días de universidad con los nombres de cientos de sus compañeros de clase y estudiantes.

¿Has probado alguna vez el deseo de poner tu mano en el arado y no levantarla durante 25 años? Bien, me gustaría darte la oportunidad de poner la mano en el arado durante un año, y el arado es muy ligero. Sólo lleva ocho segundos el decir con actitud de oración “Señor, haz que tu palabra corra y sea glorificada en los ministerios de nuestra iglesia y en las misiones que sostenemos. Oro en el nombre de Jesús. Amen.”


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