Cinco Razones por las que Dios nos llama a esperar
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Paul Tripp sobre Ministerio Pastoral
Traducción por Yenis Figuereo
En el ministerio, serás llamado tanto a aguardar, como a esperar (personalmente y colectivamente difícil). Por lo tanto, es importante reconocer que hay un montón de buenas razones, por las cuales la espera no es tan sólo inevitable, sino necesaria y útil. He aquí algunas de esas razones:
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Porque vivimos en un mundo caído
Estamos llamados a esperar, ya que la condición caída del mundo, hace más difícil todo lo que hacemos. Nada en esta vida o en su ministerio, funciona realmente como originalmente se pretendía. Algo cambió cuando el pecado entró en el mundo, y al reprender a Adán, Dios resume ese cambio: "maldita será la tierra... con trabajo comerás de ella.... Espinos y abrojos te producirá.... Con el sudor de tu frente comerás el pan "(Génesis 3:17-19). El pecado trajo fricciones, problemas, dolor y sudor y miles de “espinas y abrojos”, complicaciones para absolutamente todos los aspectos de la vida. Nos encontramos a la espera debido a que en un mundo caído, todo es más trabajoso y complicado de lo que realmente se suponía debía ser.
El pecado también puso codicia, miedo, arrogancia, celos y egolatría en las almas de todos aquellos que viven esta vida de espinas y abrojos. Hay que esperar, ya que, por ser egoístas, impacientes, competitivos, impulsivos, ansiosos y enojados, nos hacemos la vida y el ministerio más difícil el uno para el otro, en una variedad infinita de formas. Este es el motivo por el cual, la aparentemente fácil conversación de liderazgo, se convierte en un conflicto verdadero ¿por qué la dulce relación ministerial se mancha con dolor y amargura? y por qué la iglesia a veces por desgracia funciona como una herramienta de poder personal en lugar de un instrumento de adoración y redención.
Procesos y personas son afectados-- todo ha sido dañado por la caída. Hay que esperar, porque en un mundo caído, todo lo que hacemos es más difícil y más complicado de lo que alguna vez significaba ser.
Debido a que Dios es soberano
Hay que esperar, porque no estamos escribiendo nuestra propia historia y ministerio. La vida no funciona de la forma en que lo deseamos, en el momento que lo deseamos. Usted y yo no vivimos en el centro del universo. Ese lugar siempre ha estado ocupado por Dios y sólo por Dios. Nuestras historias individuales y las historias de nuestras iglesias son parte de la gran historia origen-destino, de la cual El es el autor. La espera se hace inmediatamente más fácil cuando te das cuenta de que Dios es soberano (y usted no lo es) y cuando además reflexionas sobre la realidad de que EL es la fuente última de todo lo que es sabio, amoroso y bueno.
La espera, por lo tanto, no es una señal de que su mundo está fuera de control. Más bien, es una señal de que el mundo está bajo el sabio e infinitamente atento control de un Dios de sabiduría insondable y amor ilimitado. Esto significa que usted puede descansar mientras espera, no porque le guste esperar, sino porque confías en Aquel que nos llama a esperar.
Porque Dios es un Dios de gracia
La espera es una de las herramientas más poderosas de la gracia de Dios. En su ministerio, es importante tener en cuenta que Dios no solamente nos da la gracia para esperar. La misma espera es un Don de la gracia. Como ves, la espera no es sólo lo que usted recibirá al final de esperar. La espera es acerca de lo que llegaras a ser mientras esperas.
Al llamarnos a esperar, Dios nos está rescatando, incluso a aquellos de nosotros en el ministerio, de la esclavitud de nuestro propio plan, de nuestra sabiduría, de nuestra propia energía, de nuestro propio control. Al llamarnos a esperar, Dios nos libera de los confines claustrofóbicos de nuestros propios pequeños reinos y nos lleva a una mayor lealtad hacia su reino de gloria y de gracia. La espera es más que ser pacientes ante situaciones y cambios de las personas. La espera es acerca de comprender que tú y yo necesitamos cambiar desesperadamente, y además es una poderosa herramienta de cambio personal. Dios está utilizando la gracia de la espera para cambiarnos dentro del núcleo causal de nuestra personalidad: el corazón. Ahora, en el ministerio, eso es algo bueno!
Para poder ministrar a otros
La espera es fundamental para cualquier actividad ministerial. Si usted está realmente comprometido a ser parte de lo que Dios está haciendo en las vidas de otros, estará dispuesto a esperar. Un corazón personal y una vida cambiada, rara vez es un acontecimiento repentino. Por lo general, se trata de un proceso. Usted y yo no determinamos cuándo y cómo los vientos del Espíritu soplarán y no muy a menudo, las personas se convierten en lo que necesitan ser en una en una noche.
Esto significa que en el ministerio, estamos llamados a tener la misma conversación una y otra vez. Estamos llamados a elegir a esa persona después de cada fracaso, a estar dispuestos a perdonar y tolerar; para recordarle una vez más, a él o ella la presencia y la gracia de Dios, y estar dispuesto en el proceso, a tener nuestra vida más lenta y complicada. Las personas de gracia y amor son siempre personas que están dispuestas a esperar.
Para aumentar la Gloria de Dios
Por último, se nos llama a esperar porque todo en la vida y en el ministerio no existe para nuestra comodidad y facilidad, sino para la gloria de Dios. Toda la historia redentora está escrita para un propósito y un solo propósito: la gloria del rey.
La espera es dura para nosotros porque ata nuestros corazones a otras glorias. Muy a menudo, somos tentados a vivir y ministrar para la gloria de la aceptación humana, de la realización personal, del poder y posición, de las posesiones y lugares, y para la comodidad y el placer. Por eso, cuando la gloria de Dios requiere que estas cosas sean retenidas por nosotros --- cosas que buscamos para identidad, significado y propósito --- encontramos la espera, una experiencia agotadora, una carga.
Esperar significa rendirse a su gloria. Esperar significa someterse a su gloria. Esperar significa entender que le dieron vida y aliento para la gloria de otro. Esperar le da la oportunidad de abandonar la ilusión de su propia gloria y de descansar en el Dios de impresionante gloria. Sólo cuando hacemos esto, encontramos lo que buscamos, y lo que se supone tenendremos: la identidad duradera, significado, propósito y paz en Cristo. De esta manera la espera es mucho más para nosotros, que una llevar una carga , sino que es un don precioso para que usted la reciba con alegría.
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