Sabiduría secreta en el despertar del sufrimiento
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Última versión de 19:54 3 oct 2017
Por Marshall Segal sobre Sufrimiento
Traducción por Carlos Diaz
La sabiduría puede ser una necesidad humana tan básica como el aire, el agua, o el refugio.
Todos necesitamos guía y dirección, y la necesitamos hoy y cada día. Si no creen que necesitan sabiduría, entonces la necesitan incluso más que el resto de nosotros. Tomamos decisiones todos los días que requieren sabiduría - en la elección de qué hacer y qué no, en las reuniones laborales, al amar a nuestros/as cónyuges, en nuestra rutina en el hogar, al criar a nuestros hijos, al sobrellevar los dolores del corazón y el sufrimiento.
Job estaba hambiento de sabiduría al despertar de la que quizás fuese la tragedia personal más grande jamás registrada. Perdió mil bueyes y quinientos asnos en manos de ladrones (Job 1:3, 14–15), y sus sirvientes que cuidaban los animales fueron masacrados (Job 1:15). Unos momentos después, cayó fuego del cielo y quemó sus siete mil ovejas, junto a los sirvientes que las atendían (Job 1:16). Luego, todos sus tres mil camellos fueron sustraidos en otro asalto, y los sirvientes que eran responsables de ellos fueron asesinados (Job 1:17). Por último, y lo más trágico, los propios hijos e hijas de Job murieron — siete jóvenes, y tres preciosas chicas. Un fuerte viento sacudió su casa, causando que el techo colapsara sobre ellos (Job 1:2, 18–19).
¿Pueden imaginar no perder un hijo, sino diez - y todos en un momento horrible?
Job perdió a sus diez hijos esa misma tarde, junto con casi todo lo demás que amaba y casi todo lo que poseía. Luego Satanás incluso atacó su cuerpo, esparciendo llagas desde su cabeza hasta sus pies (Job 2:7), agregando dolor e irritación terrible a su ya insoportable pesar y agonía. Pocos, si es que los hay, han conocido el sufrimiento como Job.
El libro es una lucha larga y muy dolorosa con el porqué — una escalada imposible hacia la sabiduría en el ya agotado invierno del sufrimiento. ¿Por qué todos los bueyes, burros, ovejas y camellos, Señor? ¿Por qué tuvieron que matar a mis sirvientes? ¿Por qué darme la bendición de diez niños — formados delicadamente, traidos al mundo de forma segura, criados y alimentados con mucho amor, inmensamente preciados — y luego arrancados de mis brazos? ¿Por qué añadir insultos al dolor, cubriendo mi solitario y entristecido cuerpo con agonía? ¿Por qué?
¿Quién pecó para que Job debiera sufrir?
Job dice, “Mas la sabiduría, ¿dónde se hallará? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?” (Job 28:12).
En este momento ha escuchado a sus amigos bien intencionados, pero mal informados, hurgar respuestas durante más de veinticinco capítulos - la mayoría de sus consejos y orientación fueron gastados en acusarle de crímen, asumiendo que las olas de sufrimiento cayeron sobre él por algún pecado sin confesar. Aunque a veces dijo cosas equivocadas (Job 38:2), Job confiaba en que Dios no estaba castigando el pecado, sino haciendo algo profundo y misterioso en toda esa amargura.
Sus amigos juegan el papel ingenuo y simple de los discípulos de Jesús - “¿Quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?” (Juan 9:2). ¿Qué pecado cometió Job para merecer una pérdida, muerte y dolor como estos? Con menos claridad, pero gran fe, Job se hizo eco a lo que Jesús diría cientos de años después, “Ni éste pecó, ni sus padres; sino que es para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Juan 9:3). No fue por el pecado que mi sustento fue arrebatado, que fueran asesinados mis sirvientes, o que mis hijos e hijas fuesen aplastados, sino porque Dios, en gran amor y piedad, desea que todo el mundo vea su gloria.
Y en su infinita sabiduría, sólo Dios supo exactamente cómo eso sucedería — en la vida de Job y en la nuestra.
