El peligro de la autodefensa

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English: The Danger of Self-Defense

© Desiring God

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Por Paul Tripp sobre Santificación y Crecimiento

Traducción por María Gigliola Montealegre-Chaves

¿Por qué es tan difícil de aceptar lo que dice Génesis 6:5? -- Paul Tripp

Un amigo te dice que quiere hablar contigo, y, cuando se reúnen, te das cuenta de que lo que en realidad quería era confrontarte. No te entusiasma el hecho de que te digan cosas malas sobre ti mismo, pero es tu amigo y estás dispuesto a escucharlo. Conforme él expone sus argumentos, te sientes lastimado. ¡No puedes creer lo que te está diciendo sobre ti!

El arte de la supervivencia

Te entregas en silencio, ensimismado y con rapidez a las bien desarrolladas tácticas de autodefensa, presentándote pruebas de que eres una persona mejor de la que se está describiendo. Quieres creer que lo que estás escuchando es una tergiversación, carente de exactitud y amor, pero sabes que no puedes. Estás destrozado porque, en el fondo, sabes que es cierto. Sabes que Dios colocó a esta persona en tu camino. Sabes que lo que te están obligando a ver, es una descripción exacta de ti mismo. Esta descripción la encontramos en Génesis 6:5 (LBLA), “Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal”. ¡Qué descripción tan devastadora! Difícil de digerir, ¿verdad? Quieres pensar que esta descripción bíblica es de las personas que son más pecadoras que tú y yo.

El espejo no engaña

Pero este verso no está describiendo a una clase súper pecadora. No, es un espejo en el que todo ser humano tiene que mirarse y verse a sí mismo. Está contenido en unas pocas, pero poderosas palabras, lo que los teólogos llaman "depravación total". Ahora bien, la depravación total no significa que como pecadores, somos tan malos como nos es posible. No, lo que en realidad significa es que el pecado llega hasta cada uno de los aspectos de nuestra personalidad. El daño que nos provoca es absoluto. Hemos sido dañados por el pecado a nivel físico, emocional, intelectual, espiritual, social y de motivación. Sus estragos son amplios e inevitables. Nadie ha esquivado su flagelo y ninguno se ha visto afectado sólo parcialmente. Todos somos pecadores. El pecado llega a todos los aspectos que nos hacen ser lo que somos. Lamentablemente, cuando cada uno de nosotros se ve en el espejo de Génesis 6:5, vemos una descripción exacta de nosotros mismos.

¡No puedes soportar la verdad!

Ahora, pregúntate: ¿por qué es tan difícil aceptar lo que dice Génesis 6:5? ¿Por qué salimos automáticamente en defensa propia? ¿Por qué, tú y yo, nos sentimos destrozados cuando nos señalan nuestra debilidad, nuestro pecado y nuestras faltas? ¿Por qué consideramos que la confrontación y la crítica son dolorosas incluso cuando se hacen con amor? ¿Por qué deseamos creer que nos encontramos en la categoría buena de los pecadores? ¿Por qué queremos creer que somos personas necesitadas pero no depravadas? O, ¿que somos gente depravada pero no completamente? ¿Por qué nos sentimos cómodos señalando a las personas que parecen ser más pecadoras que nosotros? ¿Por qué hacemos reediciones auto-expiatorias de nuestra propia historia? ¿Por qué construimos explicaciones para autojustificarnos de lo que hemos dicho o hecho? ¿Por qué invertimos la situación cuando alguien nos señala un error, asegurándonos de que ellos sepan que nosotros sabemos que no somos los únicos pecadores en la habitación? ¿Por qué enlistamos todas las buenas obras que hemos realizado como contrapeso al error que se está recalcando? Y, ¿por qué hacemos una y otra vez todo esto?

Analizaremos las respuestas a estas preguntas en la próxima publicación.


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