Fue la Palabra predicada la que me salvó
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper sobre Santificación y Crecimiento
Traducción por Lilian
Parece que Dios ha diseñado que la Palabra inspirada de la Biblia se vuelva excepcionalmente poderosa al pasar a través de una persona llena del Espíritu en el camino para hacer que un corazón muerto viva.
Porque ya que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría, agradó a Dios, mediante la necedad de la predicación, salvar a los que creen. (1 Corintios 1:21, LBLA)
Una razón para esto es que la Palabra salvadora es evangelio, es decir, noticia. Las noticias deben ser anunciadas. La calidad de la noticia es capturada en el tipo de habla que anuncia, declara, proclama, pregona, se regocija por la verdad de lo que Dios ha hecho en Cristo.
Este es el tributo de Spurgeon al poder de “la Palabra predicada”.
Personalmente, tengo que bendecir a Dios por muchos libros buenos… pero mi gratitud más que nada se debe a Dios, no por los libros, sino por la Palabra predicada, y también por la Palabra que me fue dirigida por un hombre pobre y sin educación, un hombre que nunca había recibido preparación para el ministerio, y probablemente nunca se sabrá nada de él en esta vida, un hombre que se dedicaba a los negocios, sin duda de tipo humilde, durante la semana, pero que tuvo la gracia suficiente para decir el día de reposo: “Volveos a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra”. (LBLA)
Los libros eran buenos, pero el hombre era mejor. La Palabra revelada me despertó, pero fue la Palabra predicada la que me salvó; y siempre debo atribuir un valor especial a oír la verdad, porque por ella recibí el gozo y la paz en los que se deleita mi alma.
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