El Triunfo del Evangelio en los Nuevos Cielos y la Nueva Tierra
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Glorificación (Resurrección Del Cuerpo)
Una parte de la serie The Gospel Coalition 2007 National Conference
Traducción por Ruben Saenz Serrano
El primer versículo del primer capítulo de la Biblia dice: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra" En el versículo 27, Dios crea al ser humano como varón y hembra, a su propia imagen, y luego dice en el versículo 31 que todo era bueno en gran manera. En el capítulo tres, Adán y Eva rechazan a Dios como su suprema sabiduría, belleza y deseo, trayendo de esa manera la maldición de Dios sobre ellos mismos, sobre su descendencia y sobre el orden natural de la creación: "maldita será la tierra por tu causa; con trabajo comerás de ella todos los días de tu vida" (Génesis 3:17, LBLA)
Génesis 3:15 mantiene la esperanza de que esta maldición no será la última palabra para la creación de Dios. El dice de la serpiente que destruye el alma y la creación: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar" El apóstol Pablo ve esperanza en medio de la maldición y la expone así en Romanos 8:20-21 (LBLA): "Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios."
La Insoportable Visión del Sufrimiento
Esta es la escena completa en forma resumida: Dios creó el universo de la nada; y de la manera en que lo hizo era bueno en gran manera; no tenía fallas, ni sufrimiento, ni muerte, ni maldad; entonces Adán y Eva hicieron algo dentro de sus corazones que fue horriblemente malvado, indescriptiblemente perverso, prefiriendo el fruto de un árbol a la comunión con Dios, tanto que Dios no solamente los sentenció a muerte (Génesis 2:17), sino que sujetó a toda la creación a lo que Pablo llama “vanidad” y “esclavitud de la corrupción” (Romanos 8:21-22)
En otras palabras, mientras que antes no había sufrimiento, ni dolor, ni muerte, ahora, todos los humanos mueren, todos los humanos sufren, los animales sufren, los ríos inundan sus riberas súbitamente y barren con los poblados, las avalanchas sepultan a los esquiadores, los volcanes destruyen ciudades enteras, un tsunami mata 250.000 personas en una noche, tormentas hunden un ferry en las Filipinas con 800 personas a bordo, el SIDA, la malaria, el cáncer y las enfermedades del corazón matan a millones de jóvenes y viejos, un tornado monstruoso se lleva todo un pueblo del medio oeste, la sequía y la hambruna llevan a millones de personas al borde, o más allá del borde de la inanición. Suceden accidentes insólitos y el hijo de un amigo cae dentro de un elevador de grano y muere. Otro pierde un ojo. Y nace un niño sin rostro. Si en un momento dado podríamos ver una diezmilésima parte del sufrimiento del mundo, nos desplomaríamos bajo el horror de todo aquello. Solamente Dios puede soportar verlo y seguir adelante.
El Horror del Pecado Retratado en la Vanidad de la Creación
¿Por qué Dios sometió el orden natural a tal vanidad por el pecado de los seres humanos? El orden natural no pecó. Pecaron los humanos. Pero Pablo dice: “La creación fue sometida a vanidad” “La creación fue puesta en esclavitud de la corrupción” ¿Por qué? Dios dijo: “Maldita será la tierra por tu causa” (Génesis 3:17) Pero, ¿por qué? ¿Por qué hay desastres naturales en la creación en respuesta a los fracasos morales del hombre? ¿Por qué no simplemente la muerte para los culpables de la descendencia de Adán? ¿Por qué esta sangrienta variedad de horrible sufrimiento siglo tras siglo? ¿Por qué tantos niños con discapacidades atroces que encogen el corazón?
Mi respuesta es que Dios puso al mundo natural bajo una maldición, de tal manera que los horrores físicos que vemos a nuestro alrededor en enfermedades y calamidades, se conviertan en cuadros vivientes de cuán horrible es el pecado. En otras palabras, el mal en la naturaleza es un indicador apuntando a un indescriptible horror de maldad moral.
