Jesucristo como el Desenlace en el Teatro de Dios
De Libros y Sermones BÃblicos
Por John Piper
sobre La Gloria de Dios
Una parte de la serie Desiring God 2009 National Conference
Traducción por Desiring God
Calvino y la Supremacía de Cristo en Todas las Cosas; Conferencia Nacional de Desiring God 2009
Mi título es "Jesucristo como el Desenlace en el Teatro de Dios: Calvino y la Supremacía de Cristo en Todas las Cosas." La pregunta que estoy tratando de responder es ¿cómo se relaciona Jesucristo con el propósito supremo de Dios en el Teatro de Dios?
Puede ver que esta pregunta contiene muchas preguntas consecuentes. ¿Cuál es la meta suprema de Dios en el teatro de Dios? ¿Cómo se relacionan entre sí la obra histórica y la persona eterna del Hijo de Dios con la meta suprema de Dios en este teatro? ¿El teatro de Dios es el universo creado? ¿Qué diferencia representa para nosotros? Y, por supuesto, ¿cómo nos puede ayudar Juan Calvino en este asunto?
Desenlace
Tuve la feliz fortuna de estudiar literatura como asignatura principal en la universidad, así que la palabra desenlace está en mi vocabulario. Quizás no esté en el suyo. El diccionario dice que el desenlace es la "parte final de una representación, película, o narración donde las hebras del complot se encuentran y el asunto es explicado o resuelto." O "donde ocurre el clímax de una cadena de eventos, usualmente cuando se decide o se aclara algo." Así que interpreto que desenlace es, básicamente, el clímax donde la meta del drama alcanza su expresión decisiva, aunque no necesariamente final.
Y, por supuesto, usted pudiera pensar que no tiene sentido llamar a una persona el desenlace. El Italic textdesenlace es un evento. Pero vamos a descubrir que, a diferencia de todo lo demás en el universo, la obra y persona de Jesús demandan que pensemos en el desenlace de un modo inusual. Ahondaremos más adelante en esta idea.
Una Palabra Sobre Calvino
Sólo una Palabra sobre Calvino, como estoy seguro de que él hubiera querido que termináramos con un enfoque, no en Calvino, sino en su Cristo, mi propósito es ser expositivos (mostrar, a partir de textos bíblicos, un retrato de Cristo que sea verdadero y maravilloso). Mi propósito no es interpretar a Calvino, sino exaltar a Jesucristo.
Hay, al menos, dos ideas que han estado ardiendo en mi mente, con la ayuda de Juan Calvino: la majestad de la Palabra de Dios (la Biblia), y la suprema dignidad de la gloria de Dios manifestada, sobre todo, en Jesucristo.
Una Pasión por la Gloria de Cristo
Su pasión por la gloria de Cristo comenzó en el momento de su conversión y continuó creciendo. Cuando tenía 30 años, tuvo la esperanza de poder decir al final:
Aquello [oh Dios] a lo cual me dirigí fundamentalmente, y por lo cual más diligentemente trabajé, fue que la gloria de tu bondad y justicia. . . resplandeciera más eminentemente, para que la virtud y bendiciones de Cristo… fueran totalmente mostradas.[1]
Aquí tenemos el lenguaje de la gloria de Dios resplandeciendo y la dignidad de Cristo siendo totalmente mostrada. Esto, diría, es el propósito del teatro de Dios, y por tanto el propósito de la vida: el resplandor de la dignidad de la gloria de Dios y la total demostración de la grandeza de Cristo.
