La distracción puede costarte todo

De Libros y Sermones Bíblicos

(Diferencias entre revisiones)
Saltar anavegación, buscar
Línea 1: Línea 1:
-
{{info|Look for the Kindness of the Lord}}<br>
+
{{info|Distraction Can Cost You Everything}}<br>
-
===='''Cómo crecer por medio de lecturas bíblicas'''====
+
Uno de los dichos más repetidos de Jesús en los Evangelios es una versión de este: “Si alguno tiene oídos para oír, oiga” (Marcos 4:23). Si somos sabios, escucharemos atentamente cualquier cosa que Jesús diga, especialmente lo que Él dice repetidamente. Y en este caso, ''escuchar'' es precisamente lo que nos dice que hagamos.
-
En su palabra, Dios no para de revelar la Gloria de Cristo.  Empieza al nacer de nuevo y luego y continúa revelando su gloria.  Nuestra nueva vida comienza con un milagro – y continúa con un milagro.
+
Hay una razón muy, muy importante detrás de la exhortación de Jesús:
-
El milagro constante que Dios obra a través de su Espíritu es que nos parezcamos cada vez más a aquel que admiramos y disfrutamos – Cristo.  El apóstol Pablo escribe;  
+
:“Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará” (Marcos 4:24-25).
-
<blockquote>
+
-
Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu. (2 Corintios 3:18, LBLA)
+
-
</blockquote>
+
-
Las palabras “contemplando” y “siendo transformados” están en tiempo presente, lo cual implica una acción continua, no una sola vez, sino constante.  “Contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados”.  Esto es lo que hace Dios diariamente cuando lo buscamos en su palabra. Es lo que hace cada semana al predicar su palabra en congregación. Y es lo que (oro para que así sea) está haciendo ahora mientras lees.  
+
-
====Cuidado con las estrategias de crecimiento====
+
¿Entiendes lo que Jesús está diciendo? El hecho de que esta advertencia en sí sea algo difícil de entender ilustra Su punto: escucha y reflexiona cuidadosamente, ya que, si no lo haces, no entenderás, y si no entiendes, perderás cualquier capacidad de comprensión que sí tienes.
-
Muchos cristianos, especialmente los nuevos, desean un método de discipulado que los haga cambiar rápidamente con tan solo seguir unos pasos claros y realizables. Te sugiero que no busques mucho  ese método “infalible.”  Este tipo de estrategia para crecer y cambiar por lo general lleva a la desilusión y en ocasiones causa una crisis de fe - ¿por qué no está funcionando en mí?
+
''Todo'' depende de lo bien que escuches lo que Dios está diciendo —lo que comúnmente llamamos la Palabra de Dios. Y escuchar bien a Dios requiere tu suma atención. ¿Estás prestando atención?
-
La manera en que Dios enfoca el crecimiento se parece más al riego de una planta o a la alimentación de un bebé, que a construir una pared ladrillo por ladrillo con el manual en la mano. Cuando construyes una pared de esta forma, puedes ver cada ladrillo que colocas y medir el progreso.  Sostenemos el ladrillo, colocamos el cemento. ¡Listo! ¡Crecimiento!  Pero el crecimiento Cristiano no es así.  Es más natural, lo controlamos menos y tiende a ser más lento.
+
====El extraño propósito de las parábolas====
-
Cuidado con las estrategias que te dan el control y prometen más de lo que pueden cumplir.
+
Jesús promulga esta advertencia en el contexto de contar una serie de parábolas. Las parábolas eran cuentos-acertijos en las que Jesús escondió profundos secretos del reino de Dios en metáforas breves, que a menudo sonaban mundanas. En las historias registradas en Marcos 4, usa los suelos de un granjero (Marcos 4:1-8), una lámpara de aceite (Marcos 4:21-25) y semillas (Marcos 4:26-32).
