100.000 horas: 8 objetivos para tu carrera
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Marshall Segal sobre Trabajo y Vocación
Traducción por Roxana Verdejo
¿Qué debo hacer con mi vida?
Esta es una de las preguntas más importantes en la mayoría de las mentes jóvenes, especialmente durante y después de nuestros años de Universidad. La pregunta práctica es, "¿De qué voy a trabajar para vivir?". Cuando haces los cálculos, 50 horas x 50 semanas x 40 años, y te das cuenta de que estamos hablando de alrededor de 100.000 horas, la cuestión es, "¿Qué seré?".
Aquí tienes ocho objetivos que deben guiar la trayectoria de la carrera de un cristiano. Enamórate de estos objetivos y tu trabajo dará muchos frutos para Cristo, independientemente de tu carrera.
1. Aspira a que Dios sea todo para ti
Nuestro Dios, en todo lo que hace, es acerca de Dios. Él dice, "no cederé mi gloria a ningún otro" (Isaías 48:11 ). La pasión de Dios por Su propia gloria inspira todo lo que Él hace, incluyendo amar y salvar a los pecadores, postergando su ira para que podamos ser salvos (Isaías 44:22-23).
Y ahora Él llama a los redimidos para que hagan todo para Su gloria. "Ya sea que coman o beban o hagan cualquier cosa, háganlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31). Cualquier cosa que hagas: en privado y en público, para tu entretenimiento y para tu carrera, domingo y lunes. La obra más grande de Dios en el mundo es mostrarse sumamente grande ante los ojos de la gente en todas partes. Y Él también quiere que sea el latido de tu corazón y el objetivo y vocación de tu vida , donde sea que trabajas, que la gente vea tu buen trabajo y dé gloria a Dios (Mateo 5:16).
2. Aspira a hacer la obra de Dios
Si la única categoría que tienes para la obra del Señor es la del Ministerio Cristiano, no tomará mucho tiempo para que separes funcionalmente la vocación de tu vida de la misión de tu vida, que Dios sea todo en tu vida. Todo el trabajo es obra de Dios; preparado por Él, llevado a cabo por fe en Él y hecho ante Él y para Él.
El tenedor de libros, el creador de programas, la madre que prepara el almuerzo realizan las obras de Dios, planeadas por Él mucho antes del primer día de trabajo. Todas tus buenas obras y todo tu trabajo extra, estaban preparados para ti (Efesios 2:10).
Tu trabajo es la obra de Dios porque no puedes hacerlo sin Él. Nada, vocacional o no, agradará a Dios si no se hace en la fe, es decir, activamente confiando y atesorando a Jesús. Paul dice, "lo que no procede de fe es pecado" (Romanos 14:23). La ruta del conductor del autobús, la precisión del cirujano y el consejo del portero son obras del Señor cuando confiamos nuestra fuerza, sabiduría y dones en Él.
Y esta obra es de Dios porque en última instancia solo trabajas para Él.. "Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor"(Colosenses 3:23 – 24). Esto no es un consejo super espiritual para superar las barreras psicológicas de tu trabajo. Cuando tú ama a Jesús, con todos tus trabajos, tú le estás sirviendo.
3. Aspira a encontrar tu gozo en Dios y no en el dinero
Tú fuiste creado para conocer, amar, mostrar y gozar de Dios (Salmo 37). Pero existen miles de otras cosas que se disputan ese lugar en tu corazón y en tus prioridades. Es posible que ninguna distracción mortal será más sutilmente convincente que tu carrera (o el éxito, la fama y el dinero que trae). De cualquier manera, con 100.000 horas, tu trabajo tendrá mucha de tu atención. Sin embargo, nadie puede amar a Dios y al dinero (o éxito o reconocimiento o perfeccionismo o promoción). No es que sea un mal consejo para tu salud. Es imposible (Matthew 6:24).
