La Chequera del Banco de la Fe/23 de Junio

De Libros y Sermones Bíblicos

Saltar anavegación, buscar
 

Recursos Relacionados
Leer más Por Charles H. Spurgeon
Indice de Autores
Leer más sobre Vida Devocional
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: Faith's Checkbook/June 23

© Public Domain

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por Charles H. Spurgeon sobre Vida Devocional
Capítulo 176 del Libro La Chequera del Banco de la Fe

Traducción por Allan Aviles



23 de Junio
“Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta
ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni
levantará contra ella baluarte.” 2 Reyes 19: 32.
Senaquerib no pudo ni siquiera hostigar a la ciudad. Él se había jactado
audiblemente, pero no pudo llevar a cabo sus amenazas. El Señor es capaz de
detener a los enemigos de Su pueblo en el propio acto. Cuando el león tiene al
cordero entre sus fauces, el grandioso Pastor de las ovejas puede arrebatarle su
presa. Nuestro apuro extremo sólo aporta una oportunidad para un mayor
despliegue del poder y la sabiduría divinos.
En el caso que tenemos ante nosotros, el temible enemigo ni siquiera se presentó
delante de la ciudad que tenía sed de destruir. Ninguna flecha destructora pudo
ser lanzada sobre sus muros, ni máquinas de asedio pudieron ser colocadas para
derribar sus castillos, ni pudieron construir terraplenes desde los cuales pudieran
disparar a sus habitantes. Tal vez en nuestro caso el Señor también impedirá que
nuestros adversarios nos hagan el menor daño. Ciertamente Él puede alterar sus
intenciones, o hacer que sus designios sean tan infructuosos que los abandonen
de buen grado. Confiemos en el Señor y guardemos Su camino, y Él cuidará de
nosotros. Sí, Él nos llenará de asombrada alabanza cuando veamos la perfección
de Su liberación.
No debemos temer al enemigo hasta que realmente venga y entonces hemos de
confiar en el Señor


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas