¿De qué Dependen las Respuestas a la Oración? Parte 2

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English: What Do Answers to Prayer Depend On? Part 2

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Por John Piper sobre Oración

Traducción por Manuel Bento Falcón


Parte 2: La Voluntad de Dios

Hace dos semanas propuse una pregunta, “¿De qué dependen las respuestas a la oración?” la primera parte y más fundamental de la respuesta fue que todas las contestaciones a la oración dependen de la muerte de Cristo por nuestros pecados. La razón por la que un Dios santo y justo es libre para bendecirnos como respuesta a nuestras oraciones, a pesar de que somos pecadores que merecen la condenación, es que Jesucristo murió por nuestros pecados y alejó la ira de Dios lejos de nosotros. Toda cosa beneficiosa que los seres humanos caídos hayan experimentado alguna vez, fue comprada en el Calvario. Y por tanto, todas las respuestas a la oración son dones gratuitos basados en la misericordia de Dios. No compramos respuestas a la oración por nada que digamos o hagamos; solamente rogamos por el desbordamiento de la misericordia ya comprada por el sacrificio de nuestro Señor.

La segunda parte de la respuesta a la pregunta “¿De qué dependen las respuestas a la oración?” fue que dependen de que seamos hijos obedientes. Argumenté desde numerosos textos en el Antiguo y Nuevo Testamento que nuestro Padre celestial haría recaer desgracia sobre su propia palabra y daño sobre sus hijos si nos diese todo lo que pedimos mientras continuamos en algún pecado. Enfaticé que eso no quiere decir que debamos ser perfectamente sin pecado para que nuestras oraciones sean respondidas porque entonces la oración, “Perdona nuestros pecados”, sería una contradicción en sí misma. No puedes orar para que tus pecados sean perdonados cada día si tienes que ser libre de todo pecado para que tus oraciones sean contestadas. Y Jesús nos enseñó a orar para que nuestros pecados fuesen perdonados (Mateo 6:12). Hay una diferencia entre un hijo perfecto y uno que es característicamente obediente pero no perfecto. No debemos suponer que podemos hacer que Dios realice todo lo que queremos si nuestros corazones no están puestos en hacer lo que él quiere (1 Juan 3:22; Santiago 5:16; Juan 15:7; Salmos 66:16-19; Proverbios 15:29; Isaías 1:15; etc.)

Hoy quiero intentar dar dos respuestas finales a la pregunta “¿De qué dependen las respuestas a la oración?” el texto que he tratado de entender con más fuerza para prepararme para este mensaje es Marcos 11:22-25 (LBLA). Ha sido meditando sobre este texto en conexión con muchos otros que las dos respuestas finales a nuestra pregunta se han abierto camino hacia mí.

Y Jesús respondió, diciéndoles: “Tened fe en Dios. En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: Quítate y arrójate al mar, y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido. Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas. Y cuando estéis orando, perdonad si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras transgresiones.”

Las dos palabras que requieren clarificarse son las palabras “todas las cosas” en el versículo 24 y “creed” en los versículos 23 y 24. Cuando Jesús dice, “todas las cosas que pidáis”, ¿quiere decir que podemos pedir absolutamente cualquier cosa?¿No hay restricciones?¿Es que las respuestas a las oraciones no dependen en absoluto de lo que pidamos? Y cuando Jesús dice que no debemos dudar sino creer aquello que decimos que sucederá, ¿quiere decir que, para que nuestras oraciones sean contestadas, debemos tener una fe sin dudas de que Dios nos dará justo lo que pedimos? En otras palabras, ¿en qué sentido dependen de la fe las respuestas a las oraciones?

Contenido

Todas las Cosas que Pidáis en Oración

Comencemos con la afirmación “todas las cosas” en el versículo 24, “todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas .” Suena absoluto e inclusivo de todo. Pero hay tres razones por las que no debemos pensar que Jesús tenía la intención de darnos un cheque en blanco. La primera tiene que ver con la naturaleza del lenguaje. La segunda tiene que ver con otras enseñanzas en el Nuevo Testamento. La tercera tiene que ver con el contexto inmediato.

