Arrepentimiento Bíblico/El significado del arrepentimiento

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English: Biblical Repentance/The Meaning of Repentance

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Por L.R. Shelton Jr. sobre Arrepentimiento
Capítulo 2 del Libro Arrepentimiento Bíblico

Traducción por Chapel Library


Contenido

Definición de arrepentimiento

Entonces, ya ves que el hombre está en una posición de rebeldía contra la soberanía y la autoridad de Dios. Por eso es que nuestro Señor Jesús vino al mundo predicando: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Ordena a cada pecador que abandone sus armas de rebelión y enarbole la bandera blanca de rendición para entrar al Reino de Dios. En otras palabras, el pecador tiene que cambiar de parecer en lo que respecta al pecado.

Y esto es exactamente lo que significa arrepentirse: cambiar de parecer en lo que respecta al pecado y a Dios, lo cual da como resultado el apartarse del pecado y acercarse a Dios.[1]¡Y qué apartarse es éste! El arrepentimiento afecta la totalidad de la vida del pecador.

El vocabulario bíblico relacionado con el arrepentimiento es realmente rico. Encontramos el tema del arrepentimiento a través de toda la Biblia y expresa su idea aun cuando no se usa la palabra misma. En el AT, dos palabras hebreas, los verbos nacham y shub son traducidos con frecuencia como arrepentimiento. The Hebrew and Aramaic Lexicon of the Old Testament (Léxico hebreo y arameo del Antiguo Testamento) por Koehler, Baumgartner, Richardson y Stamm dice que nacham significa: “lamentarse, llegar a deplorar algo, arrepentirse” como en Job 42:6: “Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza.” En su Commentary on the Old Testament(Comentario del Antiguo Testamento) Keil y Delitzsch comentan: “Nacham es la expresión exacta de metanoeo, el dolor santo del arrepentimiento del que no se arrepiente. Se arrepiente (sentado) en polvo y cenizas al estilo de los que sufren el dolor profundo por la pérdida de un ser querido”. Con respecto a shub, que significa “volverse”, The Theological Wordbook of the OT dice: “La Biblia abunda en expresiones idiomáticas que describen la responsabilidad del hombre en el proceso de arrepentimiento. Tales frases incluyen los siguientes: ‘inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel’ (Jos. 24:23), ‘circuncidaos a Jehová’ (Jer. 4:4), ‘lava tu corazón de maldad’ (Jer. 4:14), ‘haced para vosotros barbecho’ (Os. 10:12), etc. No obstante, todas las expresiones de la actividad penitencial del hombre se suman y resumen en este verbo único: shub. Porque combina en sí, mejor que ningún otro verbo, los dos requisitos del arrepentimiento: volverse del mal y volverse hacia lo bueno.” Concluyen diciendo: “Es cierto que no hay en el Antiguo Testamento una definición sistemática de la doctrina del arrepentimiento. Mayormente, la Biblia lo describe (Salmo 51). No obstante, el hecho de que las personas son llamadas a “volverse”, ya sea “a” o “de” implica que el pecado no es una mancha indeleble, sino que por volverse, lo cual es un poder dado por Dios, el pecador puede encaminar en otra dirección su destino. Hay dos maneras de comprender la conversión, como el acto soberano gratuito de la misericordia de Dios y el acto del hombre por medio del cual va más allá de la contrición y el lamentarse a una decisión consciente de volverse a Dios. Esto último incluye el repudio de todo el pecado y una confirmación de la voluntad total de Dios sobre la vida de uno”.