Gloria de Cristo - en Justificación y Martirio
Cuando batallamos con la iglesia romana por la doctrina de la justificación, el tema principal fue: "Siempre que es eliminado el conocimiento de ella [de la justificación sólo por fe], se extingue la gloria de Cristo."[2] El tema principal no era nuestra consciencia o nuestra certeza. Éste era el tema principal: si se niega la imputación de la justicia de Cristo, la gloria de Dios, en la obra de la salvación, es dividida en dos.[3]
La gloria de Cristo era esencial, no sólo en el asunto de la justificación, sino en el problema del martirio. Como hizo a menudo, Calvino escribió una carta a un grupo de mujeres que habían sido apresadas en Francia por sus convicciones reformadoras, y la nota que se le ocurrió pastoralmente, fue la misma que se le ocurrió doctrinalmente: "Por esta razón fuimos traídos al mundo e iluminados por la gracia de Dios, para que podamos magnificarle en nuestra vida y en nuestra muerte."[4] Magnificar, mostrar, dar a conocer la gloria de Cristo, ése es el tema que va desde la justificación hasta el martirio.
Gloria, Gloria, Gloria a Cristo
D’Aubigne, el gran historiador del siglo diecinueve resume así la pasión de Calvino.
Toda la vida de Calvino proclamó: gloria, gloria, gloria a Cristo, y a la autoconfusión de rostro. Gloria a su Palabra, gloria a su persona, gloria a su gracia, gloria a su vida. Éstas son las cuatro "glorias" que el apóstol y reformador les invita a entregar al Señor.[5]
La Majestad de la Palabra de Dios
Calvino hubiera querido que, en nuestra última sesión, yo me le uniera, y hubiera querido que lo hiciera, fundamentalmente, con la Palabra de Dios, que es lo segundo que ha estado en mi mente por causa de Juan Calvino: La majestad de la Palabra de Dios. Lo sé porque él dijo:
Que los pastores se aventuren valientemente a todo por la Palabra de Dios… Que sometan todo el poder, la gloria, y la excelencia del mundo para dar lugar y para obedecer la majestad divina de ésta Palabra. Que organicen a todos por ella, desde el más elevado hasta el más humilde. Que edifiquen el cuerpo de Cristo. Que devasten el reino de Satanás. Que pastoreen a las ovejas, maten a los lobos, instruyan y exhorten a los rebeldes. Que aten y liberen el trueno y el relámpago, si es necesario, pero que lo hagan todo según la Palabra de Dios.[6]
Así llegamos a nuestras preguntas. ¿Cuál es la meta suprema de Dios en el teatro de Dios? ¿Cómo se relacionan entre sí la obra histórica y la persona eterna del Hijo de Dios con la meta suprema de Dios en este teatro? ¿El teatro de Dios es el universo creado? ¿Qué diferencia implica?
¿El Teatro de Dios es el Universo Creado?
Yo asumiría inmediatamente que la respuesta es sí, a la pregunta ¿es el universo el teatro de Dios? Dios creó el universo como teatro para mostrar su gloria. Sin embargo, no es tan simple. Medite en Efesios 1:4-6. Éste es el primer lugar al que voy cada vez que me pregunto el propósito supremo de Dios en el universo. Así que allí espero recibir ayuda sobre qué es el teatro de Dios.
... según nos escogió en El [es decir, en Cristo] antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.
Tres Razones para Pensar que el Teatro de Dios es Más Grande
Ésta es la razón: Tres veces en esos versículos, Pablo habla de la gloriosa demostración de la grandeza de Cristo antes y fuera de este universo creado. Así que parece inadecuado decir que éste universo creado es la extensión del teatro de Dios.
1. Elección "Antes de la Fundación del Mundo"
Primero, dice en el versículo 4: "[Dios] nos escogió en El antes de la fundación del mundo”. Así que nuestra elección, antes de la creación del mundo, tuvo lugar "en Cristo". Lo que creo que significa "con relación a Cristo," en el sentido usual de Pablo de "unión con Cristo" (aun inexistente, pero conocida de antemano por Dios). Dios escoge pecadores. Y los pecadores no son contemplados en la elección obviando su relación con Cristo. Cristo es el fundamento de gracia inmerecida para nuestra elección antes de que fuéramos creados.
Por tanto, parece que el teatro para mostrar la grandeza del papel de Cristo en nuestra salvación, no sólo incluye este universo, sino todo el panorama de la existencia de Dios. El teatro de Dios, para la demostración de la grandeza de Cristo y de su obra, no es sólo la creación de Dios, sino la mente de Dios.
2. Predestinación "para Adopción como Hijos"
Segundo, Pablo dice al final del versículo 4 y principio del 5: "En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo" La predestinación ocurre fuera del universo y antes del universo. La predestinación de los elegidos es que serán adoptados en la familia de Dios. Como dijo Pablo en Romanos 8:29: "Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos."
Y Pablo muestra con claridad, en Efesios 1:5, que esta decisión eterna ocurre "mediante Jesucristo": "... nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo." En otras palabras, cuando Dios considera hacer -estas mismas palabras son inadecuadas aquí, porque no hubo un "cuando" antes de la creación-, cuando Dios decide hacer que unos pecadores sean sus propios hijos, lo considera sólo "mediante Jesucristo." De modo que ya, en la eternidad, puede verse la grandeza de Cristo como mediador.
Para estar seguros, la grandeza de Cristo es vista desde el universo, desde el interior del teatro creado de Dios. Pero aquí, lo que se nos pide ver está fuera de ese teatro creado. Las acciones intra-trinitarias de la divinidad son el teatro completo para la grandeza de Cristo .
3. Bendición "en el Amado"
Tercero, Pablo dice, en el versículo 6, que el propósito de esta elección y predestinación, para adopción, es "para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.” Si la elección de Dios para santidad e inocencia, y su predestinación para adopción llevan hacia la alabanza de la gloria de su gracia, es lógico que esta gracia incluya la gracia de la elección y la predestinación, y no sólo la gracia de la expiación mediante Cristo. Y esta gracia, dice el versículo 6, es "en el amado," es decir, en el Hijo a quien el Padre amó desde la eternidad.
Así que toda la gracia que fue legislada para nosotros antes del teatro del universo, fue grada, fue legislada, "en el amado." Todos los planes de gracia de Dios, que él concibió para nosotros desde la eternidad, fueron concebidos y planificados con relación a Cristo. Y ahora, en el guión del drama de la revelación de Dios (La Biblia), el autor (Dios), nos habla de las glorias de Cristo como el mediador de la gracia, antes de que el teatro fuera concebido.
Gloria Antes del Calvario - Incluso Antes de la Creación
Escuche la forma en que Pablo lo confirma en 2 Timoteo 1:9: "Fue él quien nos salvó y nos llamó con santo llamamiento, no conforme a nuestras obras, sino conforme a su propio propósito y gracia, la cual nos fue dada en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo" (RVA). Gracia inmerecida, gracia comprada por sangre, entregada a nosotros "antes del comienzo del tiempo." Y, ¿cómo nos dio gracia antes de que fuera creado el teatro del universo? Nos dio gracia en Jesucristo antes del comienzo del tiempo.
Juan, el apóstol, añade su confirmación. Juan ilustra esta obra de Dios, de gracia, salvadora, anterior al tiempo y al espacio, representando a nuestros nombres siendo escritos en un libro. Y el nombre del libro, en Apocalipsis 13:8 es "el libro de la vida del Cordero que fue inmolado.” Así dio un color carmesí a todas las glorias de Cristo, antes del Calvario, e incluso antes de la creación.
El Universo es Demasiado Pequeño y Demasiado Corto
Así que mi conclusión, partiendo de Efesios 1:4-6 (en respuesta a la pregunta: "¿El universo creado es el teatro de Dios?") es que sí lo es, pero el universo no es suficientemente grande, o ancho para mostrar la plenitud de las glorias de Cristo en la forma según él obra para salvar a los pecadores y llenar, con su gloria, el teatro renovado de la creación. El autor del drama de la creación, y edificador del teatro del universo, debe dirigir nuestra atención de vuelta hacia la eternidad y fuera del universo para hallar una perspectiva más amplia a fin de revelar la gloria del Hijo.
Así que cuando Calvino dice, en los Institutos que "la mayor parte de la humanidad. . . camina cegada en este glorioso teatro,"[7] dice la verdad, no sólo porque las personas no ven que el cielo y las galaxias muestran la gloria de Dios (Salmo 19:1), sino, aun más, porque no miran al teatro más amplio de la eternidad, donde Dios estuvo obrando desde siempre, eligiendo y predestinando y dando gracia, toda ella en Cristo y mediante Cristo y para Cristo.
Pero ahora he estado asumiendo, en lo que dije, la respuesta a las preguntas que aun no hemos respondido: ¿Cuál es la meta suprema de Dios en el teatro de Dios? ¿Cómo se relacionan entre sí la obra histórica y la persona eterna del Hijo de Dios con la meta suprema de Dios en este teatro? ¿Qué diferencia representa para nosotros? Veamos una a la vez.
¿Cuál es la Meta Suprema de Dios en el Teatro de Dios?
Efesios 1:6 da la respuesta.
según nos escogió en El antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de El. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia. [más literal que la NVI "para alabanza de su gloriosa gracia"]
Este es la declaración suprema del propósito de Dios en el teatro de Dios - en todo el teatro, tanto antes de la creación como en la creación. El propósito de la elección. El propósito de la santidad y la declaración de inocencia. El propósito de la predestinación y la adopción. El propósito de hacer que todo ocurra "mediante Jesucristo" es tal, que eternamente habrá alabanzas apasionadas del pueblo de Dios para la "gloria de su gracia."
La Gloria de su Gracia
Dios ha hecho todo con la vista puesta en un gran final, esto es, que la gloria de su gracia sea alabada por una innumerable cantidad de seres humanos redimidos. A usted y a todos a quienes conoce se les ordena unirse a este propósito supremo de todas las cosas en el teatro de Dios (Salmo 96:1-3). Usted fue creado para ver la gloria de Dios y no para sentirse tibio hacia ella (porque Dios vomita a los tibios de su boca); sino para sentir el mayor celo posible por la gloria de Dios, es decir, por la belleza de sus multiformes perfecciones. Y esa visión de la gloria de Dios y disfrute de la gloria de Dios tienen el propósito de sobreabundar en expresiones de alabanza por la gloria de Dios desde nuestro corazón y mente y voz y cuerpo.
La Gloria de la Gracia es Suprema
Y dice Pablo, más específicamente en el versículo 6, que la gloria suprema, la cúspide de la gloria de Dios que fuimos llamados a alabar, es la gloria de su gracia. Todas sus otras glorias, la gloria de su justicia e ira y poder y sabiduría y fidelidad, sirven para mostrar más claramente la gloria de su gracia, más hermosa, y más preciosa. Así lo dice Pablo en Romanos 9:22-23:
¿Y qué, si Dios, aunque dispuesto a demostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia a los vasos de ira preparados para destrucción? Lo hizo para dar a conocer las riquezas de su gloria sobre los vasos de misericordia, que de antemano El preparó para gloria.
Note cuidadosamente. La revelación de su ira y poder son penúltimas, y la revelación de las riquezas de su gloria para los beneficiarios, es última. En otras palabras, la gloria de la ira de Dios, y la gloria del poder de Dios, sirven supremamente, en el teatro de Dios, para que la gloria de su misericordia y gracia resplandezcan más brillantemente.
Dios ha hecho todo, la elección, la predestinación, la creación, la adopción, las manifestaciones de ira y poder y justicia y sabiduría, todo, para solidificar e intensificar la alabanza de su pueblo para la gloria de esta gracia.
Y, ¿qué es esa gracia, cuya gloria estamos llamados a alabar por siempre con creciente intensidad? O para decirlo de otra forma: ¿Qué es el amor de Dios?
¿Qué es el Amor de Dios?
