Sabiduría secreta en el despertar del sufrimiento
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Revisión de 19:39 25 abr 2017
Por Marshall Segal sobre Sufrimiento
Traducción por Carlos Diaz
La sabiduría puede ser tan básica como las necesidades humanas como el aire, agua, o refugio.
Todos necesitamos guía y dirección, y la necesitamos hoy y todos los días. Si no creen que necesitan sabiduría, entonces la necesitan incluso más que el resto de nosotros. Tomamos decisiones todos los días que requieren sabiduría - en la elección de qué hacer y qué no, en las reuniones laborales, al amar a nuestros/as cónyuges, en nuestra rutina en el hogar, al criar a nuestros hijos, al sobrellevar los dolores del corazón y el sufrimiento.
Job estaba hambiento de sabiduría al despertar de quizás de la tragedia personal más grande que alguien pudo haber tenido. Perdió a mil bueyes y quinientos burros en manos de ladrones (Job 1:3, 14–15), y sus sirvientes observando cómo los animales eran descuartizados (Job 1:15). Unos momentos después, cayó fuego del cielo y quemó sus siete mil ovejas, junto a los sirvientes que las atendían (Job 1:16). Luego, todos sus tres mil camellos fueron confiscados en otro asalto, y los sirvientes que eran responsables de ellos fueron asesinados (Job 1:17). Por último, y lo más trágico, los propios hijos e hijas de Job fueron asesinados — siete jóvenes, y tres preciosas chicas. Un fuerte viendo sacudió su casa, causando que el techo colapsara sobre ellos (Job 1:2, 18–19).
¿Pueden imaginar no perder uno sino diez - y todos en un momento horrible?
Job perdió a sus diez hijos esa misma tarde, junto con casi todo lo demás que amaba y casi todo lo que poseía. Luego Satanás incluso atacó su cuerpo, esparciendo heridas desde su cabeza hasta sus pies (Job 2:7), agregando dolor e irritación terrible a su pesar y su agonía insoportables. Pocos, si es que los hay, han conocido el sufrimiento como Job.
El libro es una lucha larga y muy dolorosa con la razón — una escalada imposible de una montaña para la sabiduría en el ya agotado invierno de sufrimiento. ¿Por qué todos los bueyes, burros, ovejas y camellos, Señor? ¿Por qué tuvieron que matar a mis sirvientes? ¿Por qué darme la bendición de diez niños — juntados delicadamente, traidos al mundo de forma segura, criados y alimentados con mucho amor, premiados inmensamente — y luego arrancados de mis brazos? ¿Por qué añadir insultos al dolor, cubriendo mi solitario y entristecido cuerpo con agonía? ¿Por qué?
¿Quién pecó para que Job debiera sufrir?
Job dice, “¿Dónde se encontrará la sabiduría? ¿Y en dónde está el lugar del entendimiento?” (Job 28:12).
Escuchó a sus amigos bien intencionados pero mal informados hurgar respuestas por más de veinticinco capítulos ahora - la mayoría de sus consejos y orientación pasaron a acusarle de crímen, asumiendo que las olas de sufrimiento cayeron sobre él ya que no confesó algún pecado. Mientras él a veces decía algo equivocado (Job 38:2), Job llevaba una confianza que Dios no estaba castigando el pecado, sino haciendo algo profundo y misterioso en toda esa amargura.
Sus amigos juegan el rol ingenuo y simple de los discípulos de Jesús - “¿Quién pecó, este hombre o sus padres, que nació ciego?” (Juan 9:2). ¿Qué pecado cometió Job para merecer la pérdida, muerte y dolor como esto? Con menos claridad, pero gran fe, Job hizo eco a lo que Jesús diría cientos de años después, “No fue que este hombre pecó, o sus padres, sino que las obras de Dios pudieron haberse mostrado en él” (Juan 9:3). No fue por el pecado que mi sustento fue arrebatado, o que fueran asesinados mis sirvientes, o que mis hijos e hijas fuesen aplastados, sino porque Dios, en gran amor y piedad, desea que todo el mundo vea su gloria.
