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English: The Whole Counsel

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Por Robert Godfrey sobre La Biblia
Una parte de la serie Tabletalk

Traducción por Caridad Adriana Zayas Velázquez


“Como Lidiar con Su Estrés”

“Cómo Administrar su Dinero”

“Cómo Criar a Sus Hijos”

Estos no son títulos de los cursos de su colegio local. Estos son los títulos de los sermones que frecuentemente aparecen en los de avisos o en los boletines de anuncios de las iglesias – y no sólo en las iglesias liberales, sino en las congregaciones evangélicas que persisten sobre su fe en la Biblia.

¿Qué revelan tales títulos en relación con el estado de estas iglesias evangélicas y el uso que las mismas hacen de la Biblia? ¿Por qué tales sermones parecen ofrecer programas de terapia y auto-ayuda más que los Evangelios? ¿Cómo llegamos a donde estamos en la Cristiandad Norteamericana? La respuesta más corta a esto es que muchos predicadores y maestros evangélicos han tratado a la Biblia como una colección de narraciones más que como un sistema único.

LA BIBLIA COMO CUENTOS

En muchas aulas escolares dominicales, durante décadas, bien intencionados maestros han presentado la Biblia como narraciones. Y, por supuesto, en cierto sentido , gran parte de la Biblia está integrada por narraciones. Desde Adán hasta Noé, desde Abraham hasta José, desde Moisés hasta David, desde Jesús hasta Pablo, la Biblia es rica en fascinantes destellos de las vidas y actividades de muchas personas importantes e interesantes. Tales narraciones resultan atractivas para los niños, al igual que para los adultos. Narrar y aprender estas narraciones es una forma útil de adquirir el conocimiento contenido en la Biblia.

Tal acercamiento, sin embargo, tiene serias limitaciones. Una de las muchas partes de la Biblia son dejadas fuera. Amplias secciones de las Escrituras no son narraciones. Las narraciones son un buen acercamiento para las secciones históricas de la Biblia. Pero, no funcionan cuando se trata de las leyes de la Pentateuco, la poesía de los Salmos y los Proverbios, las visiones de los profetas, o las enseñanzas de las epístolas. Tratar la Biblia como narraciones significa que conocemos sólo partes de la Biblia.

Una segunda limitación surge de los usos que se hacen de las narraciones en la Biblia. Podemos identificar esta metodología evangélica con el título de un himno infantil “Atrévete a Ser un Daniel”. Cuando es presentada de esta forma, las narraciones de la Biblia son tratadas no sólo como interesantes e inspiradores pedazos de la historia; se tornan ejemplos de la forma en que viviremos. Los maestros narran con entusiasmo la historia de Daniel –como la de un joven en la corte del rey de Babilonia el cual se abstiene de comer alimentos prohibidos por la Ley y rehusar adorar falsos ídolos. Después de narrar este cuento histórico, muchos maestros comentan a sus estudiantes: "Ustedes también deben ser fieles y valientes. Ustedes también deben vivir para Dios sin comprometerse con este mundo. Atrévanse a ser un Daniel".

Tal consejo es, sin lugar a dudas, bueno y útil. Pero, ¿es eso lo que Dios quiere decir que la historia de Daniel enseña? La narración es verdaderamente parte de la gran suma de caminos por los que Dios protege a los suyos aún cuando Él los castiga con el exilio. El Señor los libra de muchos peligros de modo de hacer surgir de entre ellos Su Cristo, aquel quien salvará a Su pueblo de sus pecados.