Dios desordenó el mundo natural a causa del desorden del mundo espiritual y moral –eso es, a causa del pecado. En nuestra actual condición caída, con nuestros corazones cegados por el exceso de perversidad del pecado, no podemos ver o sentir cuán repugnante es el pecado. Difícilmente hay alguien en el mundo que sienta la aborrecible maldad de nuestro pecado. Casi nadie está indignado o asqueado de la forma que se denigra la gloria de Dios. Pero deja que sus cuerpos sean tocados por el dolor, y Dios es llamado a rendir cuentas de sí mismo. No estamos disgustados por la manera en que lastimamos su gloria, pero deja que alguien se lastime su dedo meñique y toda nuestra indignación moral se enciende. Lo cual nos muestra cuanto nos gusta exaltarnos a nosotros mismos y destronar a Dios.
El Toque de Trompeta del Dolor Físico
El dolor físico es el toque de trompeta de Dios que nos dice que algo está terriblemente mal moral y espiritualmente. Las enfermedades y las deformidades son el orgullo de Satanás. Pero en la providencia divina que gobierna sobre eso, son el retrato de lo que es el pecado en el mundo espiritual. Esto es verdad aunque mucha de la gente más piadosa cargue con esas deformidades. Las calamidades son un anticipo divino de lo que el pecado merece y de que algún día recibirá una sentencia mil veces peor. Son advertencias.
O que podamos todos nosotros ver y sentir cuán repugnante, cuán ofensivo y cuán abominable es preferir cualquier cosa antes que a nuestro Hacedor; ignorarlo, desconfiar de Él y menospreciarlo, dándole menos atención en nuestros corazones de la que le damos a la alfombra en el piso de nuestra sala. Debemos ver esto, o no podremos volvernos a Cristo para salvación del pecado, y no desearemos el cielo por otra razón que el alivio. Y desear el cielo por alivio, es estar excluidos.
¡Despierta! ¡El Pecado Es Como Esto!
Por lo tanto, Dios misericordiosamente, en nuestra enfermedad, dolor y calamidades, nos grita: ¡Despierta, el pecado es como esto! El pecado nos lleva a cosas como estas: (Ver Apocalipsis 9:20; 16:9 y 11) Así es cuando preferimos la televisión antes que la amistad con Dios. Así es cuando deseamos redención en el cielo, pero no queremos al Redentor. El mundo natural es acribillado con horrores destinados a despertarnos del sueño de pensar que despreciar a Dios no es un gran problema. Es un horrible gran problema.
Prediqué esta verdad en Bethlehem, en el cuarto aniversario del once de septiembre, sabiendo que había gente en nuestra iglesia sufriendo terriblemente. Dos o tres semanas después, estaba en una reunión de oración con nuestros hermanos, y la joven madre de un niño severamente discapacitado oró así: “Amado Dios, ayúdame a sentir el horror del pecado de la misma manera que siento el horror de la discapacidad de mi hijo” Hermanos, amo el ser un pastor –un emisario que tiembla con la Palabra de Dios.
Ahora volvamos a la descripción de la gran escena: Dios creó el universo de la nada. Y de la manera en que lo hizo era bueno en gran manera. No tenía fallas, no tenía sufrimiento, no tenía dolor, no tenía muerte, no tenía maldad. Entonces Adán y Eva hicieron algo dentro de sus corazones que fue horriblemente malvado, tanto que Dios no solamente los sentenció a muerte (Génesis 2:17), sino que sujetó a toda la creación a “vanidad” y a “esclavitud de la corrupción” (Romanos 8:21-22)
Entonces, ¿Qué es lo que nos va a pasar con nosotros, y a la creación que Dios ha sujetado a vanidad? ¿Qué le dices a los padres cuyo hijo nunca en esta vida tendrá una capacidad mental más grande que la de un niño de seis meses? Les lees con lágrimas y con el gozo de la esperanza ("afligidos pero siempre gozosos") el resto de este pasaje de Romanos 8:18-25
Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora. Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos
Para los pastores jóvenes, hay muy pocos textos más importantes para obtener claridad, que éste. Uno de los primeros sermones que prediqué hace veinte y siete años, después que llegué a Belén se llamó “Cristo y el Cáncer.” Quería que mi gente supiera mi teología acerca de la enfermedad y el sufrimiento. Quería que supieran que cuando voy a visitarlos en el hospital no estaré asumiendo que si tienen suficiente fe Dios los sanará. Quiero que vean especialmente el versículo 23, "Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo." Todo este pasaje es uno de los más significativos y pastoralmente uno de los más preciosos pasajes de la Biblia. Nos lleva a los nuevos cielos y a la nueva tierra con nuestros cuerpos, y nos da una visión completa y real de nuestro gemir en este tiempo, y nos sustenta con la esperanza en que fuimos salvados.
