Fe: En Esperanza Contra Esperanza Para la Gloria de Dios

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English: Faith: in Hope, Against Hope, for the Glory of God

© Desiring God

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Por John Piper sobre Fe
Una parte de la serie Romans: The Greatest Letter Ever Written

Traducción por Desiring God

Romanos 4:16-21

Por eso es por fe, para que esté de acuerdo con la gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda la posteridad, no sólo a los que son de la ley, sino también a los que son de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros17(como está escrito: Te he hecho padre de muchas naciones), delante de aquel en quien creyó, es decir Dios, que da vida a los muertosy llamaa las cosas que no son, como si fueran. 18El creyó en esperanza contra esperanza, a fin de llegar a ser padre de muchas naciones, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. 19Y sin debilitarse en la fe contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muertopuesto que tenía como cien años, y la esterilidad de la matriz de Sara; 20sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21y estando plenamente convencidode que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo.

La Relación que Existe Entre la Fe, la Gracia, y la Certeza

La semana pasada nos enfocamos en el versículo 16 y en la relación que existe entre la fe, la gracia, y la certeza. Véanlo de nuevo. “Por eso es por fe, para que esté de acuerdo con la gracia, a fin de que la promesa sea firme [cierta] para toda la posteridad [judíos y gentiles, todos los que tienen la fe de Abraham]”. Nos centramos en la relación que existe entre la gracia y la garantía. La gracia de Dios garantiza la promesa de Dios, específicamente, la promesa de que seremos herederos del mundo.

La gracia garantiza la promesa de dos maneras:

  1. Hace caso omiso de nuestra falta de mérito. Llegamos a Dios como pecadores. Y Dios, sin tomarlo en cuenta, nos considera justos por amor a Cristo. Nos acredita su propia justicia en Cristo a pesar de nuestro demérito (Romanos 4.5). Eso es Gracia (Romanos 3:24).
  2. La gracia nos garantiza la promesa porque (como dice el versículo 17) “da vida a los muertosy llamaa las cosas que no son, como si fueran”. Pablo tiene en mente el nacimiento de Isaac cuando Abraham tenía casi 100 años y su esposa, Sara tenía 90 y era estéril. Isaac era el hijo de la promesa, el hijo mediante el cual se cumpliría la promesa. El nacimiento de Isaac es una ilustración de cómo todos nosotros, que somos hijos de Abraham, llegamos a convertirnos en cristianos. Es una obra sobrenatural de Dios. Es lo que la gracia hace. Hace que de la muerte surja una vida espiritual y hace que lo que no existe, exista: Una vida de fe.

La gracia de nuestro Dios Todopoderoso garantiza la promesa porque, partiendo de la muerte, crea una vida espiritual; y así nos capacita para creer y seguir creyendo, y, en el acto de la justificación, hace caso omiso de nuestra falta de mérito. Definitivamente, la promesa no depende de nuestra voluble voluntad, sino de la soberana gracia de Dios.

Después, nos percatamos, en el versículo 16, de que esta es una de las razones principales por las que la justicia y la promesa de Dios son por fe: “es por fe”, ¿por qué? “para que esté de acuerdo con la gracia”. Hay una condición fundamental en el corazón humano que se relaciona a la gracia, específicamente, la fe. El regalo de la justicia y la promesa de Dios son “por fe, para que esté de acuerdo con la gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda la posteridad”: Fe—gracia—certeza.

Ahora bien, hoy quiero ver otra razón por la cual la fe es la única vía mediante la cual Dios nos acredita su justicia y nos garantiza la promesa de que seremos herederos del mundo. Hemos visto tres motivos por los cuales la fe es la vía señalada por Dios para ser justificados ante él. Primero, porque la fe pone fin a la jactancia (Romanos 3:27). Segundo, porque si la justificación se alcanzara por cumplir la ley de los mandamientos, vana resultaría la fe, y anulada la promesa, ya que la ley produce ira (Romanos 4:13-14). Tercero, porque la fe está relacionada a la gracia, y la gracia garantiza la promesa.

¿Por qué Planeó Dios que la Fe Fuese la Vía por la Cual Somos Justificados?