-
====Anhelen la leche pura====
+
Léelos. ¿Los entiendes? Claro, Jesús explica la parábola de los suelos (Marcos 4:13-20). Pero ¿qué hay de la lámpara o las semillas? Estas historias suenan más simples de lo que son. Realmente no las entenderemos a menos que estemos prestando atención.
-
Imagina esta descripción de 1 Pedro 2:2-3: “Desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis probado la benignidad del Señor”. La imagen es de un bebé en crecimiento. ¿Puedes ver el crecimiento de un bebé al final del día?  No.  ¿Al final de la semana?  Realmente no.  ¿Después de un año?  ¡Si!  ¿Controlaste el crecimiento sumando pulgadas y libras?  No. Alimentaste al bebé.  Lo protegiste del mal.  Y Dios lo hizo crecer.
+
¡Y tenemos Biblias! Ninguno de los oyentes originales de Jesús había escuchado estas parábolas antes. No se escribieron para poder leerlas una y otra vez, examinar su estructura gramatical y convenientemente hacer referencias cruzadas con otras Escrituras. Los primeros oyentes escucharon estas historias ''una vez''. Si no estaban prestando atención, perderían el Reino. Eso es una distracción costosa.
-
Pedro nos dice “desead la leche pura de la palabra” como un bebé desea comida cuando tiene hambre.  En otras palabras ¡tienes que desearla de verdad!  ¡Pedirla!  No puedes quedarte callado hasta que la tengas.  ¿Qué es la leche pura?  Te doy dos pistas.  Primero, Pedro describe el nacimiento de un bebé cristiano en 1 Pedro 1:22-25.  Dice: “habéis nacido de nuevo… mediante la palabra de Dios que vive y permanece…Y  esta es la palabra que os fue predicada”. El dar vida significa que Dios crea un nuevo ser en Cristo, y la manera de lograr ese nacimiento es la palabra de Dios, especialmente la dulzura del evangelio.
+
Cuando Jesús les explicó a sus discípulos por qué enseñaba en parábolas, dijo que lo hizo, citando partes de Isaías 6:9-10, para que sus oyentes “viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados” (Marcos 4:12). Nuevamente aquí, la explicación difícil de entender de Jesús ilustra Su punto: si no escuchamos con atención, perderemos lo que está diciendo.
-
Por lo tanto, cuando dice más adelante que este cristiano debe desear la leche de la palabra para crecer, es lógico pensar que se sigue refiriendo a la palabra que le dio vida.
+
¿Dios realmente está contando acertijos para que la gente ''no'' entienda? No y sí. Jesús contó las parábolas para revelar los misterios espirituales del Reino, y realmente quería que la gente los entendiera. Por eso dijo: “Si alguno tiene oídos para oír, ''oiga''” y “''Presten atención''”. Pero Su método revelador puso a prueba la vigilia y la seriedad espiritual de los oyentes. Aquellos que estaban escuchando para ''realmente'' oír, oirían. Pero el espiritualmente sordo y distraído no lo haría. Jesús quería dar el Reino a los primeros, no a los últimos. Aquellos que no prestaban atención revelarían su sordera espiritual —una sordera que tiene serias consecuencias: perder el Reino de Dios.
-
====Cómo leer la biblia====
+
====Los caminos contraintuitivos de Dios====
-
La segunda pista que indica que Pedro está pensando en la palabra de Dios cuando habla de la leche, se ve en el siguiente verso (1 Pedro 2:3): “si es que habéis probado la benignidad del Señor”.  La palara “probar” nos dice que Pedro sigue pensando en el deseo por beber. Y aquí, el sabor de la bebida expresa "la benignidad del Señor". La leche que deseamos para nuestro crecimiento son la bondad y la generosidad del Señor reveladas en su palabra. Dicho de otra manera, hay que leer la palabra con un propósito específico de saborear la bondad del Señor mientras leemos.