El autor y fuente de la sabiduría
¿Dónde existe una sabiduría como la de Dios? Job dice, “Está escondida de los ojos de todos los vivientes, y oculta a todas las aves del cielo” (Job 28:21). No encontraremos las respuestas correctas en el mundo - en diarios, libros, escuelas, o usando Google. El mundo está lleno de conocimiento, opinión y pasión, pero está hambriento de sabiduría. Así que, ¿hacia dónde deberíamos girarnos cuando estamos buscando sabiduría, cuando buscamos respuestas, en medio de la decepción, sufrimiento y tragedia?
“Dios entiende el camino de ella, y conoce su lugar. Porque Él contempla los confines de la tierra, y ve todo bajo los cielos. Cuando Él dio peso al viento y determinó las aguas por medida; cuando puso límite a la lluvia y camino para el rayo, entonces Él la vio y la declaró, la estableció y también la escudriñó” (Job 28:23-27).
Sólo uno tiene la sabiduría que necesitamos en el despertar ciego y ensordecedor de la pérdida y el dolor. Ve todo en todos lados a la vez, y en todo momento. Da peso y empuña al viento - imaginen cuan duro sería para Job decir esas palabras luego de ver a sus hijos muertos.
Dios tejió al mundo con sabiduría y lo hace funcionar con sabiduría, incluyendo cada gota de lluvia, cada brisa fresca de verano, y cada bocanada de aire huracanado.
Teman al Dios de la consolación
¿Pero cómo buscamos la mente infinita de Dios para encontrar bienestar para nuestra aflicción y esperanza para nuestro futuro?
Job continúa, “[El Señor] dijo al hombre, ‘He aquí, el temor del Señor es sabiduría, y apartarse del mal, inteligencia’” (Job 28:28; también Proverbios 3:7). ¿Están preguntando por qué? ¿En medio de un terrible sufrimiento o de una súbita tragedia? Acérquense al Dios asombroso del universo, y aléjense de otros caminos que las personas intentan y con los que lidian con su dolor. Desechen el pecado y todas sus promesas vacías de sanarlos y confortarlos. En vez de eso, corran al Autor y Consumador de su fe (Hebreos 12:2), así como también al Padre y Obrero en su dolor (Romanos 8:28).
El temor del Señor no es terror, sino una fe llena de asombro. “El temor del Señor conduce a la vida, para dormir satisfecho” (Proverbios 19:23; también Proverbios 14:27). Los cristianos viven y sufren con un descanso y satisfacción temerosa en Dios. Los creyentes en la iglesia primitiva caminaron “en el temor del Señor y en la fortaleza del Espíritu Santo” (Hechos 9:31). Un tipo de temor que alimenta la claridad y el consuelo, en vez de la ansiedad y la confusión. Isaías dice, “Sea Él vuestro temor, y sea Él vuestro miedo. Entonces Él vendrá a ser santuario” (Isaías 8:13–14).
Si Dios y su sabiduría son nuestro consuelo y confianza, nos distanciaremos de la insensatez y la maldad. Satanás hace que el pecado sea más tentador en el sufrimiento: colores más brillantes, notas más altas, aromas más dulces. Pero la fe sabe que el bienestar que necesitamos es la espera en el “Dios de toda consolación” (2 Corintios 1:3). No envidiamos a los pecadores (Proverbios 23:17), porque sabemos que los frutos del pecado son el desastre y la confusión — no la libertad, claridad o sanidad.
Al enfrentar noticias devastadoras, nuestra reacción instintiva y tentación pudiera ser dudar de Dios o alejarnos de Él. Pero la sabiduría y entendimiento que tocan el corazón no se hallan en algún lugar muy dentro de nosotros mismos, o en algún lugar lejos de Dios, sino que están entretejidos en su amor sabio y soberano por nosotros.
No podemos capturar o entender completamente su sabiduría, pero podemos adorarlo y confiar en Él en todos los misterios dolorosos de la vida.
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