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English: Dude, Where’s Your Bride?

© The Gospel Coalition

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Por Kevin DeYoung sobre Masculinidad y Feminidad

Traducción por Laura Coloma

Mientras hablo en distintos escenarios por todo el país, una de las preguntas que más me hacen proviene particularmente de mujeres jóvenes. La pregunta, por lo general, dice algo como: ¿Qué le pasa a los hombres?

No son mujeres enojadas. Su pregunta es más una queja que una petulancia. No estoy seguro por qué me preguntan a mí. Tal vez porque han leído Just Do Something (Simplemente Haz Algo) y piensan que seré todo oídos. O tal vez piensan que puedo ayudar. Por lo general la pregunta inicial viene seguida de una petición, “Por favor hable con los hombres de nuestra generación y dígales que sean hombres.”

Están hablando de matrimonio. He conocido una cantidad de mujeres jóvenes creyentes de aquí y de otros lugares quienes se preguntan “¿Dónde se han ido todos los hombres casaderos?” Más y más comentaristas – cristianos o no- notan en hombres jóvenes una tendencia, específicamente, que no parecen estar madurando. Recientemente un artículo de William Bennett de CNN, “Why Men Are in Trouble”, (Por qué los Hombres Están en Problemas”) ha alcanzado atención generalizada. El punto del artículo es resumido en la línea final: “Es hora de que los hombres se hagan hombres.” Suena casi bíblico (1 Corintios 16:13.)

Prácticamente toda persona soltera que conozco quiere estar casada. Aun así, a las parejas les toma más y más tiempo llegar al matrimonio. Los patrones de educación tienen que ver en esto. Una mala economía tampoco ayuda. Pero está ocurriendo algo más. En casi todas las iglesias encontrarán mujeres maduras, inteligentes, atractivas, cristianas quienes quieren casarse y prácticamente no hay hombres buscándolas. Estas mujeres, por lo general, están en programas de post grado o ya comenzaron su carrera profesional. Pero no son feministas. Están deseosas de aceptar su papel como esposa y madre. La mayoría de las mujeres que he conocido no tienen inconveniente en ser una compañera. Simplemente pareciera no haber muchos acompañantes alrededor.

¿Qué está pasando? ¿Por qué hay tantas mujeres solteras, universitarias, serias cuando se trata de Cristo, comprometidas con la iglesia, íntegras, que no han encontrado novio y no ven posibilidades en el horizonte?

Tal vez las mujeres tienen unos estándares imposibles. En algunas circunstancias esto es una posibilidad. Estoy seguro que hay hombres leyendo esto y pensando para sí, “¡Yo he buscado a estas jovencitas Kevin! Y me han empujado al borde del abismo.” Algunas mujeres pueden estar esperando demasiado del Hombre Perfecto. Pero en mi experiencia este no es el problema principal. ¿Estándares imposibles? Generalmente no. ¿Algunos estándares? Por supuesto.

En el otro extremo del espectro, algunas mujeres pudieran estar tan deseosas de casarse que ponen a los hombres nerviosos de mostrar cualquier señal de interés. Hay una diferencia muy sutil entre anticipación y desesperación. Los hombres no quieren ver a la chica que les gusta dentro de David´s Bridal[1] después de la primera cita. El hombre entrará en pánico y estará un poco intimidado.

El camino de la soltería prolongada es un camino de doble vía. Pero pienso que el problema principal radica en los hombres. O por lo menos como hombre puedo identificar más rápidamente sus problemas. Veo dos cosas.

Primero, los hombres cristianos que son “buenos muchachos” pudieran ser - cuál es la palabra que busco- ambiciosos. Todo pastor ha criticado los juegos de video en algún momento. Pero el problema realmente no es los juegos de video, es lo que el juego puede (pero no siempre) representar. Es la imagen de un joven de veintitantos o treinta y tantos que pareciera no querer nada de la vida. Puede tener o no trabajo. Puede vivir o no con sus padres. Algunas veces estas cosas están fuera de nuestro control. Existe una diferencia entre el joven con poca suerte que trata a duras penas de ganarse la vida y aquel que parece contento con ver películas, ganar lo suficiente para comer pizza congelada en un apartamento de una habitación, jugar Madden[2] , ver fútbol americano 12 horas los sábados, aparecerse en misa una hora los domingos y luego volver a casa a ver más fútbol.

