Desarrollar el cuerpo
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ken Jones
sobre La Naturaleza de la Iglesia
Una parte de la serie A Pastor's Perspective
Traducción por Álvaro Jimeno
No os equivoquéis: nuestra cultura es una cultura de comercialización de mercados especializados. Ya sean restaurantes vegetarianos o la afición más rara y curiosa, los empresarios han encontrado una forma de acceder a cualquier mercado especializado imaginable. Y como la iglesia ha tomado prestadas tendencias y técnicas del mundo del marketing, la comercialización de mercados especializados no ha sido otra excepción. No resulta sorprendente que sacerdocios y organizaciones paraeclesiásticas tengan una audiencia concreta en mente, pero estamos viendo cada vez más iglesias cristianas que se perfilan para llegar a ciertos mercados especializados. En ocasiones, esta tendencia es el resultado de un cambio sutil en el sacerdocio de la iglesia porque se dirigen a un sector particular de la congregación. Por ejemplo, es posible que una iglesia con un número en aumento de miembros de edad universitaria desarrolle programas dirigidos a sus necesidades. El interés por este grupo puede ir de clases los domingos y evolucionar a una pequeña asociación o a toda una serie de sermones enfocados para dicho grupo o a música de su estilo, y así sucesivamente hasta que la iglesia adquiera la reputación de "iglesia para universitarios". Se puede sustituir "universitario" por cualquier otro grupo o interés especial como familia, recién casados, gente de negocios, etc., pero el resultado termina siendo el mismo: una iglesia con grupos especiales de interés con una audiencia concreta.
Sin embargo, mientras unas iglesias evolucionan y llegan a este punto, otras se piensan y plantean con la intención de atender a un grupo específico. El hecho de que la iglesia especializada sea el resultado de un esfuerzo por suplir las necesidades de un grupo en particular dentro de una congregación o el planteado con una audiencia concreta no importa porque el resultado es el mismo: una iglesia innecesariamente desequilibrada y poco sana. Tal vez esto sea una exageración, pero pensad en una familia en la que se atiende más a un hijo que al otro. Es en detrimento de ambos. El que recibe atención desarrolla expectativas irreales y, posiblemente, creerá que tiene derecho a todo. De mientras, el ignorado se siente inferior, en ocasiones no querido y hasta resentido con el mimado. Pongamos esto en un entorno eclesiástico. Un amigo me contó una vez la historia de una anciana viuda que iba a su iglesia porque su pastor había comenzado toda una serie de sermones acerca del sexo. Ella comprendió la importancia de tocar este tema desde una perspectiva bíblica y pastoral, pero tantas semanas con el tema era demasiado. O pongamos una iglesia dirigida a familias con hijos: no sólo pondría en relieve a todos aquellos que no estén casados o que no tengan hijos, sino que podría dar lugar a quejas. Contrariamente a lo que algunos pueden pensar o decir (incluso muchos cristianos), la gente que no tiene pareja no tiene por qué estar buscando el matrimonio. He oído quejas de cristianos no casados acerca de la sutil presión que ejercen sobre ellos (a veces en el contexto de sacerdocios de solteros) para encontrar una pareja adecuada cuando el encontrar pareja es la menor de sus preocupaciones. De hecho, Pablo sugiere (1 Corintios 7:8, 32-35) que los cristianos sin pareja tienen menos obstáculos para servir al Señor. Es responsabilidad de los líderes de la iglesia el crear un ambiente que nutra y edifique el convenio de la familia.
Evidentemente, en la iglesia hay un lugar para intereses especiales o sacerdocios para grupos pequeños. No obstante, me pregunto si la iglesia contemporánea ha hecho de estos sacerdocios auxiliares secundarios la fuerza motriz y el carácter que define a la iglesia. Es decir, que si la iglesia local no tiene un sacerdocio para la juventud o una asociación para jóvenes adultos, ¿quiere eso decir que la iglesia no tiene nada que ofrecerle a la juventud y a los adultos jóvenes? ¿Se han convertido estos grupos especiales de interés en la piedra angular de la iglesia? Por contra, el apóstol Pablo presenta una imagen distinta. En Efesios 4:11-16, dice que Cristo ha dado los pastores-maestros de Su iglesia al cuerpo entero (familia) por unas razones concretas:
Primero, son el equipamiento de los ángeles para el trabajo del sacerdocio. Edmund Clowney dice en su libro, La Iglesia, que el trabajo del sacerdocio consiste en tres cosas: en servir a Dios, en el mundo en misiones y en el evangelismo, y todas se nutren entre ellas. Nuestros dones y participación en estas cosas puede ser distinto, pero nuestro compromiso por ellos debería ser el mismo.
Otro propósito de la iglesia en su sacerdocio por toda la familia es "componer el cuerpo de Cristo hasta que alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios" (Efesios 4:12-13). El conocimiento de la persona y el trabajo de Cristo es importante para el cuerpo completo.
Además, es el deber de la iglesia el formar la familia para que no se vea fácilmente engañada "por cualquier doctrina". Es decir, que la familia de Dios debe instruirse en lo que cree y por qué.
Un cuarto propósito de la iglesia para toda la familia es la insistencia en nuestra unidad orgánica. Pablo dice que "el cuerpo entero, unido por las articulaciones con que viene equipado, cuando cada miembro y parte funcionan como es debido, hace que el cuerpo crezca y se forme de amor" (v. 16).
Si estas cosas son nuestro enfoque principal, los miembros de la familia estarán equipados para servir, reconocerán su valor individual y apreciarán el valor de sus hermanos y hermanas, y así mantenemos nuestra fe común y glorificamos a nuestro Padre de los cielos.
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