El Papel de un Pastor en las Misiones Mundiales
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre La Predicación y la Enseñanza
Una parte de la serie Bethel Seminary Chapel
Traducción por Rob Dods
Devocional del Seminario Bethel
La manera en que un pastor ve su papel en relación con las misiones mundiales dependerá de su visión de Dios y de su opinión del hombre. Y estas a su vez dependen, en primer lugar, de su comprensión de las Escrituras, y en segundo lugar, de su conciencia de nuestra situación global contemporánea
Así que lo que me gustaría intentar hacer en esta mañana es presentar la visión de Dios y la opinión del hombre que las Escrituras me han impuesto, para después explicar algunas de las implicaciones para las misiones mundiales y el papel de un pastor en ellas.
Contenido |
Una Visión de Dios
La visión de Dios en la Biblia es de un Dios absolutamente soberano y infinitamente sabio. Debido a su poder y conocimiento ilimitado, Él es completamente auto-suficiente y todo-suficiente, es decir, no tiene deficiencias que necesitan ser suplidas por algo fuera de si mismo. Por consiguiente, nada do lo que Él hace es motivado por un deseo de suplir sus necesidades. En cambio, todo lo que hace es motivado por el deseo de demostrar su plenitud. En otras palabras, el propósito supremo de Dios es glorificar a Dios y disfrutar de si mismo para siempre.
Esto es evidente si hacemos un breve resumen de los propósitos de Dios en los varios momentos decisivos de la historia redentora.
¿Por qué nos creó Dios? Isaías 43:6-7, “…Trae a mis hijos desde lejos, y a mis hijas desde los confines de la tierra, a todo el que es llamado por mi nombre y a quien he creado para mi gloria, a quien he formado y a quien he hecho.”
¿Por qué escogió Dios un pueblo para si mismo e hizo a Israel su posesión? Jeremías 13:11, “…hice adherirse a mí a toda la casa de Israel y a toda la casa de Judá"--declara el SEÑOR--"a fin de que fueran para mí por pueblo, por renombre, por adoración y por gloria… “
¿Por qué los rescató Dios del cautiverio en Egipto? Salmo 106:7-8, “Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; no se acordaron de tu infinito amor, sino que se rebelaron junto al mar, en el mar Rojo. No obstante, los salvó por amor de su nombre, para manifestar su poder.”
¿Por qué los perdonó vez tras vez en el desierto? Ezequiel 20:14, “Pero actué en consideración a mi nombre, para que no fuera profanado ante los ojos de las naciones a cuya vista los había sacado “
¿Por qué no desamparó Dios a su pueblo cuando lo rechazaron como rey y pidieron un rey como las otras naciones? 1 Samuel 12:20-22, “No temáis; aunque vosotros habéis hecho todo este mal, no os apartéis de seguir al SEÑOR…Porque el SEÑOR, a causa de su gran nombre, no desamparará a su pueblo…”
¿Por qué usó Dios su poder soberano para traer a su pueblo de regreso del exilio después de castigarlos por generaciones de pecado? Isaías (48:9,11) lo dijo así, “Por amor a mi nombre contengo mi ira, y para mi adoración la reprimo contigo…Por amor mío, por amor mío, lo haré, porque ¿cómo podría ser profanado mi nombre? Mi gloria, pues, no la daré a otro.”
Ezequiel (36:22-23, 32) lo dijo así, “Así dice el Señor DIOS: 'No es por vosotros, casa de Israel, que voy a actuar, sino por mi santo nombre… Vindicaré la santidad de mi gran nombre… Entonces las naciones sabrán que yo soy el SEÑOR... No hago esto por vosotros'--declara el Señor DIOS--'sabedlo bien. Avergonzaos y abochornaos de vuestra conducta, casa de Israel.”
¿Por qué vino el Hijo de Dios a la tierra y a su hora decisiva final? Juan 17:1, “Estas cosas habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti.” ¡Una conspiración hermosa para glorificar la Divinidad en toda la labor de la redención!
¿Y por qué vendrá Jesús otra vez en el gran día de la consumación? 2 Tesalonicenses 1:9-10, “Estos sufrirán el castigo de eterna destrucción, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando El venga para ser glorificado en sus santos en aquel día y para ser admirado entre todos los que han creído…”
Al menos que encontremos nuestro punto de partida en la majestad soberana de Dios y su lealtad suprema a su propia gloria sobre todo lo demás, nuestra teología y estrategia y motivación misionera será centrada en el hombre y a la larga degenerarán en una sentimentalidad sin poder.
