¿Qué podría hacer Dios mientras esperas?
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Adrien Segal sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Ian Bepmale
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día? (Salmos 13:1-2)
¿Te identificas con David cuando clama desesperado? ¿Está Dios permitiendo una espera agonizante para responder a tus oraciones más urgentes y sinceras?
Quizás lo que más necesites sea sanidad física para ti o para un ser querido, o la conversión de un hijo o familiar que le ha dado la espalda a Dios sin arrepentimiento. Tal vez has estado esperando y anhelando durante años un cónyuge, o el regalo de tener de hijos, o una transformación de tu matrimonio, o tal vez simplemente un trabajo para mantener a tu familia. Quizás has estado en un desierto espiritual tanto tiempo que has comenzado a dudar de que Dios exista.
No toda espera implica tal agonía, por supuesto. Un solicitante universitario anhela recibir una carta de aceptación. Los niños no pueden esperar a que lleguen las vacaciones de verano. En Minnesota, durante los aparentemente interminables meses de invierno, anhelamos intensamente la primavera. Sin embargo, estos anhelos son diferentes, porque sabemos que habrá una respuesta. Cuando David oraba, no podía estar seguro si Dios respondería, o cuándo o de qué manera, y la mayoría de nosotros enfrentamos problemas de la vida igualmente serios e inciertos.
Cuando Dios parece callar
La mayor parte de mi vida ha estado marcada por luchas y angustias que simplemente estaban más allá de mi poder de cambio.
Familiares cercanos que han enfrentado enfermedades potencialmente mortales; o algunos problemas de salud mental graves y persistentes. Seres amados que parten de esta vida, resistiéndose inexplicablemente a la promesa de esperanza del evangelio. Desafíos agonizantes, en algunos casos interminables, en la vida de mis hijos para los cuales soy incapaz de proporcionar soluciones y simplemente debo permanecer de rodillas, clamando con David: "¿Hasta cuándo, Señor?"
Puede ser tentador creer que Dios es cruel, o que simplemente no nos escucha cuando oramos. Después de todo, ¿por qué un Dios que hemos aprendido que nos ama dejaría de atender nuestro dolor y sufrimiento? Pero todo lo que dice la Palabra de Dios, cuyo punto culminante es el sufrimiento y muerte de su propio Hijo por nosotros, contradice esa acusación. Dios no es cruel. Su amor es eterno y profundamente personal para cada uno de sus hijos, y no permite ni un solo sufrimiento sin un propósito mayor.
Jesús dice: "¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.” (Mateo 10:29–31).
El silencio de Dios nunca indica que no le importamos o que no nos escucha. Él simplemente sabe, de maneras que nosotros no, que su espera o su negativa a responder como deseamos en ese momento, es mejor que concedernos lo que pedimos. Él sabe cosas que nosotros no sabemos. Porque él es perfecto y santo, sus caminos no son nuestros caminos. Son mucho más altos (Isaías 55:8–9).
En esclavitud y en prisión
Tenemos muchos ejemplos bíblicos que nos ayudan a entender los propósitos de Dios al hacernos esperar; o incluso decirnos que no.
Me pregunto cuántas veces clamó José a Dios pidiendo ayuda mientras sus hermanos lo vendían como esclavo, cuando fue falsamente acusado por la esposa de Potifar, y cuando injustamente languideció durante años en prisión. Sin embargo, Dios estaba usando todas estas experiencias, y otras, para preparar a José en el liderazgo; y para profundizar su fe y confianza en el Señor. La fiel disposición de José a sufrir y esperar en el Señor lo ayudó a salvar a su familia, así como a las naciones hebrea y egipcia, durante los años de hambruna.
Al final de su vida, José entendió que lo que sus hermanos (y otros) quisieron para mal, Dios lo permitió para bien (Génesis 50:20). José no podía ver hacia dónde lo conducían esas pruebas mientras sucedían, al igual que nosotros no podemos verlo en nuestro sufrimiento, pero confió, y Dios fue fiel más allá de sus sueños más grandes, como también lo será con nosotros.
Su aguijón lo fortaleció
El apóstol Pablo oró una y otra vez para que el aguijón en su carne le fuera quitado, pero Dios le dijo que no. Es difícil para nosotros entenderlo, pero el dolor y la impotencia fortalecieron el ministerio de Pablo. El dolor que sufría a diario era un recordatorio de que era débil y dependiente de Dios para todo. Jesús le dijo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9).