Ahora el cuarto motivo, la fe es la vía señalada por Dios para ser justificados porque da toda la gloria a Dios. El hecho de que alcancemos así la justificación, honra a Dios como a alguien fiable, fiel, poderoso, sabio, y amoroso. Vean el versículo 20, “Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios”.

Thomas Watson, pastor inglés y escritor de hace 350 años, preguntaba en su libro, A body of divinity [El cuerpo de la Divinidad] (Grand Rapids: baker book House, 1979, p. 151): ¿Por qué tenía la fe que justificar más que cualquier otra gracia? Su respuesta fue, “Porque ese es el propósito de Dios. Dios ha señalado a esta gracia para que sea justificadora; y lo es, porque la fe es una gracia que hace que el hombre se desprenda de sí mismo, y dé toda la honra a Cristo y a la gracia de Dios”. Luego cita Romanos 4:20, “se fortaleció en fe, dando gloria a Dios”

Glorificar a Dios no significa añadirle gloria a Dios. Significa mostrar que Dios es glorioso. Significa llamar la atención hacia su gloria y mostrar lo que realmente es esta gloria. Su gloria es la grandeza de su belleza, y el brillo de todas sus excelencias, y la radiación de su perfección. Cuando Noël y yo salimos a almorzar afuera, en nuestro jueves de descanso, a un pequeño establecimiento mexicano de comida rápida, nos sentamos a almorzar en el patio. Corría una brisa fresca, pero el sol estaba cálido. Miré hacia arriba al cielo azul, que siempre tiene un azul más intenso en el centro y es de un azul mas claro hacia los horizontes, y pensaba, «si fuera a diseñar un edificio y a pintar un techo de casi 50 millas por encima de esta ciudad en una tarde de otoño, lo pintaría así». Y ahí estaba ese techo, solo que mucho mejor. Glorioso. “Los cielos proclaman la gloria de Dios” (Salmo 19:1). La gloria de Dios es el desbordamiento de la belleza y la veracidad de Dios.

Todo está diseñado para mostrar la gloria de Dios. Romanos 11:36: “Porque de El, por El y para El son todas las cosas. A El sea la gloria para siempre. Amén” ¿Y cuál es la condición fundamental del corazón —realzando todas las otras gracias— que mejor glorifica a Dios? La respuesta del versículo 20 es la fe. “[Abraham] se fortaleció en fe, dando gloria a Dios”.

La Fe Demuestra que Dios es Fuerte, Sabio, Amoroso, y Fiable

Ahora bien, ¿en qué se basa esta afirmación? ¿Qué hay en la fe que glorifica a Dios? Esta pregunta es crucial pues existimos para glorificar a Dios. Para eso Dios nos creó: Para demostrar más su gloria en todo el universo. El principal problema con todo el mundo es que la humanidad ha cambiado la gloria de Dios por otras cosas (Romanos 1:23). Hemos perdido y abandonado totalmente nuestra razón de ser, y no debiéramos asombrarnos, después, al ver que tantas cosas están mal en este mundo. Pero Dios está haciendo que la creación recobre su razón de ser, y los profetas nos dicen que “Pues la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas cubren el mar” (Habacuc 2:14; ver también Números 14:21).

Es importante que usted sepa para qué fue creado y traído al mundo. Si no lo sabe, su vida será una simple sombra de lo que Dios quiere que sea, el simple eco de la música que usted estaba destinado a hacer, solo un residuo del impacto que podría haber causado. Efesios 1:5-6 describe el propósito de nuestra existencia: “nos predestinópara adopción como hijos para símediante Jesucristo […] 6para alabanza de la gloriade su gracia”, existimos para alabar la gloria de la gracia de Dios.

Y Romanos 4:20 dice que la fe es fundamental para cumplir con la razón de nuestra existencia: “se fortaleció en fe, dando gloria a Dios”. La fe es la vía que Dios diseñó para ser justificados porque glorifica a Dios.

