La Chequera del Banco de la Fe/16 de Julio
De Libros y Sermones BÃblicos
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- | 16 de Julio<br>“Y salvaré a la que cojea.” Sofonías 3: 19.<br>Hay muchas de estas que cojean, tanto machos como hembras. Puedes<br>encontrarte “a la que cojea” veinte veces en una hora. Van por el camino indicado,<br>y están sumamente ansiosas de correr en él con diligencia, pero son cojas, y su<br>caminar es muy torpe. En el camino celestial hay muchos inválidos. Pudiera ser<br>que digan en sus corazones: ¿qué será de nosotros? El pecado nos atrapará,<br>Satanás nos derribará. ‘Próximo-A-Cojear’ es nuestro nombre y nuestra<br>naturaleza; el Señor no tiene buenos soldados, ni siquiera veloces mensajeros<br>que atiendan Sus mensajes. ¡Bien! ¡Bien!, Él nos salvará y eso no es algo<br>insignificante. Él dice: “Salvaré a la que cojea.” Al salvarnos, Él se glorificará<br>grandemente. Todos se preguntarán: ¿cómo logró esta mujer coja participar en la<br>carrera y ganar la corona? Y entonces toda la alabanza será dada a la gracia<br>todopoderosa. Señor, aunque cojee en la fe, en la oración, en la alabanza, en el<br>servicio y en la paciencia, ¡sálvame, te lo suplico! Sólo Tú puedes salvar a un<br>lisiado como yo. Señor, no permitas que perezca por estar entre los postreros,<br>sino recoge por Tu gracia a los más lentos de Tus peregrinos: incluso a mí. He<br>aquí que Él ha dicho que así será, y, por tanto, como Jacob, prevaleciendo en<br>oración, sigo adelante aunque mi tendón esté contraído. | + | '''''16 de Julio<br><br>“Y salvaré a la que cojea.” Sofonías 3: 19.<br>'''''<br>Hay muchas de estas que cojean, tanto machos como hembras. Puedes<br>encontrarte “a la que cojea” veinte veces en una hora. Van por el camino indicado,<br>y están sumamente ansiosas de correr en él con diligencia, pero son cojas, y su<br>caminar es muy torpe. En el camino celestial hay muchos inválidos. Pudiera ser<br>que digan en sus corazones: ¿qué será de nosotros? El pecado nos atrapará,<br>Satanás nos derribará. ‘Próximo-A-Cojear’ es nuestro nombre y nuestra<br>naturaleza; el Señor no tiene buenos soldados, ni siquiera veloces mensajeros<br>que atiendan Sus mensajes. ¡Bien! ¡Bien!, Él nos salvará y eso no es algo<br>insignificante. Él dice: “Salvaré a la que cojea.” Al salvarnos, Él se glorificará<br>grandemente. Todos se preguntarán: ¿cómo logró esta mujer coja participar en la<br>carrera y ganar la corona? Y entonces toda la alabanza será dada a la gracia<br>todopoderosa. Señor, aunque cojee en la fe, en la oración, en la alabanza, en el<br>servicio y en la paciencia, ¡sálvame, te lo suplico! Sólo Tú puedes salvar a un<br>lisiado como yo. Señor, no permitas que perezca por estar entre los postreros,<br>sino recoge por Tu gracia a los más lentos de Tus peregrinos: incluso a mí. He<br>aquí que Él ha dicho que así será, y, por tanto, como Jacob, prevaleciendo en<br>oración, sigo adelante aunque mi tendón esté contraído. |
Revisión de 01:23 7 ago 2010
Por Charles H. Spurgeon
sobre Vida Devocional
Capítulo 169 del Libro La Chequera del Banco de la Fe
Traducción por Allan Aviles
16 de Julio
“Y salvaré a la que cojea.” Sofonías 3: 19.
Hay muchas de estas que cojean, tanto machos como hembras. Puedes
encontrarte “a la que cojea” veinte veces en una hora. Van por el camino indicado,
y están sumamente ansiosas de correr en él con diligencia, pero son cojas, y su
caminar es muy torpe. En el camino celestial hay muchos inválidos. Pudiera ser
que digan en sus corazones: ¿qué será de nosotros? El pecado nos atrapará,
Satanás nos derribará. ‘Próximo-A-Cojear’ es nuestro nombre y nuestra
naturaleza; el Señor no tiene buenos soldados, ni siquiera veloces mensajeros
que atiendan Sus mensajes. ¡Bien! ¡Bien!, Él nos salvará y eso no es algo
insignificante. Él dice: “Salvaré a la que cojea.” Al salvarnos, Él se glorificará
grandemente. Todos se preguntarán: ¿cómo logró esta mujer coja participar en la
carrera y ganar la corona? Y entonces toda la alabanza será dada a la gracia
todopoderosa. Señor, aunque cojee en la fe, en la oración, en la alabanza, en el
servicio y en la paciencia, ¡sálvame, te lo suplico! Sólo Tú puedes salvar a un
lisiado como yo. Señor, no permitas que perezca por estar entre los postreros,
sino recoge por Tu gracia a los más lentos de Tus peregrinos: incluso a mí. He
aquí que Él ha dicho que así será, y, por tanto, como Jacob, prevaleciendo en
oración, sigo adelante aunque mi tendón esté contraído.
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