Ahora déjame tratar de abrirlo con cuatro observaciones:
1.- Dios promete que para la creación habrá una liberación de la vanidad y de la esclavitud de la corrupción.
Versículo 21a: "La creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción." El mundo natural –el mundo material, físico-- será libre de la maldición, la sujeción a la vanidad y la corrupción. Esta es la forma en que Pablo habla de los cielos nuevos y de la nueva tierra. Esta tierra, este cielo, serán libres. Esta tierra será una nueva tierra.
Isaías 65:17 (LBLA): Pues he aquí, yo creo cielos nuevos y una tierra nueva, y no serán recordadas las cosas primeras ni vendrán a la memoria.
Isaías 66:22: "Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecerán delante de mi, declara el Señor, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.
2 Pedro 3:13: Pero, según su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra en los cuales mora la justicia.
Apocalipsis 21:1 y 4: Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe. . . . El enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado
Hechos 3:19-21: Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor, y El envíe a Jesús, el Cristo designado de antemano para vosotros, a quien el cielo debe recibir hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos.
Las palabras de Pablo en Romanos 8:21 son un claro testimonio de la continuidad entre la vieja tierra y la nueva tierra: La creación misma será liberada de la esclavitud de la corrupción." Por tanto, él entiende que “nuevo” significa “renovado” y no remplazado. No es como decir: “Tengo un carro nuevo” Cuando algo es hecho libre, no desaparece de la existencia o es abandonado. Puede cambiar, pero permanece allí, y es libre.
Por tanto, esta es una de las cosas que le dices a la madre del niño discapacitado: Tú sabes que la Biblia enseña que aun cuando a tu hijo se le ha negado una vida de brincar y correr en esta tierra, para la gloria de Dios habrá una nueva tierra libre de toda enfermedad y discapacidad, y él tendrá no solo una vida, sino una eternidad para correr y brincar para la gloria de Dios.
2.- Esta liberación del orden natural de su esclavitud de la corrupción, será una participación en la libertad de la gloria de los hijos de Dios.
Versículo 21: "La creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios." Aquí, el orden es significativo. Justamente como la creación siguió al hombre caído a la corrupción, así mismo la creación sigue al hombre redimido a la gloria.
Uno puede ser tentado a decirle a un santo que sufre (madre de un niño que sufre): “Mira lo que dice la Biblia: El orden natural, la creación, será liberada de su esclavitud de la corrupción. Bueno, tu cuerpo, o el cuerpo de tu hijo, es parte de ese orden, ¿verdad? Por lo tanto tú como tu hijo también experimentarán esta gloriosa liberación de la corrupción, y tendrán un nuevo cuerpo resucitado, por cuanto son parte de lo que está siendo liberado”.
Pero esta no es enfáticamente la manera como Pablo mira las cosas. Es verdad que nuestros cuerpos serán redimidos en el nuevo orden. Versículo 23b: "aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo." Pero nuestros cuerpos no son llevados a esta nueva condición por ser parte de la creación. Es todo lo contrario. La creación es llevada a "la libertad de la gloria de los hijos de Dios." Versículo 21: "La creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios."
La libertad de la gloria de los hijos de Dios viene primero. Luego, habiendo glorificado a sus hijos con sus nuevos y gloriosos cuerpos, los cuales dijo Jesús que brillarían como el sol en el reino de nuestro Padre (Mateo 13:43), entonces, Dios acondicionará a toda la nueva creación como la morada apropiada para la familia glorificada.
Por lo tanto, le dices a los padres del niño discapacitado: "Su hijo no será cambiado para acomodarse al nuevo y glorificado universo; el nuevo universo será cambiado para acomodarse a su hijo glorificado, y también a ustedes." El punto en el versículo 21 es que Dios ama a sus hijos y les provee lo que es mejor para ellos. Note la frase: “la libertad de la gloria de los hijos de Dios.” No la libertad de la gloria de los santos, no la libertad de la gloria de los cristianos, no la libertad de la gloria de los redimidos. Eso sería verdad. Pero no es la forma como Pablo está pensando.
