Si mis palabras permanecen en vosotros...
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Revisión de 17:54 18 may 2011
Por John Piper sobre Oración
Traducción por Maria del Carmen Zanassi
Juan 15:7
“Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será dado”.
Contenido |
La Necesidad más Urgente de la Iglesia Occidental
¿Cuál es la necesidad más urgente de la iglesia del mundo occidental actual? Esta es la pregunta que Don Carson plantea al comienzo de su nuevo libro, Un llamado a la Reforma Espiritual. Es una buena pregunta para plantearse al principio del año nuevo.
“¿Es la necesidad de pureza con respecto a las cuestiones sexuales, en una sociedad obsesionada con el sexo en casi todas las instancias?, pregunta. ¿Es a causa de la solidez y la abundancia en el área financiera, que “la manifiesta adoración a Mammón se volvió tan audaz, tan indignante, tan generalizada en el mundo occidental durante los últimos diez años, que muchos de nosotros estamos dispuestos a cualquier cosa- incluso a privar de algo a nuestros hijos – con la condición de que podamos comprar más”? (p.13).
¿Son el evangelismo y el crecimiento de la iglesia la necesidad más urgente- cuando estudios meticulosos muestran que quizás el 4% de aquellos que toman las decisiones en las campañas principales, se muestran perseverantes en Cristo después de cinco años, y cuando el aumento de la asistencia a la iglesia no va acompañado por el aumento de la santidad?
¿Son el pensamiento bíblico disciplinado y el conocimiento bíblico profundo la más urgente necesidad, cuando muchos estudiantes y profesores en seminarios, institutos de estudios superiores y universidades tienen un conocimiento extremadamente superficial de Dios, a pesar de sus estudios académicos?
Carson no minimiza ninguna de estas necesidades, pero dice: “Hay una sensación de que estas necesidades urgentes son simplemente sintomáticas de una carencia mucho más grave. Lo que se necesita con urgencia en la Cristiandad Occidental es un conocimiento más profundo de Dios. Tenemos que conocer mejor a Dios” (p.15).
La Oración como Paso Fundamental para Conocer a Dios
Carson dice que la oración es uno de los pasos fundamentales para conocer a Dios – la oración espiritual, perseverante, con orientación bíblica.
Piensa que nos volvimos tan buenos en otras cosas que nos olvidamos de como rezar: “Aprendimos a organizar, a erigir instituciones, a publicar libros, a insertarnos en los medios de comunicación, a desarrollar estrategias evangélicas y a administrar programas de discipulado, pero nos olvidamos de como se reza” (p. 16).
Hace varios años, en un seminario, en Norteamérica, se entrevistó a 50 estudiantes, que planeaban ir al extranjero en misión ministerial durante el verano, con el objetivo de examinar la capacidad de los mismos. Solamente tres – el seis por ciento – pudieron manifestar que meditaban leyendo la Biblia regularmente y que estaban consagrados a la oración. Nosotros asumimos que nuestros pastores y misioneros son los modelos – me temo que nos sorprenderíamos.
J.I. Packer escribió acerca de su peregrinaje por la oración y comentó: “Creo que la oración es lo que mide al hombre espiritualmente, como ninguna otra cosa lo hace, de modo que la manera en la que rezamos es la cuestión más importante que jamás podamos enfrentar” (Mi camino de oración, David Hanes ed. Worthing, West Sussex: Henry E. Walter, 1981, p. 56).
El Poder Reformador de la Palabra
El objetivo de Carson en su libro es que transformemos nuestra vida de oración y, por medio de esto, profundicemos nuestro conocimiento experiencial de Dios. Se dio cuenta de que el principal poder reformador es la Palabra de Dios, por lo tanto ideó su libro como una meditación sobre las plegarias de Pablo.
Hay una buena razón bíblica que justifica este enfoque. Por esa misma razón bíblica, elegí los dos sermones, que se basan en Juan 15:7, para la Semana de la Oración. Jesús les dijo a sus discípulos:
“Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será dado”.
El texto está dividido en dos mitades, una la vamos a analizar este domingo y la otra el domingo próximo. La primera mitad es “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros”. Y la segunda mitad es “Pedid lo que queráis y os será dado”. La primera mitad es la condición para obtener la segunda mitad. Hay una conexión implícita de las palabras “Si -entonces”. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros…ENTONCES pedid y os será dado”. La condición para una oración poderosa es que permanezcamos en Jesús y sus palabras permanezcan en nosotros.