Pablo responde, después, en Efesios 2:4-7:
Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo… a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Esta palabra “mostrar” (“mostrar [griego endeixsetai de endeiknumi]...las sobreabundantes riquezas de su gracia") no significa simplemente tratar con gracia y bondad. Significa manifestar, visualizar, poner delante, demostrar, probar. La idea es que, según Efesios 1:6, Dios hace todas las cosas "para alabanza de la gloria de su gracia," y, por tanto, Dios dedicará toda la eternidad para mostrarnos más y más las riquezas de esa gloria para satisfacer nuestras eternamente crecientes capacidades de verla y disfrutarla y alabarla.
Dando a su Pueblo el Deleite en Dios
Y Pablo lo llama el "gran amor" de Dios. Versículo 4, por el "gran amor con que nos amó" nos dio vida, y nos abrió los ojos, y eternamente nos mostrará más y más de sí mismo en los siglos venideros. Entonces, ¿qué es el amor de Dios? El compromiso de Dios es hacer lo que sea necesario para dar a su pueblo una interminable demostración de sí mismo y un interminable deleite de sí mismo.
Y la persona que veremos y disfrutaremos y alabaremos por siempre es alguien cuyos atributos existen de tal forma que la cúspide de su gloria es la gracia.
Por tanto, por extraño que suene, la gracia de Dios es la que nos capacita para ver su gloria; y es, en sí misma, la cúspide de la gloria que vemos. Dios ha hecho todo en su teatro "para alabanza de la gloria de su gracia." Y la revelación de la gracia es haberlo hecho todo con ese propósito.
Ahora estamos a punto de responder la siguiente pregunta.
¿Cómo Se Relacionan Entre Sí La Obra Y La Persona Eterna Del Hijo De Dios Con La Meta Suprema En El Teatro De Dios?
¿Cómo se relaciona la persona y obra de Cristo con la demostración que Dios hace de la gloria de su gracia para que su pueblo le alabe? Y la respuesta es: La obra histórica de Cristo es la acción de la gracia de Dios, y la persona eterna de Cristo, es la dádiva de la gracia de Dios. La gracia de su obra sobre la cruz hace posible que los pecadores disfruten eternamente la gracia de su persona.
Jesús es la encarnación de la gloria de la gracia de Dios, y Jesús es el medio de obtener la gloria de esa gracia. Dios glorifica su gracia mediante la obra de Jesús, y Jesús mismo es el resplandor de esa gloria (Hebreos 1:3). La gracia de Cristo obtiene el don de satisfacción suprema. Y la gloria de esa gracia es el don. Jesús es el camino que Dios da, y también es lo que Dios da. Él es el precio, y él es la perla.
Jesús: La Adquisición y el Precio
Y cuando se detenga a pensar en ello, debe hacerlo así, porque para que Jesús sea uno de los dos, también debe ser el otro. Para ser uno, tiene que ser los dos. Si él debe ser el glorioso Redentor que lleva nuestros pecados y provee nuestra justicia y adquiere nuestro disfrute eterno en sí mismo, entonces también debe ser la infinitamente valiosa y totalmente satisfactoria revelación de la gloria de Dios. Ningún redentor inferior lo hará.
Y cambiando el sentido de la idea: si él deberá ser la totalmente satisfactoria revelación de la gloria de la gracia de Dios, entonces también debe ser quien vaya al Calvario y realice la mayor obra de gracia que haya sido hecha. Por tanto, para qué él sea la adquisición de la gracia o el precio de la gracia, debe ser ambos.
La implicación de lo que digo es que la gloria de la gracia de Dios que estamos destinados a alabar por siempre, según Efesios 1:6, es la gloria de Cristo. Es decir, la gloria de Dios el Padre y la gloria de Dios el Hijo son una. Y esa gloria es la gloria de su obra histórica, y la gloria de su persona eterna.
Confirmación e Ilustración
Considere estos textos ilustrativos y de confirmación.
2 Corintios 4:4. Cuando Dios abre nuestros ojos, vemos "el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios." O, como dice el versículo 6, la "iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo." En el evangelio, vemos la gloria de la obra de Cristo, y heredamos la gloria de la persona de Cristo. Y esta gloria es la gloria de Dios.