Dios hace todo lo que hace en la creación y la redención para su propia gloria. Por lo tanto, el propósito supremo del hombre es glorificar a Dios y disfrutarlo para siempre, es decir, glorificar a Dios al disfrutarlo para siempre. No podemos agregar algo a la gloria de Dios. Únicamente podemos reflejar su valor al disfrutarla, adorarla, alabarla, y estar tan satisfechos con ella que nuestros corazones se cuidan de otras atracciones.
La razón por la cual el hombre fue creado en el principio y la razón por la cual la iglesia está siendo recreada en última instancia es para la adoración de Dios. Las misiones, por lo tanto, no son el propósito primario de Dios ni el propósito primario de la iglesia. Es un medio para alcanzar el fin primario de la adoración. Las misiones existen porque no existe la adoración. No habrá misiones en la era por venir. La adoración será nuestra vida. Las misiones no son nuestro propósito supremo. Es un medio para alcanzar nuestra meta.
Cortamos el poder de la causa de las misiones cuando le damos un lugar en nuestras iglesias y en nuestros corazones que pertenece exclusivamente a la adoración. Si la búsqueda del bien del hombre no viene después de la búsqueda de la gloria de Dios en las prioridades de la iglesia y en los afectos del corazón, el hombre no se beneficiará y Dios no será honrado.
UNA OPINIÓN DEL HOMBRE
Ya tocamos el tema de la opinión del hombre que forma la contraparte a la visión de Dios en la Biblia. El hombre por naturaleza no tiene un corazón para glorificar a Dios. Todos han pecado y no alcanzan la gloria de Dios (Romanos 3:23). En nuestra maldad suprimimos la verdad de que Dios es soberano y digno de toda nuestra lealtad y afecto. Por naturaleza cambiamos la gloria del Dios incorruptible por imágenes de ella en la creación (Romanos 1:18,23).
Como dice Pablo en Efesios 4:18, las naciones están “entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón.” Por naturaleza todos estábamos muertos en delitos y pecados siguiendo a Satanás el esclavizador, y por lo tanto, hijos de ira (Efesios 2:1-3). Nuestro destino era “castigo eterno” (Mateo 25:46), “la exclusión de la presencia del Señor y la gloria de su poder” (2 Tesalonicenses 1:9), y tormento sin fin en “la segunda muerte que es el lago de fuego” (Apocalipsis. 14:11, 20:10, 21:8).
Dios pretendió que los horrores infinitos del infierno fueran una demostración vívida del valor infinito de la gloria de Dios. La suposición bíblica de la justicia del Infierno es el testimonio más claro de la infinitud del pecado de no glorificar a Dios. Todos hemos fallado en esto. Todas las naciones han fallado. Por lo tanto, el peso de la culpa infinita recae en cada cabeza humana por no gozarnos en Dios más de lo que nos gozamos en nuestra propia auto-suficiencia.
En resumen, la visión de Dios en las Escrituras es de un Dios majestuoso y soberano, que hace todas las cosas por amor a su propia gloria. Y la opinión del hombre en las Escrituras es que suprimimos esta verdad y por naturaleza encontramos más gozo en nuestra propia gloria que en la de Dios.
EL LUGAR DE LAS MISIONES MUNDIALES
Lo que nos lleva al significado de las misiones mundiales. Las misiones mundiales son la estrategia de Dios para llamar de entre cada tribu y lengua y nación un pueblo escogido para la alabanza de la gloria de su gracia. La encarnación de Cristo no solamente tiene mucho para enseñarnos sobre métodos misioneros sino también sobre el propósito de Dios como misionero. Romanos 15:8-9 dice, “…Cristo se hizo servidor de la circuncisión…para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia…”
Por consiguiente, el fin y la meta de las misiones mundiales es que las naciones glorifiquen a Dios por su misericordia. El propósito de las misiones es la adoración. Las misiones existen porque no existe la adoración. La brecha entre la meta de Dios de glorificarse a si mismo en todo lo que hace y el mundo de incredulidad que lo niega la gloria está siendo cerrada por Dios por medio de las misiones mundiales.
Y Él la cerrará. La tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas cubren el mar (Habacuc, 2:14). El fundamento de esta certeza es la elección incondicional de Dios y la soberanía de la gracia en la conversión de pecadores por medio de la predicación del evangelio por todo el mundo. La esperanza segura de éxito en las misiones mundiales es el poder de Dios para asegurar que sus ovejas de cada lengua y tribu y nación harán caso a la palabra de sus pastores misioneros.
