¿Cómo puedo expresar más mis emociones?

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English: How Can I Grow in Expressing Affection?

© Desiring God

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Por John Piper sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Ask Pastor John

Traducción por María Veiga


Transcripción de audio

Bienvenidos de nuevo a una nueva semana este lunes. ¿Cómo superamos la falta de afecto, la falta de afecto expresado por Dios y por los demás? Es una gran pregunta, una pregunta humilde, de un joven que escribió anónimamente. “Estimado pastor John, permítame ir directo al grano. ¿Cómo aconsejaría y animaría a un hermano en Cristo a quien le resulta difícil expresar o hablar de emociones “más profundas” como la alegría, la desesperación, el asombro y el miedo? Ese soy yo. Quiero relaciones más profundas con hermanos cristianos. Pero también me echo atrás cuando surge la oportunidad y se hacen presentes conversaciones más profundas porque no sé cómo hablar de esos sentimientos más elevados y profundos. Simplemente me paralizo. O tengo la tentación de hacer una broma.

“Sé que algo anda mal dentro de mí. Leo las Confesiones de Agustín y me quedo asombrado por su afecto cuando habla con tanta fluidez a Dios en un lenguaje como este: “Dios mío, mi vida, mi santa dulzura”, o “¿Qué puede decir alguien cuando habla de Ti? Pero ¡ay de aquellos que no hablan de Ti! Porque, aunque hablan mucho, no dicen nada”. Soy un hombre que habla mucho sobre nada. Quiero crecer aquí”.

Realmente tengo un interés especial en esta pregunta, y quiero tratar de responderla porque creo que hay millones de personas (no es raro) que comparten este bloqueo que impide las expresiones verbales naturales y genuinas de afectos sinceros, no solo por Dios y su gloriosa salvación, sino por los hijos —sus propios hijos— o los cónyuges, o las bendiciones ordinarias de la vida. Todo el ámbito de la vida emocional y de los afectos espirituales está ahogado por alguna razón.

Contenido

Afectos no expresados

Hay millones de personas que nunca dicen algo como: “Qué hermoso día. El sol está brillando; la brisa es fresca. ¡Me encantan los días como este!”. Nunca hablan así, nunca. Nunca dicen algo como: “Me encanta estar casado contigo. El solo hecho de sentarme contigo me hace feliz. Estoy tan contento de que Dios nos haya unido”. Nunca se dicen eso el uno al otro, nunca. Nunca dicen algo como: “Dios es tan grande. Ha sido tan bueno conmigo. No merezco nada de esto. Señor, eres asombroso. Gracias, Señor. Te quiero”. Nunca hablan así. Este tipo de expresiones de afecto por días, personas, Dios, simplemente quedan bloqueadas. Nunca pueden expresarse con las palabras, y es una gran tristeza para ellos y para las personas que los rodean.

No creo que haya una fórmula para solucionar esto. Las causas a veces son muy profundas. Dios mismo, por medio del Espíritu Santo, es la única esperanza, porque Él es la causa decisiva de todas las expresiones auténticas de verdaderos afectos espirituales. Se necesita una obra profunda de Dios. Por ejemplo, yo tenía una aversión profunda y pecaminosa a levantar las manos en adoración hasta que cumplí 35 años. Nunca levanté mis manos en adoración, ni siquiera estuve cerca de hacerlo, como ponerlas con las palmas hacia arriba en mi regazo. Veía a la gente hacerlo y realmente sentía repugnancia. Y luego, una noche, alrededor de las 3:00 de la mañana, durante una reunión de oración que duró toda la noche, Dios levantó mis manos en un momento de adoración. Fue, según recuerdo, en su mayor parte involuntario y no me resistí. Él rompió mi orgullo esa noche. Y en cierto sentido, mis manos no han bajado desde entonces.

Un paso hacia la expresión

Creo que hay una analogía entre esa experiencia y las barreras que las personas pueden sentir ante las expresiones verbales de afecto hacia Dios. Entonces, aunque no hay una fórmula, hay pasos que puedes seguir, que, si realmente lo deseas, si deseas esta liberación, se convertirían en medios por los cuales Dios te liberaría.

1. Reconoce el problema.

Primero (y este joven que está haciendo la pregunta ya ha llegado a este punto), reconoce que realmente es un problema que debe superarse, no solo un rasgo neutral de la personalidad. Miles de personas lo excusan como una simple peculiaridad de la personalidad y piensan que no tiene dimensiones espirituales. No creo que eso sea suficiente. Tiene verdad, pero no es suficiente. Jesús dijo: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Ahora bien, por lo menos que eso significa que Dios diseñó las palabras para que fueran un medio de expresión del corazón. Una desconexión entre los dos, corazón y boca, no es la forma en que Dios lo diseñó, y no será la forma en que será en el cielo.

