El Deleite de Dios en Su Creación

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English: The Pleasure of God in His Creation

© Desiring God

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Por John Piper sobre Creación
Una parte de la serie The Pleasures of God

Traducción por Adriana Quintero

 Salmo 104:31
  ¡Sea para siempre la gloria del Señor! ¡Alégrese el Señor en sus obras!

En nuestro primer mensaje de esta serie sobre los deleites de Dios, vimos que Dios se deleita en su Hijo. Por toda la eternidad, Dios ha sido abundantemente feliz en la fraternidad de la Trinidad. La satisfacción de Él se desborda al mirar sobre el panorama infinito de sus propias perfecciones reflejadas en la cara radiante de su Hijo.

Luego vimos que una de las lecciones que debemos aprender de esa felicidad divina es que Dios está completo en sí mismo. Él no tiene defectos. Y por consiguiente, no puede ser sobornado con algo que desea, o chantajeado con alguna debilidad secreta o extorsionado por algún poder superior. Así que, todo lo que hace, lo hace, no bajo alguna restricción, sino de acuerdo con su propio deleite. Él es libre y se deleita en todo lo que hace.

Hoy, nos enfocamos en una de las cosas más sorprendentes que ha hecho Dios: Él ha creado el universo, y ¡Qué universo es éste! Y hay dos preguntas que quiero tratar de contestar:

1. ¿Se deleita Dios en su creación?
2. Y, si es así, ¿Por qué?

1. ¿Se deleita Dios en su creación?

Yo contestaría a la primera pregunta con un sonoro "¡SI!” Dios sí se deleita en su creación.

El testimonio de Génesis 1:

¿Cómo sabemos esto? Génesis 1 nos describe no sólo el hecho de una creación ordenada por Dios, sino también la reacción de Dios a su creación. Si recuerdan, cinco veces, Dios ‘da un paso hacia atrás’, por decirlo así, para evaluar su creación. Y cada vez el texto dice: “Y vio Dios que era bueno.” (vs. 4, 12, 18, 21, 25). Y cuando todo había terminado y el hombre y la mujer habían sido creados a su imagen, dice: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera".

Como yo lo comprendo, esto quiere decir que Dios estaba muy contento con su obra. Cuando la vio, le dio placer. Él estaba contento y feliz con su obra creativa.

El testimonio del Salmo 104:

El texto de hoy, el Salmo 104, es una canción que expresa el deleite de Dios en Su creación. El versículo clave, para nuestro propósito, es el versículo 31:

    ¡Sea para siempre la gloria del Señor! ¡Alégrese el Señor en sus obras!

Esta no es una oración para algo que quizás no vaya a pasar. El salmista no quiere decir: “Oh, espero que Dios se alegre en sus obras, pero no estoy seguro que lo hará”. Si ese fuera el significado, entonces la primera línea del versículo tendría que tener el mismo sentido: “Oh, espero que la gloria del Señor sea para siempre, pero no estoy seguro que lo será”.

Por seguro, eso no es lo que el quiere decir. La confianza firme como una roca de la Biblia entera es que la gloria del Señor no solo será para siempre sino que “la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas cubren el mar”. (Números 14:21 y Habacuc 2:14)

El salmista no está orando que quizás llegue a pasar una incertidumbre. Está regocijándose en la certeza de que sí va a pasar. No hay ninguna incertidumbre detrás del grito: "¡Sea para siempre la gloria del Señor!" Y no hay ninguna duda detrás del grito: "¡Alégrese el Señor en sus obras!”

Así que la respuesta a la primer pregunta es ¡SI! Dios sí se deleita en su creación. Se deleita en la obra de sus manos.

Por qué es importante hacer la pregunta siguiente:

Ahora, la pregunta es: ¿POR QUÉ? Hay dos razones por las que esta pregunta es importante para mí:

1. La primera es que me siento apremiado a explicar por qué el deleite de Dios en su creación no es idolatría.

¿Por qué es que el placer de Dios en su creación no es una deshonra al Hijo de Dios? ¿Por qué no debería de estar celoso el Hijo? ¿Realmente debe compartir el Padre su afecto con el mundo? ¿No debería de estar completamente satisfecho con la belleza de su propia perfección reflejada en su Hijo?