La naturaleza del lenguaje es tal que todas las palabras toman su significado de su utilización. Por tanto, el significado habitual de una palabra está determinado por su uso habitual en nuestra cultura. Y el significado particular de una palabra en un texto particular se determina por su utilización particular por un autor particular. Acostumbraba a ilustrar esto cuando enseñaba en Bethel llegando a clase y diciendo, “¿está todo el mundo?” Entonces, si alguien decía “Sí,” Yo decía algo como, “Bien, entonces ¿dónde está Jimmy Carter?” Y no me llevaba mucho tiempo el ilustrar que la expresión “todo el mundo” puede o no tener un significado absoluto, incluyendo todo, dependiendo de la forma en que se utilice en un contexto particular. Es la manera en que sucede con el término “todas las cosas” en Marcos 11:24. Puede o no ser absoluto e incluir todo. Si te invitaran a comer y te sentases en una mesa y dijeses, “Comeré cualquier cosa que tengas”, nadie te va a ofrecer un lápiz para comer, o una cesta de paja, o un zapato. Sabrán que la expresión “cualquier cosa” significa “cualquier cosa que estés sirviendo para cenar”. Así que el significado de “todas las cosas” en Marcos 11:24 no se puede establecer simplemente mirando a las palabras. Debemos mirar el contexto para ver si Jesús pone algún límite sobre ellas.

La razón por la que tan siquiera me he detenido a pensar acerca de si “todas las cosas” incluía todo es porque hay textos en todas partes de la Escritura que enseñan que hay cosas que no obtendremos, incluso si pedimos por ellas. Mencionaré dos textos así. Santiago 4:4,3 (LBLA) dice “No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres.” Si Santiago tiene razón, entonces el “todas las cosas” de Marcos 11:24 ha de ser cualificado: No obtendrás cualquier cosa que pidas, sin importar cuanto creas que la tendrás, si lo que estás pidiendo es simplemente para tu propia satisfacción privada. Las oraciones deben ser siempre actos de amor y deberían apuntarse no solamente a tu propia satisfacción, sino también al beneficio de otros. 1 Juan 5:14 y sgte.(LBLA) es otro texto que limita lo que podemos pedir:

Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye. Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho.

Este texto es especialmente útil porque la expresión “cualquier cosa” en el versículo 15 parece utilizarse de forma tan absoluta como en Marcos 11:24. “Si sabemos que nos escucha en cualquier cosa que pidamos, sabemos que hemos obtenido nuestras peticiones.” Pero el versículo 14 nos deja claro como el cristal que el “cualquier cosa” del versículo 15 significa “cualquier cosa que pidamos de acuerdo a la voluntad de Dios.” Si ese es el caso en 1 Juan 5:15, ¿no puede ser que lo sea también con Marcos 11:24?¿Requiere el contexto inmediato en Marcos 11 una limitación del significado de “todas las cosas” en Marcos 11:24 de forma similar a como 1 Juan 5:14 limita el significado del “cualquier cosa” en 1 Juan 5:15?

Yo creo que sí lo hace. Marcos 11:25 (LBLA), el versículo siguiente, dice,

Y cuando estéis orando, perdonad si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras transgresiones.

Este versículo requiere que la promesa del versículo 24 se vea limitada. Muestra que cuando Jesús dijo, “todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas,” el no quería decir que podías orar para que la venganza viniese sobre todos tus enemigos. El siguiente versículo dice, “Y cuando estéis orando, perdonad.” Por tanto, el “todas las cosas” del versículo 24 debe al menos excluir la oración pidiendo venganza. Lo que esto significa es que no hay contradicción entre Jesús por un lado y Santiago y Juan por el otro. Todos están de acuerdo en que Dios no promete que absolutamente todo lo que pidamos nos será dado si simplemente creemos que así será.

