Cinco Maneras en que los Niños Cambiarán el Mundo

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English: Five Ways Children Will Change the World

© Desiring God

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Por Stacy Reaoch sobre Crianza de los Hijos

Traducción por Paola Montano


Recientemente invitamos a algunos amigos a cenar y nos dijeron que estaban esperando a su quinto hijo. Estábamos emocionados. Reí al ver a nuestros ocho hijos en nuestro patio trasero corriendo en círculos, creando un mini-circo. Nuestros vecinos deben haber pensado que estábamos celebrando un cumpleaños.

Mientras nos alegrábamos con ellos por las emocionantes noticias, mi amigo hizo un interesante comentario: "Sabes, al principio de nuestro matrimonio hablamos sobre cómo podríamos cambiar el mundo escribiendo un libro o apareciendo en la portada de la revista Time, pero ahora nos hemos dando cuenta que la mejor oportunidad que tenemos para cambiar el mundo es criando a los niños que Dios nos ha dado".

Contenido

Un Llamado a un (Pequeño) Ejercito

¿Qué pasaría si más cristianos tuvieran esta visión de la familia? ¿Qué pasaría si más de nosotros no viéramos a los niños como una carga, sino como una bendición y como una oportunidad para levantar un pequeño ejército que podría cambiar el mundo?

¿En qué otro momento de la vida tendremos una oportunidad conveniente para enseñar, modelar, reprender y fomentar las características que deseamos ver en otra persona? Tenemos pequeños discípulos que viviendo bajo nuestro techo. Hablamos a menudo sobre el ministerio que hacemos con los demás — el discipulado mientras tomamos un café u otro estudio bíblico — pero ¿qué pasa con nuestra propia mesa en el desayuno?

Si queremos impactar nuestro mundo para Cristo, muchos de nosotros deberíamos estar involucrados en levantar una nueva generación de seguidores de Jesús. Soy consciente que no todos están llamados al matrimonio, y que algunos creyentes casados sufren de infertilidad. Pero para aquellos de nosotros que hemos sido bendecidos con niños viviendo dentro de nuestras paredes, aquí hay algunas maneras de criar pequeños transformadores de mundo. Moldea sus mentes y corazones con estas cinco pasiones y hábitos mientras todavía viven en tu hogar.

1. Una Pasión Voraz Por Conocer a Dios en Su Palabra

Todos los días nuestros hijos observan cómo elegimos usar nuestro tiempo. ¿Saben ellos que pasar tiempo en la Palabra de Dios es una prioridad para ti? Comparte en la cena lo que estás estudiando en la biblia. Pregúntales qué aprendieron del sermón o en la lección de la escuela dominical. Nuestra pasión por la Biblia, o la falta de ella, será fácilmente absorbida por aquellos que pasan todos los días observandonos. ¡Ayúdales a darse cuenta que la Biblia es el libro más increíble que existe en la tierra!

2. Una Vida de Oración Dependiente de Dios en Todo

¿Saben tus hijos que oras por ellos? Una pregunta rutinaria que hacemos a nuestros hijos antes de dormir: "¿Cómo puedo orar por ti esta noche?” Me sorprende cómo esas pocas palabras pueden ayudarles a abrir su corazón a nosotros y compartir sus preocupaciones.

Cuando vemos tragedias mundiales en las noticias o cuando ocurre un accidente en la carretera frente a nosotros, nuestros hijos deben ver que nuestra reacción instintiva es orar por los involucrados. Dios escucha, se interesa y desea responder a las oraciones de sus santos. No hay nada demasiado grande o demasiado pequeño para orar.

3. Una Contagiosa Gratitud a Dios por Todo

“Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto” (Santiago 1:17, LBLA). Las personas agradecidas son personas felices. Y darnos cuenta que todos nuestros buenos dones son dados por nuestro Padre Celestial debe impulsarnos a dar gracias, tanto a Él como a los demás. Todos los días tengo la oportunidad de ser un ejemplo de gratitud en mi familia, ya sea por la comida que estamos a punto de comer, o por mi hija cuando vacía el lavavajillas.

Muéstrale a tus hijos la bondad de Dios que se manifiesta en una hermosa puesta de sol o en tu nuevo refrigerador, ¡y se agradecido! El gozo que se propaga a través de más y más personas llenas de agradecimiento que viven en una sociedad eventualmente cambiará esa sociedad — o esa familia, iglesia o vecindario.

4. Una Fidelidad Alegre hacia la Familia de tu Iglesia

El cuerpo de la iglesia es un precioso regalo. Son nuestra familia fuera de la familia. Quiero que nuestros hijos sepan que estar con este cuerpo de creyentes es una alta prioridad en la vida. Adorar con la congregación supera a los deportes de un domingo por la mañana. Involucrarnos en la comunión, a través de la hospitalidad en las actividades de los pequeños grupos en los estudios bíblicos, es una parte básica de nuestra vida.

A medida que nuestros hijos crecen, queremos que vean y entiendan la seriedad de la pertenencia a la iglesia y que sepan que la iglesia no solo debe ser una cosa del domingo por la mañana. Ellos son las preciosas personas que Dios nos ha dado para caminar a su lado por la vida y deberíamos tener como prioridad estar con ellos.

5. Un Corazón Compasivo por las Misiones

Mi esposo y yo soñamos con un día poder llevar a todos nuestros hijos a un viaje misionero con nosotros. Pero por ahora, mientras cambiamos los pañales de nuestro hijo de 2 años y conducimos hacia la escuela, todavía tenemos la oportunidad de darles a una visión por las misiones.

Lea biografías de misioneros y háblales sobre su impacto en el reino. Invita misioneros a tu casa y permite que tus hijos los escuchen hablar sobre sus vidas durante la cena. Oren como familia por las necesidades de los misioneros a quienes ustedes sostienen. Busca formas de servir a tu propia comunidad, desde organizar una fiesta para comer helado en el vecindario hasta servir en un comedor de beneficencia en tu propia ciudad.

Si Dios te ha bendecido con hijos, considera qué legado les estás dejando que impactará en nuestro mundo. Aunque el sueño americano nos enseña a limitar el número de nuestros hijos para asegurar un estilo de vida más cómodo y sin distracciones, considera hacer algo radical para marcar la diferencia para Cristo: ¡Ten hijos y crialos!

He aquí, don del Señor son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre. Como flechas en la mano del guerrero,así son los hijos tenidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba; no será avergonzado cuando hable con sus enemigos en la puerta.(Salmo 127:3-5)


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