Bastardos
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Santificación y Crecimiento
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.” (Heb. 12:8).
- Hebreos 12:8
Durante los últimos días hemos estado examinando la idea de que Dios disciplina a sus hijos. El público original de la epístola a los Hebreos necesitaba ser recordado de esto porque su sufrimiento estaba causando que cuestionaran su condición como hijos del Padre. Muchos querían volver al antiguo pacto para liberarse del sufrimiento. Muchos, entonces, igualaban la seguridad de la filiación con una vida libre de sufrimiento.
Sin embargo, esta suposición era manifiestamente falsa. Hebreos 12:5-7 deja claro que sus sufrimientos, de hecho, comprobaban que eran hijos de Dios. Dios permitió que estos sufrimientos entraran en sus vidas, precisamente porque los amaba y quería que fueran corregidos por su pecado.
Tal como Dios disciplinó al público original de esta carta, Él también nos disciplina en la actualidad. Él permite que las dificultades vengan contra nosotros para que seamos purificados. Él camina con nosotros a través del sufrimiento para que podamos conocer mejor nuestra absoluta dependencia en Él y para que sepamos que somos Sus hijos.
Antes de discutir más el tema de la filiación y la disciplina, vamos a aclarar un posible malentendido del sufrimiento en nuestras vidas. Como hemos visto, en ocasiones Dios sí permite el sufrimiento de modo que seamos castigados por nuestros pecados. Sin embargo, el que experimentemos el sufrimiento no significa automáticamente que hayamos hecho algo malo. A veces el sufrimiento que nos llega no viene como el resultado del pecado (Juan 9:1-3). El sufrimiento que experimentamos puede ser disciplinario o puede no estar relacionado con ningún pecado que hayamos cometido.
En medio del sufrimiento, debemos buscar a Dios para averiguar si Él está tratando de disciplinarnos con él, o no. Cuando sufrimos, es apropiado preguntar si el dolor se debe al pecado no confesado o no. Es apropiado averiguar si Dios está tratando de despertarnos de la pereza para que Lo podamos buscar diligentemente.
Cuando vemos que Dios nos está disciplinando a través del sufrimiento, debemos darle las gracias por ello. Tal disciplina prueba que nos ama y que nosotros somos Sus hijos. Esto demuestra, según dice Hebreos 12:8, que somos hijos legítimos. Y sólo los hijos legítimos del Padre heredarán el cielo.
Coram Deo
Un hombre sabio dijo una vez que no somos realmente cristianos maduros hasta que veamos cómo el Señor puede estar disciplinándonos y luego le demos gracias por ello. La disciplina puede ser tan simple como la convicción por el pecado o puede manifestarse con más dureza. Como sea que Dios pueda estar disciplinándolo hoy, pídale en oración que le ayude a agradecerle por Su mano de corrección.
Pasajes para Estudio Adicional
Deut. 8:5
Os. 10:9-10
1 Cor. 11:32
1 Tes. 5:18
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