En el NT, tres palabras griegas expresan arrepentimiento: los verbos metanoeo, metamelomai y el sustantivo metanoia. 1) Según el Analytical Lexicon of the Greek New Testament (Léxico analítico del Nuevo Testamento griego) por Friberg, Friberg y Miller, metanoeo es usado “predominantemente en relación con un cambio religioso y ético en el modo de creer en cuanto a dos actos: arrepentirse, cambiar de idea, convertirse (Mat. 3:2)”. También puede expresar un elemento emocional: “como sentir remordimiento y contrición, sentirse compungido (Luc. 17:3, 4)”. 2) A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature (Un léxico griego-inglés del Nuevo Testamento y otra literatura cristiana primitiva) por Arndt, Gingrich, Danker y Bauer dice que metamelomai significa “sentir remordimiento, arrepentirse”. El Greek-English Lexicon of the New Testament Based on Semantic Domains (Léxico griego-inglés del Nuevo Testamento basado en el campo semántico) por J. P. Louw y E. A. Nida dice que metamelomai significa “cambiar de idea acerca de algo, con la probable inferencia de un remordimiento-- ‘cambiar de idea, pensar de un modo diferente’”. 3) “Metanoia significa “un cambio de idea que lleva a un cambio en la conducta”. Louw y Nida dicen acerca de metanoeo y metanoia: “Cambiar la manera de vivir de uno como resultado de un cambio completo de sus pensamientos y actitudes con respecto al pecado y la justicia–‘arrepentirse, cambiar su manera de ser, arrepentimiento’. Metanoeo: ‘Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen’ (Mar. 6:12). Metanoia: ‘¿ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?’ (Rom. 2:4)Aunque en español uno de los componentes centrales del arrepentimiento es el dolor o contrición que la persona experimenta debido al pecado, el énfasis en metanoeo y metanoia parece ser más específicamente el cambio total, tanto en el pensamiento como en la conducta, con respecto a cómo una debe pensar al igual que actuar”. La importancia de estas definiciones es que aunque el énfasis principal en el arrepentimiento es el cambio de idea que lleva al cambio de la conducta, no se puede descartar el elemento emocional de contrición o remordimiento.

Lo que incluye el arrepentimiento

Por lo tanto, arrepentirse es cambiar de parecer en cuanto al pecado y a Dios, lo cual da como resultado el apartarse del pecado y acercarse a Dios. ¡Y qué apartarse es éste! El arrepentimiento afecta la totalidad de la vida del pecador.

Arrepentimiento incluye que el pecador asuma la culpa de su condición pecaminosa ante Dios y ponerse del lado de él en contra de sí mismo. El penitente no culpa a ningún otro de su condición, sino que se condena a sí mismo bajo la ira eterna de Dios porque se lo merece.

Arrepentimiento incluye sentir gran tristeza por el pecado. Segunda Corintios 7:10 dice que “la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse”. Y Mateo 5:4 dice: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación”.

El arrepentimiento lleva a confesar los pecados. No escondiendo nada, el pecador se hace responsable de sus pecados y abre su corazón pecaminoso a Dios.

Además, el arrepentimiento lleva a renunciar al pecado. El pecador arrepentido toma la determinación de no volver a él. Por lo tanto, en el arrepentimiento bíblico, el pecador convicto y convencido asume su lugar ante de Dios como un condenado con justicia. Aborrece su pecado, anhela ser libre de él. Siente gran tristeza por su pecado y toma la determinación de no volver a él. Y demuestra que su arrepentimiento es real andando en la senda de justicia y en auténtica santidad. “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” es la evidencia de que ha ocurrido un cambio radical en nuestra vida (Mat. 3:8).

Arrepentimiento y juicio

En Hechos 17:30 leemos estas palabras: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”. Dios dice que todos los hombres –no sólo los gentiles, sino todos los hombres, lo cual incluye a todo pueblo, lengua, nación y tribu. Y en el v. 31 encontramos por qué Dios ha ordenado que todos los hombres en todas partes se arrepientan: ¡El juicio se acerca! “Arrepentíos!” dice Dios. “El Rey viene para juzgar! Arrepentíos si valoráis vuestra alma” ¿Por qué? “Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó [Jesucristo], dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”. Sí, Dios ordena que todos los hombres en todas partes se arrepientan y produzcan fruto digno de su arrepentimiento lo cual es una vida santa, ¡o se enfrentará con ellos en un juicio sin misericordia!

La cuestión es que Dios es soberano en su salvación. Sólo él establece los términos bajo los cuales recibe a pecadores rebeldes en su reino. Su Palabra declara que él es amante, gentil, misericordioso y generoso; pero es también santo, recto y justo. Por lo tanto, ordena a los hombres que se arrepientan. A menos que el pecador rebelde se arrepienta y crea el evangelio, no hay perdón. Pero ¡alabado sea su nombre precioso; es a este tipo de pecador que él mirará! El Señor dice en Isaías 66:2 “Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”. También el Salmo 51:17 nos dice: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”.

¡Alabado sea el Señor! Nunca rechazará al pecador arrepentido y creyente. Cristo vino a buscar y salvar a justamente este tipo de pecador. Escucha a Isaías 55:6, 7: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Nota que en estos versículos hay nuevamente un mandato de que dejemos nuestro propio camino y nos volvamos a Dios. ¡Deja tu camino y vuélvete a Dios![2]

El arrepentimiento es perpetuo

Debo recalcar también otra verdad: el arrepentimiento bíblico es perpetuo—el hijo de Dios se arrepentirá hasta que Dios lo lleve a su morada. El arrepentimiento es un modo de pensar permanente, un aborrecimiento continuo del mal.

