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Por R.C. Sproul sobre La Biblia
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Traducción por Natalia Pedrosa Garcia


El ubicuo logo que aparece en la calcomanía de las ventanas de casi todas las florerías de América, indicando el servicio de E.F.T. (Entrega de Flores por Telegrama),[1] muestra la imagen de la deidad mitológica a la que los romanos llaman Mercurio y los griegos Hermes. Mercurio (o Hermes) es representado con alas en el casco y alas en los pies. Estas alas eran usadas para alcanzar una velocidad sobrehumana, un atributo imprescindible para la deidad descrita como el “mensajero de los dioses”.

El término “hermenéutica” contiene la misma raíz que utiliza el nombre del homólogo griego de Mercurio, Hermes. La raíz significa la entrega de un “mensaje”. Cuando leemos la Biblia, no creemos encontrar la sabiduría Olímpica de Zeus o Júpiter, sino la misma Palabra del Dios Más Alto. La Biblia es la palabra divina o el “mensaje” de Dios. Es el mensaje de Dios porque pertenece a Dios y viene de Dios. El Cristianismo Ortodoxo afirma lo infalible del mensaje divino y la inspiración de los autores humanos que Dios utilizó para entregar ese mensaje. Los profetas y apóstoles no originaron el mensaje; ellos eran simplemente el vehículo del mensaje, o los mensajeros nombrados por Dios. (Es irónico que el apóstol Pablo fue confundido una vez con el mismo Hermes).

El problema al que nos enfrentamos respecto a la interpretación bíblica es que, aunque el mensaje es infalible y los mensajeros están inspirados, los receptores del mensaje no son infalibles ni están inspirados (a menos que creas en la infalibilidad de la iglesia – lo cual sólo mueve el problema un paso más allá). El mensaje nos llega tarde o temprano, y podemos malinterpretar el mensaje y a los mensajeros.
Por este motivo contamos con una ciencia llamada hermenéutica – para ayudarnos a obtener la interpretación correcta del mensaje bíblico. Nota que he dicho la interpretación correcta, no una interpretación correcta. He utilizado el artículo definido y no el indefinido. Asumo aquí que aunque puede haber 1.000 aplicaciones de un texto concreto, sólo hay un significado correcto. Decimos esto porque no creemos que la Biblia sea una nariz de cera que pueda moldearse dando forma a cualquier figura según el deseo subjetivo del lector.

La hermenéutica clásica busca el significado objetivo de las Escrituras antes de que pueda ser debidamente aplicado al sujeto de la lectura. En las últimas décadas, el asunto del significado objetivo se ha convertido en un gran tema de discusión entre los estudiosos de la Biblia. En este momento, se está librando una guerra hermenéutica sobre este mismo punto. Por ejemplo, Rudolf Bultman argumentaba que el descubrimiento del significado objetivo de la Biblia no sólo no es posible, sino que no es deseable. Aquí la influencia de la filosofía subjetiva y existencial ha extraído el cuerpo de las Escrituras, y no sabemos dónde lo ha depositado.

La Reforma trajo consigo el énfasis en la búsqueda del sentido literal de la Biblia. Este principio a menudo se malinterpreta gravemente. Lo que Lutero quería decir con sensus literalis (sentido literal) de las Escrituras es que la Biblia debe ser entendida e interpretada como la literatura. Es un mensaje escrito que emplea una amplia variedad de formas y recursos literarios. Contiene narrativa histórica, cartas (epístolas), poesía, etc. Hace uso de la personificación, los símiles, aforismos, proverbios, sermones, hipérboles, y recursos por el estilo. Interpretar la Biblia “literalmente” es tratar la narrativa como narrativa, la poesía como poesía, la didáctica como didáctica, el proverbio como proverbio, etc. Imponer las normas literarias de la poesía a la narrativa histórica o las normas de la narrativa a la poesía es distorsionar el significado del texto. En este aspecto, la Biblia, aunque no es como cualquier otro libro en cuanto a su inspiración y origen divino, deber ser leída como cualquier otro libro. La inspiración del Espíritu Santo no convierte un sustantivo en verbo ni la voz activa en pasiva, o el subjuntivo en indicativo. Ser responsable en la interpretación de las Escrituras requiere que aprendamos los rudimentos de la gramática y de la interpretación literaria.

Debido a que la Biblia ha sido traducida a una multitud de lenguas, es importante recordar que ninguna traducción se conforma exactamente palabra por palabra a los textos originales en hebreo y griego de la Biblia. Es por esto que muchos, si no la mayoría, de los seminarios requieren un estudio de las lenguas originales de la Biblia.
La Biblia también fue escrita dentro de un contexto histórico. Será útil para el estudioso serio de las Escrituras saber algo sobre el contexto histórico en que la Biblia fue escrita. Esto nos ayuda a salvaguardarnos de la tendencia de leer nuestro propio contexto histórico y cultural en el texto de la Biblia. Estamos separados, cultural, histórica, y lingüísticamente por miles de años de los textos originales de la Biblia.

Otro problema que encontramos al interpretar la Biblia es un problema lógico. Incluso si dominamos las lenguas antiguas en términos de vocabulario y gramática, y nos convertimos en expertos estudiosos de la historia y la cultura antiguas, no hay garantía de que interpretemos la Biblia con exactitud. Una de las causas más frecuentes de malinterpretación de las Escrituras es hacer deducciones ilegítimas de los textos. Es decir, cometemos errores de lógica, extrayendo conclusiones injustificadas de lo que leemos. Las reglas básicas de la lógica y la deducción lógica del texto son de vital importancia para una interpretación sólida. Por ejemplo, necesitamos saber la diferencia entre una deducción posible y una deducción necesaria. Déjame que lo ilustre. ¿Tenía Jesús, en su cuerpo resucitado, la capacidad de traspasar objetos sólidos como por ejemplo puertas? Tu manera de responder a la pregunta puede depender de cómo entiendes el significado del registro bíblico que describe cómo Jesús apareció antes Sus discípulos en la Sala Superior donde estaban reunidos. El relato nos cuenta que la puerta estaba cerrada “por miedo a los Judíos”. ¿Era el propósito de la inclusión de este detalle sobre la puerta una intención del autor para contarnos algo sobre el estado del cuerpo resucitado de Jesús o era simplemente llamar la atención sobre el estado de los discípulos (miedo) en el momento de la aparición de Jesús? La Biblia no afirma explícitamente que Jesús atravesara la puerta cerrada. Simplemente dice que Él apareció en medio de ellos. El texto puede implicar que Jesús atravesó un objeto sólido pero no lo declara explícitamente. El hecho de que atravesara objetos sólidos es una deducción posible extraída del texto, pero no es una deducción necesaria.

Esto no es más que un ejemplo de una multitud de textos que son utilizados para construir teologías o deducciones que son, ya sea meramente posibles, o en realildad ilegítimas.
Estas son algunas de las razones por las que un estudioso prudente de la Biblia será diligente en el uso de buenos comentarios, ya que a menudo nos ayudan a evitar nuestras inclinaciones subjetivas a distorsionar el texto.

El intérprete último de la Biblia es la Biblia misma. La norma básica de la hermenéutica bíblica es la “norma de la fe”, de que las Escrituras son sus propios intérpretes. No debemos insultar nunca al Espíritu de Dios interpretando las Escrituras de tal manera que no hagamos justicia con lo que las Escrituras dicen en otros sitios.

  1. Nota del traductor: Las flores por telegrama datan de hace más de un siglo. Cuando alguien quería enviar flores a un ser querido de otra ciudad, el florista del pueblo le ayudaba contratando a un florista de su confianza en la ciudad de destino.

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