No creo que las jóvenes esperan que el Hombre Perfecto sea un ejecutivo corporativo con dos casas, tres carros, y una personalidad como la de Dale Carnegie. Simplemente quieren un joven con algo de sustancia. Un joven con planes. Un joven con algo de profundidad intelectual. Un joven que pueda tomar sabiamente la iniciativa y llevar una conversación. Un joven con consistencia. Un joven que no trabaje en su juego y juegue con su fe. Un joven con un poco de deseo de triunfar en la vida. Un joven a quien imaginan manteniendo a la familia, rezando con los niños a la hora de dormir, cortando la grama los sábados, y deseoso de llevar a todos a la iglesia el domingo. ¿Dónde están los jóvenes que se convertirán en hombres?

El segundo punto es que tal vez no tengamos suficientes hombres en la iglesia. Quizás el problema más grande no esté en los buenos muchachos cristianos quienes carecen de ambición, madurez y compromiso. Tal vez tenemos muchos de estos hombres en la iglesia, pero todos están casados y no tienen suficientes hermanos alrededor. No sé cuál es el problema principal, la falta de hombres buenos o la falta de hombres en general. Probablemente sea una combinación de ambos. La iglesia necesita entrenar a los jóvenes que tiene. Y con “entrenar” no me refiero a “sanearlos,” “conectarlos” en el ministerio de los solteros y empezar a buscarles una esposa. No creo que la mayoría de los solteros cristianos esté buscando una comunidad eclesiástica llena de chismosas. ¿Quizás una iglesia llena de hombres creyentes, involucrados, respetables, respetados, maduros? Es un proyecto que vale la pena desarrollar.

Entonces, ¿qué se puede hacer con el grupo creciente de mujeres solteras? Se me ocurren cuatro cosas.

Recen todos. Recen por la aceptación alegre del cuidado providencial de Dios, creyendo que la piedad con alegría es una gran adquisición. Si son solteros, recen más por la clase de cónyuge que deben ser que por la clase de cónyuge que quieren. Recen también por las parejas casadas y las familias de su iglesia. Si están casados, recen por los solteros de su iglesia, por aquellos que nunca se casaron y por los divorciados o viudos. Todos en todas partes, recen por formas de empezar a servir al Señor ahora, sin importar la etapa de la vida en la cual están o desean estar.

Mujeres, no se conformen y nunca cedan en exigir a sus esposos un compromiso cristiano sólido, más bien aseguren que su lista de no-negociables no excluya efectivamente a todos menos al Señor Darcy[3].

Iglesias, no hagan de sus iglesias cuevas para hombres o un lugar machista, consideren si sus iglesias han sido castradas sin necesidad. ¿Retan y exhortan? ¿Cantan canciones a Jesús que los hombres pueden cantar con semblante firme? ¿El compañerismo en sus iglesias se enfoca siempre en actividades en las cuales los hombres no sobresalen tradicionalmente, tales como sentarse y hablar de sus sentimientos? ¿Sus iglesias se enfocan en disciplinar hombres, particularmente los jóvenes en escuela secundaria y universidad? Tómenlos jóvenes y háganlos crecer cuando están en la adolescencia en vez de en los veinte.

Hombres, no tienen que ser ricos ni subir la escalera corporativa. No tienen que arreglar carros y dejarse la barba. Pero es hora de tomar un poco de iniciativa, en la iglesia, en sus carreras y con las mujeres. Dejen de dar vueltas y busquen un rumbo. Tal vez sea buena idea parecerse más a sus abuelos que al Capitán Jack Sparrow. Mucho menos a Peter Pan. Muestren algo de ambición positiva. Corran riesgos. Dejen de buscar citas para jugar y - al menos que Dios los llame a un servicio más importante a través de la soltería- empiecen a buscar esposa.

  1. Una tienda de vestidos de novia
  2. Un juego de video de fútbol americano
  3. Personaje de la novela Pride and Prejudice (Orgullo y Prejuicio) de Jane Austen. Es considerado un héroe romántico.

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