Al Judío Primeramente, Y También Al Griego

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English: To the Jew First, and Also to the Greek

© Desiring God

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Por John Piper sobre El Evangelio
Una parte de la serie Romans: The Greatest Letter Ever Written

Traducción por Desiring God


Romanos 1:16
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.

Contenido

¡Todo Aquel!

Ya Pablo había usado esas magníficas palabras “todo aquel” en Romanos 1.16, “[El evangelio] es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. Oh, ¡qué palabra tan llena de gozo para aquellos de nosotros en esta habitación que sentimos que hay algo cerca de nosotros que nos deja sin posibilidades! La familia equivocada, el ambiente equivocado, la educación errónea, el idioma errado, la raza equivocada, la cultura equivocada, la preferencia sexual equivocada, el registro moral equivocado. Y entonces escuchar las palabras “para todo aquel que cree”. ¡Todo aquel! Algo puede dejarle sin posibilidades: la incredulidad. No confiar en Jesús. Pero nada más tiene por que. Las Buenas Noticias de que Cristo murió por nuestros pecados y que se levantó de la muerte a la libertad de la vida eterna, de que la salvación es por gracia a través de la fe, son para todo aquel que cree. No solo para los judíos o los gentiles o para alguna raza, clase social o cultura, sino para todo aquel que cree.

Entonces, ¿de qué forma tienen los judíos prioridad?

Entonces ¿por qué utilizar esta frase llena de gozo “todo aquel” junto a una palabra que parece dar prioridad a los judíos? “[el evangelio] es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”. ¿Qué quiere decir, “al judío primeramente”? ¿Qué tipo de prioridad tienen? ¿Por qué dice esto? ¿Qué efecto quiere que esto tenga en nosotros? Para responder esto permítanme sugerir seis maneras en las que los judíos son los primeros en experimentar la salvación de Dios. Y entonces veremos unas pocas maneras en que no son primeros. Finalmente, veremos los efectos que esto debería tener en nosotros hoy.

Primero, entonces ¿cómo son los judíos los ‘primeros’?

1. Los judíos tienen una prioridad sobre los gentiles por ser históricamente el pueblo escogido de Dios.

¿Cómo tienen ellos prioridad sobre los gentiles? En Génesis 12, Dios escoge a Abraham y a sus descendientes de entre todos los pueblos del mundo para bendecirles con su pacto y promesa. Nehemías 9.7 dice: “... Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos”. Entonces Deuteronomio 14.2 dice acerca del pueblo judío: “Jehová te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre todos los pueblos que están sobre la tierra”. Y Amós 3.2 dice: “A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra”. Y aquí en Romanos 11.28-29, Pablo dice: “Así que en cuanto al evangelio, [los judíos] son enemigos por causa de vosotros [los gentiles]; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”.

Los judíos tienen prioridad sobre los griegos (es decir, por implicación sobre todos los gentiles) debido a su papel especial como pueblo escogido por Dios. Él estableció su favor sobre ellos y les apartó de entre todas las naciones. ¡Por su propia voluntad! No debido a alguna virtud o valor especial en ellos, sino simplemente sobre la base de su libre elección: “No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres” [Deuteronomio 7.7-8; vea The Pleasures of God, pp. 128-133].

2. Los judíos tienen prioridad sobre los gentiles como los guardianes de la revelación especial de Dios, las Escrituras del Antiguo Testamento.

En Romanos 3.1, Pablo se hace nuestra pregunta: “¿Qué ventaja tiene, pues, el judío? ¿O de qué aprovecha la circuncisión?” y responde en el verso 2: “Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios”. En otras palabras, Dios dio su revelación y promesas especiales a Israel a través de Moisés y sus profetas. Romanos 9.4 lo expresa así: “de los cuales [los israelitas] son [...] el pacto, la promulgación de la ley [...] y las promesas.” Todas las grandes expresiones y presagios del evangelio de salvación fueron dadas a los judíos en la Palabra de Dios, el Antiguo Testamento, así que los judíos tienen prioridad al tener las Escrituras.

3. Los judíos tienen prioridad sobre los gentiles pues el Mesías mismo, Jesucristo, vino primero como judío a los judíos.

