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Por John Piper sobre El Evangelio
Una parte de la serie En Busca de la Dicha

Traducción por Silvana Luzardo Cardozo

Hechos 3:19; 16:31

Arrepiéntanse, y vuélvanse hacia Dios, de modo que sus pecados puedan ser borrados.
Crean en el Señor Jesús y serán salvos.

Lo que realmente hemos abordado en esta serie se relaciona con una manera de entender al mundo entero y todo lo que se encuentra en el mismo. Lo podríamos llamar una visión del mundo Cristiana, o una filosofía de vida Cristiana. Todo hasta este punto en la serie (y en el folleto “Búsqueda de la Dicha”) tiene el objetivo de ayudarlo a entender qué significa convertirse en Cristiano.

Qué significa Convertirse en Cristiano

Convertirse en Cristiano significa reconocer que existe un maravilloso Dios que creó todas las cosas y a todas las personas para Su gloria – para desplegar su grandeza y belleza y el poder de Su ser.

Convertirse en Cristiano significa reconocer que ello es por lo que todas y cada una de las personas existe. Esa es nuestra razón de ser. Ese es el sentido de la vida humana: manifestar a Dios y manifestarnos mutuamente la gloria de nuestro Hacedor y todos Sus atributos, amándolo y creyendo en Él y agradeciéndole y obedeciéndole.

Convertirse en Cristiano significa reconocer que todos hemos fallado al no haberlo hecho antes. Nos quedamos cortos al Glorificarlo. Lo cambiamos por otros valores a los que pusimos en primer lugar, y de esa manera despreciamos Su Gloria. En la Biblia, a eso se le llama pecado. Y todos somos pecadores.

Convertirse en Cristiano significa reconocer que todos somos, como consecuencia, justamente condenados por Dios al castigo eterno por la infinita culpa de no honrar a un infinitamente glorioso Dios.

Y convertirse en Cristiano significa reconocer que el amor de Dios lo hizo enviar a su Hijo, Jesucristo, al mundo para brindarles vida eterna a los indefensos pecadores. Cuando Jesús murió por los pecadores, se convirtió en nuestra redención, en nuestro sustituto, y la reivindicación de la gloria de Dios en nuestro nombre.

¿Cómo convertirnos en Cristianos?

Ahora las preguntas finales de esta serie son: ¿Cómo convertirnos en Cristianos? ¿De qué manera el rescate que Jesús pagó se transforma en nuestro rescate? ¿De qué manera la sustitución que él hizo por los pecados se transforma en una sustitución de nuestros pecados? ¿De qué manera la reparación que hizo por la dañada gloria de Dios se transforma en una reparación por los daños que hemos cometido? ¿Qué debemos hacer para ser salvos?

Son preguntas muy importantes. Cuando el carcelero de Filipenses preguntó a gritos en Hechos 16:30 a Pablo y Silas, "Hombres, ¿qué debo hacer para ser salvo?" ellos no le respondieron: "No debes hacer nada porque ya has sido salvado, porque Jesús murió por toda la humanidad."

No fue eso lo que dijeron, porque eso no es verdad. La muerte de Jesús por los pecadores no fue proyectada para salvar a las personas de una responsabilidad personal. Si preguntamos: "¿Jesús pagó un rescate por toda la humanidad y se entregó como sustituto por todas las personas del mundo?" la respuesta bíblica es la siguiente: la muerte de Cristo tiene un valor infinito y conlleva en sí misma la gracia suficiente para salvar a todas las personas que han existido. Eso es todo – y es suficiente en su valor salvador. Pero en su efectiva proyección sólo salva a aquellos que responden a la promesa evangélica.

La muerte de Jesús puede ser extendida a toda y cualquier persona del mundo con esta garantía: existe gracia aquí para cubrir todos tus pecados si recibes y crees en Jesucristo. Hay aquí una sustitución para los pecadores capaz de soportar todos tus pecados si Lo recibes y crees en Él. Hay aquí una redención que ha pagado toda la deuda de todos los que llegan a Cristo y creen. Todo lo que Cristo es será por ti si vas a Su encuentro y crees en Él.