Y pregunto de nuevo, ¿qué hay en la fe que glorifica a Dios? La respuesta es dada en el versículo 21, “estando plenamente convencidode que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo”. Eso es fe, es tener la firme seguridad de que las promesas de Dios son buenas, y que Dios puede cumplirlas y las cumplirá. Y mientras más difícil de cumplir parece la promesa, mas honra nuestra fe a Dios.

Examine los versículos 19-20 para que vea cómo Pablo acentúa esta verdad. “Y [Abraham] sin debilitarse en la fe contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muertopuesto que tenía como cien años, y la esterilidad de la matriz de Sara” Así que el cumplimiento de la promesa de que él tendría un hijo parece totalmente imposible—y lo es, humanamente hablando. De modo que cuando usted confía en Dios en una situación cómo esa, usted le glorifica, le hace ver fuerte, sabio, amoroso, y fiable. Y el versículo 20 dice: “sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios”. La fe glorifica a Dios, porque demuestra que Dios puede y realizará los bienes grandiosos y necesarios que los humanos no pueden hacer.

Una Ilustración Para los Niños

Hagamos una ilustración para los niños. Papi está de pie en una piscina, cerca del borde. Ustedes tienen, digamos, tres años de edad y están parados en el borde de la piscina. Su papá extiende los brazos y dice, «salta, yo te agarraré, lo prometo». Ahora bien, ¿cómo hacen que su papá parezca bueno en ese momento? Respuesta: confíen en él y salten. Esto hace que papi se vea fuerte y sabio y amoroso. Pero si no saltan, si sacuden la cabeza y se alejan corriendo del borde, hacen que su papá parezca malo. Parece cómo si estuviera diciendo, «él no puede cogerme» o «me dejará caer» o «No es buena idea hacer lo que me dice». Y cualquiera de las tres afirmaciones hace que su papá parezca malo.

Pero ustedes no quieren hacer que Dios parezca malo. Entonces: confíen en él, y lo harán parecer bueno —cómo realmente es. Y a esto nos referimos cuando decimos, «La fe glorifica a Dios» o «la fe da la gloria a Dios». Hace que Dios se vea tan bueno como realmente es. Confiar en Dios es realmente importante.

Y mientras más difícil de cumplir parezca la promesa, mucho mejor lucirá Dios cuando usted confíe en él. Suponga que usted está en el extremo más hondo de la piscina, cerca de la tabla del trampolín, tiene solo cuatro años de edad y no sabe nadar, y su papá está en el otro extremo de la piscina. De repente, un gran perro salvaje se arrastra por debajo de la cerca y empieza a caminar hacia usted para morderle. Usted camina lentamente hacia la punta del trampolín para alejarse del perro. El perro pone las patas frontales sobre la tabla. Justo ahí, su papá ve lo que está pasando y grita, «Juanito, salta al agua. Yo te cogeré».

Ahora bien, usted nunca a saltado desde un metro de altura y no sabe nadar; papá no está debajo y en esa agua usted no da pie ¿Cómo hacer que papá se vea bien en ese momento? Saltando, y casi tan pronto como toca el agua, siente los brazos de papá agarrándole, él nada en el agua manteniéndole a salvo mientras otros cazan al perro y lo sacan. Su padre, después, le saca de la piscina.

Glorificamos a Dios cuando confiamos en que hará lo que ha prometido hacer —especialmente cuando todas las posibilidades humanas han sido agotadas. La fe glorifica a Dios. Es por eso que Dios planeó que la fe fuese la vía por la cual somos justificados.

La Fe Está Orientada Hacia el Futuro

Note ahora algo que es obvio aquí. A veces no vemos lo que es obvio. La fe está orientada hacia el futuro. Fe es confiar en una persona: Dios, pero es confiar en que Dios sea y haga lo que ha prometido ser y hacer. Es por eso que el versículo 18 dice, “[Abraham] creyó en esperanza contra esperanza” La esperanza y la fe son convicciones que coinciden. Fe es confiar en una persona, y cuando usted confía en esa persona para algo que ella prometió hacer en el futuro, es como si tuviera sus esperanzas puestas en esta persona.