En Romanos 9.5, Pablo trae su lista de privilegios al clímax con estas palabras: “de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”. El Mesías, Jesús, fue un judío, un hijo de David (Romanos 1.3). Y enfocó su ministerio terrenal en los judíos. Ellos tenían prioridad en su trabajo. En Mateo 10.5-6, Jesús dijo a los doce apóstoles mientras les enviaba: “Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Y en Mateo 15.24, dijo: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Así que durante su vida terrenal, Jesús se enfocó en los judíos. Ellos tenían prioridad en su ministerio.

4. Los judíos tienen prioridad sobre los gentiles en que esa salvación viene de los judíos.

Estas son las mismas palabras de Jesús en Juan 4.22. Jesús dice a la mujer samaritana en el pozo: “vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos”. Esto se suma simplemente a todo lo que hemos visto hasta ahora. Ellos son la nación escogida, la nación con la revelación especial de Dios y la nación con el Mesías, el Salvador. Así que claramente, la salvación “viene de los judíos”.

Otra manera de comprender que la salvación viene de los judíos se puede ver en Romanos 11.17-24 donde Pablo compara la nación judía a un árbol de olivo. Él dice que las ramas naturales son desgajadas y otras han sido injertadas, queriendo decir que los judíos de nacimiento no creían y por tanto fueron desgajados del pacto de la promesa; y los gentiles que creían fueron injertados y salvados por el pacto de la promesa. Los versos 17 y 18 son cruciales para nosotros: “Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, [entonces] no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti”. En otras palabras, la salvación viene a nosotros, los gentiles, desde la raíz del pacto de Dios con los judíos. Somos simplemente insertados como las ramas de olivo y que no tienen el argumento histórico de ser el Pueblo de Dios. Dios nos salvó al reconocernos hijos de Abraham por la fe, como Pablo dice en Gálatas 3.7: “los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.”

Así que los judíos tienen prioridad porque la “salvación viene de los judíos” ¡Toda salvación viene a través del pacto de Dios con Abraham!

5. Los judíos tienen prioridad sobre los gentiles ya que Pablo evangelizó a los judíos primeramente cuando llevaba el evangelio a un nuevo lugar.

Por ejemplo, en Hechos 13.46, Pablo y Bernabé están predicando en Antioquía de Pisidia y los judíos no quisieron escuchar el evangelio, así que dijeron: “A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles”. En otras palabras, tal como Dios escogió a Israel, se les reveló y les envió al Mesías Salvador, así la salvación viene de Israel. Era acomodándose a esto que Pablo les predicaba del Mesías y de las buenas de salvación primero a los judíos cuando llegaba a nuevos lugares. Así que los judíos tienen prioridad en el orden de las misiones fronterizas cuando el evangelio llega a un nuevo lugar.

6. Los judíos tienen prioridad sobre los gentiles en el Juicio Final y la bendición suprema.

En Romanos 2.9-10, Pablo dice sorprendentemente que habrá: “tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, 10pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego”. En otras palabras, la prioridad que los judíos tienen, si es rechazada y desperdiciada resultará en una prioridad en juicio. Y si son agradecidos por su prioridad y confían en la misericordia de su Mesías, entonces serán los primeros en la bendición suprema de Dios. Existen peligros infinitos al tener esta prioridad. “a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará” (Lucas 12.48).

Así, cuando Pablo dice en Romanos 1.16, que el evangelio “es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego”, traería a su mente estas seis maneras en las que los judíos tienen prioridad sobre los gentiles:

Son históricamente el pueblo escogido de Dios.

Son los guardianes de la revelación especial de Dios, las Escrituras del Antiguo Testamento.

El Mesías y Salvador, Jesús, vino al mundo como judío a los judíos.

La salvación viene de los judíos, como todo aquel que es salvado es salvado en conexión con el pacto con Abraham por la fe.

Los judíos deben ser evangelizados primero cuando el evangelio penetra una región.

Los judíos entrarán primeros al Juicio Final y a la Bendición Final.

¿En qué senderos los judíos no tienen prioridad?

Ahora, antes de que preguntemos por qué Pablo dice esto y qué efecto debería tener en nosotros, asegurémonos de ver muchas maneras en las que los judíos no tienen prioridad. Esto es extremadamente importante.