2. La otra razón de preguntar por qué Dios se deleita en su creación es que necesitamos saber esto antes de que el mismo deleite nos diga mucho acerca del carácter de Dios.

Dos personas pueden desear la misma cosa por razones tan distintas que una es honorable y la otra es perversa.

2. ¿Por qué se deleita Dios en Su creación?

Así que, por estas dos razones, vamos a tratar de contestar la pregunta de por qué Dios se deleita en su creación. Voy a tratar de resumir en cinco declaraciones, basadas en este salmo y en otras partes de las Escrituras.

Estas declaraciones acerca de por qué Dios se deleita en su creación no están realmente separadas porque se superponen mucho. Pero, cada una de ellas expresa la razón básica un poco diferente. Así que, comencemos con la razón fundamental que está aquí mismo, me parece, en el versículo 31:

    ¡Sea para siempre la gloria del Señor! ¡Alégrese el Señor en sus obras!

Para mi, lo que esto sugiere es que la alegría que Dios tiene en sus obras se debe al hecho de que son las expresiones de su gloria. En otras palabras, yo pienso que las dos mitades de este verso están relacionadas de esta manera: “Siempre y cuando la gloria de Dios perdure en sus obras, Dios ciertamente se deleitará en sus obras". O, podrían decir: "Sea para siempre la gloria del Señor, para que el Señor se alegre en sus obras!” Así que, mi primera y más fundamental declaración es que:

1. Dios se alegra en sus obras porque sus obras son una expresión de su gloria.

Esto es lo que el Salmo 19 nos dice muy claramente:

    “Los cielos proclaman la gloria de Dios y la expansión anuncia la obra de sus manos”.

Así que la razón más fundamental de que Dios se deleita en su creación es que Él ve en su creación el reflejo de su propia gloria y, por consiguiente, no es un idólatra cuando se deleita en su obra.

Pero, ¿qué acerca del Hijo de Dios? ¿Quiere decir esto que la creación está en competencia con el Hijo por el afecto de su Padre? Recuerden que al Hijo también se le llama ‘el reflejo de la gloria de Dios’. (Hebreos 1:3) ¿Se deleita Dios en parte del Hijo y en parte de la creación? ¿Le roba la creación al Hijo parte del deleite de su Padre? ¿Debería de estar el Hijo celoso de la creación?

No. Antes de la creación el Padre y el Hijo se deleitaban en cada uno con satisfacción desbordante. Y cuando llego la hora para la creación, la Biblia nos dice que ambos Padre e Hijo fueron activos en la obra de la creación. (1 Corintios 8:6; Colosenses 1:16)

    En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de El, y sin El nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. (Juan 1:3)

En otras palabras, la obra de la creación no es solamente la obra del Padre como si tuviera que satisfacer alguna necesidad que no podía cumplir el Hijo. Ni la creación es solamente la obra del Hijo como si tuviera que satisfacer alguna necesidad que no podía cumplir el Padre. Más bien, es la obra de los dos juntos.

Así que, cuando la Biblia imparte que la creación expresa la gloria de Dios, no debemos pensar que es solamente la gloria del Padre o la gloria del Hijo, pero que más bien es la gloria que ambos tienen juntos. Y la gloria que tienen juntos es esa alegría mutua y desbordante en las perfecciones de cada uno. De esta manera, la creación es una expresión del desborde de esa vida y esa alegría que el Padre y el Hijo tienen en el uno y el otro.

En la divinidad no existen los celos o la competencia. El Hijo y el Padre están glorificados por igual en la creación, porque la creación es el derrame de la alegría que tienen en cada uno.

Entonces la primera y mas básica declaración que podemos hacer acerca de por qué Dios se deleita en su obra es, que la creación es la expresión de su gloria.

