El tipo de regalos que siguen dando
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Marshall Segal sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Mariana Ramirez
Puede que en las próximas horas tengas más cosas que las que tuviste el resto del año - algunas fueron esperadas, otras sorpresivas; algunas prácticas, otras sentimentales; algunas útiles, y otras no tanto.
Puede que sea la televisión más novedosa, un teléfono, una consola de video juegos, un aparato de cocina, tarjetas de regalo para tu restaurante favorito, cafetería o tienda departamental. Puede que desenvuelvas una hermosa pieza de joyería, boletos para un evento deportivo o una noche fuera sin los niños.
Todo esto es genial por un tiempo y debe ser disfrutado lo más plenamente posible para la gloria de Dios, de quien viene toda buena dádiva y todo don perfecto (Santiago 1:17 LBLA). Pero tu alegría no tiene porque acabar contigo esta Navidad. Los regalos que damos y recibimos son oportunidades para desbordar de amor en las vidas y necesidades de quienes nos rodean.
¿Una recompensa en re-regalar?
Con todo lo que recibiremos durante los próximos días, podemos imaginar un poco cómo podríamos usar algunos de esos regalos para servir a otros. No debemos ser tímidos o avergonzarnos por disfrutar los regalos, pero tal vez hay un gozo más grande para quienes hacen a otros felices compartiendo.
Tal vez en lugar de comernos cada dólar de la tarjeta de regalo de Chipotle, podríamos multiplicar esa bendición y comprarle comida a alguien más. Cuando abrimos una Magic Bullet nueva, podríamos planear hacer una comida para los vecinos o hornear algo para los compañeros de trabajo. Si añadimos ropa a nuestro closet o cambiamos nuestros aparatos electrónicos por unos mejores, podríamos donar los anteriores a familias que los necesiten.
Pablo animaba a los efesios a trabajar duro, no solo para proveer para ellos mismo, sino también para que pudieran compartir con quien lo necesitara (Efesios 4:28). Dios nos da riquezas - dinero, tarjetas de regalo, libros, juguetes - con el propósito de que seamos generosos (1 Timoteo 6:18), porque la riqueza que fluye libremente hacia la pobreza (de cualquier tipo) revela su gran amor por nosotros a través de Jesús (2 Corintios 8:9).
La alegría compartida es alegría al triple
Cuando compartimos, otros pueden disfrutar de lo que Dios nos ha dado. Se satisfacen sus necesidades. Pueden tener lo que probablemente no hubieran podido tener de otra forma. Se les presenta la generosidad amorosa del verdadero y único Dios viviente a través del sacrificio de compartir de su gente.
Ellos se benefician, pero también nosotros sentimos gozo. Puede que parezca dulce el recibir, recibir, y recibir cosas para Navidad, pero la Biblia promete que es más bendecido - más dulce - dar que recibir (Hechos 20:34-35). Así es como funciona el mundo de Dios. A medida que damos lo que es nuestro para servir a otros, sabemos y sentimos más de lo que Cristo nos ha dado en su totalidad para siempre al servirnos en la cruz. Jesús “no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos “ (Marcos 10:45). El modelo a seguir para nuestras celebraciones navideñas se convirtió en un rescate para nosotros, y disfrutamos más de él cuando damos así como el da.
Lo más dulce de todo, el Dios de gloria tendrá gozo por nuestra generosidad. El autor de Hebreos escribe, “Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios” (Hebreos 13:16). Agradable a Dios. Cuando nuestras cosas y nuestra esperanza fluyen libremente a las vidas de otros, Dios se regocija. Le agrada cuando proveemos a otros. Ama dar con generosidad a sus hijos cosas que les van a permitir amar a los demás.
Entonces, multiplica tu alegría compartiendo esta Navidad. Permite que todo lo que has recibido en Cristo - perdón, vida eterna y toda cosa buena que tengas - sea una excusa para pasar el placer a otro, incrementando tu gozo y agradando al Dador.
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