Efesios 3:21. "a El sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones." La gloria que vemos en Dios y entregamos a él es "en Cristo Jesús."
Filipenses 4:19. "Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús." Las riquezas de la gloria de Dios están en Cristo.
Juan 12:41. Juan, después de citar Isaías 6:10, a partir de aquel famoso pasaje donde el profeta dice: "Santo, Santo, Santo. . . llena está toda la tierra de su gloria" (Isaías 6:3). Nos deja sin aliento y añade: "Esto dijo Isaías porque vio su gloria [es decir, la de Cristo] , y habló de El" ¿Cuánto más claro podría haber sido Juan para mostrar que la gloria de Yaweh es la gloria de Cristo?
Ésta es la razón por la que Santiago simplemente le llama " nuestro glorioso Señor Jesucristo" (Santiago 2:1); y por la cual Pablo llama a nuestra bendita esperanza la "de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús" (Tito 2:13). Jesús es el Señor de gloria porque él es el "gran Dios y Salvador."
Así que cuando Efesios 1:6 dice que todo el drama en todo el teatro de Dios tiene este único propósito supremo -"la alabanza de la gloria de la gracia de Dios," mediante Cristo y en el amado-, quiere decir que la obra histórica de Cristo revela la gloria de la gracia de Dios como nuestra adquisición que lo satisface todo, y que la persona eterna de Cristo revela la gloria de la gracia de Dios como nuestro precio totalmente satisfactorio. Su obra es nuestra gloriosa redención. Su persona es nuestra gloriosa recompensa.
Su papel en el teatro de Dios es mostrar la cúspide de la gloria de Dios en la historia para nuestra perfecta salvación, y en la eternidad para nuestra satisfacción perfecta.
Lo que nos deja con una última pregunta.
¿Qué Diferencia Representa para Nosotros?
Concluimos con cinco efectos prácticos.
1. Admiración: El Más Elevado de los Placeres
El placer más elevado del ser humano es el placer de la admiración. La salvación es, supremamente, la revelación de la gloria de Cristo de tal manera que podamos disfrutar su grandeza y no ser destruidos. "Padre," oró Jesús, "quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.”
Fuimos creados para ver y disfrutar la gloria de Cristo, es decir: para admirarle. Haga que su mayor ambición y vocación sea ver la gloria de Cristo y decir con el apóstol Pablo: "Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo" (Filipenses 3:8).
2. La Nueva Creación es Nada en comparación con Cristo
Cuando el teatro de Dios sea totalmente renovado y moremos en un nuevo cielo y una nueva tierra, la deslumbrante creación, diez veces más gloriosa que el sol, será nada en comparación con Cristo mismo. De hecho, Juan dice: "La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera" (Apocalipsis 21:23). La gloria de Dios, mediante la lumbrera del Cordero crucificado, será el resplandor de la belleza de todas las cosas. No seremos panteístas, pero veremos a Cristo en todas las cosas, y veremos todas las cosas por la luz de Cristo. Su belleza no tendrá competidor.
3. Amados por Dios: Rescatados del Ego y Capacitados para Exaltarle
Ahora comprendemos que ser amados por Dios no es ser exaltados, sino ser rescatados de ese anhelo y atadura, y es ser capacitados, a un gran precio, para disfrutar la exaltación de Dios. Como dijo Pedro: " Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios" (1ra de Pedro 3:18). Ése es el amor de Dios: Dios nos lleva a Dios. Abriendo nuestros ojos a Dios. Despertando nuestras emociones por Dios. La cúspide del amor de Dios es darse a sí mismo para nosotros, para nuestro disfrute eterno, y hacerlo mostrando la gloria de Cristo como nuestro Rescatador totalmente satisfactorio, y como nuestra Recompensa totalmente satisfactoria.
