El amor advierte, el amor reprende

De Libros y Sermones Bíblicos

Realmente no estaba muy agradecido, y debería haber sido. Mi mamá fue muy consistente y persistente en hacer dos cosas conmigo una y otra vez: advertencia y reprimenda. Una y otra vez, mientras me preparaba para salir de la casa cuando era adolescente, mamá me advirtió sobre los peligros y tentaciones de la vida en un mundo caído. Realmente no apliqué sus mini-lecturas morales. Me quedaría allí con impaciencia o le recordaría que me había dicho lo mismo muchas veces. Vi estos tiempos como una imposición, una molestia que se interpuso entre mí y la actividad planeada de la noche.

También estaba muy comprometida con la reprimenda. La palabra en sí no suena muy amable. Pero lo es. La reprimenda está destinado a ayudarle a verse a sí mismo con precisión. Cuando había fracasado o había sido desobediente, mamá fue muy fiel al hacerme considerar por qué había hecho lo que había hecho y lo que podría haber hecho en su lugar. En esos momentos a menudo la veía como exigente y juiciosa. Yo discutiría con ella; activando a mi abogado interno y ascendiendo a mi defensa. A menudo me negaba a mirarme a mí mismo con ojos precisos.

Ahora miro hacia atrás en esos momentos y entiendo lo que mamá estaba haciendo. Ella me amaba. Fue el amor el motivado esas muchas advertencias y amor que la impulsó a querer que aprendiera de mis errores. Si se hubiera quedado delante antes y después y hubiera estado en silencio, habría sido una prueba segura de que no tenía un corazón de afecto por mí. Hay muchos casos de advertencia divina en la Biblia y tantos casos de la reprimenda divina, todos motivados por un afecto fiel, amable y redentor. Quiero ver a uno de los más sorprendentes por el momento.

Marcos 9:14-29 se refiere a Jesús que desciende de la montaña de su transfiguración. Allí Pedro, Santiago y Juan veian su humanidad que sea pelada y su divinidad se revela en una gloria impresionante. Su papel en el plan de redención de Dios también se revela al estar con Moisés y Elías como el cumplimiento final de todas las visiones de los profetas y de todos los requisitos de la ley. Inmediatamente cuando Jesús baja de este momento de alta santidad, es recibido con un mal impactante, distorsionador y destructivo. Un padre ha buscado la ayuda de Jesús para su hijo que está bajo el control de un espíritu inmundo que está haciendo todo lo posible para destruir al niño.

Estoy profundamente convencido de que estas descripciones gráficas de alguien que está bajo el control del mal están destinadas a sentarse en la Biblia como advertencias concretas y específicas para nosotros del mal destructivo y distorsionante de la vida. Ves, aquí está nuestro problema; no siempre vemos el mal como el mal. Hay momentos en que el mal se ve francamente atractivo y hermoso para nosotros. Un hombre que está en lujuria en el centro comercial no ve un mal peligroso y destructivo. No, ve belleza. Alguien que cotillea por teléfono no experimenta el peligro del mal, sino más bien la emoción de estar en posesión de conocimiento secreto. El niño que ha tomado la galleta que se le instruyó no comer no siente el peligro, pero es tomado con el sabor de su robada delicia.

Por lo tanto, necesitamos ver el mal destructivo una y otra vez. Necesitamos entender que el mal nunca es bueno. Nunca produce vida. Nunca te lleva hacia lo que es bueno, correcto y verdadero. Siempre es peligroso. Siempre es destructivo. Siempre lleva a la muerte. Debido a la capacidad de lo que es muy malo para presentarse como muy bueno, necesitamos ser advertidos una y otra vez.

En el fondo de la montaña Jesús entra en una discusión y cuando pregunta de qué se trata la discusión, el padre del niño con el espíritu inmundo dice: -Pedí a vuestros discípulos que echaran fuera este espíritu y no pudieron.- Más tarde en los versiculos Jesús nos dice por qué; los discípulos trataron de liberar a este pobre niño sin orar. Deja que se hunda. ¡No rezaron! ¡Lo leíste bien, no rezaron! Trataron de derrotar al mal poderosamente destructivo que se había apoderado de este chico en su propia fuerza. ¿Realmente pensaron que tenían ese tipo de poder independiente sobre el mal? ¡Es impactante!

La reprimenda de Jesús es breve, pero es una picadura. O sea, está diciendo: -¿Cuándo te darás cuenta de que no tienes ninguna habilidad independiente y autosuficiente para derrotar el mal por tu cuenta; ninguno en absoluto? Esta es exactamente la razón por la que necesitas la poderosa gracia y gloria que se reveló en la montaña hace unas horas.-

No esté impaciente para juzgar a los discípulos. Creo que hay un montón de cristianismo sin oración en la iglesia de Jesucristo. Creo que a menudo tratamos de derrotar, en nuestra propia fuerza, cosas que no tenemos capacidad alguna para derrotar. Intentamos hacer, en nuestro propio poder, cosas que no tenemos capacidad de hacer sin potenciar la gracia. Un esposo y una esposa intentarán una conversación difícil sin oración. Un padre intentará tener una charla constructiva con su hijo adolescente rebelde, pero nunca le llega que rece primero. Un estudiante intenta estudiar para obtener un diploma a través de una universidad secular sin oración. Cuando nos enfrentamos a la tentación, tratamos de reunir la fortaleza que necesitamos para no ceder, en lugar de correr en debilidad hacia nuestro Salvador bondadoso y poderoso.

Verás, si tuvieras la habilidad de derrotar al mal por tu cuenta, Jesús no habría tenido que venir a vivir y morir por tu bien. Así, la oración recuerda la lección de su venida y los llama a abandonar su confianza en ustedes y descansar en el poder de Aquel que invadió su debilidad con su gracia. Y es importante recordar que el mal que más a menudo te preocupa y te derrota no es el mal fuera de ti, sino el mal dentro de ti. Si el mal en el interior es su mayor problema, entonces usted necesita rezar para el rescate una y otra vez porque usted no tiene ninguna capacidad en absoluto para rescatar a símismo! La reprimenda por la autosuficiencia sin oración es que cada uno de nosotros necesita una y otra vez.

Así que, debido a que no siempre vemos el mal como un mal y porque tratamos de derrotarlo una y otra vez con nuestra propia fuerza, tu Señor vendrá a ti una y otra vez con advertencia y reprimenda. Su gentil advertencia y reprimenda son para su protección y su rescate. Cada vez que tu Señor abre tus ojos para ver el mal por lo que es y cada vez que se expone suficiencia por lo que es, está envolviendo los brazos de amor redentor fiel a tu alrededor. El amor advierte, el amor reprende. Cada uno expresa la gracia paternidad de su Salvador fiel y persistente.