El dominio de lavar pies

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English: The Dominion of Foot-Washing

© The Gospel Coalition

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Por David Mathis sobre Jesucristo

Traducción por The Gospel Coalition


Qué es lo que hace Jesús en Juan 13 sabiendo que "el Padre había puesto todas las cosas en sus manos" y que "de Dios había salido y a Dios volvía" (Juan 13:3)? ¿Reclama el trono? ¿Utiliza su autoridad en contra de sus detractores? ¿Llama a diez mil ángeles? ¿Usa la coerción para que sus discípulos sigan sus ordenes?

"Se levantó de la cena y se quitó el manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida (Juan 13:4-5, NBLH)".

Lavar los pies. El dominio de Jesús sobre todas las cosas no es un dominio de mano dura y manipulación, sino un señorío de servicio y deferencia y humildad. Jesús, teniendo ya todas las cosas en sus manos, no se desvió de atender las necesidades de otros, sino precisamente fue en busca de atender esas necesidades al lavar los pies de sus discípulos y, más significativamente, al morir por ellos y por todos aquellos que con gozo aceptan ser servidos de tal forma. Es precisamente esta definición de la idea de "dominio" la que mueve a aquellos por quienes Él murió a hacer lo mismo.

"Ustedes Me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque Lo soy. Pues si Yo, el Señor y el Maestro, les lavé los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Porque les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan (Juan 13:13-15)".

El hecho de que Jesús ejerza su dominio universal a través del lavamiento de pies no es simplemente un mero ejemplo. Su sacrificio es nuestra salvación. Pero tampoco podemos considerar esto como algo menos que un ejemplo. Aquellos que han sido aceptados por Dios a través de su sacrificio aman replicar ese sacrificio único en el servicio hacia otros. Piensan en la fuerza en términos de servicio. Piensan en el privilegio en términos del sacrificio. Piensan en el poder en términos de darse a sí mismos. Que esta nueva definición de Jesús acerca del dominio en su singular sacrificio produzca en nosotros un sabor distinto de la fuerza, privilegio y poder en aquellos que nos hacemos llamar cristianos.


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