2. Examínese a sí mismo.

Debemos hacer un serio autoexamen para ver si nuestros corazones en realidad aman a Cristo (Mateo 10:37), realmente se deleitan en Dios (Salmo 37:4), realmente se regocijan en él (Filipenses 3:1), realmente le temen (Proverbios 28:14), realmente le aprecian (Mateo 13:44). Todos estos son mandamientos bíblicos que nuestro corazón debe experimentar antes de que nuestra boca pueda expresarlos. Por lo tanto, examine su corazón. ¿Están ahí?

3. Discierna los obstáculos del pecado.

También deberíamos hacer un autoexamen serio para ver si hay pecado que esté bloqueando la autenticidad de nuestra expresión de afecto. Ciertamente lo había en mí, Dios mío. Miro hacia atrás y veo actitudes que tuve durante 35 años que, Dios, misericordiosamente, fue paciente conmigo, y me avergüenzo. Me avergüenzo. Recuerdo estar sentado en la capilla de Bethel cuando era maestro allí, y una mujer o un hombre (no recuerdo cuál) a mi lado simplemente puso sus manos sobre su regazo, con las palmas hacia arriba, y dentro de mí había asco. Mirando hacia atrás, eso es simplemente maldad. Eso es simplemente maldad. Mi resistencia tenía mucho orgullo.

Y soy consciente de que puede funcionar al revés. No soy tan ingenuo como para creer que todas las personas que levantan sus manos no son arrogantes. Lo entiendo. Pueden mirar con desprecio a los que no levantan las manos, con orgullo. Por supuesto que es verdad. El orgullo es sutil, está en todas partes. Pero si podemos ver el pecado que nos ata, donde sea que esté, nombrarlo y arrepentirnos, podemos ser liberados.

4. Memorice pasajes cargados de afecto.

Memorice partes de las Escrituras que le brinden las palabras exactas que necesita para expresar afecto por Dios.

  1. Salmo 18:1: “Te amo, oh, Señor, fortaleza mía”.
  2. Salmo 42:1-2: “Como ciervo jadeante que busca las corrientes de agua, así te busca, oh, Dios, todo mi ser. Tengo sed de Dios, del Dios vivo”.
  3. Salmo 63:1: “Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, sedienta y sin agua.”.
  4. Salmo 73:25: “¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra.”.

Dios mío, estos textos me han servido tanto para soltar la lengua. Memoriza estos y otros similares, y luego dilos en voz alta a Dios en oración privada, día tras día, sin que nadie te escuche excepto Dios. Y, sorprendentemente, es posible que te encuentres diciéndolos en voz alta en una reunión de oración, y puede ser maravillosamente involuntario, como me pasó a mí.

5. Pasa tiempo con santos expresivos.

Si es posible, pasa tiempo con personas que hablen de sus emociones con más naturalidad que tú. La libertad verbal emocional es contagiosa. Yo he probado esto en mi vida, en mí mismo. Podría nombrar a personas cuya libertad en la expresión madura de las emociones espirituales ha sido muy importante en mi vida.

6. Pon tu corazón en el cielo.

Comprende que el cielo será así: desbordamientos totalmente libres e inconscientes de las emociones de nuestro corazón. Puedes ver esto en los cánticos del libro de Apocalipsis. Y 1 Juan 3:3 dice: “Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro.”. En otras palabras, el principio es este: si realmente esperamos ser así en el cielo algún día, entonces empecemos. Empecemos ahora. ¿Por qué lo postergarías?

7. Aumenta tus expectativas.

Date cuenta de que tus expresiones sinceras de amor a Cristo y de gozo en Cristo pueden ser el medio por el cual alguien más se salve. Ese es el punto del Salmo 40:2-3:

2 Me sacó de la fosa fatal,
del lodo y del pantano;
puso mis pies sobre una roca,
y me plantó en terreno firme.
3 Puso en mis labios un cántico nuevo,
un himno de alabanza a nuestro Dios.
Al ver esto, muchos tuvieron miedo
y pusieron su confianza en el Señor.

Me encanta eso. Por eso a veces estamos en el hoyo: para que Él pueda sacarnos, ponernos sobre una roca, poner una canción en nuestra boca. La gente ve y son salvados. Creo que eso fue cierto en mi caso. Creo que, bajo la guía de Dios, debo mi fe en Cristo a las expresiones libres de amor y alegría de mi madre y mi padre mientras crecía.

8. Ora para que tus labios sean abiertos.

Por último, ora. Ora así: “Abre, Señor, mis labios y mi boca proclamará tu alabanza.” (Salmo 51:15). ¿No es esa una petición asombrosa? “Mis labios están cerrados; no puedo abrirlos. Algo anda mal con mis labios, Señor”. Sí, lo hay, en todos nosotros. “Señor, abre mis labios”. Solo Dios puede hacerlo realidad, así que pídele y sigue pidiéndole hasta que lo haga.


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