Endereza Tu Corazón
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Jon Bloom sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Javier Matus
“Sigue a tu corazón” es una frase familiar —esencialmente un credo de la cultura pop— que representa una creencia de que nuestro corazón es una especie de brújula que nos llevará a la verdadera felicidad si solo tenemos el valor de escucharlo. Como expliqué anteriormente, creo que esta creencia es ambas engañosa y peligrosa.
Es engañosa porque “sigue tu corazón” puede sonar como una búsqueda sagrada —como si no seguir tu corazón violara tu yo más verdadero— cuando lo que realmente significa es “persigue lo que deseas”. Y dicho de esa manera, todos podemos ver más claramente lo que hace peligrosa la frase, ya que los deseos que surgen de los aspectos restantes de nuestra naturaleza caída son “engañoso[s]… más que todas las cosas, y perverso[s]” (Jeremías 17:9) y pueden llevarnos a muchos problemas.
Creo que una frase mucho más útil para los cristianos es “endereza tu corazón”, que se nos da en Proverbios 23:19:
Oye, hijo mío, y sé sabio, Y endereza tu corazón al camino.
Endereza tu corazón. Esto captura con mayor precisión la forma en que las Escrituras en su conjunto nos instruye a relacionarnos con nuestro corazón, la parte de nuestro ser interior que ama u odia, que atesora a las personas o las cosas o las desprecia. Según la Biblia, nuestros corazones, cuando no se controlan, siguen ese amor u odio en todo tipo de direcciones (Mateo 6:21, 24). Por lo tanto, nuestro corazón debe ser enderezado lejos de amores y tesoros engañosos y hacia lo que es verdaderamente hermoso y valioso.
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Corazón nuevo con problemas viejos
Lo que puede hacer que enderezar nuestros corazones sea confuso es que, en la era actual, los cristianos viven con lo que la Biblia llama dos “hombres”. Hemos regenerado nuestro “nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”, y “en cuanto a [nuestra] pasada manera de vivir” tenemos “nuestro “viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos” (Efesios 4:22-24).
Todos sabemos por experiencia que nuestros afectos “combaten en [nuestros] miembros” (Santiago 4:1). El nuevo hombre “[se deleita] en la ley de Dios”, mientras que el antiguo hombre “se rebela contra la ley [de Dios]” (Romanos 7:22-23). Entonces, como experimentamos estos dos hombres por ahora, la Biblia generalmente nos anima a enderezar nuestros corazones en vez de seguirlos. Enderezamos nuestros corazones lejos de las cosas corruptas y destructivas que deleitan nuestro antiguo hombre, y hacia las realidades puras y profundamente maravillosas que Dios ha diseñado para deleitar nuestro nuevo hombre.
Entonces, si Dios quiere que enderecemos nuestros corazones, ¿cómo lo hacemos? ¿Y hacia dónde los enderezamos?
Consejo para enderezar corazones
Proverbios 23, que nos da la frase “endereza tu corazón” (Proverbios 23:19), actualmente proporciona ejemplos buenos (y prácticos). El capítulo está repleto de consejos sabios que enderezan corazones de un padre para su hijo. Permíteme atraerte con algunas declaraciones resumidas de la sabiduría que él alienta.
1. Endereza tu corazón para adquirir la sabiduría de Dios.
El escritor sabe que “el camino del necio es derecho en su opinión; mas el que obedece al consejo es sabio” (Proverbios 12:15). Y Dios nos provee relaciones cruciales a través de las cuales recibimos tal instrucción. Así que, nos exhorta, a nosotros sus lectores, a escuchar atentamente a nuestros padres (o figuras parentales, Proverbios 23:22-25), a buscar diligentemente la instrucción de personas conocedoras (Proverbios 23:12) e impartir conocimiento con amor a nuestros hijos (cuando sea necesario, mediante la disciplina necesaria, Proverbios 23:13-14). Debemos enderezar nuestro corazón hacia la sabiduría de recibir humildemente la instrucción de Dios y de otros (Proverbios 1:7).
2. Endereza tu corazón para discernir a las personas peligrosas.
El mundo está lleno de personas cuyos corazones quieren cosas que nos dañarán si no tenemos cuidado. Las personas poderosas pueden usar su estatus, influencia y riqueza para menoscabarnos si no mantenemos la mente clara y ejercemos el autocontrol (Proverbios 23:1-3). La gente calculadora puede engañarnos al parecer bondadosos inicialmente, solo para luego revelarse como tramposos (Proverbios 23:6-8). Y la gente abiertamente pecadora parece prosperar tanto que nos sentimos tentados a envidiarla (Proverbios 23:17-18), pero su fin es la destrucción (ver Salmo 73). Debemos enderezar nuestro corazón (a menudo buscando buenos consejos) para discernir cómo el poder, la manipulación y las ganancias pecaminosas pueden llevarnos al peligro.
3. Endereza tu corazón para evitar y escapar de las trampas pecaminosas.
Cuidado con enamorarte del dinero. No lo sirvas (Lucas 16:13), porque es un tesoro efímero e insatisfactorio, y traicionará tu devoción (Proverbios 23:4-5). Ten cuidado de no usar tu poder para aprovecharte de las personas vulnerables, porque Dios te pedirá cuentas si lo haces (Proverbios 23:10-11). Ten cuidado con la tentación sexual y no subestimes su poder para tentarte a perseguir locamente lo que devastará tu vida y la de quienes te rodean (Proverbios 23:26-28). Y ten cuidado de no entregarte a la autocomplacencia que controla la vida (Proverbios 23:19-21) y a la esclavitud de la adicción a las sustancias químicas (Proverbios 23:29-35). Debemos enderezar nuestro corazón para reconocer el fuerte y seductor poder que ejercen estas trampas, y hacer lo que sea necesario para escapar de ellas.
Si bien la sabiduría de este consejo probablemente es obvia para la mayoría de nosotros (a menudo a través de una experiencia dolorosa), Dios nos da un consejo aún mejor, un consejo que aclara el de este padre a su hijo —y, de hecho, lo hace posible.
Sigue el buen tesoro
El mejor consejo se captura en el Salmo 37:4:
Deléitate asimismo en Jehová,
Y Él te concederá las peticiones de tu corazón.
Ésta es tanto la promesa como la experiencia creciente del nuevo hombre, el cristiano regenerado. Cuanto más nos deleitemos en el Señor como nuestro gran Tesoro —cuanto más veamos y saboreamos todo lo que Dios es y promete ser para nosotros en Jesús— más llegaremos a amar “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre” y con virtud alguna y digno de alabanza (Filipenses 4:8). Amarlo endereza y purifica todos nuestros otros amores.
Jesús nos da una imagen de esta transformación en Mateo 13:44:
El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.
Cuando nacemos de nuevo, vislumbramos y deseamos el Tesoro: Dios Mismo. Y cuanto más Lo veamos, más Lo deseamos y todo lo que Él desea para nosotros. Y más llegamos a odiar todo lo que pueda robarnos ese Tesoro.
Entonces, endereza tu corazón. Más importante, endereza tu corazón hacia deleitarse en el Señor. Porque si lo haces, Dios mismo te concederá los deseos de tu corazón.
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