+
Si las palabras de Jesús aquí suenan contraintuitivas, lo son. Jesús habló y actuó de manera consistente con las palabras y los caminos de Dios a lo largo de la Biblia, capturados en este texto:
-
Pedro dice que la consecuencia de alimentarse constantemente de la leche espiritual de la bondad de Dios en su palabra será crecer “para salvación”.  Nuestro crecimiento se dirige hacia la cima de nuestra transformación total cuando Cristo vuelva. En el proceso habrá un crecimiento real, gradual y a veces lento.
+
:“Porque Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos Mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son Mis caminos más altos que vuestros caminos, y Mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9).
-
Este crecimiento es un milagro, y no podemos controlarlo completamente. Ciertamente no hemos de permanecer pasivos. Pero el crecimiento espiritual decisivo depende de Dios.
+
He visto este pasaje, o parte de él, citado en ''memes'', calendarios y tarjetas de felicitación cristianos, a menudo con un hermoso paisaje inspirador, un paisaje marino o el cielo en el fondo. Pero si insertáramos imágenes bíblicas como fondos, serían cosas como un árbol prohibido en el Edén, la existencia de Satanás, un diluvio horrible, Abraham a punto de sacrificar a Isaac, Jacob disfrazado de Esaú, José languideciendo en la cárcel, Israel con un mar ante ellos y el ejército egipcio detrás de ellos, Rahab la prostituta cananea casándose dentro del linaje mesiánico, David escondiéndose de Saúl en una cueva, Jeremías llorando por las mujeres judías que hervían a sus bebés, el bebé Jesús durmiendo en un abrevadero y, sobre todo, el Jesús adulto mutilado y colgando de una cruz romana.
-
====Dios da el crecimiento====
+
Los caminos de Dios ciertamente no son nuestros caminos. Ninguno de nosotros habría escrito la historia de la redención como lo ha hecho Dios. La historia en sí misma apunta a una Personalidad e intencionalidad detrás de ella.
-
Jesús contó una parábola para enfatizar la obra divina del crecimiento:
+
Y si prestamos atención, podemos detectar la misma Personalidad e intencionalidad de la manera extraña en que Jesús comunica el reino de Dios en parábolas difíciles de entender. Ninguno de nosotros lo haría de esa manera.
-
<blockquote>
+
-
“Decía también: El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra, y se acuesta y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe. La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro en la espiga. Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega” (Marcos 4:26–29)
+
-
</blockquote>
+
-
Esta parábola se refiere al reino de Dios en el mundo, pero la idea fundamental puede aplicarse a cómo el reino de Dios produce el crecimiento del creyente. La idea de la parábola es que, aun cuando sembramos la semilla (así como bebemos la leche de la bondad de Dios en su palabra), y surgen la hoja y el grano maduro, no sabemos cómo sucede. No está bajo nuestro control. Dios da el crecimiento.
+
-
O como dijo Pablo al hablar del crecimiento de la fe entre los corintios: “Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. Así que ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios que da el crecimiento” (1 Corintios 3:6-7).
+
====Familiar, afluente y distraído====
 +
 