Dios les ha concedido una salvación a los pecadores. Es suficiente para todos los pecadores. Y todos están invitados a ir a Su encuentro. Pero no salva a aquellos que no irán. Es absolutamente necesaria una respuesta personal. Y eso es lo que queremos abordar esta mañana. ¿Qué respuesta a Jesús es necesaria para que nuestros pecados sean perdonados y para tener vida eterna? O, como dijo el carcelero, "¿Qué debo hacer para ser salvo?"

Dos Obstáculos a la Respuesta Correcta

Existen dos obstáculos enormes en el camino hacia la respuesta correcta para esta pregunta.

1. Nuestra Propia Perversión

Un obstáculo es nuestra propia corrupción. No queremos admitir que la respuesta puede incluir algunos cambios profundos de aquello que amamos. No queremos admitir que NOSOTROS podríamos tener que CAMBIAR. Deseaos oír una respuesta que diga que podemos ser salvos de nuestros pecados y escapar del infierno simplemente creyendo que Jesús murió por nuestros pecados siempre y cuando esa creencia no implique algún cambio en nuestras vidas. Ese es el primer obstáculo para escuchar la respuesta correcta para esta pregunta: nuestra corrupción no quiere escuchar que la salvación puede llegar a exigirnos algo a cambio.

2. Muchos Maestros en la Iglesia en la Actualidad

El otro obstáculo es que en la actualidad existen miles de personas en la iglesia que enseñan que la Biblia sólo nos exige una creencia intelectual en el evangelio. Esas personas afirman que los demás requisitos para la salvación son lo que el Nuevo Testamento llama “obras” y que eso significa que debemos ganarnos la salvación.

De modo que nuestra naturaleza pecadora y muchos maestros conspiran en la actualidad para impedir que escuchemos la totalidad de la respuesta del Nuevo Testamento a la pregunta: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” Dejemos que el Nuevo Testamento nos hable sobre ese asunto ahora.

La Salvación es por la Gracia, No por Merecimiento

En primer lugar, es correcto enfatizar que la salvación es algo sin costo, no es algo que se gana. En Efesios 2:8 se dice: “Por la gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios” Dejémoslo muy claro: no somos salvos por nuestras OBRAS. Esto significa que usted no puede HACER algo para GANARSE la salvación. No puede hacer algo de lo que pueda jactarse. No puede COMPRAR la salvación. Cristo la compró para usted. Es gratis.

Que No Se Gane No Quiere Decir que No Existan Requisitos

Revelación 22:17 invita a los pecadores a ser salvos de esta manera: "Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. Ahora advierta: usted no puede comprar esta agua. No tiene precio para usted. Es gratis. Pero eso no quiere decir que no existan requisitos para beberla y ser salvo. Dice: "Y el que tiene sed, venga… "La palabra “sed” es fundamental. La palabra “venir” es fundamental. Dice: "…el que quiera [o: "todo aquel que venga"], tomará el agua de vida…" La palabra “querer” es crucial.

En otras palabras, cuando la Biblia dice que usted no puede GANARSE la salvación, o que no puede hacer OBRAS para comprarla, no quiere decir que no exista un costo o que no existan requisitos. De hecho, le costará un cambio por aquello por lo que está sediento. Le costará cambiar el agua de muerte por el agua de vida.

La Fe Glorifica a Dios; las Obras nos Glorifican a Nosotros

La razón por la cual la Biblia tiene tanto cuidado de que la salvación no se obtenga por medio de obras es porque eso le robaría a Dios la gloria de la obra de salvación. Si intentamos trabajar para ganarnos la salvación, eso genera interés sobre nuestra fuerza y nuestro valor y nuestra contribución. Pero la fe, por otro lado, coloca en el centro de las atracciones al valor y a la suficiencia de quién es Cristo y lo que Cristo hizo. La fe glorifica a Dios. Las Obras nos glorifican a nosotros.

