Libros y Sermones BíblicosLa Chequera del Banco de la Fe/9 de Agosto
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| - | 9 de Agosto<br>“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva<br>fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.” Juan 15: 2.<br>Esta es una preciosa promesa para alguien que vive para la fecundidad. Al<br>principio, parece mostrar un aspecto severo. ¿Tiene que ser podada la rama<br>fructífera? ¿Es preciso que el cuchillo corte a los mejores y a los más útiles? Sin<br>duda así es, pues gran parte de la obra de purificación de nuestro Señor es<br>llevada a cabo por medio de aflicciones de un tipo o de otro. No son los malvados<br>sino los buenos los que reciben la promesa de tribulación en esta vida. Pero,<br>entonces, el fin compensa con creces la dolorosa naturaleza de los medios. Si<br>podemos producir más fruto para nuestro Señor, no nos importará la poda ni la<br>pérdida de follaje.<br>Aun así, la limpieza es obrada algunas veces por la Palabra aparte de la<br>tribulación, y esto elimina cualquier cosa que pudiera parecer dura en el sabor de<br>la promesa. Por la<br>Palabra seremos hechos más agraciados y más útiles. El Señor, que nos ha<br>hecho fructíferos, en una medida, operará en nosotros hasta que alcancemos un<br>grado más alto de fecundidad. ¿Acaso no este un grande gozo? En verdad hay<br>más consuelo en una promesa de fecundidad que si se nos hubiesen garantizado<br>riquezas, o salud u honor.<br>¡Señor Jesús, apresúrate a cumplir en mí Tu palabra de gracia, y hazme abundar<br>en fruto para tu alabanza! | + | '''''9 de Agosto'''''<br><br>'''''“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva<br>fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.” Juan 15: 2.'''''<br><br>Esta es una preciosa promesa para alguien que vive para la fecundidad. Al<br>principio, parece mostrar un aspecto severo. ¿Tiene que ser podada la rama<br>fructífera? ¿Es preciso que el cuchillo corte a los mejores y a los más útiles? Sin<br>duda así es, pues gran parte de la obra de purificación de nuestro Señor es<br>llevada a cabo por medio de aflicciones de un tipo o de otro. No son los malvados<br>sino los buenos los que reciben la promesa de tribulación en esta vida. Pero,<br>entonces, el fin compensa con creces la dolorosa naturaleza de los medios. Si<br>podemos producir más fruto para nuestro Señor, no nos importará la poda ni la<br>pérdida de follaje.<br><br>Aun así, la limpieza es obrada algunas veces por la Palabra aparte de la<br>tribulación, y esto elimina cualquier cosa que pudiera parecer dura en el sabor de<br>la promesa. Por la<br><br>Palabra seremos hechos más agraciados y más útiles. El Señor, que nos ha<br>hecho fructíferos, en una medida, operará en nosotros hasta que alcancemos un<br>grado más alto de fecundidad. ¿Acaso no este un grande gozo? En verdad hay<br>más consuelo en una promesa de fecundidad que si se nos hubiesen garantizado<br>riquezas, o salud u honor.<br><br>¡Señor Jesús, apresúrate a cumplir en mí Tu palabra de gracia, y hazme abundar<br>en fruto para tu alabanza! |
Revisión de 03:06 7 ago 2010
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Capítulo 223 del Libro La Chequera del Banco de la Fe
Traducción por Allan Aviles
9 de Agosto
“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva
fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.” Juan 15: 2.
Esta es una preciosa promesa para alguien que vive para la fecundidad. Al
principio, parece mostrar un aspecto severo. ¿Tiene que ser podada la rama
fructífera? ¿Es preciso que el cuchillo corte a los mejores y a los más útiles? Sin
duda así es, pues gran parte de la obra de purificación de nuestro Señor es
llevada a cabo por medio de aflicciones de un tipo o de otro. No son los malvados
sino los buenos los que reciben la promesa de tribulación en esta vida. Pero,
entonces, el fin compensa con creces la dolorosa naturaleza de los medios. Si
podemos producir más fruto para nuestro Señor, no nos importará la poda ni la
pérdida de follaje.
Aun así, la limpieza es obrada algunas veces por la Palabra aparte de la
tribulación, y esto elimina cualquier cosa que pudiera parecer dura en el sabor de
la promesa. Por la
Palabra seremos hechos más agraciados y más útiles. El Señor, que nos ha
hecho fructíferos, en una medida, operará en nosotros hasta que alcancemos un
grado más alto de fecundidad. ¿Acaso no este un grande gozo? En verdad hay
más consuelo en una promesa de fecundidad que si se nos hubiesen garantizado
riquezas, o salud u honor.
¡Señor Jesús, apresúrate a cumplir en mí Tu palabra de gracia, y hazme abundar
en fruto para tu alabanza!
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