1. Los judíos no tienen prioridad en justicia o mérito.

Tampoco los gentiles. Todos estamos sobre el mismo fundamento. Ese es uno de los puntos principales de los primeros dos capítulos de Romanos. Pablo concluye en Romanos 3.9-10: “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: NO HAY JUSTO, NI AUN UNO”. Él enfatiza el mismo punto en Romanos 3.22-23, “Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”.

2. Los judíos no tienen prioridad en la manera en que son salvados.

Son salvados exactamente como lo son los gentiles. Esto es claro por Romanos 3.29-30: “¿Es Dios solamente Dios de los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los gentiles [...] él justificará por la fe a los de la circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión”. Es también cierto por Romanos 10.12-13: “Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque TODO AQUEL QUE INVOCARE EL NOMBRE DEL SEÑOR, SERÁ SALVO”.

3. Los judíos no tienen prioridad en la participación con el pacto de bendiciones de Dios.

El misterio del evangelio que Pablo predica es, según él, que los gentiles son ahora socios con todos los derechos en la salvación judía. Escuche a Efesios 2.12-13 y 18-19: “En aquel tiempo [gentiles] estabais sin Cristo [el Mesías], alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo [...] porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”. De nuevo en Efesios 3.4-6: “leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo [...] que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús [Jesús el Mesías] por medio del evangelio”.

Así que los judíos no tienen prioridad en la participación en el pacto de bendiciones de Dios. Los gentiles son asociados con todos los derechos y herederos de todas las promesas de Dios.

¿Por qué Pablo mencionó la prioridad de los judíos?

Así que llegamos a una conclusión con la pregunta: ¿Por qué Pablo mencionó esta prioridad de los judíos en Romanos 1.16: “[El evangelio] es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primeramente y también al griego”? ¿Qué efecto debiera esto tener?

Al ser influenciado por Romanos 11.17-32 creo que la respuesta es que Pablo quiere humillar tanto a judíos como a griegos y hacerles profundamente conscientes de que dependen enteramente de la misericordia, no de sí mismos, ni sus tradiciones o conexiones étnicas. A los gentiles dice, en esencia, que la salvación es de los judíos. Ustedes no están siendo salvados debido a su cultura griega –o cualquier otra. Están siendo salvados por una salvación que viene a través del despreciado pueblo semítico llamado ‘los judíos’. “No sustentas tú a la raíz [del pacto Abráhamico], sino la raíz a ti”; Así que “no te jactes contra las ramas” (Romanos 11.18). Nosotros los gentiles somos salvos al convertirnos en judíos espirituales (Romanos 2.28-29). Esto debería humillarnos y desnudarnos de cualquier arrogancia y jactancia en alguna supuesta superioridad étnica. Esto también debería triunfar sobre el antisemitismo y llenarnos con celo por el evangelismo a los judíos.

De manera similar, Pablo dice a los judíos: ‘la salvación no les pertenece, es de Dios y él la da a quien quiere. Él “puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras [aún de las piedras gentiles]” (Mateo 3.9). Las palabras “también al griego” en Romanos 1.16 debieron ser tan ofensivas a los judíos como las palabras “al judío primeramente” lo fueron para los gentiles. Lo que ellos pensaron que eran los privilegios de los judíos, eran, de hecho, compartidas por los más viles gentiles que creían. Ambos somos humillados. Los gentiles debemos humillarnos al ser salvados a través de un Mesías y un pacto judío. Los judíos deben humillarse al recibir a los gentiles inmundos a la absoluta afiliación al pacto y compartir con ellos todas las bendiciones de la promesa de Abraham.

El punto es que Dios es quien tiene misericordia, la ascendencia étnica no es decisiva aquí, no hay mérito que le conmueva, todos somos pecadores, así que el verdadero énfasis vuelve a caer sobre esas maravillosas palabras con las que empezamos “todo aquel”: “[el evangelio] es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. Así que tanto los judíos como gentiles, ¡debemos creer! Y debemos recibir el poder de Dios para salvarnos de nuestros pecados, culpa, muerte, juicio e infierno, y traernos al hogar de gozo inmensurable en la presencia de Dios por siempre y siempre.


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