El motivo de muchos evangélicos al utilizar la Biblia de esta forma es encomiable en muchas formas. Ellos desean inspirar al pueblo de Dios la vida santa a través de ejemplos morales e imperativos. Pero este acercamiento ha preparado el camino para lo que vemos en muchas iglesias hoy en día. Si el mensaje recurrente encontrado en las Escrituras es una palabra de exhortación moral, entonces está a poca distancia entre “atrévete a ser Daniel” y “no te quemes de la forma en que Elías lo hizo” o “aprende de Salomón cinco forma para administrar tu dinero”

La preocupación sobre el estrés, el dinero, y los niños son comprensibles en una sociedad que se desmorona. Aquellos que utilizan la Biblia para abordar tales temas creen que están acercando la Cristiandad a las necesidades de nuestro tiempo. Ellos creen que están haciendo que la fe resulte atractiva y práctica para los sin iglesia. En otras palabras, ellos están tratando de salvar nuestra cultura, nuestras familias y nuestras almas. Pero, la ironía es que los evangélicos –cuyo nombre proviene de “El Evangel,” El Evangelio- están en peligro de perder el Evangelio en el proceso. Ellos están permitiendo que las necesidades de los no creyentes sientan dar forma al mensaje de la iglesia.

Tal uso de las Escrituras puede ser comprensible en el contexto de nuestro mundo. Pero estos evangélicos pierden el verdadero significado de la Palabra de Dios. Ellos también pasan por alto la verdadera necesidad de los no creyentes, es decir, la gracia de Cristo Jesús. Para encontrar el verdadero significado, debemos pasar de las narraciones a un sistema.

LA BIBLIA COMO SISTEMA

Sin duda muchos retroceden cuando escuchan la palabra SISTEMA utilizada para referirse a la Biblia. Muchos evangélicos han aprendido a referirse a la Biblia y al vocablo SISTEMA como mutuamente exclusivas. Ellos creen que la Biblia es un maravilloso libro móvil de narraciones, mientras que un sistema es frío y racionalista. Lo peor de todo, ellos ven a un sistema como algo que los hombres (en particular los Calvinistas) impusieron a la Biblia. Pero la idea de la Biblia como un sistema de la verdad no es frío, insensible, o impuesto sobre la Biblia. Más bien, la idea es inherente a la enseñanza de la Biblia sobre Dios y sobre ella misma. El Dios de la Biblia es Verdad y la verdad es coherente en El. El no es una masa de verdades irracionales o internamente contradictorias. El es siempre consistente en Sí mismo y en tanto que la Biblia es la revelación de ese mismo Dios, la Biblia es internamente consistente. No son retazos de pensamientos religiosos que no guardan relación entre sí. La Biblia es un desarrollo progresivo del plan y la actividad de Dios para salvar a Su Pueblo en Cristo Jesús.

La Biblia es el libro del cual emerge un claro y coherente sistema doctrinal. Doctrina significa “enseñanza”. Los Cristianos Reformados han creído siempre que las enseñanzas de la Biblia integran un sistema que podemos comprender, expresar y sintetizar. Expresamos esas síntesis en las confesiones de nuestras iglesias.

El gran sistema de la Biblia, expresado brevemente, es que Dios creó al hombre bueno, pero el hombre se rebeló contra Dios, perdiendo su bondad original y toda capacidad de restaurar su relación con Dios. Para redimir al hombre caído, Dios formó un pueblo en el cual su Propio Hijo eterno nacería como hombre. Ese Hijo, Jesús, acató perfectamente la ley de Dios, sufrió en la cruz asumiendo la ira de Dios en lugar de Su pueblo, se elevó gloriosamente de entre los muertos y vive eternamente para gobernar y proteger a Su pueblo. Algún día Jesús regresará en gloria para hacerlo todo nuevo. Mientras tanto, Su iglesia debe predicar Sus Evangelios, llamando a los pecadores a la fe y a la nueva vida en El. El gran mensaje de la Biblia de principio a fin es que Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo con El mismo. (2 Corintios. 5:19).

Tal como la iglesia enseña, este gran sistema que es la Biblia, se centra en Dios, Cristo, el pecado y en la gracia de la salvación. Reconoce que, aunque la Biblia puede ser útil para superar el estrés y criar buenos hijos, ese no es su mensaje prioritario. Cristo llama a Su Iglesia a dar a conocer las grandes cosas de la Biblia. De otro modo, la iglesia pierde la Biblia- y los Evangelios.


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