¿Podemos aprender algo de los amigos de Job acerca de cómo ayudar a los que sufren?

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Sobre esta Traducción
English: Can we learn something from Job's friends about how to help the hurting?

© Desiring God

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Por John Piper sobre Sufrimiento
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Traducción por Silvia Griselda Buongiorne


Lo que sigue es una transcripción editada del audio.

¿Podemos aprender algo de los amigos de Job acerca de cómo ayudar a los que sufren?

Por supuesto. Los primeros siete días fueron su mejor momento. Si se hubieran detenido allí, creo que hubieran sido héroes, porque habrían mostrado compasión y paciencia. Y eso es lo que deberíamos aprender.


Cuando nos acercamos a una horrible calamidad deberíamos ser lentos a la hora de hablar y rápidos para escuchar. Deberíamos ser rápidos para llorar, para confortar y para satisfacer las necesidades, traer comidas, y esperar en el Señor. La lucha teológica viene más tarde, probablemente. Con cada persona es diferente.


Pero creo que la lección que aprendemos a medida que avanzamos en el libro de Job es que, mientras los tres amigos (Elifaz, Bildad y Zofar) estuvieron sentados en polvo y ceniza, y doloridos por su amigo Job, él se vió ayudado por ellos. Y muchas personas son ayudadas por el sólo hecho de la presencia amorosa de otro.

No creo que esto anule la importancia de la verdad. Permitan que de un ejemplo.

Estoy aquí con un colega, Tom Steller, que ha estado conmigo durante 24 años. Tom y yo a veces nos hemos dicho el uno al otro: "Sería muy bueno permanecer juntos el tiempo suficiente como para que muramos juntos, Tom". Y dependiendo de cual de nosotros venga a visitar al otro en el hospital, en nuestra hora final, sabemos que por haber permanecido 24 o (tal vez para entonces) 54 años juntos, no tenemos que decirnos ni una palabra. Todo se ha dicho. Tenemos una teología común. Ninguno de los dos tendrá que predicarle al otro para intentar cambiarle las ideas. Todos sabremos que Dios reina, Dios es bueno, Dios es amor, y Dios es sabio. Estamos perplejos, pero no tenemos que predicarnos el uno al otro. Simplemente, tomémonos de las manos y oremos, y peleemos esta batalla de la fe juntos.


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