Por lo tanto esta semana quiero hablar sobre la condición, la cláusula con “SI” – especialmente de las palabras de Jesús que permanecen en nosotros – y la próxima semana sobre el resultado, la cláusula con “ENTONCES” – de la oración que tiene un efecto poderoso.
Creo que Carson tiene razón al decir que la gran necesidad de nuestro tiempo es tener un conocimiento más profundo, más personal y más bíblico de Dios. También estoy de acuerdo en que el estudio y la reflexión son extremadamente importantes, pero si además, no tenemos una comunión personal con Dios en la oración no podremos conocerlo, sino solamente saber sobre Dios.
Mi Deseo y el Deseo de Dios para la Iglesia
Por tanto, quiero que Bethlehem se dedique absolutamente a la oración – a la oración privada, a la oración dentro de un grupo pequeño, a la oración en la congregación, a tiempos extraordinarios de oración, al ayuno y la oración, a la oración para adorar, a la oración de arrepentimiento, a la oración para pedir, a la oración que perdura, a la oración curativa, a la oración auténtica. Si esta es la base sobre la que continuamente se predica y enseña la verdad bíblica, entonces vamos a conocer a Dios - no sólo saber de Dios.
No es solamente mi deseo para Bethlehem. Es el deseo de Dios. Hace un par de semanas atrás, lo sentí de una manera diferente, cuando leí estas palabras de Dios en Isaías 56:
[A los extranjeros] los traeré a mi monte santo y los alegraré en mi casa de oración. Aceptaré sus holocaustos y sus sacrificios en mi altar; porque mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos.
La intención de Dios es que su morada sea una casa de oración para todos los pueblos. Y es su intención que todo su pueblo – incluso los extranjeros que confían en Él- estén contentos en su casa de oración. Quiere que la oración sea una cuestión alegre.
Por lo tanto, además de todo lo que conlleva una vida de oración más profunda, le podemos agregar alegría- “Los alegraré en mi casa de oración”.
¿Qué Significa que las Palabras de Jesús Permanezcan en Nosotros?
De acuerdo a nuestro texto, Juan 15:7, si vamos a convertirnos en lo que Dios quiere que seamos en nuestra oración, debemos dejar que las palabras de Jesús permanezcan en nosotros: “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será dado”.
Si nuestras oraciones son efectivas, las palabras de Jesús tienen que permanecer en nosotros. ¿Qué significa esto y cómo tenemos que hacerlo? ¿Qué debe incluir el plan de ustedes para 1993, si quieren que las oraciones sean como Jesús describe en Juan 15:7?
Dejar que Jesús Permanezca en Nosotros por Medio de Sus Palabras
La mejor manera de entender qué significa que las palabras de Jesús permanezcan en nosotros es considerar los versículos 4 y 5 en este capítulo. En el versículo 4 Jesús dice: “Permaneced en mí y yo en vosotros”. El resultado será que darán fruto. En el versículo 5 Jesús dice: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; aquel que permanece en mí yo en él, ése da mucho fruto”. Otra vez, vemos las dos expresiones: Permaneced en mí y yo en vosotros. Nosotros permanecemos en Jesús y Él permanece en nosotros. Ambas manifestaciones se conectan con el dar fruto.
En el versículo 7, en vez de usar las dos expresiones “Si permanecéis en mí y yo en vosotros”, Jesús dice “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros”. Creo que el punto de este cambio es que consideremos la manera de dejar que Jesús permanezca en nosotros, esto es, dejar que Sus palabras permanezcan en nosotros. “Si permanecéis en mí y yo en vosotros”, se explica en parte por la frase “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros”. Dejamos que Jesús permanezca en nosotros cuando dejamos que Sus palabras permanezcan en nosotros.