Lo que está en la mente de Pablo, es algo que se encuentra cinco versículos antes; Romanos 8.16-17: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos, también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo, si en verdad padecemos con El a fin de que también seamos glorificados con El." El punto en el Vs. 21 es que los cielos nuevos y la tierra nueva son la herencia de los hijos. El universo no es importante en sí mismo. Es importante como campo de juego de los hijos de Dios, y como el templo y como la granja y como el taller. Dios no diseñó a sus hijos para el universo. El diseñó el universo para sus hijos. Esto fue verdad desde el principio y es verdad hasta el final, y es especialmente verdadero para su Hijo encarnado, el Dios-hombre Jesucristo. Todas las cosas fueron hechas para El. Tu hijo discapacitado no tendrá que adaptarse nunca más. Su cuerpo será totalmente redimido y nuevo. Y todo en la creación se adaptará a él.
3.- El arribo de la nueva y liberada creación es comparada a un nacimiento, por tanto, no es solamente continuidad con este mundo, sino también discontinuidad
Versículo 22: "Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto (sunōdivei) hasta ahora" Cuando nace un niño, ese niño es humano, no un caballo. Hay continuidad. Pero el niño no es exactamente el mismo ser humano que su madre. Ahora, no pienso que podemos forzar una metáfora como ésta: el arribo de la nueva tierra es igual que el nacimiento de un niño, en el sentido de que la nueva tierra tiene exactamente la misma relación con la vieja tierra, que la que tiene un niño con su madre. Eso forzaría a las palabras a decir demasiado. Pero plantea la pregunta de una posible discontinuidad y nos envía a mirar otros pasajes para ver qué clase de discontinuidad puede haber. Naturalmente, el presente contexto dice: Este cuerpo va ha ser liberado de la vanidad y de la corrupción. Pero hay algo más:
De hecho, encontramos indicadores muy claros, tanto para la continuidad, como para la discontinuidad. En Pablo, los indicadores más claros están en 1 Corintios 15. El plantea la pregunta en el versículo 35: "Pero alguno dirá: '¿Cómo resucitan los muertos? ¿Y con qué clase de cuerpo vienen?'" Luego él contesta con palabras como estas. Versículos 37-51:
No siembras el cuerpo que nacerá, (esto es discontinuidad) sino grano desnudo, quizás de trigo o de alguna otra especie. Pero Dios le da un cuerpo como El quiso, y a cada semilla su propio cuerpo [esto suena como muy creador, no simplemente redentor, lo cual es reconfortante cuando piensas que los cuerpos de tus ancestros ahora están descompuestos, y los átomos que formaban su cuerpo ahora están en miles de otras personas y pantas y animales]. . . . Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo incorruptible. Se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita en poder. Se siembra un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual. [Una y otra vez dice dice que fue sembrado e igualmente es resucitado. Eso es continuidad.] Si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual [La palabra cuerpo implica continuidad y las palabras natural y espiritual implican discontinuidad]. . . . Y tal como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. [Las imágenes no son idénticas; hay continuidad y discontinuidad.] Y esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni lo que se corrompe hereda lo incorruptible. He aquí, os digo un misterio::
En verdad, un misterio. Todos seremos cambiados. Pero, como Juan dice: "Amados, ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que habremos de ser" (1 Juan 3:2, LBLA). Jesús dijo: "en la resurrección, ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo" (Mateo 22:30, LBLA). Las cosas serán diferentes. Por ejemplo, Pedro en su segunda carta, no ve una simple restauración o mejora del mundo presente. Dice en 2 Pedro 3:7: "Pero los cielos y la tierra actuales están reservados por su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos." El apóstol Juan dice, "porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe" (Apocalipsis 21:1) "Y la ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que le iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera" (Apocalipsis 21:23) "Y ya no habrá más noche" (Apocalipsis 22:5)
No habrá noche, ni sol, ni luna, ni mar, ni casamientos; cuerpos espirituales en un mundo modificado por el fuego. Y a pesar de eso, continuidad real. Filipenses 3:21 (LBLA): "el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a sí mismo" ¿Y de qué clase fue el cuerpo resucitado de Jesús al que el nuestro será igual? Fue reconocible. Fue espacialmente inexplicable, llegando y desapareciendo de manera extraordinaria. Y sin embargo, mire estas sorprendentes e importantes palabras de Lucas 24:39-43 (LBLA):
"Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo." Y cuando El dijo esto, les enseñó las manos y los pies. Como ellos todavía no lo creían a causa de la alegría y que estaban asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces ellos le presentaron parte de un pescado asado. Y El lo tomó y comió delante de ellos.