Jesús describió la tarea misionera así: “Tengo otras ovejas que no son de este redil; a ésas también me es necesario traerlas, y oirán mi voz…” (Juan 10:16). El éxito de su misión de juntarlas es seguro. Dijo que la razón por la cual algunos no creen en la proclamación misionera del evangelio es porque no pertenecen a sus ovejas. Pero “mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:26-27). Así que la tarea misionera restante así como lo consideraba Jesús era de “reunir en uno a los hijos de Dios que están esparcidos” (Juan 11:52).
Entonces, por ejemplo, cuando el misionero Pablo entra a la ciudad pagana de Corinto, el Señor le asegura en un sueño, “…No temas, sigue hablando y no calles…porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad” (Hechos 18:9-10). Y cuando termina de predicar en la ciudad de Antioquía, Lucas describe así los resultados, “y creyeron cuantos estaban ordenados a vida eterna” (Hechos 13:48). ¿Y estas ovejas, que estaban muertas en delitos y pecados, como hicieron caso a la voz del Señor? Lucas nos pone a Lidia como un ejemplo del poder de la gracia en la predicación del evangelio: “y el Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo decía” (Hechos 16:14).
El éxito final de la causa de las misiones mundiales depende de las grandes realidades de la elección incondicional y la soberanía de la gracia en la predicación del evangelio. Por lo tanto, es seguro que un día habrá “una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero…clamando a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.” (Apocalipsis 7:9-10). Llenarán el nuevo cielo y la nueva tierra con el afecto apasionado de su adoración, y la meta de Dios en la creación y la redención será cumplida.
EL PAPEL DEL PASTOR
¿Entonces que debe hacer un pastor para promover una pasión entre su congregación para ver a Dios glorificado al juntar a sus ovejas de entre los miles de grupos étnicos no alcanzados esparcidos por todo el mundo?
Mi respuesta: sobre todo lo demás, sé el tipo de persona y el tipo de predicador cuyo tema y pasión sea la majestad de Dios. Ninguna iglesia será capaz de elevarse a la magnificencia de la causa misionera de Cristo si no sienten la magnificencia de Cristo mismo. No habrá una visión mundial grande sin un Dios grande. No habrá pasión para acercar a otros, cerca o lejos, al gozo de nuestra adoración donde no hay gozo apasionado en la adoración.
Creo que la cosa más importante que pueden hacer los pastores para despertar y sostener una pasión para la evangelización mundial es semana tras semana ayudar a su congregación a ver los peñascos y precipicios helados y las cumbres nevadas del carácter majestuoso de Dios. Y déjame aclarar el tema de dos maneras.
1. Quiero decir que debemos laborar en nuestra predicación para aclarar la neblina y la niebla de los contornos definidos del carácter de Dios. Debemos dejar que lo vean en su majestad y soberanía.
He oído hablar de un oficial denominacional quien, cuando le preguntaron como predicar sobre textos que parecen firmes sobre la predestinación o la elección o la soberanía de la gracia, dijo algo así como, “Bueno, creo que puedes predicar sobre esos textos sin dejar saber a las personas lo que opinas. Es posible ser lo suficientemente impreciso para no disgustar a las personas.”
Esa actitud hacía la doctrina y la predicación es la fuente de debilidad y superficialidad generalizada en nuestras iglesias. Es una tragedia cuando creemos que estamos cumpliendo los propósitos de Dios al rodear las cumbres de su gloria con una niebla de ambigüedad. Si nuestras congregaciones algún día van a tener una fe global y una visión global entonces vamos a tener que dejar de esconderles las proporciones Bíblicas de la majestad de Dios.
2. La segunda manera en que quisiera aclarar el tema es decir que el carácter majestuoso de Dios necesita ser visto semana tras semana, no en el contexto de informalidad y trivialidad y bufonadas del domingo por la mañana, sino en el contexto de exaltación y asombro y solemnidad y seriedad e intensidad.
¿Cómo llegarán a sentir las personas en nuestras congregaciones hasta en sus huesos, la magnitud tremenda de lo que está en juego en el destino eterno de los no evangelizados, si nuestro sermón más impactante es uno que empieza con un chiste y mantiene a la congregación entretenida con algunas anécdotas en su transcurso? ¿Cómo llegarán a conocer y sentir los peñascos y las cumbres nevadas de la gloria de Dios si nuestros servicios de predicación y adoración son más como picnics en la valle que truenos en la pared del Monte Everest?
Esa es la cosa más importante como lo veo yo para despertar y sostener una pasión para la gloria de Dios en la evangelización mundial – semana tras semana ayudarlos a ver la majestad de la gloria de Dios.
Vota esta traducción
Puntúa utilizando las estrellas