Tú derrotas estas amenazas a tu alma cuando encuentras tu satisfacción personal en Dios. Isaías escribe: "¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan y tu salario en lo que no satisface? Escúchenme bien, y comerán lo que es bueno, y se deleitarán con manjares deliciosos" (Isaías 55:2). Alguien que come así, que se alimenta de todo lo que Dios es con él para siempre, no derrochará su vida luchando por cosas más agradables o pasos superiores en el escalafón. Tal vez Dios te dará esto o lo otro en tu trabajo, pero no significará nada comparado con tener al Señor en tu vida (Juan 4:34). Y amando a Dios de esa manera te llevará a tomar las mejores decisiones sobre dónde trabajar y qué hacer con los centavos y la influencia que ganas en el camino.
4. Aspira a que la Palabra siempre te deje perplejo
Con Pablo, les ruego a ustedes, futuros empleadores y empleados, "presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y aceptable a Dios, que es vuestro culto racional" (Romanos 12:1). Tu vida, toda tu vida, incluyendo tu trabajo, es un acto de adoración. ¿Cómo? Así: "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente" (Romanos 12:2).
¿Tu trabajo se amoldará a este mundo? ¿O de una manera que te dejará perplejo? Los seguidores de Jesús, aquellos guiados por el Espíritu, deben ser clara y notablemente diferentes a las personas que no conocen y aman a nuestro Señor. Cambia la realidad central de tu vida, y otras cosas deben cambiar, de manera tal que la gente a tu alrededor empiece a preguntarse al respecto (1 Pedro 3:15).
¨Por lo tanto, debemos pensar en cada área de nuestras vidas como el hogar, el matrimonio, el alimento, los gastos, el trabajo, como las señales en el camino del mensaje vivificante del Evangelio. Queremos que el mundo quede perplejo ante la forma en que vivimos, trabajamos y gastamos, de manera tal que la gente se pregunte acerca de la esperanza que nosotros tenemos.
5. Aspira a proveer a tu familia
Esto es algo natural en la mayoría de nosotros. Mi familia y yo tenemos que comer; por lo tanto, yo tengo que trabajar. Incluso dentro de la seguridad y la generosidad de la Iglesia, Pablo dice: "El que no quiera trabajar, que tampoco coma" (2 Tesalonicenses 3:10). Dios ha hecho un mundo en el que sobrevivimos al contribuir a la sociedad en formas tangibles, intercambiables. Vivimos por la fe, y eso significa que comemos gracias a nuestro trabajo.
La mayoría de las personas de este mundo toma esto por dado, pero personas amantes de Dios, temerosos del dinero podrían pasarlo por alto. Servimos a un Dios que provee (Lucas 11:10-13; James 1:17), y nosotros reflejamos esa imagen ofreciendo su amor por nosotros cuando proporcionamos para esos confiados a nosotros. Prácticas como la planificación, elaboración de un presupuesto y el ahorro no son actos sin fe. De hecho, ese tipo de mayordomía glorificará a Dios grandemente cuando se hacen por amor a Él y a tu familia.
Es importante decir que esta mayordomía no siempre será principalmente financiera. Padres y madres deben proveer unos a otros y a sus hijos de mil maneras que no incluyen dinero. Proveer espiritual y emocionalmente puede significar dejar a un lado un ingreso o una promoción, al menos por una temporada. El principio consiste en proveer para ti de una manera que lleve a la gente a la provisión de Dios para nosotros en Jesús.
6. Aspira a desbordar a otros
Para la gloria de Dios, ustedes deben aspirar a proveerse por sí mismos, pero no debe acabar ahí. Dios tiene mucho más en mente para tu dinero que para la simple provisión de los alimentos de tu familia , de la renta y de la gasolina. "El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados" (Efesios 4:28). Pablo no dijo, "por lo que no tiene que robar a los demás". No, la obra divina no está meramente preocupada por mí. Las carreras verdaderamente cristianas, de cualquier sector, satisfacen las necesidades de los demás.
La promesa de Jesús es, "Hay más dicha en dar que en recibir" (Hechos 20:35). Buscamos estúpidamente la bendición a través de las ganancias y los atesoramientos. Jesús promete que estaremos mejor, realmente mejor, cuando dejemos de acumular cosas y libremente demos a otros. Así que debemos orar y tener entrevistas y negociar y firmar contratos con este objetivo en mente: regular y radicalmente compartir nuestra riqueza con los demás (1 Timoteo 6:18).