 +
El calificador clave es ''si estamos prestando atención''. Porque, como dijo Jesús, si no estamos prestando atención a lo que Dios dice, perderemos lo que Dios está haciendo. Eso es una distracción costosa.
 +
 
 +
Por la gracia de Dios, tenemos una ventaja sobre los oyentes originales de Jesús: tenemos la Palabra escrita y autorizada de Dios. De hecho, nunca tantos cristianos han tenido tanto acceso a la Palabra de Dios como lo tenemos hoy.
 +
 
 +
Pero no debemos dejarnos pensar que tanto acceso y familiaridad con la enseñanza de Jesús significa que no corremos el mismo peligro que los oyentes del primer siglo. Puede que tengamos una visión más clara del Reino que las multitudes que escucharon las parábolas de Jesús, pero estamos tan en peligro de la sordera como cualquiera lo ha sido (Hebreos 5:11).
 +
 
 +
Nunca los cristianos han poseído tanta riqueza como los cristianos occidentales de hoy, lo que nos presenta muchas tentaciones y amenaza con destruirnos (1 Timoteo 6:9-10). Y nunca los cristianos han sido bombardeados con tantas y tan variadas distracciones como nosotros. Demasiado familiar, demasiado afluente y demasiado distraído es una receta para el tipo de sordera que a menudo se manifiesta ''como poder explicar lo que Jesús quiere decir sin hacer precisamente lo que dice''.
 +
 
 +
Es un falso consuelo poder enseñar un texto con precisión si no lo obedecemos, si nos gobiernan funcionalmente nuestras ansiedades y deseos carnales y no los mandamientos y las promesas de Jesús. Esta puede ser una forma más engañosa de sordera que simplemente no escuchar u olvidar.
 +
 
 +
====Prestar mucha más atención====
 +
 
 +
“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (Hebreos 2:1). Si no estamos prestando atención, es posible que ni siquiera nos demos cuenta de que nos estamos deslizando. Podemos mirar a nuestro alrededor y ver a muchos otros cristianos sordos y distraídos que hablan el hablar de Jesús sin caminar el caminar de Jesús, pensar que eso debe ser normal, y suponer que estamos bien. La única manera de saber si estamos prestando suma atención a lo que Jesús dice, en la manera en que lo quiere decir, es si realmente estamos haciendo lo que dice (Juan 14:15).
 +
 
 +
La vida cristiana es una ''vida atenta'' (Marcos 13:37; Lucas 21:36; Efesios 6:18; 1 Tesalonicenses 5:6; 1 Pedro 5:8). La vida cristiana es una vida que oye (Marcos 4:24; Lucas 8:21; Juan 10:27; Romanos 10:17; Hebreos 3:7-8). Pero escuchar atentamente a Jesús no es algo natural. Debe ser cultivado y resguardado diligentemente. Y no hay una fórmula para cómo prestar más atención. Se cultiva haciendo habitual la atención —practicando los hábitos de la gracia. ''Aprendemos'' a prestar atención intencionalmente ''tratando'' de prestar atención. El Espíritu nos ayudará si le pedimos al Padre que nos enseñe (Lucas 11:9-10; Salmo 25:4).
 +
 
 +
Entonces, cueste lo que cueste, debemos prestar atención a lo que escuchamos. Porque los caminos y las palabras de Jesús a menudo son contraintuitivos, y vivimos en una época que distrae destructivamente. Y ''todo'' depende de lo bien que escuchemos a Jesús.

Revisión de 17:54 11 ene 2019

Recursos Relacionados
Leer más Por Jon Bloom
Indice de Autores
Leer más sobre Santificación y Crecimiento
Indice de Temas
Recurso de la Semana
Cada semana enviamos un nuevo recurso bíblico de autores como John Piper, R.C. Sproul, Mark Dever, y Charles Spurgeon. Inscríbete aquí—es gratis. RSS.

Sobre esta Traducción
English: Distraction Can Cost You Everything

© Desiring God

Compartir esto
Nuestra Misión
Esta traducción ha sido publicada por Traducciones Evangelio, un ministerio que existe en internet para poner a disponibilidad de todas las naciones, sin costo alguno, libros y artículos centrados en el evangelio traducidos a diferentes idiomas.

Lea más (English).
Como Puedes Ayudar
Si tú puedes hablar Inglés bien, puedes ofrecerte de voluntario en traducir

Lea más (English).

Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por Javier Matus


Uno de los dichos más repetidos de Jesús en los Evangelios es una versión de este: “Si alguno tiene oídos para oír, oiga” (Marcos 4:23). Si somos sabios, escucharemos atentamente cualquier cosa que Jesús diga, especialmente lo que Él dice repetidamente. Y en este caso, escuchar es precisamente lo que nos dice que hagamos.