4. Nuestra Gloria Refleja la Gloria de Cristo
Por cierto, nosotros mismos seremos glorificados. Resplandeceremos como el sol en el reino de nuestro Padre (Mateo 13:43). Pero cuando lo hagamos, nuestra gloria será la gloria de Cristo reflejada, no la nuestra. "Y fue para esto que El os llamó," escribió Pablo, "mediante nuestro evangelio, para que alcancéis la gloria de nuestro Señor Jesucristo" (2 Tesalonicenses 2:14).
Seremos gloriosos. Pero la gloria será de él. Y lo más glorioso sobre nosotros es que podremos ver y disfrutar su gloria con la misma pasión que el Padre tiene por su Hijo, como ora Jesús en Juan 17:26: "que el amor con que me amaste [Padre] esté en ellos y yo en ellos."
5. Cambiados al ver su Gloria en el Evangelio
Cuando Dios nos da ojos para ver la gloria de Dios en el evangelio de Cristo, somos cambiados gradualmente a la semejanza de Cristo. "Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria" (2 Corintios 3:18).
Así que ahora, el siglo venidero -el siglo de gloria- ya ha comenzado. La redención ha sido consumada en Cristo. Nuestros ojos son abiertos, por el Espíritu Santo, para ver la luz del evangelio de la gloria de Cristo. Y contemplándolo, somos transformados -un anticipo de nuestra glorificación final. "Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como El es" (1 Juan 3:2).
Contemplen Maravillados a Jesucristo.
Por tanto, cuando usted se levante en la mañana, y antes de ir a la cama en la noche, y durante todo el día, contemple maravillado a Cristo, el desenlace en el teatro de Dios. Amén.
Referencias
- ↑ John Dillenberger, John Calvin, Selections from His Writings, p. 110. (John Dillenberger, Juan Calvino, Selecciones de sus Escritos, p. 110)
- ↑ John Dillenberger, John Calvin, Selections from His Writings, p. 95. (John Dillenberger, Juan Calvino, Selecciones de sus Escritos, p. 95
- ↑ Calvino escribe, “[nosotros] simplemente interpretamos la justificación como la aceptación con que Dios nos recibe a su favor como si fuéramos justos; y decimos que esta justificación consiste en el perdón de pecados y en la imputación de la justicia de Cristo” Institutes, (Los Institutos) III, 11, 2. Continúa diciendo: “[Se ha] demostrado, que sólo por la intervención de la justicia es que obtenemos la justificación delante de Dios. Éste es lo equivalente a decir que el hombre no es justo en sí mismo, sino que la justicia de Cristo le es comunicada por imputación, mientras él merece el cumplimiento estricto del castigo. Así se desvanece el dogma absurdo, de que el hombre es justificado por la fe, considerando que ésta le trae bajo la influencia del Espíritu de Dios por quien él es entregado justo. . . . Usted ve que nuestra justicia no está en nosotros mismos, sino en Cristo; que la única forma en que somos poseídos por ella es siendo participadores con Cristo, porque con él poseemos todas las riquezas. . . . Para declarar que somos estimados como justos, solamente porque la obediencia de Cristo nos es imputada como si fuera la nuestra propia, es correcto que ubiquemos nuestra justicia en la obediencia de Cristo” Ibíd., III, 11, 23.
- ↑ J. H. Merle D’Aubigne, Let Christ Be Magnified: Calvin’s Teaching for Today (Edinburgh: Banner of Truth Trust, 2007), p. 9. (J. H> Merle D’Aubigne, Que Cristo Sea Magnificado: Las Enseñanzas de Calvino para Hoy (Edinburgh: El Estandarte de la Verdad, 2007), p. 9
- ↑ D’Aubigne, p. 9
- ↑ John Calvin, Sermons on the Epistle to the Ephesians, p. xii (énfasis añadido). Juan Calvino, Sermones sobre las Epístolas de Efesios, p. xii
- ↑ Institutes, I, 5, 8 Los Institutos, I, 5, 8
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