2. Dios se regocija en las obras de su creación porque lo alaban.

En el Salmo 148, el salmista invoca a la misma creación para alabar al Señor:

    ¡Alabadle, sol y luna;
    alabadle, todas las estrellas luminosas!
    ¡Alabadle, cielos de los cielos,
    y las aguas que están sobre los cielos!
    ¡Alaben ellos el nombre del SEÑOR!
    Pues El ordenó y fueron creados;
    Alabad al SEÑOR desde la tierra,
    monstruos marinos y todos los abismos. (Versículos 3–5, 7)

¿Qué quiere decir esto? Bueno, quizás digamos que el sol, la luna y las estrellas alaban a Dios y anuncian la obra de sus manos. Eso sería la verdad – eso es lo que dice el Salmo 19. Pero, ¿qué del versículo 7? "¡Alabad al Señor desde la tierra, monstruos marinos y todos los abismos!”

Una de mis poesías favoritas es “Elegía escrita en un cementerio rural” escrita por Thomas Gray en 1751. Una de las estrofas dice:

Un buen número de gemas llenas de los más puros y serenos rayos
Portan las obscuras grutas insondables del océano:
Un buen número de flores nacen para brotar invisibles;
Y desperdician su dulzura en el aire del desierto.


Gray se conmovió al pensar que en el fondo del mar habían joyas hermosas que ningún ojo humano iba a ver, y que en los desiertos distantes millones de flores florecerían, llenas de colores vivos, irradiantes de dulces perfumes que nunca serían tocadas, vistas u olidas por nadie más que Dios.

El salmista está conmovido por lo mismo, según parece, en el versículo 7: "¡Alabad al SEÑOR desde la tierra, monstruos marinos y todos los abismos!” ¡El ni siquiera sabe qué hay en todas las profundidades del mar! Así que la alabanza de los abismos no es simplemente lo que ellos pueden testificar al hombre.

A mí me parece que la creación alaba a Dios siendo sencillamente lo que fue creada para ser en toda su increíble variedad. Y ya que la mayoría de la creación está más allá del conocimiento de la humanidad (en los límites exteriores del espacio, en las cumbres de las montañas y en los abismos del mar), no fueron creados simplemente para servir propósitos que tengan que ver con nosotros. Fueron creados para el deleite de Dios.

La revista Ranger Rick llega a nuestra casa. La abro y leo acerca de la araña de agua europea que vive en el fondo de un lago, pero que respira aire. Da una voltereta en la superficie del agua y coge una burbuja de aire, y la retiene sobre los orificios respiratorios en la parte central de su cuerpo mientras nada hacia el fondo del lago y hace una telaraña de seda entre el alga marina. Y luego vuelve a subir y trae hacia el fondo burbuja tras burbuja hasta que forma un globo de aire donde puede vivir, comer y reproducir.

Yo estoy sentado boquiabierto, y pienso que Dios sonríe y me dice: “Si, John, yo he estado disfrutando esa pequeña obra de arte diez mil años antes que nadie en la tierra supiera que existía. ¡Y si supieras cuantos millones más de otras maravillas existen mas allá de tu mirada que Yo contemplo con felicidad todos los días!"

Aquí mismo, en nuestras escrituras el Salmo 104:25-26 nos dice:

    He allí el mar, grande y anchuroso, en el cual hay un hervidero innumerable de animales tanto pequeños como grandes. Allí surcan las naves, y el Leviatán que hiciste para jugar en él.

¿Por qué creó Dios grandes monstruos marinos? Para que jueguen y se diviertan en el mar donde ningún hombre puede verlos, sólo Dios. El mar abundante declara la gloria de Dios, y lo alaba mas allá de la mirada de cualquier ojo humano. Esa es la segunda declaración acerca de por qué Dios se deleita en sus obras.

3. Dios se regocija en las obras de su creación porque revelan su sabiduría incomparable.

Fíjense en el versículo 24:

    ¡Cuan numerosas son tus obras, Señor!
    Con sabiduría las has hecho todas;
    llena está la tierra de tus posesiones.
   
"¡Con sabiduría las has hecho todas!” En otras palabras, el Señor se deleita en las expresiones de su sabiduría. El universo es sencillamente una obra maestra de orden y sabiduría. O, si sólo toman una parte como, por ejemplo, el cuerpo humano, que increíble obra de conocimiento y sabiduría. ¡Quién puede descifrar el cerebro humano y el misterio de la mente y del cuerpo!

