El Pacto Cumplido
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Los Pactos
Una parte de la serie Tabletalk
Traducción por Javier Matus
“Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Cor. 15:22).
- 1 Corintios 15:20-24
Hoy concluimos nuestro breve estudio de los pactos que se encuentran en la Biblia. Hemos tomado nota de que el pacto de la redención es el fundamento de todos los pactos. En el pacto de la redención, el Padre eligió a un pueblo, el Hijo se comprometió a realizar su redención, y el Espíritu se comprometió a aplicar la redención.
También hemos visto que hay dos pactos principales hechos entre Dios y el hombre: el pacto de obras y el pacto de la gracia. El pacto de gracia fue promulgado después del fracaso de Adán para cumplir con las condiciones del pacto de obras. Este pacto de gracia, como hemos visto, se despliega por una progresión de los sub-pactos con Noé, Abraham, Moisés, David, y por último, Jesús.
Es Cristo quien trae la fructificación de las promesas de todos los pactos. Es Cristo quien trae a toda la creación a la reconciliación con Dios, garantizando que Dios nunca más tendrá que acabar con toda vida en la tierra. Es Cristo quien hace a la familia de Abraham innumerable y una bendición para la tierra al convertirse en la simiente justa por la cual muchos son llamados al reino. Es Cristo quien hace al pueblo de Dios el tesoro especial que Moisés les mandó ser al ofrecer expiación por sus pecados. Y es Cristo quien protege a Israel de todos sus enemigos al sentarse en el trono de David y destruyendo todo el poder del maligno por medio de Su reino de justicia.
Antes de concluir nuestra discusión, debemos notar una cosa muy importante. El pacto de gracia es gracia sólo en su relación con nosotros. Somos cubiertos por Él y salvos a través de su administración, no a través de nuestros propios esfuerzos, sino a través de los esfuerzos de Cristo Jesús.
Pero en el pacto de gracia, cuando vemos la relación entre el Padre y el Hijo, vemos que también es en realidad un pacto de obras. Sin embargo, este pacto de obras no depende de nosotros sino en la obra del Mesías.
Cuando Adán fracasó en guardar el pacto de obras original, Dios no cambió de parecer. La perfecta obediencia seguía siendo necesaria para nuestra salvación. Jesús vino y guardó el pacto de obras, ganando así la salvación para nosotros. Por gracia, los que estamos en Cristo somos contados justos y concedidos la vida a Adán perdió (1 Cor. 15:22). Pero esta justicia no podría concederse si nuestro Señor no la hubiera ganado.
Coram Deo
Decimos que somos salvos por gracia solamente –lo que es absolutamente cierto. Pero esta gracia sólo está disponible para nosotros a costa de Cristo. Sólo porque Él vino y cumplió perfectamente el pacto de obras Dios, por gracia, pudo imputar Su justicia para nosotros. Nunca olvide la obediencia y el precio que Jesús pagó para extender esta gracia para nosotros.
Pasajes para Estudio Adicional
Lev. 11:44a
Isa. 53:7-9
Rom. 3:21-22a; 8:3-4
Gal. 3:10-14
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