El principal motivo por el que Dios no permitirá que la salvación se obtenga a través de obras – el por qué no permitirá que ganemos la salvación por medio de nuestros esfuerzos – es porque ello le robaría a Jesús Su gloria. Dios está tratando de reestablecer la creación a su propósito original (Verdad #1). Dios comenzó creando el mundo para Su gloria, y ahora está salvando al mundo de manera tal de restituir ese gran propósito. De manera que lo que sea que disminuya Su gloria en el trabajo de salvación no será aceptado.

Pablo dijo en Efesios 2:8: "Por la GRACIA sois salvos por medio de la fe." Él salva por la gracia porque la gracia es la cima de su gloria. Lo sabemos porque en Efesios 1:5f. se dice que él "nos predestinó para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”. Todo lo que ha hecho para la salvación tiene el objetivo de adquirir nuestra alabanza para la gloria de su gracia.

Una vez que se asimila esto, percibimos por qué ciertas cosas son necesarias para nuestra salvación y ciertas cosas no. En pocas palabras: Dios nos exige cosas que glorifiquen su gracia, y rechaza cosas que glorificarían nuestra autosuficiencia o al pecado.

¿Qué Tipo de Respuesta al Evangelio Glorifica a Dios?

Ahora, ¿qué sería eso? Hemos visto en Hechos 16:31 que Dios exige fe: "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”. Dejemos que el resto del Nuevo Testamento hable sobre este asunto. ¿Lo que el Nuevo Testamento dice es el tipo de respuesta al evangelio que glorifica la gracia de Dios?

1. Creer Que Ciertas Cosas Son Verdaderas

A veces, el Nuevo Testamento dice que debemos creer que CIERTAS cosas son verdaderas para ser salvos. Juan 20:31: "Pero estas cosas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. (Vea 1 Juan 5:1).

2. Creer En o Sobre Jesús como Persona

Otras veces, el Nuevo Testamento dice que debemos creer EN o SOBRE Jesús como persona, o sea, creer en él y tener fe. Juan 3:16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Hechos 10:43: "De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeron, recibirán perdón de sus pecados por su nombre”.

Se glorifica a Jesús cuando se conoce la verdad sobre él, y se lo glorifica cuando se confía en él como una persona confiable. Ambos tipos de fe son necesarios para honrar al Hijo.

3. Arrepentirse

Hechos 3:19 dice: "Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados”. Y Jesús dijo en Lucas 13:3: “Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. (Vea Lucas 15:7, 10).

Algunos dicen que si usted necesita arrepentirse para lograr la salvación, eso hace que la salvación dependa de obras. Pero eso no es real. El arrepentimiento no es lo mismo que las obras. Significa apartarse del asqueroso pecado y acercarse al banquete de la gracia. Cuando el hijo pródigo decidió apartarse del repugnante mundo y volver al hogar, a la casa de su padre, su padre no lo esclavizó. Dio una fiesta en su honor. Apartarse del repugnante mundo y acercase al cielo no son obras. Tiene que moverse del pecado y volver al hogar de Dios. Eso es el arrepentimiento. NO son obras. Él no ganó nada volviendo al hogar. Fue gratis. Y será gratis para usted también. Pero si usted quiere a Dios, debe dejar que el pecado se vaya. Se trata de arrepentimiento, no de obras.

4. Cómo Convertirnos en Niños

En Mateo 18:3, Jesús dice: "Verdaderamente os digo: a menos que se transformen en niños, nunca entrarán al reino de los cielos”. Y en Juan 3:3: “A menos que el hombre nazca de nuevo, no podrá ver el reino de Dios”.

Para entrar al reino de los cielos, debemos convertirnos en niños. Esto significa que debemos humillarnos ante Dios y admitir que somos indefensos y que queremos confiar en Él como nuestro Padre al contario de sentirnos orgullosos y autosuficientes y seguros de nosotros mismos. Ese es el significado del arrepentimiento. Pero estos no son méritos. De hecho, son lo contrario a méritos. Los niños son personas que admiten que no pueden ganar nada. Son indefensos y dependientes. Es un requisito que nos convirtamos en niños para entrar al reino de Dios. Pero no son méritos. No se gana nada convirtiéndose en un niño.

