¿Hablas con tus Hijos Sobre la Raza?

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English: Do You Talk to Your Children About Race?

© Desiring God

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Por Trillia Newbell sobre Crianza de los Hijos

Traducción por Javier Matus


Contenido

Tres malas excusas que hacen los padres

Algunos temas de conversación son particularmente polarizantes: la religión, la política y, cada vez más, la raza y la etnicidad. La mayoría de las personas sienten que deben tener mucha precaución en las conversaciones sobre lo último. Y, por supuesto, otros sienten que el diálogo sobre la raza y la etnicidad en realidad no se aplica a ellos, por lo que lo evitan por completo de manera apática.

Pero nosotros, como cristianos, no solo debemos hablar de la raza, sino que debemos ser los mejor equipados para estar a la vanguardia de la conversación, y tener los mejores recursos para también enseñarles a nuestros hijos sobre eso. Pero con el tiempo, he escuchado tres malas excusas para no enseñarles a nuestros hijos acerca de la raza y la etnicidad.

1. Los niños no entenderán

Nunca olvidaré el día en que mi hijo comenzó a darse cuenta de que su mamá y su papá se veían diferentes el uno del otro. Sus pequeños ojos miraron de acá para allá. “Mami es café; papá es durazno”, decía. Desde los dos años sabía que la gente se veía diferente el uno del otro. Y aunque sabíamos que él no entendería completamente todos los misterios de la creación de Dios, él podía entender algunos conceptos básicos incluso entonces: Mamá y Papá fueron creados por Dios.

Los niños comienzan a entender las cosas mucho antes de lo que tendemos a pensar. Y una vez que nuestros hijos sean expuestos a la cultura, la escuela o incluso la iglesia, comenzarán a absorber todo lo que están observando. Ellos aprenderán de nosotros, o aprenderán de otros.

Queremos estar por delante de nuestra sociedad en la enseñanza de nuestros hijos. Esa es una razón por la cual es importante darles a nuestros hijos una base bíblica para la creación, la caída, la redención y lo que Jesús ha logrado a través de la cruz para cada tribu, lengua y nación. Como cristianos —y como padres— estamos en el negocio de plantar semillas, las cuales oramos para que florezcan en un profundo amor por el prójimo.

No esperes. Los niños pueden no estar listos para aprender una teología completa de Imago Dei, pero pueden entender que cada ser humano es creado por Dios. Puede que no sean capaces de captar el concepto de todas las tribus, lenguas y naciones, pero pueden ver fotos de diferentes personas y aprender a celebrar las diferencias. Puede que todavía no entiendan la justificación, pero entenderán que Jesús murió por todos los que creen. Puede que no entiendan completamente la adopción, pero pueden entender que sus amigos de la iglesia son sus hermanos y hermanas —y que tienen una familia colorida.

2. La raza es un problema político

Los Estados Unidos han sido asediados por divisiones y conflictos raciales desde su inicio. Desde la esclavitud hasta Jim Crow hasta el Movimiento por los Derechos Civiles hasta la brutalidad policial, nunca hemos tenido una era en la que, como nación, hayamos disfrutado de plena paz y unidad raciales. No es de extrañar que tan a menudo este tema se enmarque en torno a la política y la historia. Pero la iglesia debería decir una mejor (y diferente) palabra.

Dios creó las naciones. Dios creó la etnicidad. Dios creó las diversas lenguas. Dios ha creado a cada persona en esta tierra a Su imagen; cada vida humana es valiosa para Él. ¿Es importante la política para esta conversación? ¡Absolutamente! Doy gracias a Dios por cada político y activista que hizo posible que ahora los niños morenos y blancos jueguen juntos, naden juntos y asistan a la escuela juntos. Pero la Biblia les da a los padres y niños un fundamento sobre por qué la igualdad es importante para Dios y cómo el evangelio afecta esta discusión y nuestro entendimiento de la raza y la etnia.

Si podemos construir un fundamento basado en la verdad bíblica, entonces creo que será más fácil abordar esas otras áreas que tocan el tema de la raza y la etnicidad. En resumen, esto trata de personas hechas a la imagen de Dios. Entonces, si podemos entender cómo todos fuimos creados por igual por Dios y cómo todos necesitamos la misma gracia salvadora, entonces quizás podamos comenzar a trabajar hacia realmente amarnos unos a los otros. ¡Y espero que a medida que nos amemos unos a otros celebremos nuestras diferencias!

La raza y la etnicidad no son solo un asunto político. Más importante aún, es un asunto del evangelio. La proclamación de Pablo, inspirado por el Espíritu Santo en Efesios 2, nos da un mensaje del Evangelio y esperanza para esta conversación:

Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en Su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en Sí Mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. (Efesios 2:13-16)

Esta es nuestra proclamación para nuestros hijos. Rescatemos el tema de la cultura y la política, y no permitamos que estos últimos sean los lugares donde veamos estas conversaciones suceder con mayor frecuencia. Los cristianos deben ser las voces principales en la unidad racial y todo lo demás que el evangelio ha logrado.

3. Queremos que nuestros niños sean daltónicos

Los padres bien intencionados a menudo intentan enseñar a sus hijos a ser daltónicos. Es un término que escucho a menudo y que muchos usan para expresar que no son racistas: “Soy daltónico”, podrían decir. “No veo el color”. Además del hecho de que esto no es correcto, tampoco es necesario.

Una de las razones más importantes para reconocer los colores preciosos de la creación de Dios en los seres humanos es que Dios no borra estas distinciones en las Escrituras. El pasaje frecuentemente citado en Apocalipsis nos revela que no solo habrá muchos colores que formarán las naciones del mundo cuando Jesús regrese, sino que estas tribus y lenguas y naciones adorarán juntas (Apocalipsis 5:9; 7:9). Esta es una hermosa imagen de la obra de reconciliación de nuestro Señor —primero reconciliándonos consigo mismo, luego reconciliándonos unos con otros. El cielo se llenará —¡gloriosamente!— con gente de todos los colores.

Evangelio para todas las naciones

Quizás la mejor noticia para nosotros hoy es que el evangelio es para todas las naciones. Dios celebra Su creación y la redención de todas las personas. La Biblia nos dice que pecamos enormemente, poniendo todo fuera de orden (Génesis 3). Entonces, a lo largo de toda la Escritura, Dios está obrando para la redención de todos los pueblos a través de Cristo (Gálatas 3:8, Efesios 2). Y será glorificado en ese último día cuando todas las naciones estén adorando juntas, porque será el cumplimiento de Su promesa de redimir a toda tribu, lengua y nación.

¿No hacen estas verdades del evangelio saltar de alegría a tu corazón? ¡Celebremos la creación de Dios! Al igual que la gloriosa visión del último día, veamos la belleza única del pueblo creado de Dios.

Cuando se trata de enseñar a nuestros hijos, en vez de tratar de ignorar o evitar los temas de la diversidad racial, las diferencias y la armonía, enseñémosles a aceptarlos. Y mostremos con las Escrituras por qué todos deberíamos hacerlo.



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