Cuando el “querer” y el “deber” no coinciden
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Hedonismo Cristiano
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Yenis Figuereo
Si su “querer” no se ajusta al “deber” establecido por Dios, ¿Qué puede usted hacer para tener paz? Yo veo al menos cinco estrategias posibles:
- Puede evitar pensar sobre el “deber”, esta es la estrategia más común en el mundo. La mayoría de las personas simplemente no dedican energía para considerar lo que deben hacer o no hacer. Es más fácil, simplemente dejar la radio encendida.
- Puede reinterpretar el "deber" para que suene igual que el "querer". Esto es un poco más sofisticado, y no tan común. Generalmente requiere una formación especializada hacer esto con credibilidad, y un grado de seminario para hacerlo con delicadeza.
- Puede reunir la fuerza de voluntad para llevar a cabo una forma del "deber " aun cuando usted no tenga el corazón para "querer". En general, esto se ve muy bien, y a menudo es malinterpretado como una virtud, aun por aquellos que lo hacen. De hecho, existe toda una perspectiva del mundo que dice que: hacer lo que “se debe" aunque no "se quiera" es la esencia de la virtud. El problema con esto es que Pablo dijo: "Dios ama al dador alegre", lo que pone a los contribuidores del “deber" en una situación precaria.
- Usted puede sentir un verdadero remordimiento porque el "querer" es muy pequeño y débil - como una semilla de mostaza – y entonces, si yace dentro de ti, cumple con el "deber" por el esfuerzo de la voluntad, mientras te arrepientes porque el "querer" es débil, y oras para que el “querer” sea pronto restaurado. Quizás este será restaurado mientras haces lo que "deberías". Esto no es hipocresía. La hipocresía oculta uno de los dos impulsos contradictorios. La virtud los confiesa a ambos en la esperanza de la gracia.
- Por medio de la gracia, puede buscar a Dios para que le dé el "querer", para que cuando llegue el momento de hacer lo que "debe", usted lo "quiera". En última instancia, el "querer" es un regalo de Dios. " la mente puesta en la carne es enemiga de Dios… no se sujeta a la ley de Dios…" (Romanos 8:07). "el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios…porque se disciernen espiritualmente" (1 Corintios 2:14). "por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad," (2 Timoteo 2:25).
La doctrina bíblica del pecado original se reduce a esto (tomado prestado de San Agustín): Somos libres de hacer lo que nos gusta, pero no somos libres de que nos guste lo que nos debiera gustar. A través de la desobediencia de un hombre [Adán] los muchos fueron constituidos pecadores" (Romanos 5:19). Esto es lo que somos. Y sin embargo, sabemos por nuestra propia alma y de la Biblia que somos responsables de la corrupción de nuestros malos “deseos”. De hecho, mientras mejor llegas a ser, más avergonzado te sientes de ser malo y no simplemente de hacer lo malo. Como N.P. Williams dijo: "El hombre común puede sentir vergüenza de hacer el mal, pero el santo, dotado con un refinamiento superior de sensibilidad moral, y con los poderes más agudos de la introspección, se avergüenza de ser el tipo de hombre que es responsable de hacer lo malo" (First Things, # 87, noviembre 1998, p. 24).
La obra libre y soberana de Dios para cambiar el corazón es nuestra única esperanza. Por lo tanto, debemos orar por un corazón nuevo. Debemos orar por el "querer" - "Inclina mi corazón a tus testimonios" (Salmos 119:36). Él ha prometido hacerlo: " Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos" (Ezequiel 36:27). Este es el nuevo pacto comprado por la sangre de Jesús (Hebreos 8:8-13; 9:15).
Mirando a Jesús, mi vida,
Pastor John
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