Hay una razón muy, muy importante detrás de la exhortación de Jesús:

“Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará” (Marcos 4:24-25).

¿Entiendes lo que Jesús está diciendo? El hecho de que esta advertencia en sí sea algo difícil de entender ilustra Su punto: escucha y reflexiona cuidadosamente, ya que, si no lo haces, no entenderás, y si no entiendes, perderás cualquier capacidad de comprensión que sí tienes.

Todo depende de lo bien que escuches lo que Dios está diciendo —lo que comúnmente llamamos la Palabra de Dios. Y escuchar bien a Dios requiere tu suma atención. ¿Estás prestando atención?

Contenido

El extraño propósito de las parábolas

Jesús promulga esta advertencia en el contexto de contar una serie de parábolas. Las parábolas eran cuentos-acertijos en las que Jesús escondió profundos secretos del reino de Dios en metáforas breves, que a menudo sonaban mundanas. En las historias registradas en Marcos 4, usa los suelos de un granjero (Marcos 4:1-8), una lámpara de aceite (Marcos 4:21-25) y semillas (Marcos 4:26-32).

Léelos. ¿Los entiendes? Claro, Jesús explica la parábola de los suelos (Marcos 4:13-20). Pero ¿qué hay de la lámpara o las semillas? Estas historias suenan más simples de lo que son. Realmente no las entenderemos a menos que estemos prestando atención.

¡Y tenemos Biblias! Ninguno de los oyentes originales de Jesús había escuchado estas parábolas antes. No se escribieron para poder leerlas una y otra vez, examinar su estructura gramatical y convenientemente hacer referencias cruzadas con otras Escrituras. Los primeros oyentes escucharon estas historias una vez. Si no estaban prestando atención, perderían el Reino. Eso es una distracción costosa.

Cuando Jesús les explicó a sus discípulos por qué enseñaba en parábolas, dijo que lo hizo, citando partes de Isaías 6:9-10, para que sus oyentes “viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no se conviertan, y les sean perdonados los pecados” (Marcos 4:12). Nuevamente aquí, la explicación difícil de entender de Jesús ilustra Su punto: si no escuchamos con atención, perderemos lo que está diciendo.

¿Dios realmente está contando acertijos para que la gente no entienda? No y sí. Jesús contó las parábolas para revelar los misterios espirituales del Reino, y realmente quería que la gente los entendiera. Por eso dijo: “Si alguno tiene oídos para oír, oiga” y “Presten atención”. Pero Su método revelador puso a prueba la vigilia y la seriedad espiritual de los oyentes. Aquellos que estaban escuchando para realmente oír, oirían. Pero el espiritualmente sordo y distraído no lo haría. Jesús quería dar el Reino a los primeros, no a los últimos. Aquellos que no prestaban atención revelarían su sordera espiritual —una sordera que tiene serias consecuencias: perder el Reino de Dios.

Los caminos contraintuitivos de Dios

Si las palabras de Jesús aquí suenan contraintuitivas, lo son. Jesús habló y actuó de manera consistente con las palabras y los caminos de Dios a lo largo de la Biblia, capturados en este texto:

“Porque Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos Mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son Mis caminos más altos que vuestros caminos, y Mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9).

He visto este pasaje, o parte de él, citado en memes, calendarios y tarjetas de felicitación cristianos, a menudo con un hermoso paisaje inspirador, un paisaje marino o el cielo en el fondo. Pero si insertáramos imágenes bíblicas como fondos, serían cosas como un árbol prohibido en el Edén, la existencia de Satanás, un diluvio horrible, Abraham a punto de sacrificar a Isaac, Jacob disfrazado de Esaú, José languideciendo en la cárcel, Israel con un mar ante ellos y el ejército egipcio detrás de ellos, Rahab la prostituta cananea casándose dentro del linaje mesiánico, David escondiéndose de Saúl en una cueva, Jeremías llorando por las mujeres judías que hervían a sus bebés, el bebé Jesús durmiendo en un abrevadero y, sobre todo, el Jesús adulto mutilado y colgando de una cruz romana.