Alguien podría decir, «Eso solo se cumple en el caso de Abraham, ya que él creyó en Dios antes que Cristo viniera, y así su fe estaba orientada hacia el futuro, pero la nuestra está orientada hacia el pasado, hacia lo que Cristo hizo por nosotros en la Cruz». Buena, esa idea no está del todo bien. En parte sí. Pero ésta debe ser la forma de razonar: Ya que Cristo ha venido, y ha muerto por nosotros, y ha resucitado de entre los muertos, ahora nuestra fe tiene un lugar donde fundamentarse más claro, firme, e histórico que el que tuvo la fe de Abraham. Así que asumimos nuestra posición basándonos en la muerte y resurrección de Cristo, pero creemos que esta muerte y resurrección aseguran y garantizan la promesa que Dios hizo de que seremos herederos del mundo; cómo Abraham.

Esto lo pueden ver en la manera de razonar de Pablo en Romanos 5:9 y 8:32. Romanos 5:9 dice, “Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de El”. La fe mira hacia atrás y se posiciona sobre el sólido fundamento de la sangre derramada por Jesús y el efecto justificador que tiene; luego miramos hacia el futuro y creemos que esta obra pasada garantiza nuestra futura salvación de la ira de Dios. Romanos 8:32 dice, “El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó [esto ocurrió en el pasado] por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá [esto ocurrirá en el futuro] también con El todas las cosas”. La fe mira hacia atrás y se posiciona sobre la demostración del amor de Dios en la muerte de Cristo, y luego mira hacia el futuro y cree que por eso Dios cumplirá todas las promesas que nos hizo.

Así que hoy, después de la venida de Cristo, nuestra fe sigue estando orientada hacia el futuro. La fe justificadora confía en Dios por todo lo que él prometió ser y hacer por nosotros. Es por esto que la fe glorifica a Dios. Creer que Dios hizo algo en el pasado, de alguna manera, glorifica a Dios. Pero creer que en el futuro Dios hará lo que ha prometido hacer antes de verle hacerlo —eso glorifica aún más a Dios. Honra su fiabilidad presente y futura. Así que la fe está orientada al futuro porque es la que le da mayor gloria a Dios.

La Libertad Que La Fe Trae A Nuestras Vidas

Permítanme concluir con una aplicación. Cuando usted confía que Dios cumplirá lo que le prometió: que hará que todas las cosas cooperen para su bien (Romanos 8:28), estará con usted todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28:20), le dará fuerzas, le ayudará, siempre le sustentará (Isaías 41:10), y suplirá todas sus necesidades (Filipenses 1:6); cuando verdaderamente confía en Dios para esto, y para mucho más, entonces le ofrecerá a Dios y al evangelio una clase de sacrificios totalmente diferente. No se conformará con la seguridad y la comodidad y los tesoros de este mundo. Buscará el reino de Dios y se arriesgará por el amor; y eso hará que la gloria de Dios resplandezca con más luz (Mateo 5:16).

¿Recuerdan en Génesis 13 cuando Abraham y su sobrino no podían ocupar la misma tierra por que sus rebaños eran demasiados? Abraham dando una buena ilustración de lo que hace la fe, dijo a Lot: “Te ruego que te separes de mí: si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si a la derecha, yo iré a la izquierda”. Abraham confió en Dios y obró con amor. Lot escogió para sí la llanura del jordán que estaba mejor hidratada, donde estaban Sodoma y Gomorra. Abraham tomó la tierra menos buena. Lot pagó muy cara su elección. Pero Dios vino a Abraham inmediatamente después de ese acto de fe y le dijo, “Alza ahora los ojos y miradesde el lugar donde estás hacia el norte, el sur, el oriente y el occidente, 15pues toda la tierra que ves te la daré a tiy a tu descendenciapara siempre” (Génesis 13:14-15).

Abraham confió en Dios y entregó la tierra. Y Dios le dijo, «la recobrarás». Esto es exactamente lo que Jesús dijo en Marcos 10:29-30, “En verdad os digo: No hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de mí y por causa del evangelio, 30que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna”.

Defina su posición tomando como base al Cristo que fue crucificado y resucitado para su justificación, confíe en las promesas de Dios, y haga aquello a lo que él le está llamando a hacer. A él sea la gloria, por siempre.


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