Dejar que Jesús Permanezca en Nosotros hablándonos
Esto también irradia luz sobre lo que significa que las palabras de Jesús permanezcan en nosotros. Dejar que las palabras de Jesús permanezcan en nosotros significa dejar que Jesús permanezca en nosotros hablándonos. Significa que acogemos a Jesús en nuestras vidas y le hacemos lugar para que viva, no como un invitado silencioso que no opina ni dispone, sino como un invitado con autoridad cuyas opiniones nos importan mucho más que las de cualquier otro, y cuyos mandatos son la ley de nuestras vida
‘Que Cristo permanezca en nosotros’ es intercambiable con ‘que las palabras de Cristo permanezcan en nosotros’, porque Jesús nunca se muestra sin autoridad en su visión sobre las cosas. Hacer que Él permanezca en nosotros es hacer que su visión sobre las cosas permanezca en nosotros. Si Él permanece, su visión permanece. Si Él permanece, sus prioridades permanecen. Si Él permanece, sus principios permanecen. Si Él permanece, sus promesas permanecen. Si Él permanece, sus mandamientos permanecen. En resumen, si/cuando Cristo permanece en nosotros, sus palabras permanecen en nosotros.
Buscar las Palabras de Jesús como Palabras Vivas
Dejar que las palabras de Jesús permanezcan en nosotros significa no solo que leamos la Biblia, no solo que memoricemos y meditemos sobre la Biblia, no solo que escuchemos la predicación y las enseñanzas de la Biblia. Significa que busquemos las palabras de Jesús como palabras vivas – palabras que no sean abstractas sino del corazón y de los labios de una Persona viva a quien amamos más que a ninguna otra persona en el mundo.
Dejar que las palabras de Jesús permanezcan en nosotros no es como memorizar axiomas y teoremas de geometría. Ni siquiera es como reflexionar sobre las máximas sabias de antiguos maestros. No es así porque Jesús está vivo hoy, no es Su intención que la meditación sobre Sus palabras reemplace la comunión con Él. Quiere que meditar sobre Sus palabras SEA una comunión con Él.
Por lo tanto, dejar que las palabras de Jesús permanezcan en nosotros es seguir todos los pasos necesarios para mantener la voz viva de Jesús hablándonos por medio de Sus palabras en las Escrituras. Asimilar las palabras de Jesús implica un acto espiritualmente intencional, relacionado con una persona viva, cuando hacemos que sus palabras entren en nuestra mente. Es meditar en lo que dijo sobre “He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”, es darle gracias a Jesús por venir, alabarlo como dador de vida, creer que Su intención para con nosotros es que tengamos vida en abundancia y pedirle que se haga Su voluntad en nosotros.
Cuando las palabras de Jesús permanecen en nosotros, las escuchamos y respondemos a ellas como palabras vivas pronunciadas por un Dios vivo, a quien respondemos con fe o incredulidad, con obediencia o desobediencia. Cuando Jesús dice: “Si mis palabras permanecen en vosotros”, quiere decir “Si yo permanezco en vosotros manifestando toda mi voluntad”. Significa: “Si reciben mis palabras, las recuerdan, reflexionan y creen en ellas como palabras vivas de un Dios vivo y presente en sus vidas”.
Ocho Maneras Prácticas de Hacer Esto
¿Cómo hacer esto? ¿Qué pasos prácticos se pueden seguir para dejar que la palabra de Jesús permanezca en nosotros? Les voy a sugerir ocho ideas.
1. Recordar
Dispongan una manera de recordarse reiteradamente a ustedes mismos las razones por las cuales meditar sobre las Escrituras es bueno para ustedes.
En Juan 15:11, Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea completo”. Dejar que las palabras de Jesús permanezcan en ustedes hará que el gozo que sientan sea completo. Recordar esto les dará el incentivo necesario para hacer lo que hay que hacer.
Otras maneras de recordarse a sí mismos las razones por las que esto es bueno para ustedes sería arrancar la parte que contiene el salmo 19: 7-11 de la carpeta de culto y guardarla en la billetera. También leer pp. 119-125 en la página web “Desiring God” (Sed de Dios) por las razones que allí se reúnen.
2. Planear
Planeen el lugar y el momento en que van a leer la Biblia y meditarla cada día. Pónganlo en su agenda como una cita. Es un encuentro con una Persona, como cualquier otra cita que puedan tener. Carson nos da la primera razón por la que no rezamos como debemos: “La mayoría de las veces no oramos porque no lo planeamos. No nos dejamos llevar hacia una vida espiritual….No vamos a crecer en oración si no lo planeamos. Esto significa establecer de forma consciente un tiempo solamente para rezar” (p.19).
