Hacer Bien y Hacer Mejor
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre Amando a los otros
Una parte de la serie Taste & See
Traducción por Javier Matus
Un pequeño modo de apoyar nuestros esfuerzos para amar como debemos es reconocer las gradaciones morales dentro de los límites del bien y del mal. En otras palabras, la Biblia enseña que hay el mal, y luego hay el mal peor. Y la Biblia enseña que hay lo bueno, y hay lo mejor. A veces perdemos esta perspectiva porque creemos que el quedar corto de la perfección es pecado. ¿Y cómo puede el pecado llamarse bueno?
Tal vez definamos la perfección de manera diferente que Dios. Jesús dijo: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). Pero Pablo dijo: “De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor … Que haga lo que quiera, no peca; que se case” (1 Corintios 7:38, 36). Así que puedes quedarte corto de hacer “lo mejor” y todavía “hacer bien”. ¿Así que lo menos que “mejor” es pecado en este caso? No. Pablo dice explícitamente que hacer menos que lo mejor en este caso “no es pecado”.
¿Es menos que “lo mejor” el quedar corto de la perfección? Probablemente, si defines la “perfección” en términos absolutos. Pero evidentemente Pablo no pensaba de esta manera. Parece que la “perfección” tenía algo de espacio en ella. Parece que cuando hay varias opciones, algunas pueden no ser pecado, aunque una puede ser mejor que la otra. Así que debemos tener cuidado de no exagerar las exigencias de la perfección. Incluso dentro de la perfección, hay lo bueno, lo mejor y lo máximo.
Lo mismo ocurre con el mal. Dentro del mal hay lo malo, lo peor y lo pésimo. Es por eso que Jesús terminó una de sus parábolas acerca del fin del mundo diciendo: “Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco” (Lucas 12:47-48). En otras palabras, el infierno no es un lugar de sufrimiento invariable. Hay gradaciones de maldad y gradaciones de tormento en el infierno.
Pero esa no es mi principal preocupación aquí. Mi preocupación aquí es advertirnos acerca de sobre-absolutizar la perfección. Muchas veces he dicho que ninguno de nosotros alcanzará la perfección en esta vida (Filipenses 3:12). Eso es verdad. Y es reconfortante que siempre hay perdón para los pecadores que se apoyan en Jesús. También he dicho que hay muchas áreas grises en la vida donde no sabemos el curso de acción ideal y debemos elegir lo que esperamos que haga el mayor bien, cuando no estamos completamente seguros de ello. Eso también es cierto. Es ambos frustrante y reconfortante. Debemos vivir con ambigüedad, y estamos liberados de la carga de la omnisciencia.
Pero ahora estoy diciendo algo diferente (no contradictorio). No sólo no quedaremos cortos de lo que a menudo se espera de nosotros en esta vida, y no sólo hay áreas grises de ambigüedad en las decisiones que hacemos, sino que también (esto es lo nuevo), incluso cuando no quedamos cortos, podemos estar haciendo lo bueno, lo mejor o lo máximo —todo lo cual no es pecado. En otras palabras, no sólo hay zonas grises entre lo blanco y lo negro, sino hay tonos de blanco dentro de lo blanco. Y los tonos más oscuros de blanco no son pecado (1 Corintios 7:36).
Sabiendo esto, yo digo, nos ayudará a amar como debemos. Piénsalo.
Creciendo, poco a poco, contigo,
John Piper
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