¿La Felicidad se ha Convertido en tu Dios?

De Libros y Sermones Bíblicos

Recuerdo una conversación que tuve con un presidente de un seminario, criticando el término y la visión que yo llamo Hedonismo Cristiano. Y él pensó que el significado filosófico de la palabra “hedonismo” era que la felicidad se convierte en el criterio del bien y el mal. De hecho, ese es uno de los significados históricos de la palabra “hedonismo”.

Un hedonista, en el antiguo sentido griego, era alguien que decía: “Cualquier cosa que te hace feliz está bien, y cualquier cosa que te haga infeliz está mal”. Y así, él tomó esa definición y la puso en mi término y dijo: “Eso es una mala idea, Piper. No deberías promover el hedonismo cristiano”.

Mi respuesta es que el hedonismo cristiano no hace de la felicidad la medida del bien y el mal. El Hedonismo Cristiano hace a Dios la medida del bien y del mal y dice: “Es un pecado no estar contento con eso”. Eso es realmente serio. El Hedonismo Cristiano hace de Dios y Su Palabra la medida del bien y del mal, te guste o no —y es un pecado no gustarle. Por lo tanto, estoy en una cruzada para ayudar a las personas a liberarse del terrible pecado de estar desconectado de la autoridad de Dios sobre sus vidas.

El Hedonismo Cristiano no hace de la felicidad un dios. Dice: “Lo que te hace más feliz es tu dios”. Y eso es grave porque nuestras iglesias están llenas de personas para quienes Dios no es su porción. “¿A quién tengo yo en los cielos sino a Ti? Y fuera de Ti nada deseo en la tierra” (Salmo 73:25) es totalmente falso para casi todos. ¿Qué quiso decir Asaf con eso cuando escribió eso en el Salmo 73? O en el Salmo 16:1-2: “Guárdame, oh Dios, porque en Ti he confiado. Oh alma mía, dijiste a Jehová: ‘Tú eres mi Señor, no hay para mí bien fuera de Ti’”.

Entonces, el Hedonismo Cristiano está en una cruzada para hacer que las personas no se desagraden de que Dios sea todo en todo, sino que sean cautivados por la visión de Dios como absolutamente autoritario, absolutamente soberano, absolutamente justo, sabio, verdadero, amoroso y poderoso. Es un pecado no gustarle eso. Por lo tanto, luchamos por el gozo.