3. Decidir
Decidan con anterioridad como van a leer la Biblia.
Llegar al momento de la cita y no tener idea de cómo sumergirnos en la Palabra, nos hace sentir débiles e irreales con frecuencia. Elijan un plan de los que se exponen en la mesa de oración y decidan si usar ese u otra cosa.
4. Memorizar
Memoricen los versículos, los párrafos y los capítulos. Memorizar es un trabajo arduo, pero da la mayor satisfacción, así como también gran poder y confort. También va a tener el mayor efecto en sus oraciones, ayudándolos a orar de acuerdo a la voluntad y el espíritu de Dios.
Cuando memorizan, la Palabra de Dios no está únicamente cuando la necesitan en los momentos de crisis, sino que está siempre, formando sus pensamientos y voluntad. Pregúntense a sí mismos ¿no están imbuidos de las Escrituras aquellos que tienen una inclinación espiritual y siguen el camino de Dios constantemente y en armonía con el Espíritu de Dios? No es una coincidencia. Memorizar las Escrituras es una de los caminos más seguros para profundizar sobre Dios y para que la oración tenga poder.
5. Retiros
Hagan retiros periódicos y satúrense con la Biblia hasta que sientan que se elevan en la presencia de Dios de manera notable, para que sus plegarias se despejen de los pensamientos mundanos.
Wesley Duewel dice que a veces hace retiros espirituales y busca aquietar su corazón completamente, hasta que siente la presencia y la voluntad de Dios. Para lograr eso dice: “A veces he leído hasta cincuenta veces la Palabra de Dios antes de estar completamente a solas con Él. En algunas ocasiones recibí una guía tan inesperada que mi vida se benefició en gran medida (Deja que Dios te guíe diariamente p. 77).
6. Diario
Lleven un diario y escriban sus pensamientos mientras meditan las Escrituras.
Escribir es un modo de ver más profundo y más preciso que cualquier otro. Vemos más cuando escribimos que cuando leemos.
Cómo se irradia la luz no sé
A estos lentes entender no puedo
Que hay ojos solo sé
En lápices y en lapiceros.
No tienen que usar el diario todo el tiempo o todos los días. Pero háganlo a veces y verán el fruto pronto, así no tengo que convencerlos.
7. Leer
Lean a los grandes escritores cristianos que conocen a Dios profundamente y cuyos escritos se impregnan de la Biblia, y los van a introducir en lo profundo de su espíritu.
Es como leer la Biblia a través de la mente y el corazón de grandes conocedores y amantes de Dios. No permitan que los libros largos los desalienten. Terminar el libro no es lo que importa. Lo importante es crecer con él. Pero terminarlo no es tan difícil como piensan.
Supongamos que leen pausadamente como lo hago yo – aproximadamente a la misma velocidad que hablan- 200 palabras por minuto. Si leen 15 minutos por día durante un año (solo 15 minutos, digamos antes de cenar o de ir a dormir) ustedes habrán leído 5.475 minutos en el año. Multipliquen eso por 200 palabras por minuto y obtendrán 1.095.000 palabras que leerían en el año. Un libro promedio tiene cerca de 360 palabras por página (esto es el total del libro de Carson). Por lo tanto. 1.095.000 dividido 360 es lo que habrían leído, o sea 3401 páginas en un año. Es decir, 13 libros del tamaño del de Carson o leer el libro de él en 21 días. Todo eso en 15 minutos por día. El punto es: las Palabras de Jesús permanecerán en ustedes, más profundamente y poderosamente, si se entregan a la lectura seria de grandes libros que están imbuidos de las Escrituras.
8. Mantener
Finalmente, mantengan la Persona viva de Jesús ante ustedes mientras leen la Biblia y recuérdense a ustedes mismos consciente y repetidamente que esas no son las palabras de un maestro muerto, sino de un Cristo vivo, que está tan cercano como la propia respiración y que es infinitamente poderoso.
Cuando entren en la Semana de la Oración 1993, recuerden las palabras de Jesús: “Si permanecéis en mí y mis palabras en vosotros, pedid lo que queráis y os será dado”.
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