Los caminos de Dios ciertamente no son nuestros caminos. Ninguno de nosotros habría escrito la historia de la redención como lo ha hecho Dios. La historia en sí misma apunta a una Personalidad e intencionalidad detrás de ella.

Y si prestamos atención, podemos detectar la misma Personalidad e intencionalidad de la manera extraña en que Jesús comunica el reino de Dios en parábolas difíciles de entender. Ninguno de nosotros lo haría de esa manera.

Familiar, afluente y distraído

El calificador clave es si estamos prestando atención. Porque, como dijo Jesús, si no estamos prestando atención a lo que Dios dice, perderemos lo que Dios está haciendo. Eso es una distracción costosa.

Por la gracia de Dios, tenemos una ventaja sobre los oyentes originales de Jesús: tenemos la Palabra escrita y autorizada de Dios. De hecho, nunca tantos cristianos han tenido tanto acceso a la Palabra de Dios como lo tenemos hoy.

Pero no debemos dejarnos pensar que tanto acceso y familiaridad con la enseñanza de Jesús significa que no corremos el mismo peligro que los oyentes del primer siglo. Puede que tengamos una visión más clara del Reino que las multitudes que escucharon las parábolas de Jesús, pero estamos tan en peligro de la sordera como cualquiera lo ha sido (Hebreos 5:11).

Nunca los cristianos han poseído tanta riqueza como los cristianos occidentales de hoy, lo que nos presenta muchas tentaciones y amenaza con destruirnos (1 Timoteo 6:9-10). Y nunca los cristianos han sido bombardeados con tantas y tan variadas distracciones como nosotros. Demasiado familiar, demasiado afluente y demasiado distraído es una receta para el tipo de sordera que a menudo se manifiesta como poder explicar lo que Jesús quiere decir sin hacer precisamente lo que dice.

Es un falso consuelo poder enseñar un texto con precisión si no lo obedecemos, si nos gobiernan funcionalmente nuestras ansiedades y deseos carnales y no los mandamientos y las promesas de Jesús. Esta puede ser una forma más engañosa de sordera que simplemente no escuchar u olvidar.

Prestar mucha más atención

“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (Hebreos 2:1). Si no estamos prestando atención, es posible que ni siquiera nos demos cuenta de que nos estamos deslizando. Podemos mirar a nuestro alrededor y ver a muchos otros cristianos sordos y distraídos que hablan el hablar de Jesús sin caminar el caminar de Jesús, pensar que eso debe ser normal, y suponer que estamos bien. La única manera de saber si estamos prestando suma atención a lo que Jesús dice, en la manera en que lo quiere decir, es si realmente estamos haciendo lo que dice (Juan 14:15).

La vida cristiana es una vida atenta (Marcos 13:37; Lucas 21:36; Efesios 6:18; 1 Tesalonicenses 5:6; 1 Pedro 5:8). La vida cristiana es una vida que oye (Marcos 4:24; Lucas 8:21; Juan 10:27; Romanos 10:17; Hebreos 3:7-8). Pero escuchar atentamente a Jesús no es algo natural. Debe ser cultivado y resguardado diligentemente. Y no hay una fórmula para cómo prestar más atención. Se cultiva haciendo habitual la atención —practicando los hábitos de la gracia. Aprendemos a prestar atención intencionalmente tratando de prestar atención. El Espíritu nos ayudará si le pedimos al Padre que nos enseñe (Lucas 11:9-10; Salmo 25:4).

Entonces, cueste lo que cueste, debemos prestar atención a lo que escuchamos. Porque los caminos y las palabras de Jesús a menudo son contraintuitivos, y vivimos en una época que distrae destructivamente. Y todo depende de lo bien que escuchemos a Jesús.


Vota esta traducción

Puntúa utilizando las estrellas