7. Aspira a edificar y proteger la Iglesia
Dios salva al mundo a través de la Iglesia (Efesios 3:10). Es su único medio de llevar el mensaje del Evangelio a todos los lugares de trabajo y pueblos alrededor del mundo. No hay un plan B, una estrategia todavía no descubierta que podría reemplazar a la Iglesia. Y nuestra victoria a través de la Iglesia es segura (Mateo 16:18), por lo tanto, ninguna inversión verdadera allí será en vano.
Todo nuestro trabajo debe contribuir a esa gran causa, la Iglesia creciendo y multiplicándose, atrayendo a los hijos de Dios con las buenas nuevas de Jesucristo. La Iglesia es un cuerpo formado por muchos miembros que dependen el uno del otro, como los ojos y las manos y las piernas (1 Corintios 12:12-26). Si tu sigues a Jesús, tú eres parte de ese cuerpo. Si estás en Cristo, no puedes decidir si eres o no parte de su cuerpo. Tú puedes decidir si serás una parte activa y saludable.
Si no lo eres, la Iglesia va a sufrir. Ya que no contará con los dones únicos que Dios le ha dado para servirla. Podría ser la enseñanza o asesoramiento o finanzas o dar la bienvenida o cocinar o conducir o mil otras cosas. Así que cuando trabajes, ten en mente cómo esas 100.000 horas de trabajo pueden servir más a tu Iglesia local.
Sorprendentemente, no son los pastores quienes realizan todo el trabajo de la Iglesia, sino los laicos. Los pastores están ahí "para equipar a los Santos para la obra del Ministerio, para edificar el cuerpo de Cristo" (Efesios 4:12). Los pastores nos brindan las herramientas para hacer el Ministerio. Eso sugiere que es muy probable que tú participes en la misión de la Iglesia sin recibir una recompensa financiera de la Iglesia. Por eso cada amante no profesional de Jesús es increíblemente estratégico para el Reino.
8. Aspira a trabajar para aquello que perdura
Por último, trabaja para aquello que perdura. Ten en cuenta que esta vida es corta, y todo lo hecho para Cristo no será en vano. Desafía la noción engañosa de que tenemos que construir y adquirir aquí. Jesús dice, "Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre. Sobre este ha puesto Dios el Padre su sello de aprobación"(Juan 6:27). Y nuevamente, "No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar" (Mateo 6:19-20).
Esto no significa necesariamente hacer algo explícitamente cristiano. Recuerda que todo trabajo es obra de Dios y puede darle gloria. Esto significa que las cosas que se hacen por razones egoístas y pecaminosos no durarán. Queremos que las inversiones que hacemos con nuestro tiempo y dinero y creatividad y talentos sean inversiones que perdurarán una eternidad, y así será cuando maravillosamente reflejen la grandeza y la bondad de nuestro Dios, ya sea muy explícitamente en Ministerio o más sutilmente en el trabajo secular.
100.000 oportunidades
Si estos ocho objetivos anteriores son tus objetivos, hay 100.000 (y más) buenas maneras para pasar tus 100.000 horas, y la mayoría de ellas no te pagarán por anunciar a Cristo. El ministerio Cristiano profesional no es la única opción. De hecho, para la mayoría de nosotros, el Ministerio que probablemente nos llevará a una similitud a Jesús no es el "Ministerio".
Tal vez tus 100.000 horas cubrirán las necesidades de los ministerios estratégicos o te equiparán para servir a la Iglesia de formas únicas (técnico, comunicaciones, mantenimiento y mucho más), o te rodearás de personas no creyentes con quienes más naturalmente puedes compartir el Evangelio. Permanece abierto a la llamada específica de Dios en tu vida al Ministerio vocacional, pero no creas que esta es la única opción para el Ministerio eficaz, fiel y fecundo.
Si estás escribiendo sermones en un escritorio, vendiendo escritorios, ensamblándolos o recogiendo madera, Dios puede utilizarte única y poderosamente para Su causa en el mundo.
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