Jonathan Edwards
De Libros y Sermones BÃblicos
Traducción por Alexandra Tapia
Por Ligonier Ministries Staff
sobre Biografía Cristiana
Una parte de la serie Tabletalk
SALMO 34:8
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian!
Nuestro estudio sobre los héroes de la historia de la iglesia concluye hoy día con una mirada al más notable filósofo y teólogo que los Estados Unidos haya producido. Jonathan Edwards, uno de los líderes del Primer Renacimiento Espiritual, fue un pastor que enunció y vivió una teología bíblica, pastoral y reformada.
Desafortunadamente, Jonathan Edwards, tal como John Calvin, ha sido en varias ocasiones injustamente representado, debido a su sermón “Pecadores en las manos de un Dios enfadado”, el cual contiene muchas representaciones del infierno y el tormento merecido por pecadores no arrepentidos. Sin embargo, enfocarnos en las descripciones del infierno es perder el punto central de este trabajo. Por ello, este sermón enfatiza la gracia y la misericordia de Dios que, si estamos en Cristo, nos evita el castigo que merecemos.
El pasaje bíblico de hoy trata los temas que fueron ampliamente discutidos por Edwards en sus escritos. Edwards habló sobre todo de la dulzura y excelencia de Jesús. El comprendió la justicia de Dios y. en consecuencia, entendió la belleza de Dios.
Edwards nació en 1703, hijo de un ministro educado en Harvard y de una madre profundamente creyente. Un niño inteligente que a los trece años escribió un ensayo sobre el comportamiento de la Araña Globo que los científicos continuaron admirando 200 más tarde, cuando empezaron a estudiar estas especies. Mientras fue estudiante en la Universidad de Yale, Edwards devoraba los escritos de John Locke, uno de los más grandes filósofos ingleses de todos los tiempos.
A la edad de 26, Edwards fue ordenado como pastor asistente en una iglesia Congregacional al Norte de Hampton, Massachussets. Fue en esta iglesia en los años 1734 – 35 que el primer renacimiento espiritual se propaga a través del Noreste y se vive el advenimiento de una transformación moral, religiosa y política de la sociedad.
Luego de veintitrés años de servicio, Edwards fue expulsado por su congregación, debido en gran parte a falsos rumores. A pesar de que más tarde se demostró que estos rumores eran mentiras, Edwards no regresó a la iglesia y en su lugar sirvió por 8 años como misionero para los Indios Americanos. Edwards murió en 1758 como resultado de viruela, pero no fue antes de que haya producido numerosos trabajos que continúan teniendo un impacto teológico tremendo en la iglesia.
Coram Deo
El gran legado que Edwards ha dejado en la iglesia es su enseñanza de la perfecta justicia de Dios y la insuperable dulzura de Cristo. Toma el tiempo para considerar hoy cuanto castigo merecen tu pecados y cuán benevolente ha sido Dios contigo. Con la Biblia en mano, medita en la dulzura de Cristo.
Pasajes de la Biblia para un mayor estudio
Salmos. 86:5; 100; 119:103; 145:9
Filipenses. 1:21–23
1 Juan 3:1a
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