Nuestra debilidad es a menudo un recordatorio, y una oportunidad de Dios, para dejar de tratar de controlar nuestra situación y "arreglar" todo con nuestras propias fuerzas y recursos. Es la fortaleza de Dios lo que necesitamos. Mira lo que Dios hizo a través de un siervo débil y sufriente como Pablo. Es imposible imaginar todo lo que Dios podría hacer a través de nuestra voluntad de perseverar en la fe, confiando en la fortaleza y sabiduría de Dios, y no en la nuestra.
Aun Jesús oró que pasara de Él la copa de la cruz, y sin embargo: “No se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). No se equivoquen: Jesús no quería sufrir más de lo que nosotros queremos, pero estuvo dispuesto a hacerlo si eso nos rescataba del pecado y glorificaba al Padre. ¿Estamos nosotros dispuestos a sufrir, creyendo que Dios usará nuestro dolor para un propósito mayor?
¿Qué podría estar haciendo Dios?
Probablemente pienses: ¿Qué propósito mayor podría tener Dios en mi sufrimiento? Claramente, él no te está usando a ti o a mí para proporcionar un medio de salvación, como lo hizo a través de Jesús. Él no está usando nuestro sufrimiento para inspirar las Escrituras, como lo hizo a través de Pablo. Probablemente no esté usando nuestro sufrimiento para preparar un plan de alivio de hambruna para naciones, como lo hizo con José.
Sin embargo, tal vez esté usando nuestro sufrimiento fiel como ejemplo para inspirar a alguien más a preguntar por la razón de nuestra esperanza y creer (1 Pedro 3:15). Él podría estar usando nuestra espera para darnos un testimonio que alentará a muchos otros que están experimentando desánimo (2 Corintios 1:4). Podría hacer que perdamos una oportunidad porque tiene algo mejor reservado. Tal vez simplemente quiera que lo conozcamos mejor y aprendamos a estar satisfechos con Él como nuestro compañero, pase lo que pase.
No podemos saber todas las cosas que Dios podría estar haciendo en y a través de nuestra espera y sufrimiento, pero mientras clamamos, "¿Hasta cuándo?" con David, hay algunas cosas que Dios quiere que sepamos con seguridad.
Lo que sí sabemos
Dios te ama.
"Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia." (Jeremías 31:3)
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), Efesios 2:4-5
Dios te escucha.
Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. (1 Juan 5:13–14)
Dios está contigo.
No temas, porque yo estoy contigo;
no desmayes, porque yo soy tu Dios
que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre
te sustentaré con la diestra de mi justicia. (Isaías 41:10).
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo;
y si por los ríos, no te anegarán.
Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni
la llama arderá en ti.
Porque yo Jehová, Dios tuyo,
el Santo de Israel, soy tu Salvador; (Isaías 43:2–3)
Dios te ayudará.
Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene
de tu mano derecha, y te dice: No temas,
yo te ayudo. (Isaías 41:13)
Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; (Salmos 46:1-2)
El Espíritu y Cristo están intercediendo por ti.
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. (Romanos 8:26-27).
por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. (Hebreos 7:25).
Tu dolor es una oportunidad para acercarte a Dios.
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. (Santiago 4:8)
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (Hebreos 4:16)
Tienes todo lo que realmente necesitas.
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)
Jesús es la respuesta incomparable a toda oración.
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, (1 Pedro 1:3-7)
Dios ha sido bueno
Si estás clamando como David lo hizo en el Salmo 13, desesperado por que el Señor escuche y responda tus oraciones, te estás uniendo a generaciones de santos que han perseverado en la fe a través de pruebas y persecuciones tan serias como las que estás enfrentando.
Apóyate en el don de la fe que Dios te ha dado, permanece en la palabra de Dios diariamente, continúa clamando a Dios en oración, invita a otros creyentes de confianza a clamar con usted y, quizás lo más importante, recuerda que Dios lo ama, él está con usted, el Espíritu y Cristo están intercediendo por usted, y "esta ligera aflicción momentánea" pasará (2 Corintios 4:17).
En el Salmo 13, David recuerda la bondad de Dios. Concluye regocijándose de que Dios es suficiente para todas sus necesidades:
Pero yo confío en tu misericordia;
mi corazón se alegra en tu salvación.
Cantaré al SEÑOR
porque me ha colmado de bien. (Salmo 13:5–6)
Ten ánimo. Si estás en Cristo, el Señor también te colmará de bien.
Vota esta traducción
Puntúa utilizando las estrellas