Por tanto, en respuesta a nuestra antigua cuestión, “¿De qué dependen las respuestas a la oración?” Diría que dependen de pedir las cosas correctas. 1 Juan 5:14 es el texto más explicito en esta materia, “si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye.” Las cosas correctas para pedir son cosas que están de acuerdo con la voluntad de Dios. Cuando Jesús dijo, “todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas,” quería decir que todas las cosas que pidas de acuerdo a la voluntad de Dios, creas que las has recibido y serán tuyas.

Creed Que Ya Las Habéis Recibido...

Esto nos lleva hasta la segunda palabra en Marcos 11:23 y 24 que necesita ser clarificada, es decir, la palabra “creed,” “creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas.” O, como dice el versículo 23, “En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: "Quítate y arrójate al mar", y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido.” La pregunta crucial que surge ante tal afirmación es, “¿Cómo es posible una fe sin ninguna duda?” La única respuesta en que puedo pensar es que una fe sin dudas solamente es posible si sabemos qué es lo que Dios tiene la intención de hacer para aquellos que creen. O dicho de otra forma, podemos tener una fe sin dudas si sabemos cual es la voluntad de Dios en una situación particular. ¿Cómo vas a evitar dudar si no sabes cuál es la intención de Dios?¿Cómo puede cualquiera tener seguridad de que la respuesta a la oración se cumplirá si no se asegura primeramente que eso es lo que Dios tiene la intención de hacer en respuesta a su fe? Tiene que existir una base para la fe; no puedes simplemente desear no tener dudas si no estás seguro de que lo que estás pidiendo es lo que Dios tiene la intención de hacer.

He tenido la gripe durante toda la semana. Pero no he sido capaz de orar por sanidad con una fe sin dudas de que vaya a producirse. La razón es que no se cual es la voluntad de Dios respecto a mi salud. Puede que su intención sea que esté enfermo dos semanas para que pueda aprender a confiar, no en mi mismo, sino en el Dios que resucita a los muertos (2 Corintios 1:9) Y como no se qué es lo que intenta hacer Dios con mi salud, es imposible tener completa confianza en que me sanará cuando se lo pida. En estos casos siempre debemos decir, “Sin embargo, no se haga mi voluntad sino la tuya” (Marcos 14:36).

Con esta enseñanza espero aliviar un montón de culpabilidad innecesaria. ¡Cuantas veces nos reprendemos a nosotros mismos porque no podemos pedir las cosas con completa confianza de que Dios nos las dará! Pero si no sabemos si Dios tiene la intención de dárnoslas, ¿cómo entonces vamos a poder tener la completa confianza de que lo hará? Siempre que nos veamos forzados a decir, “No se haga mi voluntad sino la tuya,” estamos admitiendo que no tenemos certeza acerca de si una petición específica será concedida. Y no hay razón para sentirse culpables por ello ya que la fe que no tiene ninguna duda es solamente posible cuando sabemos, al menos de forma general, qué es lo que Dios tiene la intención de hacer por nosotros.

La pregunta que clama por ser contestada entonces es “¿Cómo podemos saber qué es lo que Dios desea hacer en respuesta a la oración, de forma que podamos pedirlo y confiar en él para que lo haga?” ¿Cómo sabemos que es lo que Dios tiene intención de hacer en respuesta a la fe? Hay dos respuestas. Una es que Dios revela mucho acerca de lo que tiene intención de hacer a través de la Escritura. La otra respuesta es que Dios puede revelar su intención de forma privada a una persona o grupo aparte de la Escritura.

Lo que quiero decir con esta segunda respuesta es que cuando la Escritura no proporciona una promesa sobre si una bendición particular será dada en respuesta a la oración, Dios puede hacer saber en alguna otra forma que tiene la intención de dar esa bendición. Menciono esto con algunas reservas ya que nunca en mi vida lo he experimentado. Dios nunca me ha comunicado lo que tiene intención de hacer de otra forma que no sea por la Escritura. Pero creo que podría, así que dejo abierta esta posibilidad acerca de como podemos saber cual es el objetivo de Dios en respuesta a la fe.

