Enséñales qué es el matrimonio antes de que el mundo lo haga
De Libros y Sermones BÃblicos
Por Jani Ortlund sobre Crianza de los Hijos
Traducción por Romina Mendoza
Las cosas más importantes y valiosas del mundo no siempre son obvias para nosotros. Por ejemplo, tanto nosotros como nuestros hijos necesitamos aprender de la Biblia lo increíble que es el matrimonio. La mayoría de los niños conocen muchas personas que están casadas— sus padres, abuelos, tías, tíos, vecinos, o profesores. Para ellos, el matrimonio no parece algo maravilloso. Ellos no conocen que es una maravilla de la biblia.
Nuestro mundo dice que el matrimonio es algo que inventamos para nosotros. En este sentido, podemos reinventarlo de la forma que queramos. Y ciertamente, eso es lo que está haciendo nuestro mundo. Satura de manera agresiva a nuestros niños con una visión nueva y anti-bíblica del matrimonio, la sexualidad y el florecimiento humano. Las familias con una estructura parental diferente y con funciones y roles intercambiables causan confusión en nuestros niños.
Cuéntales la historia
Pero Dios nos cuenta algo mejor. Nos dice que ha creado el matrimonio con un propósito sagrado. Tus hijos y nietos merecen aprender dicho propósito a una edad temprana. ¿De quién van a aprenderlo mejor que de ti?
Ayuda a tus hijos a ver que existen dos formas de pensar con respecto a todo— la forma del mundo y la forma de Dios. Les puedes dar una visión bíblica gloriosa de lo que Dios quiere que sea el matrimonio.
Inicia el camino de vuelta a la creación del matrimonio en el perfecto jardín del Edén (Génesis 2). Enséñales a tus hijos que incluso en ese lugar hermoso, con todos los animales en torno a él, Dios sabía que Adán necesitaría algo más. Dios sabía que Adán necesitaría a alguien como él, pero también diferente de él. Y de esta forma, Dios hizo a la primera mujer de una manera diferente de la que había hecho cualquier otra cosa — la creó a partir del cuerpo de Adán. Y luego llevó a Eva hasta Adán, cual padre acompañando a la novia en su primera boda. Lo que Dios hizo en el jardín de Edén es la razón por la que la gente se casa incluso hoy día. ¡Todo fue una idea maravillosa de Dios!
Asegúrate de que tus hijos saben que el matrimonio, como todas las cosas que proceden del corazón de Dios, son buenas y bonitas. Si estás casado, muéstrales a tus hijos que tu esposa es un tesoro muy valioso. Expresa a menudo tu agradecimiento por el matrimonio. Deja que tus hijos vean el afecto que se comparten entre ustedes. Cerciórate de que cuando te oyen hablar con tu esposa o sobre ella lo haces con amabilidad.
Centra la atención en otros matrimonios sólidos que existan en tu familia, la iglesia y la comunidad. Enséñales fotos del día de tu boda y comunícales tu felicidad cuando celebres tu aniversario de bodas año tras año. Conforme van creciendo, llévalos a una boda y hablen sobre los votos y las promesas de la pareja ante Dios y entre sí.
Dios ve a uno en “nosotros”
Tus hijos necesitan escuchar de ti la definición que hace Dios del matrimonio — un hombre y una mujer entregándose por completo el uno al otro durante toda su vida (Mateo 19:4–6). Por esta razón una pareja de casados lo comparte todo. Comparten el corazón, los apellidos, la casa— incluso sus cuerpos. Explícales por qué Papi y Mami se besan y abrazan.
Puedes ayudar a que tus hijos entiendan que cuando un hombre y una mujer se casan, Dios ya no ve dos “yo”. ¡Sólo ve uno en “nosotros”! Podrías ilustrarlo de la siguiente manera: haz dos corazones grandes de papel para simbolizar a dos personas enamoradas que se casan. Únelos con pegamento y déjalos secar durante la noche. Al día siguiente intenta separarlos. Los dos se han convertido en uno, y no podrás separarlos sin dañarlos.
Habla de tu divorcio en los términos más tiernos. Cuando el pecado endurece nuestro corazón (Marco 10:2–5), hacemos daño a aquellas personas a las que supuestamente queremos más. Ayuda a que tus hijos sepan cómo Dios se preocupa por aquellos que sufren (Salmo 34:18; Isaías 40:11).
El gran romance
Sería prudente introducir cuidadosamente los matrimonios del mismo sexo. Los niños necesitan entender que, cuando nacemos, no sabemos lo que nos hará realmente felices. Pero Dios lo sabe, y nos habla en la Biblia sobre nuestra verdadera dicha.
Algunas personas creen que el matrimonio puede ser entre dos hombres o entre dos mujeres, o que un marido puede tener más de una mujer. Eso no es lo que nos enseña la Biblia. Parte de nuestra confianza en Dios consiste en seguir lo que él dice sobre el matrimonio y la felicidad, puesto que Dios nos creó a nosotros y Dios creó el matrimonio para nuestro júbilo y su gloria.
Puedes ayudar a los jóvenes a entender que cada país tiene sus propias leyes en cuanto al matrimonio. Habla con tus hijos acerca de las leyes matrimoniales en tu país. Debe quedar muy claro que estas leyes no son siempre las mismas que las leyes de Dios sobre el matrimonio — y que las leyes de Dios son las leyes más importantes del mundo entero. Enséñales a tus hijos que lo que Dios dice del matrimonio es lo que más importa. En él se puede confiar. Su manera de obrar es la mejor.
Esto es importante porque un matrimonio bíblico muestra una diminuta imagen del Gran Romane— que existe entre Cristo y su iglesia, en amor juntos. El matrimonio se entiende como una demostración íntima del amor eterno de Jesús por su pueblo. Que los pequeños alrededor de nosotros crezcan seguros del plan de Dios acerca de el matrimonio. Que ellos lo traten con honor sagrado a lo largo de sus vidas y que transmitan ese legado a sus hijos.
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