Dios, engrandece mi amor por Ti

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English: Lord, Enlarge My Love for You

© Desiring God

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Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Carlos Diaz


Todo comienza con deleite. La vida cristiana que el Nuevo Testamento describe simplemente no puede vivirse si nuestros corazones no aman y atesoran a Dios.

Lo que conduce a la vida cristiana es la estupenda alegría establecida ante nosotros (Hebreos 12:2), causándonos que olvidemos lo que yace atrás y atacar la meta por el premio eterno de Dios en Cristo Jesús (Filipenses 3:13–14). El alcance del cristiano para la vida es atenerse a la resurrección de la muerte “por cualquier medio posible” (Filipenses 3:11). Cueste lo que cueste.

Y sólo podemos vivir de esta forma cuando la Resurrección y la Vida es el deleite principal de nuestros corazones (Juan 11:25). Porque es imposible adorar con todo nuestro corazón a alguien con el que nuestro corazón no se deleite (Lucas 12:34).

Cada acto de obediencia hacia Dios, incluyendo amar a nuestros vecinos como a nosotros mismos y amar a nuestros enemigos, es fortuito al momento de obedecer el mandamiento más grande de amar a Dios con todo nuestro corazón (Lucas 10:27; Lucas 6:35). Esa es la razón por la que la Biblia habla del deleite de Dios como algo de gran importancia, no opcional: “Deleitense en el Señor” (Salmos 37:4).

Dios desea engrandecer nuestros corazones

Ustedes pudieran estar desmotivados en este punto, dado que su capacidad de deleitarse en Dios parece muy pequeña. No se desesperen o se derroten a sí mismos con la condena. Me siento de la misma forma, y así se siente cada cristiano que he conocido. Todos necesitamos y deseamos más amor por Dios.

Y acá están las estupendas buenas nuevas: Dios desea engrandecer nuestra capacidad de un amor lleno de alegría por él. Él expresa esto claramente mediante las plegarias en las Escrituras. El apóstol Pablo ama orar por más, tanto para sí mismo como para sus iglesias. Así es como él oraba por los Filipenses:

Y en mi oración pido que el amor de ustedes crezca cada vez más en el conocimiento y en la plena comprensión, a fin de que puedan discernir lo que es mejor; así serán encontrados puros e irreprochables en el Día de Cristo, llenos del fruto de justicia que proviene de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios. (Filipenses 1:9-11)

Y escúchenle orar por los Efesios:

No ceso de dar gracias por ustedes, haciendo memoria de ustedes en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente, alumbrando los ojos de su entendimiento, para que sepan cuál es la esperanza a la que él les ha llamado, y cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder con que él obra en todos nosotros los que creemos. (Efesios 1:16-19)

¿Eso no es esperanzador? Pablo desea que los Efesios vean y conozcan más de la gloria para que así experimenten más alegría en la agraciada y generosa herencia que Dios les está entregando. Y luego en la misma carta ora,

para que les dé, conforme a las riquezas de su gloria [del Padre], el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en sus corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, sean plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que sean llenos de toda la plenitud de Dios. (Efesios 3:16-19)

Esta no fue solo la oración de Pablo por los Efesios; es el deseo de Dios para nosotros hoy. Él desea que nosotros tengamos más fortaleza, capacidades engrandecidas, conocer el amor de Cristo y disfrutar más de su plenitud. Ya que más de la plenitud de Dios significa un amor más grandioso por Él. Y un amor más grandioso por él significa más deleite en Él. Y mientras más grandioso sea nuestro deleite en Él, más fácil será su yugo y sus mandamientos se volverán menos agobiantes (Mateo 11:30; 1 Juan 5:3), porque Dios ha engrandecido nuestro corazón (Salmos 119:32).

Cueste lo que cueste, Señor, Más deleite

No estamos destinados a vivir el resto de nuestras vidas con un pequeño amor y una pequeña fe. Dios desea más para nosotros, y Él desea que nosotros le preguntemos por ello con persistencia, incluso con atrevimiento (Lucas 11:8-9). Así que preguntemos y no perdamos nuestro corazón hasta que responda (Lucas 18:1). -

Padre Celestial, perdónanos por tener poco amor por ti como te lo mereces (Romanos 3:23), y gracias por cubrir este penoso pecado con la preciosa sangre de Jesús (1 Juan 1:9). ¡Nos arrepentimos! Danos la gracia de amarte a Ti, a tu Hijo, y a tu Espíritu Santo con todos nuestros corazones. Pero no deseamos sencillamente amarte con la capacidad actual de nuestros corazones; deseamos que nuestros corazones sean engrandecidos. Así que, cueste lo que cueste, Señor, aumenta nuestro deleite en Ti como el más grandioso tesoro de nuestros corazones. En el poderoso nombre y en el bien de Jesús, Amén.



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