Lo que Dios Desea para Nuestras Vidas: Cuatro Enseñanzas Bíblicas

La manera más habitual en que descubrimos lo que Dios desea hacer es leyendo su palabra revelada en la Biblia. Me gustaría mencionar cuatro enseñanzas de la Biblia que muestran lo que Dios tiene intención de hacer por aquellos que creen, y las cuales, por tanto, nos ayudarán a tener una fe sin ningún tipo de duda cuando oramos por estas cosas.

1. Dios Salvará a Todos los que Claman a Él

Primero, Dios promete salvar a todos los que claman a él. Romanos 10:13 (LBLA), “porque: todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.” Por tanto, necesitamos no tener dudas de que la intención de Dios es salvarnos si de verdad queremos que lo haga. Nuestra oración a él para salvación debería ser como la que se describe en Marcos 11:24 “creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas.” La promesa específica de Dios en la Escritura aparta las dudas e incertidumbres acerca de si Dios tiene la intención de salvar a aquellos que se lo piden.

2. Dios Tiene la Intención de Santificar a Aquellos que Redime

Una segunda enseñanza de la Escritura que nos habilita para orar con confianza es que Dios tiene la intención de santificar a aquellos a los que ha redimido. Esto es, si hemos clamado a Dios por salvación, podemos tener la confianza de que él responderá nuestras oraciones cuando pedimos santificación. La santificación es ese proceso por el cual Dios nos conforma a la imagen de Cristo, el proceso de convertirse en más santos, más amorosos, gozosos, pacíficos, pacientes, benignos, buenos, fieles, etc. Hebreos 12:14 (LBLA) dice, “Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” Como es la intención de Dios el no perder a ninguno de sus hijos (Juan 10:28), sabemos que él se encargará de que todos ellos alcancen esta santidad. Romanos 6:22 dice, “Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como resultado la vida eterna.” La santificación es una etapa necesaria en el camino a la vida eterna, y por tanto, Dios quiere darnos la santificación con la misma seguridad con la que nos da vida eterna. Así que quienes confían en Dios para la vida eterna pueden orar para su propia santificación sin ninguna duda de que Dios los escuchará y responderá su oración. Aprendemos de la Escritura que esto es la intención segura de Dios.

3. Si Buscamos Primero el Reino, Todas Nuestras Necesidades Serán Suplidas

Una tercera enseñanza de la Escritura es que si buscamos primero el reino de Dios y su justicia, las necesidades de nuestra vida serán suplidas (Mateo 6:33). O como dice en Filipenses 4:19, “Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Por supuesto, lo que percibas como necesidades depende de tus objetivos. Si tu objetivo es llegar a Nueva Orleans a las 6:00 de esta tarde, necesitarás coger un avión. Si tu meta es correr un maratón, necesitas practicar diariamente con distancias largas. ¿Que objetivo determina lo que Pablo entiende como necesidad? Creo que el diría que es hacer la voluntad de Dios, glorificando a Cristo. Así que la promesa no es de prosperidad garantizada. De hecho, Pablo dice en Filipenses 4:12, “He aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad.” La promesa es que Dios suplirá todo lo que necesitamos para seguir haciendo su voluntad y glorificándolo. Así pues, cuando oramos para que nuestras necesidades sean cubiertas en este sentido, no hace falta dudar en absoluto que Dios contestará, porque la Escritura deja claro que eso es lo que tiene intención de hacer.

4. Dios Obra Todas las Cosas para el Bien de los Suyos

Quiero poner la mirada con vosotros en una enseñanza bíblica más que nos habilitará para orar sin dudar en todo tiempo. La enseñanza es que “en todas las cosas Dios obra para bien de aquellos que le aman, que han sido llamados para su propósito.” Esta es la promesa más grande y con más alcance de todas que hay en la Biblia. El efecto que tiene sobre la oración es tremendo. Quiere decir que cuando nuestras peticiones específicas son negadas, Dios está preparando algo mejor para nosotros. El nunca para de trabajar para el mejor interés de sus hijos. Y por tanto, en cada oración que hagamos podemos tener una confianza completa y sin dudas en esto, “Dios me dará lo que es mejor en respuesta a mi oración.” Nunca dudes eso.