El comió pescado. De manera que el tercer punto es: En los nuevos cielos y en la nueva tierra habrá continuidad con este mundo y discontinuidad en una forma que para nosotros sigue siendo un “misterio.” Todavía no aparece lo que seremos. Si sabemos que seremos iguales a El. De manera que cuando los padres del niño discapacitado pregunten: "¿Crecerá nuestro hijo? ¿Podrá comer él solo? ¿Será capaz de hacer algo con la creación?" Nosotros diremos: Dios no hizo el mundo, ni lo conserva para ser desperdiciado. Tu hijo comerá con Jesús. Dios le dará un nivel de desarrollo que será para su mayor gozo y para la mayor gloria de Dios. Pero hay mucho misterio. Vemos a través de un cristal difuminado.
Entonces, ¿Cuál es su seguridad más profunda, a la luz de tanto misterio? ¿Y cuál es la mayor esperanza para su hijo, y para ellos? Eso nos lleva finalmente a la cuarta observación y al evangelio de Jesucristo.
4.- La esperanza de tener cuerpos redimidos en la nueva creación está asegurada por nuestra salvación, la cual recibimos a través de la fe en el evangelio, pero ésta no es nuestra mejor esperanza.
Note especialmente Romanos 8:23b-24: "aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza hemos sido salvos." ¿Qué significa: “en ésta esperanza fuimos salvos?” Es un dativo (tē gar elpidi esōthēmen). Tal vez es un dativo de referencia: Con referencia a esta esperanza, fuimos salvos. Seguramente esto incluiría el significado de que, cuando fuimos salvados, esta esperanza fue asegurada para nosotros. Y puesto que somos salvos confiando en el evangelio que dice que Cristo murió por nuestros pecados y resucitó (1 Corintios 15:1-3), esta esperanza está asegurada por el evangelio. El evangelio triunfa al llevarnos a esta esperanza (Romanos 6:5; 8:11)
Pero no lo debemos dejar aquí. El evangelio es la seguridad sólida como una roca de que habrá nuevos cielos y nueva tierra y que seremos resucitados con cuerpos redimidos para vivir allí para siempre. El evangelio de Cristo crucificado en nuestro lugar, que provee nuestro perdón y nuestra justicia y vindica esta obra levantándonos de la muerte con poder sobre todas las cosas –esto es lo les diremos a esos padres cuando ellos buscan un lugar firme donde resistir al miedo y a la culpa.
El Máximo Regalo del Evangelio: Dios Reflejado en Cristo Crucificado
El máximo regalo del evangelio no son los nuevos cielos ni la tierra nueva. El máximo bien del evangelio no es un cuerpo redimido. El máximo bien del evangelio no es el perdón, o la redención, o la propiciación, o la justificación. Todo esto son los medios para un fin. El máximo bien del evangelio que hace que el evangelio sean buenas nuevas sin las cuales ninguno de esos otros regalos serían buenas nuevas, es Dios mismo –contemplado en la gloria de su Hijo crucificado y resucitado, y el cual se disfruta a causa de su infinita belleza y se atesora a causa de su infinito valor y reflejado porque hemos sido conformados a la imagen de su Hijo.
El Evangelio: La Más Completa Manifestación de la Gloria de Dios
Y la máxima razón de que haya cielos nuevos y tierra nueva es porque el Cristo resucitado nunca dejará su cuerpo humano, sino que lo conservará como un emblema eterno del Calvario, donde la gloria de la gracia de Dios fue completamente manifestada. Todo el universo material fue creado en primer lugar, y luego le fue dada su nueva forma, de manera que el Hijo de Dios pudiese ser encarnado como hombre, sufrir en la carne, ser crucificado, resucitar de los muertos, y reinar como el Dios-hombre y estar rodeado de una innumerable multitud de gente redimida, quienes en nuestro cuerpo espiritual cantan y hablan y trabajan y juegan y aman de maneras que reflejan visiblemente su gloria, y más completa y precisamente porque tenemos cuerpos en un mundo espiritual y físicamente radiante con la gloria de Dios.
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