5. Cómo Obedecer a Cristo

Hebreos 5:9 dice: "Cristo se convirtió en la fuente de la salvación eterna para todos los que le obedecen.” Y Pedro 1, 4:17 dice: "¿Cuál será el fin de aquellos que no obedecen el evangelio de Dios”. Y Juan 3:36: "Aquel que no obedece al Hijo no verá vida, sino que la furia de Dios descansa sobre él.”

¿Qué significa esto? Significa que el evangelio viene hacia nosotros con autoridad divina. La única manera de recibir una autoridad es obedecerla. Si no se la recibe en forma obediente, no se la recibe en absoluto. Se la rechaza. Y, si se rechaza la autoridad de Dios en el evangelio, se rechaza al evangelio, y no se recibirá la salvación. La única manera de glorificar la autoridad de la gracia divina es por medio de un espíritu obediente.

Podemos ver esto en otro texto también, porque es lo que Jesús quiso decir cuando llamó a las personas a tomar sus cruces y SEGUIRLO.

6. Cómo morir a Nosotros Mismos y Seguir a Jesús

En Marcos 8:34-35 se dice: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará”.

Aquí, el requisito para salvar nuestras vidas es perdiéndolas, lo que significa negarnos a nosotros mismos, morir a nosotros mismos y seguir a Jesús. ¿Esto son obras? ¿Estamos haciendo obras para Dios cuando morimos a nosotros mismos? No. Dejar que nuestra vieja y orgullosa identidad muera no son obras. Es la muerte de las obras. Eso es quien está muriendo. El viejo amante de los pecados, auto exaltado, que contradice la voluntad de Dios tiene que morir. Cuando ese viejo rebelde muere, no ganamos nada. A nadie le llena de orgullo permitir que lo crucifiquen. No se gana nada al ser crucificado. Esto no son obras, sino cambio – el cambio más profundo y más hondo que existe.

Y lo mismo ocurre con “seguir a Jesús”. Se exige seguir a Jesús, pero no son obras. Seguir a Jesús es obras para Jesús en la misma medida en que las palomas del Elliot Park hacen obras para mí cuando me siguen porque tengo las migajas que les gustan.

Seguir a Jesús sería hacer obras por nuestra salvación si lo siguiéramos para cumplir con sus necesidades y no con las nuestras. Pero el punto en su totalidad en Marcos 8:34ff. es este: si perdemos nuestra vida, la salvaremos. Si morimos, nacemos. Si perdemos algo, ganamos.

Jesús exige que lo sigamos no porque necesita nuestras obras, sino porque nosotros necesitamos su amor y compañía y ayuda. Él es el doctor y nosotros los pacientes. Esto es lo que dice en Marcos 2:17: "Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Cuando obedecemos el llamado de Jesús y lo seguimos, no estamos dirigiéndonos a un empleador para ganar jornales, estamos yendo al médico para curarnos. Y esas no son obras. El evangelio no es una señal de “ayuda solicitada”, sino una señal de “ayuda disponible”. Ir, para unos, es obras. Ir, para otros, es fe.

La fe significa ir al encuentro de Jesús para que Él satisfaga todas nuestras necesidades y anhelos. "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás”. (Juan 6:35).

Una vez que vemos la esencia de la fe como una ida hacia Jesús para ser satisfechos con todo lo que Él es, comenzamos a ver que todos los demás requisitos son realmente diferentes formas de describir el pedido de fe.

Vuélvase hacia Jesús en Fe

Entonces, eso es lo único a que los insto a todos esta mañana — volverse hacia Jesús en fe. Creer que todo lo que Él es, es todo lo que ustedes necesitan. Decirle en vuestro corazón:

"Tú tienes la llave de la verdad y del conocimiento, la llave del perdón y de la aceptación en Dios, la llave de la esperanza y de la vida eterna, la llave de una vida con sentido y propósito, la llave de la probidad y de la paz. De modo que vengo hacia ti. Te acepto por todo lo que eres. Abdico de todos los demás y me aferro sólo a ti como mi Salvador y Señor. Y te agradezco y glorifico tu nombre, pues me has amado y me has ofrecido todo lo que eres para mi dicha eterna. Amén”.

Vea también los requisitos en estos textos:



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