Hebreos 11:6 (LBLA)dice, “Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.” La fe que agrada a Dios en oración está confiada en dos cosas, que Dios existe y que recompensa a aquellos que le buscan. Cuando vamos a Dios en oración debemos creer que el nos bendecirá, o le desagradaremos. Y podemos creer que nos bendecirá porque él ha prometido obrar en todas las cosas por nuestro bien mayor y para regocijarse sobre nosotros en hacernos bien (Jeremías 32:40,41).

Muchas de nuestras oraciones serán por cosas que no sabemos si son la voluntad de Dios. Así que susurraremos, “Pero no se haga mi voluntad sino la tuya.” Y creeremos, en base a Romanos 8:28, que si se nos niega nuestra petición específica, es porque Dios está preparando algo mejor para nosotros. Esto encaja muy bien con Mateo 7:9-11 (LBLA).

¿O qué hombre hay entre vosotros que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?

Eso es lo que Dios dará siempre en respuesta a nuestras oraciones -cosas buenas. “nada bueno niega a los que andan en integridad.” Si Dios nos niega nuestro pan o nuestro pescado, no es para darnos una piedra o una serpiente, sino un pastel y un filete.

Cuando Abraham, mi hijo de un año, ve un reluciente cuchillo de cocina y quiere cogerlo, desvío su atención hacia una cesta grande llena de pinzas para la ropa y le muestro lo divertidas que son. ¿He contestado su oración? No, no le he dado la cosa específica que estaba pidiendo, pero, sí, di respuesta a su anhelo de pasar un buen rato jugando con algo.

Antes de ayer abrimos una caja de galletas de avena para postre y tenían moho, así que empecé a tirarlas. Pero Benjamin se puso a llorar y dijo, “Yo vi una que no tenía ningúna pelusa.” entonces le dije, “Benjamin, el moho empieza a crecer antes de que puedas verlo, y puede ponerte enfermo. Comamos chocolatinas en lugar de eso.” Así que lo hicimos, pero Benjamin se sintió como si se le diese lo segundo mejor. Y esa es la forma en la que a menudo nos sentimos cuando alguna de nuestras peticiones es negada. Creemos que Dios nos está dando lo segundo mejor. Pero no es así. A aquellos que le aman y que son llamados de acuerdo a su propósito, siempre les da lo que es mejor para ellos. En conclusión, cuando oramos, siempre podemos tener una fe sin duda alguna de que Dios nos dará lo que es mejor para nosotros.

En Resumen

En resumen, entonces, cuando Jesús dice en Marcos 11:24, “todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas,” entendemos “todas las cosas” como “todas las cosas de acuerdo a la voluntad de Dios” (1 Juan 5:14). Y entendemos que una fe sin dudas es solamente posible cuando Dios revela que es lo que desea hacer en respuesta a la fe. Y entendemos que en la Escritura Dios ha revelado su intención de salvar, santificar, y suplir las necesidades materiales de aquellos que claman a él. Y finalmente, la mayor promesa de todas las reveladas en la Escritura es que Dios obra en todas las cosas en conjunto para nuestro bien. Y esto significa que, aunque tengamos dudas de que muchas de nuestras peticiones específicas sean concedidas, no hace falta que dudemos en absoluto de que Dios siempre nos dará lo que es mejor para nosotros.

Invocación

No hay tristeza, Señor, demasiado ligera
Para traerla a ti en oración.
No hay ansiedad demasiado leve
Para despertar Tu simpatía.

Tú que has pisado el camino espinoso,
Compartirás cada pequeña dificultad.
El amor que soportó la carga mayor
No rehusará la menor.

No hay suspiro secreto que emitamos
Que no llegue a tu divino oído,
Y cada cruz se hace ligera bajo
La sombra, Señor, de la Tuya.

Amen


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