El mundo está lleno de la sabiduría de Dios. Por ejemplo, tomen a la diatomea. El Diciembre pasado, la revista Ranger Rick tenia fotografías a color de la diatomea microscópica. ¡Hay 10,000 especies de diatomea conocidas! Puede haber un millón de estas diminutas plantas invisibles en una cucharita de agua de lago. ¿Y qué hacen mientras entretienen a Dios con su belleza microscópica? ¡Están creando toneladas y toneladas de oxígeno para que puedan respirar los animales en el agua!

    ¡Cuan numerosas son tus obras, Señor!
    Con sabiduría las has hecho todas

El salmista estaba maravillado de la manera en que todo trabajaba conjuntamente. Pueden ver eso en el versículo 14:

    El hace brotar la hierba para el ganado,
    y las plantas para el servicio del hombre,
    para que él saque alimento de la tierra.

¡Que experiencia tan maravillosa es cuando Dios nos brinda un momento en que no damos nada por sentado, sino que vemos al mundo como si hubiera sido creado ayer! Cómo nos asombramos con la sabiduría de Dios.

    El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra,
    No se fatiga ni se cansa, Su entendimiento es inescrutable.
    (Isaías 40:28)

4. Dios se deleita en las obras de su creación porque revelan su poder incomparable.

En Isaías 40:26, Isaías mira hacia el cielo lleno de estrellas, quizás sea una noche como la que yo recuerdo en una montaña en Utah en el mes de septiembre de 1968, cuando el cielo era una sabana cubierta de luz y una estrella no se podía distinguir de otra, y él mira al cielo y dice:

    Alzad a lo alto vuestros ojos:
    y ved quién ha creado estos astros
    El que hace salir en orden a su ejército,
    y a todos llama por su nombre.
    Por la grandeza de su fuerza y la fortaleza de su poder
    no falta ni uno.

Si Isaías estaba sorprendido con el poder de Dios para crear, nombrar y sostener cada estrella en el cielo que podía ver, ¿cómo sería su alabanza hoy en día si le enseñaran que la estrella mas cercana de esas estrellas, Alfa Centauri y Próxima Centauri están a 25 millones y millones de millas de distancia y que el cielo que él estaba viendo era solo una diminuta parte de nuestra galaxia que tiene en ella cien billones de estrellas y que más allá de nuestra galaxia existen millones de galaxias?

¡Qué es este universo sino la manifestación del poder, la exuberancia y la sabiduría de Dios que es increíble, incomparable, e inconcebible! ¡Y qué Dios ha de ser! ¡Y qué Dios ha de ser!

Lo cual me trae a la declaración final:

5. Dios se deleita en las obras de su creación porque nos apuntan más allá de sí mismas al mismo Dios.

Dios quiere que nosotros estemos sorprendidos e impresionados con su obra de creación. Pero no por ella misma. Su intención es que siempre que veamos su creación digamos: ¡Si la obra de sus manos está tan llena de sabiduría, poder, grandeza, majestad y belleza, entonces como será el mismo Dios!

Estas son sólo la leve indicación de su gloria vista por un vidrio, veladamente. ¡Cómo será ver al Creador mismo! ¡No a sus obras! Ni siguiera un billón de galaxias darán satisfacción al alma humana. Dios y solo Dios es la meta del alma.
Y, por consiguiente, nuestra escritura concluye de esta manera: (Salmo 104:31-34)

¡Sea para siempre la gloria del Señor!
¡Alégrese el Señor en sus obras! ¡El mira a la tierra, y ella tiembla;
toca los montes, y humean!
Al Señor cantaré mientras yo viva;
cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista.
Séale agradable mi meditación;
yo me alegraré en el Señor.
Sean consumidos de la tierra los pecadores,
y los impíos dejen de ser.
Bendice, alma mía, al SEÑOR.
¡Aleluya!

En el final, no serán los mares o las montañas o los cañones, o las nubes o las grandes galaxias las que van a llenar nuestros corazones hasta el punto de quebrarse de admiración y que van a llenar nuestras bocas con alabanza eterna. Será Dios mismo.

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