¡Oh, cuántas almas preciosas han sido condenadas aquí mismo! Parecen arrepentirse por un tiempo. Dejan sus antiguas compañías y dejan los lugares donde cometían sus pecados: el bar, el salón de baile, la casa de la prostituta. Parecen aceptar a Cristo. Aun predican, enseñan y testifican de él. Pero porque son “oidores pedregales” (Mar. 4:5, 6, 16, 17), sólo duran un tiempo. Empiezan a enfriarse, volviendo gradualmente a sus costumbres de antes. Vuelven al pecado, vuelven a aquello a lo que habían renunciado. Uno a uno vuelven a sus antiguos pecados y compañeros, y vuelven al mundo. Eso es porque su arrepentimiento no era perpetuo: no surgió del nuevo nacimiento sino de la carne. La Palabra de Dios los describe:

“Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y el Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2Pe. 2:20-22).

En muchos casos, ese volver es lento. ¡Pocos vuelven de una sola vez! Primero, anhelan la “libertad”; escudriñan la Palabra de Dios para averiguar cuánta libertad tienen, para poder vivir lo más cerca posible al pecado. Luego, poco a poco vuelven a este pecado y a aquel otro. Por último, ya no tienen un testimonio para Cristo, sino sólo una confesión de fe externa. El pecado ya no los molesta. No lo aborrecen ni están en contra de él. Se dicen a sí mismos que Dios ya no quiere que se arrepientan y aborrezcan al pecado. Piensan que están en el camino de vida, no obstante, ¡el pecado ya no los molesta! Entonces se vuelven a esos pecados de los cuales una vez se habían arrepentido, diciendo: “¡Ahora tenemos libertad para andar en estos caminos!” Pero, ¡oh, mis amigos, esto no es libertad, sino un permiso para hacer lo que siempre has querido hacer, permiso para andar en el pecado sin restricciones! ¡Has jugado con fuego y tu corazón está ahora endurecido por el engaño del pecado! (Heb. 3:12).

También te advierto: ¡cuídate del arrepentimiento que no continúa! No es un arrepentimiento bíblico auténtico, tu corazón volverá a estar satisfecho con la basura del mundo: “De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?” (Isa. 44:20). Por lo tanto, nunca lo olvides: el verdadero arrepentimiento es perpetuo. Si te has convertido de verdad, aborrecerás y dejaras tus pecados por el resto de tu vida[3]. Y anhelarás ser santo, ser como Cristo y agradar a Dios.

Yo te pregunto: “¿Alguna vez has poseído el arrepentimiento bíblico auténtico que Dios ordena de todos los hombres?”

El arrepentimiento es un regalo

Ahora debo agregar que el arrepentimiento es un don de la gracia que obra en el corazón por el poder de Dios el Espíritu Santo[4]. Hechos 11:18 nos dice: “¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!” El Espíritu Santo nos muestra nuestra condición pecaminosa ante Dios y pone en nosotros la voluntad de renunciar a nuestro odio de Dios y su autoridad. Y por su gracia nos da el anhelo de andar con él en novedad de vida y santidad.

Como ya hemos visto, Dios nos ordena arrepentirnos porque tú y yo somos rebeldes contra Dios por naturaleza. Todo hombre aparte de Cristo es un rebelde contra el trono de Dios (Rom. 8:7). Debido a nuestra naturaleza pecaminosa hemos determinado vivir nuestra vida apartados de Dios. Por eso tenemos que cambiar radicalmente nuestra manera de pensar con respecto a vivir independientemente de él. ¡Esto lo demostramos por medio de nuestro clamor a Dios pidiéndole que sea nuestro Señor y el Soberano de nuestra vida!

Porque le hemos escupido en el rostro, blasfemado su nombre, inclinado ante los dioses del oro y del placer, pasado su día como nos place y andado con orgullo y arrogancia contra él, Dios nos manda arrepentirnos y creer en el Señor Jesucristo. Tenemos que cambiar nuestra manera de pensar acerca del orgullo y la arrogancia, acerca de la codicia y los placeres mundanos y acerca de andar por nuestro propio camino. Tenemos que clamar a él para que obre su amor en santidad en nosotros.

Sí, mi amigo, porque no lo hemos amado a él con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas y hemos derrochado nuestro amor en el yo y en el mundo, Dios nos ordena arrepentirnos y confiar en el Señor Jesús para remisión de nuestros pecados. Porque, fíjate bien, el arrepentimiento auténtico quita al yo del trono y entroniza a Cristo como Señor sobre cada área de la vida.

