La Chequera del Banco de la Fe/23 de Enero

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“Y al que a mí viene, no le echo fuera.” Juan 6: 37.
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“Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para
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¿Hay algún caso en el que nuestro Señor hubiere echado fuera a alguien que
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expiación suya.” Levítico 1: 4.
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viniera a Él? Si existiera un caso así, nos gustaría conocerlo; pero no ha habido
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Si al poner su mano sobre el novillo, este se convertía en el sacrificio del oferente,
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ningún caso, y nunca lo habrá. Entre las almas perdidas en el infierno no hay una
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¿cuánto más no se volverá Jesús nuestro cuando ponemos sobre Él la mano de
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sola que pudiera decir: “yo vine a Jesús, y Él me rechazó.” No es posible que tú o
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la fe? “Mi fe en verdad su mano pone Sobre esa amada cabeza Tuya, En tanto
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yo fuéramos los primeros a quienes Jesús no les cumpla Su palabra. No
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que como penitente estoy, Confesando allí mi pecado.”
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abriguemos una sospecha tan oscura.
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Si un novillo podía ser aceptado en lugar de una persona para hacer expiación
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Supongan que acudimos a Jesús en relación a nuestros males de hoy. De esto
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por ella, ¿cuánto más no será el Señor Jesús nuestra propiciación plena y toda
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podemos estar seguros: Él no nos denegará una audiencia, ni nos echará fuera.
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suficiente? Algunos contienden con la gran verdad de la sustitución; mas, en
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Aquellos de nosotros que hemos ido con frecuencia a Él, y aquellos que no han
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cuanto a nosotros, es nuestra esperanza, nuestro gozo, nuestra jactancia y
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ido nunca antes: vamos juntos, y comprobaremos que Él no cerrará en la cara de
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nuestro todo. Jesús es aceptado en lugar nuestro para hacer expiación por
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ninguno de nosotros la puerta de Su gracia.
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nosotros, y nosotros somos “aceptos en el Amado”. El lector ha de apresurarse de
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“Este a los pecadores recibe”, pero a nadie desecha. Venimos a Él en debilidad y
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inmediato para poner su mano sobre el sacrificio consumado del Señor, para que,
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pecado, con temblorosa fe, escaso conocimiento, y tenue esperanza; pero Él no
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aceptándolo, pueda obtener su inmediato beneficio. Si ya lo ha hecho una vez,
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nos echa fuera. Venimos por medio de la oración, y esa oración es imperfecta;
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que lo haga otra vez. Si no lo hubiere hecho nunca, que extienda su mano sin
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con confesión, y esa confesión es deficiente; con alabanza, y esa alabanza no
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demorarse ni un momento. Jesús es tuyo ahora si quieres tenerlo. Apóyate en Él;
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tiene muchos méritos; sin embargo, Él nos recibe. Venimos enfermos,
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apóyate fuertemente en Él; y es tuyo más allá de toda duda; estás reconciliado
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contaminados, desgastados, e indignos; pero Él no nos echa fuera. Vengamos de
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con Dios, tus pecados han sido borrados, y tú le perteneces al Señor.
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nuevo a Él hoy, pues nunca nos echa fuera.
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Revisión de 18:47 16 jul 2010

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Por Charles H. Spurgeon sobre Vida Devocional
Capítulo 14 del Libro La Chequera del Banco de la Fe

Traducción por Allan Aviles


23 de Enero “Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.” Levítico 1: 4. Si al poner su mano sobre el novillo, este se convertía en el sacrificio del oferente, ¿cuánto más no se volverá Jesús nuestro cuando ponemos sobre Él la mano de la fe? “Mi fe en verdad su mano pone Sobre esa amada cabeza Tuya, En tanto que como penitente estoy, Confesando allí mi pecado.” Si un novillo podía ser aceptado en lugar de una persona para hacer expiación por ella, ¿cuánto más no será el Señor Jesús nuestra propiciación plena y toda suficiente? Algunos contienden con la gran verdad de la sustitución; mas, en cuanto a nosotros, es nuestra esperanza, nuestro gozo, nuestra jactancia y nuestro todo. Jesús es aceptado en lugar nuestro para hacer expiación por nosotros, y nosotros somos “aceptos en el Amado”. El lector ha de apresurarse de inmediato para poner su mano sobre el sacrificio consumado del Señor, para que, aceptándolo, pueda obtener su inmediato beneficio. Si ya lo ha hecho una vez, que lo haga otra vez. Si no lo hubiere hecho nunca, que extienda su mano sin demorarse ni un momento. Jesús es tuyo ahora si quieres tenerlo. Apóyate en Él; apóyate fuertemente en Él; y es tuyo más allá de toda duda; estás reconciliado con Dios, tus pecados han sido borrados, y tú le perteneces al Señor.


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