Y en su infinita sabiduría, sólo Dios supo exactamente qué sucedería — en la vida de Job y en la nuestra.
El Autor y la Fuente de Sabiduría
¿Dónde está la sabiduría como la que se encuentra en Dios? Job dice, “Está encubierta a los ojos de todo viviente, y se oculta de toda ave del cielo” (Job 28:21). No encontraremos las respuestas correctas en el mundo - en diarios, libros, escuelas, o usando Google. El mundo está lleno de conocimiento, opinión y pasión, pero está hambriento de sabiduría. Así que, ¿hacia dónde deberíamos voltear cuando estamos buscando sabiduría, para las respuestas, en medio de la decepción, sufrimiento y tragedia?
- “Dios entiende el camino de ella, y conoce su lugar. Porque Él mira hasta los fines de la tierra, y ve cuanto hay bajo los cielos. Al dar peso al viento, y poner las aguas por medida; cuando Él dio ley a la lluvia, y camino al relámpago de los truenos, entonces la veía Él y la manifestaba; la preparó y la descubrió también.” (Job 28:23-27).
Sólo uno mantiene la sabiduría que necesitamos en el despertar ciego y ensordecedor de la pérdida y el dolor. Ve todo en todos lados a la vez, y en todo momento. Da peso y empuña al viento - imaginen qué tan duro sería para Job decir esas palabras luego de ver a sus hijos muertos.
Dios hizo tejer al mundo con sabiduría y lo hace funcionar con sabiduría, incluyendo cada gota de lluvia, cada brisa fresca de verano, y cada bocanada huracanada.
Teman al Dios del bienestar
¿Pero cómo buscamos la mente infinita de Dios para encontrar bienestar para nuestra aflicción y esperanza para nuestro futuro?
Job continúa, “[El Señor] dijo al hombre, ‘He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia’” (Job 28:28; también Proverbios 3:7). ¿Están preguntando Por qué? ¿En medio de un terrible sufrimiento o de una súbita tragedia? Acérquense al Dios asombroso del universo, y aléjense de otros caminos que las personas intentan y con el que sopesan su dolor. Abandonen el pecado y todas sus promesas vacías para sanarlos y confortarlos. En vez de eso, vayan al Autor y Perfeccionador de su fe (Hebreos 12:2), así como también al Padre y Obrero en su dolor (Romanos 8:28).
El temor del Señor no es de terror, sino una fe llena de temor. “El temor del Señor es para vida, y con él vivirá lleno de reposo el hombre” (Proverbios 19:23; también Proverbios 14:27). Los cristianos viven y sufren con un descanso y satisfacción temerosa en Dios. Los creyentes en la iglesia temprana caminaron “en el temor del Señor y por el Espíritu Santo” (Hechos 9:31). Un tipo de temor que propaga claridad y bienestar, en vez de ansiedad y confusión. Isaías dice, “Sea Él vuestro temor, y sea Él vuestro miedo. Y Él se convertirá en vuestro santuario” (Isaías 8:13–14).
Si Dios y su sabiduría son nuestro bienestar y confianza, nos distanciaremos de la insensatez y la maldad. Satanás hace que el pecado sea más tentador en el sufrimiento: colores más brillantes, notas más altas, aromas más dulces. Pero la fe sabe que el bienestar que necesitamos es la espera en el “Dios de todo bienestar” (2 Corintios 1:3). No envidiamos a los pecadores (Proverbios 23:17), porque sabemos que el desastre y la confusión — no la libertad, claridad o sanación — son los frutos del pecado.
Haciendo frente a las noticias devastadoras, nuestra reacción instintiva y tentación pudiera deberse a Dios o nos alejamos de Él. Pero la sabiduría y entendimiento que retuercen el corazón no se hallan en otro lugar muy profundo dentro de nosotros mismos o en algún lugar lejos de Dios, sino que está tejida dentro de su amor sabio y soberano por nosotros.
No podemos capturar o empuñar completamente su sabiduría, pero podemos adorarlo y confiar en Él con todos los misterios dolorosos de la vida.
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