Preguntas para estudio El significado del arrepentimiento

Definición de arrepentimiento

1. ¿Qué manda Dios que haga cada pecador?

2. a. ¿De qué manera hubiera usted definidido al “arrepentimiento” antes de tomar este curso?
b. ¿De qué manera define el autor al “arrepentimiento”?

3. Por favor lea con cuidado el párrafo sobre las palabras del Antiguo Testamento usadas para significar “arrepentimiento”.

a. ¿Qué significa nacham?
b. ¿Qué significa shub?
c. Lea el Salmo 51. Brevemente, basándose en este salmo, ¿cómo describiría usted al arrepentimiento?
d. Complete esta cita directa: “Hay dos maneras de comprender la conversión: Como el acto soberano gratuito de la misericordia de Dios y como el acto del hombre por medio del cual va más allá de la contrición y el lamentarse a una ______________ ___________ ___ _______ a Dios”.

4. Por favor lea con cuidado el párrafo sobre las palabras que usa el Nuevo Testamento para referirse al “arrepentimiento.”

a. Describa el significado general básico de las tres palabras griegas que se traducen a nuestro idioma como “arrepentíos”.
b. ¿Cuál es el énfasis más específico en metanoeo y metanoia que va más allá del “dolor... que la persona experimenta debido al pecado”?
Lo que incluye el arrepentimiento

5. En sus propias palabras, ¿cuáles son las cuatro descripciones adicionales del verdadero arrepentimiento? (p. ej.: ¿Qué incluye o a qué lleva el arrepentimiento)?

Arrepentimiento y juicio

6. ¿Por qué manda Dios “a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”?

7. Escriba el punto clave y la referencia de cada uno de estos versículos.

a. Isaías 66:2
b. Salmo 51:17

8. Lea Isaías 55:6,7. Complete la frase en estos versículos que contesta cada una de las siguientes preguntas.

a. ¿Por qué se debe buscar al Señor ahora?
b. ¿Qué se le manda hacer al hombre impío e inicuo?
c. ¿Qué promete hacer Dios?

9. ¿Y usted?

a. ¿Se considera usted impio e inicuo? ¿Por qué sí o por qué no?
b. Si su respuesta fue positiva, ¿qué le manda hacer Dios en Isaías 55:6-7?
El arrepentimiento es perpetuo

10. ¿Qué significa ser un “oidor pedregal” (de Marcos 4:5, 6, 16, 17)?

11. Describa brevemente el proceso que se menciona como “ese volver es lento”.

12. ¿Qué significa la afirmación “el arrepentimiento bíblico es perpetuo” (en sus propias palabras)?

El arrepentimiento es un regalo
13. En esta sección, en la nota 8 de pie de página, ¿cuáles son los versículos que nos dicen que el arrepentimiento bíblico es un don de Dios? Para cada uno, escriba la frase clave y la referencia.
  1. Este párrafo y el siguiente fueron agregados por el editor.
  2. Esto no significa que uno tiene que dejar todo acto de pecado antes de acudir a Cristo. Esto es imposible. Significa que cambia de parecer, se aparta de él en su corazón, y luego se aparta más y más del pecado conocido en su vida a medida que madura en Cristo.
  3. Aunque el arrepentimiento bíblico es perpetuo, esto no significa que los hijos de Dios no tengan una lucha continua con el pecado o períodos de “sequedad”. Pablo escribe: “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gál. 5:17). Pero los verdaderos hijos de Dios nunca pueden estar satisfechos o conformes con sus pecados. El Espíritu Santo dará al auténtico creyente la convicción de que lo está entristeciendo, iluminará su corazón y le dará arrepentimiento y una restauración de su comunión con el Señor (Sal. 51).
  4. El arrepentimiento como un “don de la gracia” surge de la obra milagrosa del Espíritu Santo, que Jesús llamó “nacer de nuevo” (Juan 3:3; 1 P. 1:23). Este nuevo nacimiento también es descrito como “nacer del Espíritu” (Juan 3:5; 6, 8), “nacido de Dios” (Juan 1:13; 1 Juan 2:29; 3:9; 4:7; 5:1, 4, 18), concebidos por Dios (1 P. 1:3; 1 Juan 5:1, 18) y regeneración (Tit. 3:5). La Biblia usa también otros diversos términos. Ningún pecador se arrepiente auténticamente a menos que primero haya recibido vida por medio del Espíritu Santo.

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